Hola. Ésta es una nueva historia, no creo que tarde tanto en actualizar como la otra. Espero que os guste.
Aaron Hotchnner
El jefe de la Unidad de Análisis de Conducta se encontraba mirando por la ventana cómo la lluvia de verano resbalaba por el cristal. Era un día de principios de Julio, bochornoso, nublado, pero podría ser cualquier otro día del año, porque desde hacía tres semanas, tanto él como su equipo, parecían almas en pena. Habían derrotado al Replicador, cierto, pero habían perdido a Erin Strauss. Aunque la Jefa de Sección no era demasiado querida entre su equipo, todos llegaron a apreciarla internamente. Y sabía lo mal que lo estaba pasando David.
Hotch suspiró y se sentó. Se pasó la mano por la cara y cerró los ojos. Sabía que sería incapaz de concentrarse. Le costaba hacerlo en los últimos días. Ese caso los había dejado a todos agotados, tanto física cómo psíquicamente. Había tenido que poner protección para cada uno, en sus casas, para evitar lo que al final había pasado. No podía dejar de pensar en cinco años atrás, en Foyet, en Haley, en Jack. El niño estaba sano y salvo, crecía feliz, pero era la viva imagen de su madre, y a Hotch se le partía el alma cada vez que sonreía y veía la sonrisa de su ex esposa. Le recordaba sin querer cada día que ya no estaba.
Y ahora esto. Hotch no era un ingenuo, y teniendo el trabajo que tenían, sabía de sobra a los peligros que su equipo se enfrentaba cada día. Pero una cosa era poder resultar levemente herido en un caso, y otra muy distinta ser objetivo de un asesino el equipo entero. Necesitaban tiempo para curar las heridas, y volver a ser los de antes. Hotch sólo se preguntaba cuánto tiempo necesitarían.
Continuará...
