Hola a todos, y gracias a los que se dignan de leer esta modesta historia. En primer lugar quiero contar que este es el primer fic exclusivamente mío que he publicado - y que probablemente llegue a publicar - pero no es el primero que escribo. Tengo varios, principalmente songfics y one-shots, pero todos los escribí sólo para placer mío. Pero este es ligeramente diferente y por eso quiero explicarles. Estaba hace varios años haciendo un trabajo para la universidad y una frase vino a mi mente, la escribí y sin darme cuenta ya eran una sucesión de frases que dieron vida a este primer capítulo. Siempre que escribía una historia, sabía exactamente qué quería escribir, pero esta fue diferente; sólo nació así que estoy a ciegas sobre qué pasará después. Mi usb estaba lleno y como estaba en la universidad y no tenía dónde guardarla, la publiqué. Así nació "El Destino de un Corazón Roto", sin la menor intención de que alguien la leyera (aunque tampoco pretendo que alguien lea esta). Hace un par de días me entró la necesidad de leer un fic y al entrar a mi cuenta, encontré esta historia y como fue feriado en mi país, aproveché los descansos para retomarla. Como no recuerdo para nada de qué trataba en aquella ocasión, tuve que darle un vuelco distinto, cambiarle el título y editar algunas partes, pero en esencia es lo mismo que quería decir aquella vez, 9 años atrás.
Si alguien llega a leer esto, gracias. Y si es muy terrible, por favor díganmelo. No escribo absolutamente nada en los últimos 5 años y este es uno de mis intentos desesperados de no sentirme tan "adulta".
Disclaimer: Harry Potter y toda su mancha pertenecen a una señora que se jacta de llamar "psicóticos" a quiénes no conoce, y que ella misma acepta no conocer del todo sus obras… ahora nos damos cuenta porqué es incapaz de darse cuenta de algunas cosas…
Actualización del disclaimer, 9 años después: Harry Potter sigue siendo propiedad de esa señora, quién para colmo después de tanto tiempos se da cuenta que ciertos personajes de su obra en realidad sí merecían estar juntos y que ella no fue lo suficientemente capaz de conocer a tiempo a sus personajes y de notar a quién verdaderamente deberían amar.
Capítulo I– ¿NADA MÁS QUE AMIGOS?
Su cabeza recostada en el alféizar de la ventana daba crédito a lo tarde que era, pues nunca solía descansar en medio del trabajo. Sin embargo, esta noche era diferente. Su mente no la dejaba concentrarse. Sus ojos castaños volaban desde la carpeta de trabajo que tenía sobre su escritorio, en la que tenía que redactar larguísimas y monótonas explicaciones sobre porqué los aurores hicieron tal o cual movimiento y que no daban mérito a las valerosas y emocionantes acciones que ellos realizaban; a la puerta del frente a su escritorio, ahora siempre cerrada.
Hermione no dejaba de preocuparse por lo que aquél joven de ojos esmeralda pudiera estar pensando, por lo que podría estar pasando.
Desde que salieron de Hogwarts ella se había preocupado por mantener al grupo unido. Fue así que sacrificó su prominente carrera como sanadora para poder ayudarlos – bueno, especialmente ayudarle – en lo que pudiera. Y es que parecía que sus últimos años de vida habían sido una historia difícil de creer.
Al poco tiempo de salir de Hogwarts hubo una gran batalla en la que muchas personas perdieron la vida. Aun así, Harry salió victorioso y todo el mundo mágico festejó la caída de Lord Voldemort. Todos menos una persona, Harry Potter. Hermione aún podía recordar lo que había sufrido por él en esas fechas, primero cuando él se despidió antes de irse al encuentro, y luego la alegría que sintió cuando él regresó. Sin embargo, también aún podía recordar la expresión que él tenía cuando bajó del tren esa vez. No estaba contento, ni triste, ni molesto. Simplemente, parecía que no estaba.
Flashback
- "¿Sabes que no es tu culpa lo que ha pasado, verdad? – le interceptó Hermione una noche en la Sala Común. Ya a esas horas nadie quedaba en la habitación, y sólo el chico de los ojos verdes permanecía aislado voluntariamente, mirando los últimos vestigios del fuego de la chimenea. Debido a lo difícil de aquellos tiempos, Dumbledore había accedido a que los que los estudiantes de último años que ya hubiesen terminado, pudieran permanecer en el verano hasta el reinicio de las clases regulares, si así lo deseaban. Estos les permitía a algunas familiar resguardar la seguridad de sus hijos en tiempo de guerra y a él – a Dumbledore – mantener vigilado a su estudiante favorito mientras supervisaba su entrenamiento para el encuentro final-. "Harry, tú no tienes la culpa de las muertes ni de nada de lo que pasó; entiéndelo por favor. Entiende que todo esto tenía que pasar, que tú no eres ningún asesino" – ese era el mayor miedo de Hermione, que Harry se sintiera como un sucio asesino.
- "No es así cómo me siento. Tú no puedes saberlo".
- "Entonces aún no confías en mí cómo para decirme que te pasa, verdad ¿Acaso es eso? ¿O es acaso que piensas que yo soy muy estúpida como para no entender a mi mejor amigo, con el que he vivido los últimos 7 años de mi vida?" – le increpó con un tono de incredulidad. La joven empezaba a irritarse pero hacía todo lo posible por conservar la paciencia. Sabía que cuando Harry se empecinaba con algo, tenía que disponer mucho cuidado en sus palabras y en su tono de voz; no era la primera vez que intentaba hablar con él de ese tema. Y tampoco era la primera vez que era rechazada.
- "¿POR QUÉ NO ME DEJAS EN PAZ?... ¿por qué no todos me dejan en paz?
- "¡PORQUE TE QUEREMOS! Entiende Harry, yo te quiero… quiero decir… todos te queremos, y nos importas, nos importas muchísimo" – la chica sentía que todo su cuerpo temblaba ante los gritos de su mejor amigo. Hacía varios años que él no perdía la paciencia así: tan rápido, tan violento, tan fuera de sí. "Sabemos que algo te pasa. Desde que regresaste estás así. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Es acaso que crees que te has convertido en un asesino? ¿Es eso, Harry? Dímelo, por favor."
Sólo silencio salía de los labios del chico. Ese silencio que lo había acompañado desde el momento de su llegada, hacía ya dos semanas atrás. Mientras lo miraba, podía ver sus labios temblar frente a la poca luz que aún emanaba de la chimenea, aunque era verano. Al parecer, la propia temperatura interna de Harry había bajado, siempre estaba frío. Hermione lo miraba con compasión. Sabía que su amigo sufría, pero no sabía cómo ayudarlo. No sabía cómo conseguir que un poco de tibieza entrara a su corazón, y que tuviera la confianza suficiente de contar sus miedos. Por lo menos a sus amigos… por lo menos a ella.
- "¡Entiéndelo de una vez, por favor!" – Hermione ya no soportaba el silencio. Harry no parecía tener ninguna intención de hablar y ella estaba perdiendo todo el dominio sobre sí. Todo su cuerpo se encontraba a la expectativa de lo que sucedería, pero nada pasaba. – "Harry, nos preocupamos por ti y con tu indiferencia no haces más que herirnos a todos nosotros. A Ron, a Lupin, a mí, a todos. No sé por qué callas pero es que acaso no te das cuente de cuánto esto nos lastima. ¿No te has puesto a pensar de cómo esta situación nos afecta a todos? Todos parecen vivir con miedo y ni saben por qué lo tienen; yo estoy muy preocupada y no sé cómo acercarme a ti, y hasta Ron ya tiene miedo de hacer o decir algo equivocado y no saber cómo vas a reaccionar.."
- "¿Así que es eso, verdad? ¿Cómo me convertí en un gran problema para Ron y para ti?"
- "¡Harry Potter, te prohíbo qué digas más estupideces! Sabes perfectamente bien que no es así." – ya la paciencia había abandonado a Hermione definitivamente –. "No quieras confundirme y hacerme creer que estás tomando a mal mis palabras. Te conozco lo suficiente como para saber que es tu manera de alejarme y no lo vas a lograr. ¿Crees que aislándote y quedándote solo es cómo vas a solucionar lo que sea que pienses que estás pasando? ¿Crees que realmente nos vas a poder separar de tu lado actuando como un patán? ¿Crees que es así cómo les hubiera gustado verte a Sirius, a Dumbledore… a tus padres? ¿No ves cómo nos preocupamos por ti… cómo siempre me voy a preocupar por ti?"
- "Es que… no quiero que te preocupes. No quiero que nadie se preocupe".- Era la primera vez que Harry hablaba. Se le escuchaba calmado, pero Hermione no pudo dejar de notar la gran tristeza que albergaban sus ojos. A la chica se le exprimía el corazón cada vez que lo veía así. Sabía que Harry estaba predestinado a sufrir y eso nunca le parecería justo. Sabía que hasta ese momento jamás había sido feliz realmente – si exceptuamos su primer año de vida al lado de sus padres – y que desde que esa extraña cicatriz apareció en su frente el destino del mundo, mágico y muggle, pendían sobre su espalda. Sabía que él era una persona maravillosa y siempre estaba dispuesto a esforzarse y dar todo de sí por los demás. Es por eso que ella consideraba que, cómo amigos, les tocaba ser su pilar, su roca que lo mantuvieran en pie y le dieran fuerzas. Ella realmente lo intentaba con todo su ser. No podía pedir mucho de Ron. Sabía que él también estimaba a Harry y ya hacía bastante por intentar animarlo cuando estaba decaído, bromeando y jugando; pero Ron muchas veces no era capaz de darse cuenta de lo delicado de algunas situaciones. Muchas veces, especialmente en el último año, habían tenido discusiones porque Ron siempre defendía sus intereses mientras que Harry en ocasiones no era capaz de medirse cuando se trataba de ayudar. Es por eso que ella, Hermione, sentía que debía permanecer el mayor tiempo posible a su lado. Quería a sus dos amigos, pero Ron no la necesitaba tanto cómo él. Harry la necesitaba plenamente porque en muy pocas personas confiaba. Ni a sus propios amigos se mostraba muchas veces tal cual era; sin ese apoyo incondicional que ella le ofrecía, se hubiera quedado completamente perdido. Y si realmente Harry se creía un asesino, haría lo que sea por alejarlos, por protegerlos de lo que él mismo creía ser.
- "Si no quieres que nos preocupemos... entonces debes decirnos qué te pasa" – la chica hablaba con mucho cuidado, tratando de bajar su tono y seleccionando muy bien sus palabras. Creía conocer el corazón de Harry y sabía que lo que menos quería es que el resto sufriera. Y también sabía que aunque siempre lo negara, la impresión que otros tenían de é podía realmente llegar a afectarle. Hacía ya muchos años le había dicho que tenía "complejo de héroe"... y en el fondo sabía que era verdad.
- "Es que, Hermione… no entiendes… ni siquiera estoy seguro que lo que temo sea verdad. No tienen sentido preocuparlos ¿ves? No tiene sentido que los asuste… no. No sería justo de mi parte ponerlos a todos en esa situación. Además, si algo sale mal sería únicamente culpa mía. Tú lo sabes. Siempre estuvo destinado que sea así."
- "¿Qué es, Harry? Dímelo por favor. No tienes derecho de decidir qué es lo que debo o no oír. No puedes estar por ahí todo el tiempo tratando de salvarnos la vida siempre. En… Entiendo que te preocupes por nosotros, claro…" – añadió rápidamente la chica, al ver que Harry iba a protestar ante la última afirmación. "Comprende, nosotros estamos involucrados porque así lo queremos, no por culpa tuya ni sólo por ti. Nosotros apoyamos la causa y decidimos pelear sabiendo plenamente a qué no ateníamos. No es justo que nos alejes. Déjanos a nosotros también madurar, crecer y decidir nuestras propias acciones." – No hubo respuesta por parte del mago –. "Harry, no pienses que te creemos un asesino. Era necesario. No pienses que por eso te vamos a tener lástima o vamos a alejarnos de ti ni mucho menos… ¡Harry Potter, tú no eres un asesino!"
- "Ese el problema". – la joven se quedó de una piedra; no sabía a qué se refería.- "Yo tampoco creo que lo sea".
Y fue así como el mago le confesó que él no estaba seguro de haber matado a Lord Voldemort. Que en la pelea todo se había tornado muy confuso. Él ni siquiera recordaba muchas partes de lo que había pasado y sólo podía atinar a hacer suposiciones. Recodaba, sí, que había ocurrido un enfrentamiento. Que se había visto cara a cara con Voldemort. Recordaba haber pronunciado la maldición asesina, y que nada había salido de su varita. Recordaba el dolor intenso de la maldición cruciatus perforando cada célula de su cuerpo, la risa y burlas de Voldemort ante los intentos frustrados de Harry por derrotarlo; recordaba su impotencia al no saber que más hacer. Y luego sucedió. Se escuchó una explosión cercana. Varios combatientes habían caído, no sabían si eran aliados o mortífagos. Ambos magos se distrajeron por un instante. El miedo se apoderó de Harry. El miedo, no de morir, sino de perder a la gente que quería; a las personas que eran todo para él. Y de repente escuchó unas voces, creía poder reconocerlas. No podía creerlo. Acaso era de gente de la Orden y... y de sus amigos. ¡Maldición! ¿Es que le habían seguir hasta ahí? ¿Cómo? Eran ellos, Harry creía esta seguro. Primero escuchó la voz de Ron, y luego… Hermione. No podía permitir que algo malo les pasara. Se volvió presa del pánico, debía tomar una decisión. Debía hacerlo y pronto. Miró de reojo al mago enfrente de él, aquél que lo había alejado de todo lo que quería, y le vio levantando la varita. Harry se dio cuenta que se había distraído, él no podía perder ni un segundo más. Tenía que hacerlo, tenía que proteger a todos.
- "¡AVADA KEDRAVRA!"
Harry nunca supo cuánto tiempo había pasado hasta que por fin despertó. Se encontraba tirado en el duro suelo. Herido y maltrecho. Alrededor de él, había otros cuerpos tendidos. Unos cuántos también empezaban a recobrar el conocimiento, otros no lo harían nunca. Rápidamente se ubicó… ¿qué había sucedido?... Cierto, había proferido la mayor de las maldiciones imperdonables…. y Voldemort…
Con todas las fuerzas que le quedaban, levantó la cabeza rápidamente para buscar a su adversario. Nada. Sólo polvo y silencio. Ni siquiera quedaban las huellas de haber sido arrastrado. No entendía lo que sucedía. Si él había fallado no había forma de que aún siguiera con vida, cualquiera hubiera acabado con él sin dudar. Pero si la maldición le había llegado a Voldemort, entonces… ¿dónde estaba el cuerpo?
End Flashback
Y desde entonces Hermione se mantuvo a su lado. Ella tampoco sabía si Voldemort estaba muerto o vivo, pero sí sabía que Harry jamás estaría tranquilo ni sería feliz hasta descubrirlo. Es ahí, después de ayudarlo a sobrepasar esa depresión, hacía ya cinco años, que se dio cuenta de cuánto Harry los necesitaba. Sabía que pasara lo que pasara, jamás podría dejar a su amigo afrontar todo por él sólo.
Al poco tiempo ella partió hacia Francia gracias a una beca que había conseguido para ser sanadora por sus excelentes notas y el rol que había tenido después de la batalla final. Harry había ingresado a la escuela de aurores, y Ron había decidido que después de tantos años en tensión, necesitaba un "descanso" en su vida. Ahí empezó el primer problema. La Señora Weasely no aceptaba la decisión de su hijo y había acudido en busca de Harry por ayuda. Harry no deseaba tener problemas, pero tampoco le parecía que Ron desperdiciara su vida de esa manera. Nunca se sabía cuándo iba a acabar. Y se lo hizo saber.
Harry nunca en su vida fue bueno para ese tipo de situaciones, y su mayor característica no era tener buen tacto. Es por ello, que esto convino la mayor pelea de toda su vida, hasta el momento, entre estos dos amigos. Ron no entendía por qué Harry estaba haciendo lo que su madre le pedía. Ron pensaba que Harry, mejor que nadie, entendería que la vida es corta y se debía disfrutar sin pensar en las preocupaciones del mañana. A decir verdad, cada uno de los tres amigos tenía diferente manera de enfrentarse a sus miedos y a los problemas por los que habían pasado. Hermione cada vez se preocupaba más y más por sus estudios y por cuidar a sus amigos, descuidándose incluso ella misma. Ron creía que lo mejor era disfrutar de la vida, sin complejos ni preocupaciones. Harry, al principio, sólo se preocupaba por el trabajo. Él buscaba la seguridad de todos. Creía que la vida era muy corta y que debía ser útil, que no se debía desperdiciar ni un solo instante.
Hermione tuvo que viajar desde Francia para intentar poner paz entre los dos. Ambos estaban enfadaos el uno con él otro. Harry estaba destrozado por la pelea, y Ron sentía que entre todos le atacaban. Por fin, entre Harry y Hermione lograron hacerle entender que no debía preocuparse de todo pero que también era necesario tomar responsabilidades, que eso le ayudaría a madurar. Así, casi obligado y a regañadientes, Ron accedió a entrar a trabajar en un puesto en encargos especiales para Gringotts. Este trabajo no sólo era emocionante, pues viajaba mucho e incluso tenía misiones; sino que también le aseguraba una buena paga mensual, y una gran cantidad de comodidades.
Fue ahí cuando Hermione se dio cuenta de cuánto extrañaba a sus amigos; y de cuánto estos la necesitaban. Luego de la pelea, Harry otra vez había entrado en una de sus depresiones periódicas y eso fue la gota que rebalsó el vaso. La chica decidió que podía ser sanadora en cualquier momento, que Francia nunca se movería de lugar, pero que Harry necesitaba de toda la ayuda posible para salir adelante. Ella sabía que él tenía un gran futuro, su vida estaba llena de oportunidades; pero necesitaba tener más confianza en sí mismo y todo el apoyo posible. Jamás en toda su vida ella se hubiera perdonado de no hacer todo lo posible por ayudarlo. Jamás hubiera podido vivir con la opresión que sentía en el corazón cada vez que algo le pasaba. Y es así cómo dejó su carrera para quedarse en Inglaterra. Harry Potter fue el mago que más rápido logró recibirse en toda la historia de la Academia para Aurores. Al año y medio de haber terminado sus estudios fue nombrado director de la Tropa Avanzada de Combate Abierto. Este era un puesto muy importante, más aún para alguien tan joven. Hermione sabía que no había nadie que se lo mereciera más. Harry ponía especial énfasis en lo que se refería a persecución. Cuando se trataba de capturar a un enemigo, parecía una pantera acechando a su presa y la suerte de ésta última ya estaba acabada. Mientras tanto, Ron se había convertido en un notable agente dentro de Gringotts debido también a su eficiencia en batalla. No eran en vano tantos años de entrenamiento al lado de Harry. La prosperidad económica le sonreía, y aunque en el fondo aún le gustaban excesivamente las diversiones y la despreocupación; la estabilidad ya había entrado a su vida. Por su parte, Hermione había entrado a la Sección de Brigada Táctica en el Ministerio. Esto le permití trabajar muy de cerca de Harry e influir en las decisiones que él tomara, aunque en un rango inferior. Los altos mandos aún estaban ocupados por viejos magos, de aspecto burocrático con grandes barrigas y grandes túnicas. Aunque ella se encargaba personalmente de la estrategia en los trabajos de Harry y de la logística para llevarlos a cabo, en coordinación directa con él, su trabajo era echado a menos, y no parecía más que la asistente de Potter. Esto a ella no le importaba, no le importaba cómo la vieran los demás, mientras ella supiera que estaba ayudando directamente a su amigo. El único que valoraba realmente su trabajo era Harry. Él sabía cuán necesaria era, y también lo poco valorada que estaba. Por eso la apreciaba tanto, porque siempre había sabido que lo que verdaderamente importaba era el concepto que ella misma se tuviera y no lo que opinaran los demás. Ésta era una de las tantas virtudes que Harry le admira. Él aún no lograba dominar del todo ese aspecto.
Pero algo había sucedido en los últimos meses, y Harry había vuelto a cambiar. Hermione creía que nunca antes había estado tan raro por tanto tiempo. Es decir, ya era una adulto y ya no se escondía en la habitación de Buckbeack cada vez que las cosas se ponían duras, pero ahora su forma de escapar era distinta. A Hermione le dolía levantar la cabeza y toparse con la puerta cerrada de la oficina de Harry. Antes, él jamás cerraba la puerta cuando ella estaba en su escritorio. Se había acostumbrado a levantar la cabeza y encontrarse con los ojos de Harry. Sabía que este cambio respondía algo, pero no podía enterarse a qué. Sabía que Harry aún no había resuelto su duda sobre el paradero de Voldemort y esto era lo que le hacía esforzarse tanto, pero pensaba que ya los mayores problemas habían pasado y que habían entrado a una edad en que la calma – aunque muy relativa para el tipo de vida que habían elegido – les acompañaba. No había ocurrido algún cambio radical en la constante actividad mortífaga, que todavía amenazaba, pero esta vez pasivamente. No entendía entonces que era lo que atormentaba otra vez a Harry; aunque tal vez…
Un ruido de pasos interrumpió los pensamientos de Hermione. Se dio cuenta de la hora. Ya era demasiado tarde y todo estaba oscuro; debía ser la única en la oficina, salvo por Harry.
- "Sabía que te encontraría aquí. Ya no me sorprende, sabía que no estarías en casa. Pero mira la hora, ese patán te hace trabajar hasta tan tarde. ¿Nos vamos cariño?".
- "Tienes razón, ya es tarde" – suspiró casada Hermione.- "Vámonos Ron".
Ojalá lo hayan disfrutado ^^
