Lluvia, lluvia, lluvia. Como detestaba ya que siempre me debe de pasar algo malo. En verdad es una maldición que me sigue desde que tengo uso de razón.
-Hija, tengo que hablar contigo. – Genial. Ahí empezamos mis 15 minutos de tortura.
Deje los papeles encima del escritorio y me dirigí a la única mesa ocupada del restaurante. La familia Swan era dueña de este restaurante "El Chilango" donde solamente se servía comida mexicana.
-¿Qué pasa papá? –pregunté con una cara de pocos amigos, ya que sabía perfectamente lo que iba a decirme.
-Hija, debes de conseguirte un marido…-dijo mi "jefe" , y en doble sentido. - …te ves demasiado…
-¿Quizá vieja papá? –escupí la última palabra como si fuera la idea mas repugnante que he dicho en mi vida, y ciertamente no era para más. Mi familia cree que uno debe de casarse a los 18 años. Claro que yo soy la excepción con mis 21, así que aquí estoy, año tras año, día tras día y mi fecha de caducidad vencida.
Sin mas sermones por parte de mi padre, me dirigí a casa, que estaba a dos cuadras de distancia. No quería desperdiciar los valiosos minutos que tenía desde que paró de llover. Al doblar la esquina unas pequeñas gotas cayeron sobre mi frente.
-Genial…más agua – me dije a mi misma. Este día no puede ir de mal en peor.
Cuando llegué a casa me percaté de que las luces estaban encendidas. Eso solo significaba una cosa, toda la parvada de mi loca familia estaban adentro. Al entrar una pequeña pixie se me abalanzo y me tiró al suelo. No había la menor duda de que era mi hermana Alice, la mas pequeña, traviesa y escandalosa de todas.
-¿Me trajiste algo de comer hermana? –Me preguntó mientras me incorporaba, aun sin aire por el impacto.
- No…pero te prometo que la próxima vez te traigo el doble de porción – Le dije lo primero que se me ocurrió. Solo quería llegar sana y salva hasta mi cuarto. Pero cuando doble la esquina del comedor, me encontré con la mirada asesina de mi "perfecta" hermana Rosalie.
- ¿Volviste abrir hoy el restaurante Bella?- Me pregunto con una voz indiferente, típico de ella, solo era mayor que yo por dos años y se cree la diva. Rosalie se casó con Emmet a los 17, y ahora parece una fabrica de bebes. Me trauma la idea de que salieron 5 Emmmetsitos de ella, y aun conservando su magnifica figura.
- Si…creo que no tengo vida social.
-Muy mal niña- Me dio la espalda de forma arrogante arrastrando con ella su hermosa melena dorada. Creo que nunca nos vamos a llevar bien.
No le di importancia al asunto, la verdad me estaba cansando de esto. El final del pasillo que conducía a mi habitación, se me hacía interminable. Al entrar, la sensación de paz volvió a mi. Como si todo lo real fuese solo un espejismo y ahora me encontrase en mi propio mundo. Nada sobre familias ruidosas, de hermanas egocéntricas y lo peor de todo…matrimonio. Pero lamentablemente esta es solo una ilusión que se desvanece cada vez que abandono mi habitación.
-No quiero nada de esto…solo…quiero ser feliz…
Me tumbe a mi suave cama mientras una niebla oscura se iba apoderando de mis ojos color chocolate. Tal vez el día de mañana…sea un nuevo amanecer…
