Hola mis queridos lectores! Esta historia es la primera que he hecho en mi santa vida (Bueno… ni tan santa muahaha) Espero que la disfruten
La historia es después de la película de Rise of the Guardians
Los personajes futuros de esta historia son propiedad de Dreamworks, pero la historia y el personaje principal son míos de mí xD en este caso EMILY
COPOS DE NIEVE Y UN VIOLIN
*Capítulo 1*
Emily' s Pov
El suave y dulce sonido del violín en mis manos, calmaba el estrés que tenía dentro de mí, la briza fresca del otoño rosaba mis mejillas y mi cabello flotaba con el viento , vivir en una ciudad tenía sus desventajas, el estrés de la escuela , la fuerte contaminación y el sonido ensordecedor de los autos, me volvía completamente loca, pero al ir a ese lugar donde mi padre me llevaba de niña, y volver a esos recuerdos, de aquellos días en que si fui feliz, me calmaba. Tocar aquellas canciones que mi tía Margaret me enseno a los 6 años, mi papa quería que aprendiera a tocar el piano, pero yo me relacionaba más con el violín.
Sentada en un banco de piedra, junto a un lago en un parque inmenso al oeste de la ciudad, viendo el atardecer y dejar ir tus emociones con las notas musicales de un violín era una forma increíble de desahogarme, esperando a que oscureciera, me quedaba pensando, en las cosas maravillosas en los uno puede vivir sin estar aferrada a obligaciones y hacer cosas y deberes que, no te hacen sentir que estás viviendo la vida. Ver como el sol se oculta, y las hojas de colores pasando por mis botas gracias al aire, me hace dar cuenta que la vida continua, sin importar los obstáculos que se te crucen, aprender a seguir, pero yo no puedo, no puedo con migo misma! Soy de esas personas a las que no les importa la realidad, vivo en un mundo de fantasía y sueños, sin importar que digan los demás, me imagino mis propias historias de amores imposibles, con la pasión de mil soles, yo jamás dejo ver mis emociones, soy una persona muy cerrada. Pasaron 7 años, llenos de dolor, de haber perdido a mi padre en un accidente de auto cuando tenía 10 años de edad, fue un golpe muy duro en mi niñez, mi padre y yo fuimos muy unidos. Una lágrima rozo mi mejilla, asiéndome sentir el ser humano más desolado en la faz de la tierra. Pensando también que jamás tuve ese amor de madre que muchos niños tienen desde que eran pequeños, sentir una culpa fuerte de haber nacido; mi madre murió al dar luz cuando yo nací, pero mi padre, me cuido con un amor inmenso ya que yo era una parte de aquella mujer que tanto amaba.
Ya el sol oculto, decidí que ya era hora de volver a casa, donde las obligaciones eran las que uno tenía que vivir, no era tan malo en realidad. Tome el tren que iba directo a casa. Al llegar a la estación, me di cuenta que era la única que estaba en ese lugar, yo y una mujer con su hijo de aproximadamente 6 años que sostenía en la mano un copo de nieve echo de papel, jugando como si hubiera otra persona más en la estación "Un amigo imaginario" pensé . Ese copo me hizo perder la mirada y recordar las manualidades que yo y mi tía Margaret hacíamos tres meses después de que mis papas murieron, era una forma en la que me mantenía ocupada y sin pensar en la gran pérdida que tuve; otra lagrima se me escapo de los ojos. Segundos después sentí un pequeño jaloneo en la manga derecha de mi suéter naranja que traía puesto, al darme cuenta que era el pequeño del copo de nieve, decidí agacharme pare ver que era lo que quería, al verlo a los ojos, el niño dibujo una tierna sonrisa en su rostro, lo cual hizo sentirme un poco mejor, tomo mi mano derecha y puso el copo de nieve que tenía, un poco confundida lo mire el niño me dijo señalando una dirección con su dedo
-Él dijo que te lo diera- el niño me dijo, señalando una dirección con su dedo.
-¿Quién?- Le respondí un poco confundida, mire a mí alrededor y no había absolutamente nadie, más que su mama, el pequeño y yo.
El niño no me dijo nada, al parecer su mama estaba muy ocupada con su teléfono como para ver que su niño estaba hablando con una extraña. Al llegar el tren, el pequeño se alejó y subió, el mío era el siguiente. Con el copo de nieve aun en la mano volví a mirar a mi alrededor, de repente la temperatura disminuyo de una forma sorprendente, era un estación de tren al aire libre, así que no debió de ser algo raro, lo raro, fue que fuera de un momento a otro, tan repentino que me dio escalofríos.
Mi tren no tardaría así que decidí sentarme en uno de los bancos de madera que habían en la estación, a mi izquierda puse el estuche de mi violín, y mire el copo de papel que me dio el niño, "¿Porque no me dijo que el mismo me lo quería dar?" segundos después la temperatura estaba a un punto en el que tuve que abrazarme a mí misma, camine hacia las vías del tren a ver si ya estaba cerca, oscuridad completa, sentí que mis manos se congelarían completamente, de pronto vi copos de nieve a mi alrededor. "¿Nieve?" Me pregunte, deje de sentir frio al preguntarme por qué el cambio tan repentino del clima. Mientras pensaba, sostenía ligeramente el copo de nieve hecho de papel en las manos, sin darme cuenta un viento hizo que el copo de papel se me fuera de las manos, tratando de alcanzarlo y sin lograrlo termine a la orilla de las vías del tren, no pude alcanzarlo. "¡Cuidado!" escuche a lo lejos, al girar mi cabeza al otro lado, vi una luz tan brillante, que me dejo ciega y a la vez aturdida, sentí que algo me rodeaba la cintura y me hizo volver a la acera de la estación de un modo tan rápido que evito que esa luz golpeara mi cara. Por un momento perdí el equilibrio y termine en el suelo sucio de la estación, cayendo boca abajo y con los ojos cerrados, escuchaba como el tren pasaba mi alado "¡Dios mío!" pensé "¡Estuve a punto de morir!"
Mi respiración estaba agitada, no podía dejar de pensar que estuve a punto de perder la vida.
Abrí los ojos lentamente, y luego de unos segundos me incorpore, a un aturdida, mire a mi alrededor para ver quien fue aquella persona que me salvo la vida, pero para mi sorpresa, no había absolutamente nadie. Eso empeoro mi estado de shock. "¿Quién rayos fue el que grito?"
Sacudí la cabeza al ver escuchar que la puerta del tren se cerraba, avance rápido y pude lograr entrar, estaba completamente vacía, me senté alado de una ventana con los ojos en blanco, recordando esa voz, me pareció que era de un hombre, un muchacho tal vez, pero no sabía con exactitud.
El frio se me había pasado, entrelace mis manos y las puse arriba de cabeza, cerrando mis ojos con fuerza, jamás había tenido tanto miedo
Llegue a la siguiente estación, saque mi celular de mi bolso colgado en mi hombro y me di cuenta que eran las 8:00 pm, "rayos tía Margaret me va a matar" pensé.
Fui corriendo lo más que pude, tenía suerte de que viviera cerca de la estación .Sentía que se me iba el aire así que me detuve un poco a recuperar el aire, me di cuenta que otra vez estaba empezando a nevar, pero un frio muy cálido, algo raro.
Al llegar a mi casa, inserte las llaves en el cerrojo y entre al departamento de mi tía. Con mucho cuidado cerré la puerta para no hacer ruido; las luces seguían apagadas, lo último que quería es que mi tía me sorprendiera como la última vez que llegue tarde.
Pero el sentimiento de miedo y preocupación se desvaneció y lo reemplazo a uno de tristeza, ahí estaba mi tía durmiendo en su cómodo sofá, con una foto de mi padre en su pecho. Lo tenía que admitir, mi tía Margaret quería a mi padre como a su propio hijo.
Tome la foto y la coloque en la mesita de alado, tome una sábana y se la acomode para que no pasara frio, tía Margaret tenía más de 70 años, pero tenía el corazón de una niña, siempre me contaba historias de seres mágicos, historias que le contaba a mi papa cuando era niño. Una de mis favoritas era de aquellos seres increíbles que cuidaban a cada niño del planeta, los guardianes; Santa Claus, Sandman, Tooth Fairy y el Conejo de Pascua, cada uno tenía su propio trabajo para cuidar la esperanza, los sueños, recuerdos y el asombro de los niños en el mundo. Pero el que más me asombraba era el guardián de la diversión, el espíritu del invierno… Jack Frost. Me fascinaba escuchar aquellas historias, a decir verdad yo si creía en los guardianes, a pesar de que jamás los he visto. Pero mi tía siempre me decía algo que me devolvía la fe a ellos "No importa si no los vez, solo tienes que creer"
Me fui a mi habitación y cerré con seguro, abrí la ventana de mi habitación para que se ventilara con el fresco clima, estaba cansada, caí de espaldas a mi cama, y puse mi brazo en mis ojos, quería olvidar lo que me había pasado en la estación "Esa voz, de donde vino" me pregunte una y otra vez.
Empecé a recordar los momentos antes y después del incidente, hasta que recordé algo que hizo que mis ojos se abrieran y me parara de un brinco.
-¡Mi violín! Lo olvide en la estación- grite. No, no por favor no mi violín, ese violín era muy especial para mí, antes de que mi padre muriera me lo dio como obsequio de cumpleaños, al parecer era de mi madre, de ahí venia mi talento a la música, mi mama era reconocida por sus canciones de violín que ella tocaba.- ¿No… no por qué?- me pregunte, sentía como las lágrimas se me salían de los ojos, y mi aire estaba muy agitado, no lo podría creer, el objeto más preciado de mi vida ya no estaba, no podía volver a esta hora ya no habría otro tren.
No pude más y estalle en llanto, revolviéndome el cabello y con los ojos llenos de lágrimas, empecé a maldecirme. Sentada en el piso a lado de mi cama dándole la espalada a la ventana, puse mi cabeza entre mis rodillas y rodee mis piernas con mis brazos.
"Toc toc"
Escuche, pensé que mi tía Margaret había tocado, que me había escuchado gritar, pero no quería abrirle.
"Toc toc"
Volví a escuchar, pero me sorprendí al oír que el sonido venia de mi ventana, eso es imposible, estoy en el quinto piso, me levante con los ojos hinchados y camine hacia ella, pero nada; de pronto, vi que algo entraba por la ventana, flotando hacia mí, era el copo de nieve de papel, no lo podía creer, mire de nuevo hacia la ventana y me sorprendí al ver como en mi cuarto empezaba a nevar, "Que rayos está pasando" pensé , pero mi preguntas se detuvieron en mi mente viendo como un remolino de copos de nieve se formaba en mi cuarto para después dejar la silueta de un muchacho delante de mí a unos cuantos metros, retrocedí unos cuantos pasos hasta quedar pegada de espaladas en la puerta de mi habitación.
-¿Quién eres?- pregunte un poco tímida, por alguna extraña razón, la presencia de aquel muchacho no me hacía sentir miedo, si no curiosidad. Tenía pelo blanco y vestía con una chaqueta azul, que al parecer tenía escarcha cerca del cuello, usaba unos pantalones ajustados que no llegaban hasta los tobillos, y al parecer no usaba calzado, debía de admitir que era muy apuesto, creo que tenía alrededor de 19 o 20 años, con su piel pálida, tan blanca como la nieve, y unos ojos azules que te perdías en ellos.
-Tranquila, no te hare daño- me dijo con un tono dulce y una sonrisa – Deja presentarme… mi nombre, es Jack Frost
Chan chan chaaaan! Woo! ¡Sí! Espero y le haiga gustado el capítulo, ¡realmente disfrute hacer este capítulo! No olviden dejar sus reviews, díganme que les pareció el capítulo! Y si quieren mas! J
Saludos y besos ;)
