¡Hola a todos! He aquí con un nuevo fic. Me encanta la idea de publicar historias en esta sección, así que, haré todo lo posible para publicar más (si ustedes me aceptan claro está. *w*). ¡Bien! volviendo al tema original, esta idea viene rondando por mi cabeza desde hace rato y poder concretarla me hace muy feliz.
Disclaimer:Ningún personaje que aparezca en este fic me pertenece. Todos son propiedad de su respectivo dueño.
Aclararo lo importante, volvamos con el fic. ¡Espero les guste!
—Dilo.
—¿Uh?
—Dilo.
Sonic sostuvo su Chilli Dog, y antes de poder degustarlo, preguntó: —¿Qué quieres que diga?
—Dilo.
—Amy ¿Qué estás…?
Ella infló sus mejillas en un claro gesto de molestia. —Di que lo prometes. Di que prometes no olvidarte de esta cita. ¡Es muy importante!
—¿Cita…?
—Sí. Cita.
—¿Qué cita?
—La cita que tendremos los dos. —respondió como si se tratase de lo más obvio del mundo.
«No recuerdo haber aceptado. » Pensó para sus adentros sin despegar sus ojos de la peli-rosada. «Pero… no creo que sea una opción rechazarla. » Sabía perfectamente cuales serían las consecuencias de su respuesta negativa: sus ojos ya no serían verdes, pasarían a ser morados
Amy Rose mordió nerviosamente su labio. —Sonic. —le llamó al ver que intentaba alejarse—. Hace unas semanas atrás, ingresé a un concurso y gané el primer premio. ¡Una cena gratis en el restaurante más elegante y romántico de toda Station Square!
—¿Y a mí que…? —murmuró más para sí que para su compañera; buscó la ayuda de alguno de sus amigos, pero éstos no parecían querer "rescatarlo".
Tanto Tails y Knuckle le dieron una mirada que decía: "Estás solo en eso".
—¡… estoy muy emocionada por esto! —continuaba con un brillo especial en sus ojos verdes—. Y tú debes acompañarme Sonic. ¿Qué dices?—. Aproximó su cuerpo, irrumpiendo en el espacio personal del peli-azul, y esperó por una respuesta.
Cada fibra de su cuerpo se tensó. ¡No esperaba que ella se le acercara así! —¡¿E-eh….?! ¡Y-yo…!
—¡Entonces está todo decidido!—. Con un ágil salto bajó del sillón y dio un grácil giro sobre su propio eje. —Lo prometiste, no puedes negarte ahora—. Sonrió satisfecha. —Te veré allí a las 19:00 en punto. No tardes ¿de acuerdo?
«¡¿Será que puedo decir algo?! » Sonrió nerviosamente, temiendo las reacciones de Amy. —A-Ames… yo…
—¿Estas ansioso como yo? Lo sé, sé que una cita puede hacerte sentir de esta manera. ¡Pero no te preocupes Sonikku! Nos divertiremos mucho—. Buscó en el interior de su bolso un papel arrugado y se lo entregó al erizo. —Aquí está la dirección, y también el horario por si lo olvidas. —dijo con una sonrisa—. Estaré unos cinco minutos antes por si acaso, solo diles que eres mi acompañante ¿Entendido?
—Amy…
—Pregunté: ¿Entendido?
Sin quererlo o no, Sonic terminó asintiendo de manera inmediata. Su garganta estaba seca y ninguna palabra parecía querer escapar; podría enfrentarse a cualquier enemigo, salvar el mundo y derrotar al Dr. Eggman ¡pero ningún mal podía compararse con la furia de Amy Rose! Y Sonic era listo ─muy listo cabe aclarar─ como para desatar la ira de esa eriza que tanto lo admiraba.
—Muy bien—. Sonrió satisfecha. —Todo acordado—. Sin perder aquella expresión, volteó su rostro en dirección al pequeño reloj colgado en la pared. —¡Oh! Ya es muy tarde y todavía debo arreglarme para la cita de hoy.
—¿Tarde?—. Era la primera vez que Knuckle decidía intervenir. —¡Pero si apenas es mediodía!—. Pero antes de que pudiera continuar con sus quejas, una cartera se estrelló contra su rostro.
—¡Tú no te metas! —gritó furiosa—. Por supuesto que es tarde, tengo que lucir perfecta para la cita de hoy ¡Hay que estar bien preparada!
—Mujeres. —murmuró bajito; y esta vez, lo que se estrelló contra su rostro fue un pesado martillo.
La mueca de disgusto que adornaba su faz, desapareció rápidamente. —De todas formas ya debo irme ¡Tengo mucho, mucho por hacer!—. Con ese andar femenino, tomó su cartera y martillo para luego obsequiarles a todos una enorme sonrisa. —Nos vemos luego ¡en especial a ti Sonikku!
Al momento en que la eriza rosada desapareció de la habitación ─y posteriormente de la casa─ la tensión del ambiente se esfumó y a coro, los tres amigos suspiraron.
—¡Esa loca!
—Creo que estás en un grave problema, Sonic.
Apretando los dientes con fuerza logró levantarse del suelo. —¡Esa chiquilla está loca! ¡Completamente loca! —vociferó en un tono alto—. Tendré una marca en la cara por todo el mes.
Tails vio como el equidna masajeaba con suavidad la zona afectada por el poderoso martillo de Amy. —¿Qué harás Sonic?
—¿Hacer con qué?
—Con la cita de Amy.
Sonic sonrió, se encogió de hombros y con dos grandes mordidas se acabó su comida. Llevó ambos brazos detrás de su cabeza a la par que tarareaba su canción favorita, la postura despreocupada y relajada llamaba demasiado la atención.
El pelirrojo olvidó sus lamentos momentariamente. —¿Y bien? —preguntó—. ¿Qué hará este cretino?
—¡Oye! Cuidado con lo que dices. —ultimó cortante pero en un tono ligeramente divertido, para luego volver a su postura "desestructurada".
El zorrito sonrió nerviosamente. —Podría decirse que irá a esa cita. Sonic ¿estás seguro que no te olvidarás de la cita?
—¡Claro! Me ofende tu desconfianza.
—A decir verdad, no tienes un buen historial con respecto a las citas de Amy…
—Oye, oye. Te preocupas demasiado Tails, prometí ir y es lo que voy a hacer—. «Aunque, no lo haya prometido concretamente. » —Relájate. —decía mientras sus labios se curvaban hacia arriba. Se recostó mejor en su sofá—. Todo va a salir bien.
Tanto el zorro como el equidna no se veían muy confiados por las palabras del erizo.
—Cinco Rings a que vuelve a dejarla plantada.
—No quiero apostar, pero estoy seguro que eso sucederá.
Sonic no respondió, solo atinó a lanzarles su plato de porcelana.
El tiempo trascurrió igual para ambos implicados en la cita, solo que cada uno decidió aprovecharlo a su manera; y no era de sorprender los métodos que eligieron para pasar el tiempo.
Varias horas después, luego de un relajante baño, una sesión de maquillaje y peinado, Amy Rose se sentía completamente preparada para la reunión con el hombre de su vida; tomó una pequeña respiración y dio un paso hacia adelante, permitiendo que la conejita de vestido anaranjado y brillantes ojos castaños pudiese observarla.
—¿Y-y-y bien? ¿C-c-cómo estoy…?
—¡Amy estás bellísima! —exclamó emocionada mientras que Cheese coreaba "¡Chao chao!".
La eriza de pelaje rosado se sonrojó levemente, una pequeña y tímida sonrisa apareció en su rostro. ¡Qué vergüenza la que sentía! Si bien ella era coqueta y femenina, que su joven amiga la halague con emoción y sinceridad le avergonzaba, y mucho; con sus manos temblorosas peinó suavemente sus púas, en un claro gesto de nerviosismo.
—¿T-tú crees que así le gu-guste a Sonic?
—¡Por supuesto! El Sr. Sonic quedará encantado de verte ¿No es cierto Cheese?—. El Chao revoloteó a su alrededor para terminar en los brazos de su dueña.
—¿En verdad lo crees?—. Recibió un asentimiento como respuesta. —Qué alivio.
Con unos ligeros pasos, se aproximó hasta el espejo en la pared y contempló su reflejo; decir que quedó sin aliento al verse era poco; sin creer que fuera ella misma: un vestido carmín de escote corazón y corte lateral ─dejando ver su pierna derecha─, con mangas largas de color blanco hasta las muñecas y un cuello alto, con el detalle de una rosa a la altura de la cintura. Su diadema rojiza, sus guantes favoritos y unos zapatos de tacón a juego.
—Lo mejor es que estoy acorde con el restaurante. ¡No puedo esperar a estar allí!—. Dio un giro sobre sí misma, viendo como la falda se movía a su par, e hizo al detenerse una última pose. —Prepárate Sonic ¡Que esta noche, Amy Rose te conquistará! —exclamó levantando un puño en alto.
—¡Vamos Amy! Tú puedes—. Cream y Cheese la imitaron; puesto que ambos deseaba el triunfo amoroso de la eriza.
La peli-rosa sonrió complacida, con un ligero brillo especial en los ojos, y los abrazó a ambos con cariño y fervor. —No saben cuánto lo aprecio. En verdad, muchas gracias. —dijo en un murmullo que solo ellos pudieran escuchar—. Espero que su suerte me ayude.
Unos suaves golpes contra la puerta se oyeron de repente. Y los tres individuos voltearon su rostro en aquella dirección.
—¿Cream? ¿Amy? ¿Están ahí dentro? —preguntó una voz dulce y calmada antes de que su dueña ingresara a la habitación—. ¡Oh! Aquí están, me alegro haberlas encontrado—. Vanilla sonrió amablemente antes de continuar. —Ya son las 18:00 en punto ¿Quieren acompañarme para el té?
Amy dio un pequeño salto al oír las palabras de la coneja mayor. —¡Oh cielos! ¡Falta una hora para la cita! Creo que ya debo irme.
—¿Estás segura querida? ¿No quieres tomar algo?
Negó con la cabeza. —No gracias. Ya han hecho muchas cosas por mí, se los agradezco de corazón… pero será mejor que me vaya ahora si quiero llegar puntual. —dijo con una sonrisa—. No se preocupen por mí.
Vanilla suspiró. —Está bien. Solo asegúrate de cuidarte ¿sí?
Un tenue sonrojo apareció en sus mejillas. —Lo haré. —murmuró—. Adiós Cream, adiós Cheese, adiós Vanilla. —saludó a cada una antes de partir rumbo a su destino; la conejita como el chao se despidieron efusivamente mientras que la coneja adulta solo sonrió, esperando a que la eriza estuviera bien.
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El individuo que debía acompañar a la eriza ¡No estaba preparado aún! ¿Pero cómo era posible? Si debía estar listo y había tenido el tiempo suficiente para hacerlo... Porque ahora, Sonic the Hedgehog estaba durmiendo plácidamente en su sillón luego de haberse llenado el estómago con su platillo favorito; llenarse es decir poco ¡el desgraciado había comido Chilli Dogs como si fuera el último día de su vida! Hasta podía apreciarse una pequeña hinchazón en su vientre plano ─que ahora no estaba tan plano cabe aclarar─.
Su mejor amigo, el inteligente zorrito de dos colas, miró el reloj con cierta tristeza. Suspiró. —Faltan diez minutos para las siete.
El equidna rojo rascó nerviosamente su cabeza. —Sabía que esto iba a suceder, ¡Ja! Ahora Amy lo matará.
—¿Deberíamos despertarlo?
—Esa es una excelente idea—. Dicho esto, Knuckle corrió rumbo a la cocina y al regresar traía consigo una jarra repleta de agua ¡hasta incluso había llegado a gotear en el suelo! —Esto será increíble.
Tails pudo sentir como el sudor frío descendía por su frente. —Creo que esto no terminará nada bien.
El peli-rojo contuvo una carcajada y manteniendo un agarre firme, vertió todo el líquido en la cara del erizo dormido ¡con total impunidad!
Ese sí que era un amigo.
Su primera reacción fue dar un ágil salto y aterrizar brusca y torpemente en el suelo. —¡No agua no, que no sé nadar! ¡Ayuda! —gritó al mover los brazos de un lado al otro como si estuviera tratando de nadar; fueron alrededor de cinco segundos lo que duró aquel lloriqueó. «¿Uh? ¡¿Pero qué…?! » Llevó una mano hasta la altura de su rostro y sintió una gran cantidad de humedad en todo la zona.
—¡Hasta que al fin despiertas!
—Es bueno verte Sonic.
El erizo parpadeó. Aguardó unos segundos hasta que todo a su alrededor se veía mucho más claro. —¡¿Qué les pasa a ustedes dos?! —demandó levantándose con rapidez y encarándolos a ambos—. ¡¿Qué acaso quieren matarme o qué?!
Knuckle evitó poner los ojos en blanco. —Ni que fuera tanto… Solo fue un poco de agua para despertar al erizo durmiente.
—¡Idiota! Rouge tiene toda la razón al decirte que eres un cabeza hueca.
—¡Repíteme eso!
—¡Idiota, cabeza hueca!
—¡Tú te lo buscaste!
Antes de que se armara a hecatombe. La voz de la razón, en este caso Tails, decidió intervenir. —Hey, hey. Ya basta los dos, pelear no solucionara nada—. Usó sus brazos y manos para formar una especie de "barrera" entre los dos. —Knuckle, reconoce que fue una pésima idea despertar a Sonic de forma…
—¡¿Eh?! ¡¿Ahora es mi culpa?!
—¡Ja! En toda tu cara, cabeza de nudillos.
—Y en cuanto a ti Sonic—. El erizo se tensó ante la mirada firme del zorro. —Knuckle solo quería ayudar—. El otro bufó ante aquella respuesta. —…después de todo, te quedaste dormido toda la tarde y estás a punto de llegar tarde a la cita de Amy.
Los ojos de Sonic se abrieron como platos y la sorpresa se vio reflejada en su rostro. —¡¿EH?! Oh, no, no, no. ¡Esto es un gran problema! Amy me matará. —se decía a sí mismo mientras se tomaba por la cabeza.
—Sonic…
Tomó por los hombros a su mejor amigo y comenzó a sacudir su cuerpo con fuerza. —¡Demonios Tails! ¡¿Qué se supone que haré!? ¡Ella me matará, ella me matará, ella me matará! —gritaba alterado—. ¿Cómo me salgo de esto? ¡¿Cómo?! ¡Piensa Tails! ¡Piensa! Que para eso eres el listo del grupo…
Al ver como el más joven de los tres era tratado como un muñeco de trapo, Knuckle tronó sus dedos y golpeó, certeramente, la cabeza del héroe de Mobius. Causando que éste cayera al suelo y liberara al zorrito amarillento.
—Gr-gr-gr-gracias-s-s… —dijo como pudo, aun con un ligero tembleque en el cuerpo.
El peli-rojo sonrió. —No hay problema.
Cubriéndose el rostro, y sin tener el más mínimo deseo de levantarse del suelo, Sonic comenzó a sollozar. ¡Qué cruel destino del héroe que todos amaban! Terminaría siendo asesinado por las manos ─o en este caso martillo─ de una de sus más fieles seguidoras. ¡La exageradamente aterradora Amy Rose! Ella lo mataría, eso era seguro: Eggman cumpliría su cometido, el mundo caería en desgracia y lo peor ¡Los Chilli Dogs correrían peligro de extinción!
¡Y eso sí que no podía permitirlo!
«Pero… por más que quiera hacer algo ¡no podré salvarlos! Lo siento, lo siento tanto. » Decía en su cabeza sin dejar de lamentarse; el trágico escenario que había creado en su mente, superaba a cualquier drama escrito que se haya hecho sobre la faz de la tierra.
El guardián de la Master Esmerald suspiró. —Hey, ya basta. Ya deja de llorar. —murmuró al patear suavemente el cuerpo del erizo en el suelo.
—No estoy llorando, solo me estoy lamentando por lo inevitable y de mis ojos deciden brotar gotas de agua.
—¡Vamos Sonic! Levántate y ve a la condenada cita.
—¡Pero si llego tarde, Amy me matará!
—Créeme, será mucho peor sino vas.
Sonic fulminó con la mirada a Knuckle antes de levantarse del suelo y limpiar los restos de "polvo" de su cuerpo. —Eso no es… para nada alentador—. El equidna solo se encogió de hombros y sonrió.
—Míralo de esta forma Sonic, será peor para Amy si no vas a la cita. Es mejor que vayas y te disculpes por haber llegado tarde. ¿No crees que eso sería lo mejor?—. El peli-azul suspiró. —De todas formas, no creo que Amy se enoje si llegas un poco tarde.
Una leve sonrisa apareció en su rostro. —Tienes razón. —murmuró—. ¡Bien! Será mejor que me vaya pronto—. Comenzó a hacer un veloz calentamiento. —Entre más pronto llegue, más pronto podré darle fin a esa dichosa cita.
—Sonic. —dijo el nombre de su amigo en un tono de advertencia; puede que lo aprecie mucho, pero la eriza también era su amiga.
Rió por lo bajo ante el ceño fruncido del zorrito. —Es broma Tails, relájate.
Buscó el papel con la dirección y al encontrarlo, partió rumbo al restaurante.
Mientras tanto…
Amy Rose esperaba pacientemente la llegada de su príncipe azul; Aquel héroe que la rescató siendo una niña y que le estaba eternamente agradecida; sus dedos tamboreaban contra el mantel blanco mientras que su otra mano sostenía su rostro. Un suave suspiro escapó de sus labios y con la mirada cubierta por un velo de tristeza miró en todas direcciones, encontrándose con muchas parejas ¡Todos ellos se veían tan felices y enamorados! ¿Por qué ella no podía verse así junto a Sonic?
«Creí que… sería diferente. » Pensó con cierta nostalgia y melancolía. ¡Vaya ilusa! El erizo azul nunca había hecho caso a todos sus intentos por conquistarlo. «En verdad… quería esta cita con Sonic. » —Esperaré un poco más. —murmuró más para sí que para otra persona; en todo caso ¿quién querría escucharla a ella? Si todos los presentes estaban en su propio mundo… en su propio mundo, pero acompañados.
El erizo por el cual Amy lloraba internamente no se encontraba muy lejos…
Sonic apresuró más y más el paso. ¡Demonios! ¡¿Por qué no podía llegar de una buena vez?!
Eso solucionaría todos los problemas.
«Más rápido, más rápido. » Coreaba en su mente. Dio una fugaz mirada a la dirección escrita en el papel y volvió a centrarse en llegar. ¡Eso no era un problema! Después de todo, él era Sonic the Hedgehog ¡la criatura más veloz! «Si no llego Amy me mata, si no llego Amy me mata. »
¡Y él era mucho más veloz si tenía una meta bien en claro!
—¡Jo jo jo jo jo!—. Una carcajada, estruendosa carcajada, había llegado hasta los oídos del erizo. —Vaya, vaya, vaya. ¡Pero miren a quien tenemos aquí! La rata más rápida del mundo.
Freno de golpe y se giró sobre sí mismo ¡todo para obsequiarle una de sus sonrisas más descaradas a su archirrival. —¡Oh! Eggman, cuanto tiempo sin vernos. —dijo adoptando una pose de total despreocupación—. ¿Qué te trae por aquí? ¿Será que buscas un asilo para ancianos? No te preocupes, te acompañaré hasta uno si quieres.
El hombre de gran bigote apretó los dientes. —¡Cierra la boca! Que esas palabras solo te ayudan a cavar tu propia tumba.
El erizo solo bostezó.
—Tus ojos podrán ver ¡lo que el gran Ivo Robotnik puede hacer!
—Además de aburrirme….
—Ríete mientras puedas. —ultimó con una sonrisa malévola en el rostro, antes de oprimir un botón rojo en el tablero y activar su más reciente invento ¡Un robot mil veces más poderoso que los anteriores!—. ¡Admira mi obra maestra!
Sonic sonrió. —Veamos lo que este chico puede hacer. —mencionó antes de comenzar con la batalla.
¡Ahora Eggman verá quien es Sonic the Hedgehog!
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Y Amy Rose también descubrió quien era Sonic the Hedgehog.
«No llegó. » Pensó con resignación al ver como la vela que iluminaba su mesa se apagaba, no sabía si era por su suspiro o por el frío de la noche. «Ya me lo suponía. » Con aquella mirada triste en el rostro, se levantó del asiento y abandonó el restaurante, no sin antes despedirse y agradecer la amabilidad a los encargados y meseros del lugar.
Con la manga del vestido se quitó todo el maquillaje del rostro. Había tardado tiempo en producirse y solo para que él la mirase.
«En parte es mi culpa… ¿por qué le sigo si no se ve interesado? » Frunció levemente el entrecejo manteniendo su mirada en la nada. Cruzó los brazos a la altura de su pecho. —Tonto Sonic, siempre termina preocupándome.
Tan concentrada estaba en sus pensamientos, que no tomó consciencia al lugar a donde se dirigía…
«¿Un parque? » Ver a algunas personas transitar por aquel lugar la desanimo un poco. «No, no. Lo que menos quiero es ver parejas felices. » Mordiendo su labio inferior, dio media vuelta y continuó con su camino hacia casa; pero mientras lo hacía, sus oídos llegaron a distinguir algunas frases…
—¡Sonic volvió a salvarnos!
—Escuché que Sonic logró detener al Dr. Eggman antes de que llegase a Station Square.
—¡Él es increíble! ¡Nuestro gran héroe!
Amy sonrió débilmente. «Ahora todo tiene sentido. » Esos dichos de la gente le hicieron sentir feliz, aunque fuere por unos momentos. «Sonikku puede salvar a todo el mundo, pero, a mí no me salva de esta tristeza. » Un pequeño bufido brotó de sus labios. ¡Que más daba! Él no llegó a tiempo; aunque una parte de ella tenía la esperanza de que ese fuera el motivo de su ausencia.
Sonrió tristemente.
Él salvaría el mundo mientras que ella… ella miraba desde lejos.
Una fría brisa la hizo estremecer, se abrazó a sí misma con más fuerza y suspiró. Puede que su molestia estuviera disminuyendo, pero, eso no deshacía la tristeza que sentía; continuó caminando mientras trataba de aclarar sus pensamientos: ¿Debía o no enfadarse con Sonic?
No sabía qué hacer.
Desvió la mirada hacia el cielo, como si tratara de encontrar una respuesta allí, y sus labios terminaron curvándose hacia arriba: El firmamento estaba cubierto por millones de estrellas. ¡Todas tan brillantes! Que fueron capaces de hacerle olvidar sus problemas por el momento; hasta que algo llamó demasiado su atención.
—P-pero si es… ¡Una estrella fugaz! ―exclamó emocionada. ¡Amaba mucho las estrellas! «¡Rápido! Debo pedir un deseo. » Detuvo sus pasos, cerró suavemente sus ojos y llevó ambas manos a la altura de su pecho.
Pero por más que tratara y tratara ¡Nada parecía llegar a su mente! Hasta que, sus pensamientos dieron un giro completo y terminó pensando en cierto erizo de pelaje azul.
―Lo que yo deseo…―. «¡Deseo que Sonic entienda como me siento! » Completó en su mente antes de descubrir sus ojos verdes y contemplar el firmamento estrellado.
Amy rió divertida. ¡Estaba siendo muy infantil!
Con una de sus manos se golpeó ligeramente la cabeza. Un gesto totalmente infantil. «¡Que tonta eres Amy! Como si una estrella pudiera solucionar mis problemas. » Pensaba sin contener la sonrisa en su rostro. «Será mejor que regrese a casa. »
Tenía mucho que pensar.
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Al despertarse la mañana siguiente lo hizo con una gran sonrisa
No sabía por qué, pero Amy se sentía mucho mejor a comparación de la noche anterior. Más relajada, y sobre todo más tolerante; sabía que Sonic no la decepcionaría, ni mucho menos olvidaría una cita, y el motivo de su ausencia se debía a Eggman. ¡Siempre tratando de molestar a los demás! Lo bueno de todo ello, es que ese viejo gordo y fastidioso ya no atormentaría la ciudad.
Se levantó de la cama para dirigirse hacia la ventana y correr las cortinas, sintiendo sobre su cara los cálidos rayos del sol.
«Este será un buen día. » Pensó para sí misma, sin tener la más mínima intención de deshacerse de la sonrisa de su rostro.
Se vistió rápidamente, tomó un breve desayuno y corrió hacia la casa de su mejor amiga, Cream the Rabbit. Llamó a la puerta y mientras aguardaba pacientemente acomodó la falda de su vestido rojizo; solo debió esperar unos cinco minutos, hasta que la pequeña coneja apareció.
—¿Uh? ¡Amy! No esperaba verte tan temprano. —exclamó sonriente a la par que el chao se situaba en su cabeza.
La eriza sonrió. —Buenos días Cream. —dijo con amabilidad—. El día está hermoso ¿no lo crees?—. La más joven asintió sin comprender demasiado. —Estaba pensado en hacer un pastel y obsequiárselo a Sonic por no asistir a la cita de ayer.
Los ojos de la coneja se abrieron de golpe. —Amy, perdona pero… ¿Di-dijiste… cita?
—Sí Cream. ¿Qué no te acuerdas? Ayer iba a tener una cita romántica con Sonic, pero él no llegó a tiempo. —decía en un tono desanimado—. ¡Pero luego supe que se debía a que Eggman estuvo metiendo las narices donde no debía! Así que, pensé en el pastel y que sería un lindo detalle de mi parte, solo para compensar la salida fallida.
—E-e-entiendo…
—¿Podrías ayudarme?
—O-oh. Por su-supuesto Amy… solo que…
—¿Solo qué…?
Cheese voló de la cabeza de su dueña y aterrizó en sus brazos, mientras que ésta miraba nerviosamente a su amiga. —E-e-es solo q-que es un tanto extraño que tú planees hacer algo por el Sr. Sonic.
—¡No es extraño!—. Infló sus mejillas en un gesto de molestia. —Siempre estoy haciendo cosas para sorprender a mí querido Sonic.
—S-sí pe-pero…
Posó uno de sus dedos en los labios de la menor. —¡Ni una palabra más!—. Dio un guiño coqueto. —¡Vamos Cream! Será divertido, además, a ti te gusta cocinar y prometiste ayudarme.
Cream suspiró al ver que no tenía otra alternativa. —De acuerdo Amy, lo haremos a tu modo. Aunque… todo me parece muy extraño. —decía con una sonrisa nerviosa. La pequeña criatura solo atinó a responder "¡Chao chao!".
La sonrisa en el rostro de la eriza creció notoriamente ¡Todo estaba saliendo como lo había planeado! Y estaba segura que el resto del día sería mucho mejor, tal vez sea la intuición pero algo se lo decía: este sería uno de los mejores días de su vida.
Entre risas, chistes y alguna que otra mancha, el grupito de tres logró cumplir su cometido; con un poco de ayuda de Vanilla, claro está.
¡Un sabroso pastel de fresas!
Amy y Cream se miraron mutuamente, dejando escapar breves suspiros. Lo había logrado, y ahora llegaría la prueba de fuego; ambas se despidieron de Vanilla ─prometiendo regresar temprano─ y con el postre perfectamente empaquetado se encaminaron al taller de Tails.
Tal como esperaban, no había nadie en los alrededores, ni mucho menos en las afueras de la casa. Pero ello no era un problema, la eriza ingresó fácilmente a la vivienda y junto con su amiga se dirigieron a la única habitación en donde podrían encontrar a quienes buscaban.
Y efectivamente, encontraron allí a uno de ellos.
El pequeño zorrito parecía estar entretenido con el motor del Aeroplano, reparándolo tranquilamente. ¡Pero eso se acabaría ahora! Ellas acababan de llegar y tendrían la completa atención de su amigo.
La conejita anaranjada estuvo a punto de llamarlo, sin embargo, su mejor amiga tenía otra idea en mente.
Tomó una gran bocanada de aire antes de gritar: —¡Buenos días Tails!
Dejando escapar un gritito de sorpresa, el zorrito voltea su rostro y mira sorprendido a ambas. —¡Casi me matan de un susto! —exclamó llevando una mano hasta su pecho y dejando caer la llave maestra.
Amy saca su lengua en un gesto de burla. —Lo sentimos Tails.
Él suspira. —Ya no importa—. Toma una pequeña respiración antes de continuar. —Bueno ¿Qué las trae por aquí? En especial a ti Amy, no vienes muy seguido a este lugar.
—¿Eh? ¿Algo?—. Frunció el entrecejo. —¿De qué rayos estás hablando Tails? ¡Si yo siempre vengo aquí para ver a Sonic!
—¿Lo haces?
—¡Por supuesto!
—Amy yo…—. Dio una breve mirada a la coneja en busca de ayuda, pero ésta solo se encogió de hombros; Tails aclaró su garganta. —Discúlpame por lo que dije, no era mi intención hacerte enfadar.
Sus labios se curvaron en una sonrisa. —¡Okay! Te perdono porque eres mi amigo. —dijo sinceramente—. Por cierto ¿Has visto a Sonic? Preparamos un rico pastel para él.
Tails parpadeó sorprendido. —B-bueno… creo que llegará pronto. F-Fue con Knuckle a Angel Island, aunque no e-estoy seguro por qué…. —decía rascándose suavemente la mejilla derecha.
—Oh—. Su rostro se había entristecido, pero solo duró unos segundos. —¡Está bien! Lo esperaremos aquí ¿verdad Cream?—. La coneja asintió. —¿No te molesta verdad?
Él negó con la cabeza antes de continuar con la reparación del motor.
—Ven Cream, esperemos en la sala. —le dijo a su mejor amiga. La coneja asintió y caminó hasta aquella habitación con el pastel en brazos—. ¡Oye Tails! Deja eso. —ultimó al tomarlo por el brazo, obligando a que detuviera sus acciones.
—¡Whaa-ah! ¡Amy!
Ella comenzó a arrastrarlo, sin importarle demasiado su opinión. —Luego continúas con tus cosas.
—P-pero…
—¡Nada de peros!—. Al llegar a destino lo soltó y con su mano libre señaló un asiento. —Ahora, te sientas allí y esperas a que nosotras terminemos. ¿Entendido?—. El zorrito intentó replicar, pero la mirada fulminante que le dedicaron fue suficiente para hacerle callar. —¡Muy bien! Cream, ve por algunos platos y cubiertos mientras que yo desenvuelvo el pastel.
La conejita asintió de inmediato a la par que la eriza comenzaba con su labor.
—Amy.
Escuchó su nombre y volteó su rostro. —¿Sí? ¿Qué ocurre?
—N-no qu-quiero parecer indiscreto, pero ¿P-por qué le haces un pa-pastel a Sonic?
—Oh, eso—. Se encogió de hombros y continuó. —Solo quería tener un gesto lindo con Sonic ¿Acaso eso es malo?
—¡N-no! ¡Po-por supuesto que no! —gritó de repente—. S-s-solo q-q-que… e-es un po-poco e-extraño.
«¿Extraño? Primero Cream y ahora él. ¿Qué tiene de malo que decida ser cariñosa con mi querido Sonic? » Pensó para sus adentros. —La verdad… es que, quería una especie de compensación.
—¿Compensación?
—La cita de ayer fue un desastre. Eggam apareció y Sonic no pudo llegar a tiempo… —murmuró con tristeza, más su tono alegre regresó—. ¡Pero eso ya no importa! Si Sonikku acepta este pastel ¡Será como tener otra cita con él!—. «Salvo que están todos nuestros amigos, pero eso no es un problema. » Completó en su cabeza.
—¡¿Ci-cita?!—. Sus ojos se veían desorbitados. —¿Q-qué ci-cita?
—Sí Tails. Cita.
—P-pero… ¿c-con qu-quien…?
—¡Pues con Sonic! ¿Con quién más voy a tener una cita?
Antes de que Tails pudiera replicar a ello, el ruido de una puerta cerrándose, junto con las pisadas de alguien, interrumpieron la conversación.
—¿Tails? ¿Estás aquí? Creí que estarías en el taller.
Los ojos verdes de la eriza brillaron con emoción. «¡Finalmente está aquí! » De un salto se levantó de su asiento y dejó sobre la pequeña mesa el plato y cuchillo. Acomodó su falda y peinó fugazmente sus púas, aguardando a que él apareciera y al hacerlo solo pudo correr. —¡Sonikku!
El erizo de pelaje azul volteó su rostro y contempló sorprendido a la persona que se le acercaba. —¿A-A-A-Amy…?
—¡Sonikku!—. Saltó hasta él, envolviendo los brazos alrededor de su cuerpo. —Te extrañé mucho, Sonikku—decía en un tono enamoradizo—. Y por eso vine aquí. ¡Me alegra tanto poder verte!
Amy levantó su rostro y observó el rostro de su amado héroe. ¿Era su impresión o él se encontraba todo sonrojado? ¡Esta parecía tener el tono de Knuckle! Y tuvo el presentimiento que algo andaba mal… muy mal.
—¿Sonic?
El peli-azul sonrió alegremente y sin decir más, estrujó entre sus brazos el cuerpo de la eriza, levantándola en el aire. —¡Oh Amy! ¡No sabes cuánto tiempo esperé por este momento! —exclamó felizmente—. Siempre supe que terminarías aceptándome, por más que todos me dijeran lo contrario ¡Sabía que te enamorarías de mí como yo lo hice de ti!
La mente de Amy se puso en blanco al oír la última frase. «¿E-eh? ¿Q-qué dijo…? » Un pequeño quejido brotó de sus labios ¡Sonic estaba abrazándola con mucha fuerza!
—¡Por fin tú y yo estaremos juntos!
—S-Soni-nic…
—Nuestro amor durará para toda la eternidad…
—¡So-Sonic…!
—¡Nada ni nadie-!—. Un golpe en la cabeza le hizo callar, además de soltar a su "amada" eriza.
Knuckles sonrió levemente. —Oye Romeo, déjala respirar. Terminarás quebrándola en mil pedazos. —dijo en un tono de burla mientras veía como Tails y Cream ayudaba a que Amy se levantara del suelo.
La peli-rosada tosió levemente ¡Sentía todo su cuerpo adolorido! Y por poco se queda sin aire en los pulmones. Al tener el cuerpo firme sobre sus dos piernas, miró un tanto preocupada al héroe de Mobius. ¿Será que estaba enfermo? ¡Él nunca la trató así! «Desde que conozco a Sonic, él nunca me ha abrazado… a menos claro, esté tratando de salvarme del peligro. »
Aquí había algo extraño.
Bastaron unos segundos para que Sonic pudiera estabilizarse. —Knuckle ¡cabeza de nudillos! ¡¿Por qué te metes en donde no te llaman?! —gritó en medio de un lloriqueo—. ¡Amy!—. Con ayuda de su super velocidad, tomó en sus brazos a la eriza para abrazarla. —No le hagas caso a ese idiota ¡Yo nunca podría lastimarte!
Un sonrojo se posó en sus mejillas. ¿Era cierto que su querido Sonic la estaba abrazando a ella?
La dejó en el suelo y sujetó su rostro para que lo mirase fijamente. —¡Amy! Siempre te protegeré—. Le sonrió. —Prometí que estaría a tu lado desde el instante en que nuestros destinos se entrelazaron ¡No dejaré que otra persona te tenga!
Por su parte, la peli-rosada no podía hablar. Era como si hubiera perdido la capacidad del habla «¿E-es… un sueño, verdad? ¿Aún estoy soñando? » Se preguntaba a sí misma, sabiendo que no obtendría una respuesta en el momento.
—Después de todo, soy Sonic the Hedgehog. El héroe de Mobius ¡Y novio de Amy Rose! —finalizó con un guiño coqueto, para luego comenzar a llenar de besos el rostro de la eriza; sin importarle demasiado que sus amigos estuviese observando algo divertido la escena.
Amy abrió sus ojos de golpe, aun siendo besada hasta en el más recóndito rincón de su rostro, y un repentino sentimiento de pánico se apoderó de su cuerpo. «¡¿EH!?» Su corazón palpitó contra su pecho a un ritmo acelerado y un furioso sonrojo se adueñó de sus mejillas. «¿E-eh? ¿C-c-cómo…? ¡¿…Di-dijo no-novio?! ¡¿D-di-dijo qu-que e-es mi no-novio?! » Y el repentino beso que sintió en sus labios empeoró su estado. «¡¿SONIKKU ES MI NOVIO?! » Gritó en su mente ─puesto que sus labios estaban ocupados─ completamente aterrada.
¡¿Qué demonios estaba sucediendo aquí?!
Desde ya, muchas gracias por llegar hasta aquí. n_n ¿Y bien? ¿Qué les pareció?
En verdad, espero que haya sido de su agrado y trataré de actualizar lo antes posible; todo comentario es bien recibido. Cualquier cosa que tengan para decirme será aceptado, estaré ansiosa por saber su opinión.
Nos vemos luego. ¡Cuídense mucho!
Atte: Canciones de Cuna.
