Disclaimer: No es mío, jamás lo será y me alegro por ello. Los productores y guionistas hacen tremendo trabajo ya.
Resumen: Olivias, algo que falta.
A/N: Hace mucho, muchísimo que no escribo sobre Fringe. Sólo he publicado una cosa aquí, nada más...encuentro que es difícil hacerlo, y no pretendo arruinar una historia buenísima porque no estoy segura de si lo hice bien o no. Lo que publico ahora, es porque me ha gustado. De todas formas, bien pueden pasar quienes entren y lean. Comentarios y críticas bien recibidos, siempre que se hagan con respeto. Y con eso me refiero a no insultar y ese tipo de cosas.
Gracias por pasarse y leerlo.
Missing
Red.
Desconoce la razón del por qué de un tiempo a esta parte, se siente vacía. Como si hubiese perdido a una persona querida, cuya tibieza extraña. Alguien a quien prometió amar y proteger más que a nadie y que, sin saber ni cuándo ni dónde, ha perdido. Todo se vuelve peor cuando regresa a su apartamento y la soledad es más evidente. Mira a su alrededor y es como si faltasen cosas, sus cosas, en cada rincón. El espacio parece más frío, y la sensación le envuelve con más fuerza. Todo parece empeorar el abandono que experimenta.
Sale a la calle, y vaga por los alrededores hasta que llega a un parque. Su mirada se posa en una madre que, amorosamente, le canta en susurros al bebé que tiene en sus brazos. La angustia sube a su garganta y mira sus manos, preguntándose por qué siente que ella también debería estar acunando un bebé…uno de ojos azules y de rostro sonrosado. "Henry" susurra y la nostalgia la inunda.
Con la mirada perdida en la visión del bebé en brazos de su madre, estrecha las manos en su pecho y comienza a llorar.
Blue
No puede dormir. Ha intentado de todo, incluso ha tomado pastillas y aún así no logra hacerlo. Las veces en que es capaz, es sólo por algunas horas y sus sueños están plagados de un hombre sin rostro al que desesperadamente intenta alcanzar y reconocer. Se despierta afligida, aterrorizada, cansada…sola. Preguntándose sin cesar quien es él y por qué no puede alcanzarlo.
Extrañamente, está segura que alguna vez sus amaneceres fueron diferentes. Con alguien a su lado, una persona que solía abrazarle durante sus sueños, como si la protegiese de sus pesadillas. Pero no es así, porque siempre ha estado sola. Por lo menos, es lo que se repite una y otra vez. Sin embargo, no logra que su cerebro lo entienda. Ni que su corazón lo acepte. Porque la añoranza sigue allí, arraigada en ella.
Hoy es diferente. Se ha pasado horas intentando dormir y cuando lo ha conseguido, los sueños de siempre han vuelto a ocupar esas horas. Pero al contrario que otras veces, ya no persigue a nadie. Él está allí, frente a ella sonriéndole y observándola. Diciendo algo que no alcanza a entender, pero que se parece demasiado a un "te echo de menos" que ella, sin proponérselo responde con un "yo también". Y cuando está a punto de ir hasta donde él la espera, se despierta.
Los primeros rayos del sol inundan su habitación, llenándolo todo de un agradable calor. Pero ella preferiría que fuese el calor de sus brazos, aquellos que tanto extraña, quienes se lo proporcionaran. Los que sabe que no están al otro lado de la cama. Y por los que ahora derrama lágrimas sobre la almohada.
