Antes de empezar quiero dejar patente mis respetos hacia la fuente de la incipiente fortuna que cada día aumenta más la cuenta corriente de la Señorita Rowling. Traduciendo, que todos los personajes y paisajes que hayáis leído en los libros de Harry Potter y estén en mi creativa obra de arte no es coincidencia, sino que la pedí permiso..o...¡quise hacerlo!. Trama narrativa: Made in me! Gracias si estáis aquí...;) va, va¡no me enrollo más!

Amanecía un día oscuro en Londres, demasiado oscuro para ser primeros de Julio, dos sombras se encontraban envueltas en una agitada conversación.

-No creo que sea necesario montar todo este numerito.-dijo una primera voz, fría, de mujer. Un tono que denotaba una serenidad envidiable.

-Madre, no confundas las cosas, solo que es obvio que…- la segunda voz, claramente de hombre mucho más joven, dejo de arrastrar las palabras por breves instantes parándose donde estaba.-en cuanto me vea me querrá matar, y no creo que este preparado para ese proceso de….-empezó a decir con sarcasmo, pero ella lo interrumpió.

-Mira, Draco-ella inspiró hondo y miro a su hijo a los ojos- se que es difícil-le susurró dejando a un lado la frialdad y denotando, esta vez, desesperación- pero, si no vas…sino vamos…ten por seguro que tendremos que afrontar ese dichoso paso, por ser mas mayor que tu no estoy preparada para ver a mi único hijo morir, de seguro. Nunca se saben los planes del Señor Tenebroso.

Se miraron duramente por unos segundos y ella continuó andando, por lo que parecía una calle algo antigua, con pocos transeúntes, por no decir ninguno. El ambiente era frío, triste, deprimente, finas gotas de lluvia mojaban suavemente sendas capas negras.

Ella miró con cautela a ambos lados de la solitaria calle y llevó a su hijo a una esquina.

-Mira, no pienso que corras la misma suerte que tu padre…-empezó ella con mucho nerviosismo sacando un pergamino del bolsillo de su túnica, por alguna extraña razón hablaba en susurros, como si alguien les espiase, mirando esquizofrénicamente hacia todos los lugares.

El la miro con curiosidad.

-Pensé que íbamos a casa del señor tenebroso…¿qué hacemos aquí, según tú, perdiendo el tiempo de cháchara?-le reprocho con sarcasmo.

-No seas tonto hijo…ten- perdiendo la paciencia, con mas pinta de loca que nunca, le entregó el pergamino junto con una moneda falsa y una bolsita llena de galeones- si, es la moneda que le distes a Rosmerta, comunícate conmigo para lo que necesites y el dinero gástalo para tus necesidades.

El chico la miró sin comprender.

-¿que..qué pasa?-miro la moneda sorprendido-madre…no…

-si hijo-murmuró evitando unas molestas lagrimas saliendo de sus ojos- me reuniré con los demás en lo alto de la colina, diré que te desapareciste de repente y que me aplicaste un "desmaius"….

El estaba expectante, incrédulo, pero emocionado al tener tan cerca su libertad.

-pero tú…

-venga, Draco, ahora no me hagas creer que deberías de haber estado en Griffingdor, no te hagas el valiente-le contestó con una sonrisa-busca algo seguro, luego, búscame. Y no abras el pergamino hasta que no estés bajo seguridad.

Ambas sombras, cada vez menos claras por la caída de la noche, se abrazaron en silencio.

-Adiós madre, volveré, te lo juro-y justo cuando estaba apunto de hacer un giro con su capa ella le detuvo.

-el hechizo…o lo has olvidado?-le espetó con una amarga sonrisa.

-des…-por un momento dudo radicalmente, como aquella noche de hacia ya una eterna semana de aquello…lo recordaba como si fuera ayer, su mano al momento de la verdad había temblado

"-no lo hagas, no lo deseas, tu corazón no quiere.

-da igual lo que desee, sino lo hago, el me matará…

-no, aun puedes rectificar…."

-desmaius- y después de pronunciar esta palabra súbitamente la silueta femenina cayo de un golpe seco al suelo, sin resistencia, y el chico desapareció sin saber cual sería su destino, solo recordaba, mientras sentía aquella opresión en el pecho que lo impedía respirar, en aquellas palabras que alentaban su aun parte buena que quedaba dentro de su innata maldad.