Ayúdame, amiga...
capítulo 1
Se rascó los ojos con pereza y se estiró en su asiento. Miró su reloj de muñeca e hizo una mueca de enfado. Las 6:30 de la madrugada. Tomó otra taza de café e intentó prestar atención a su trabajo. "Shakespeare, modelo de genio" era el título de este, con el cual intentaría sacar una de las más altas notas de su curso, eso claro si es que no era desplazada por cierto muchacho, cierto muchacho engreído y arrogante.
Sacudió la cabeza intentando así borrarlo de sus pensamientos, pero era imposible, él siempre estaba en su cabeza. Se pasó la mano por sus cabellos e intentó despertarse de su sueño despierta. Se paró de su asiento y caminó hasta llegar a uno de los estantes del fondo de la biblioteca, sacó un libro y lo desempolvó. Empezó a toser y luego intentó calmarse. No tenía por qué exagerar ahora, estaba totalmente sola, nadie se preocuparía por ella. Volvió sobre sus pasos hasta sentarse frente al computador. Abrió el libro y empezó a buscar en el índice.
-bien…-encontró lo que buscaba y ahora solo faltaba pasarlo al computador.
Abrió su carpeta personal e ingresó unos cuantos datos; cerró la página de búsqueda y abrió nuevamente su documento en Word. Hizo unos cuantos cambios al documento y agregó la información faltante. Un sonido extraño la hizo desconcentrarse. Miró a la parte baja de la pantalla y luego divisó lo que menos quería ver en ese momento: él se había conectado.
Estúpida. No debió haber dejado el chat abierto y mucho menos a esta hora. Sabía lo aplicado que era él y que le gustaba sacar información extra antes de ir a cada clase…ahora no podría estar tranquila. ¿Por qué?...por él.
Intentó no prestarle atención y continúo hasta terminar su trabajo. Suspiró cansada y guardó todo en un USB. Cerró página por página hasta llegar a la del MSN. Se quedó helada, no sabía qué hacer. Ilusa… ¿acaso pensaste que él te notaría? ¿Qué acaso no has aprendido ya? Si es que quieres hablar con él, tú tienes que saludarlo, pues él no lo hará. ¿Valdrá la pena saludarlo de todas maneras? ¿Y si no te responde?...quedarás como una idiota y lo peor…te sentirás triste. Pero era terca y no hizo caso a su conciencia, y le habló.
K-a-G-o-M-e!! (: Dice:
Hola… ¿qué tal?
Esperó pacientemente para ver si le respondía…no pasaba nada. Suspiró resignada y lista para irse de ahí, cuando un molesto sonido la detuvo. Era él.
((INUYASHA)) dice:
Hola…
((INUYASHA)) dice:
Bien, ¿tu?
Sorprendida por que le ha respondido se acerca al computador e intenta seguir con la conversación, pero no se le ocurre nada para ponerle…aparte, él no es de los que te conversan horas de horas a menos que de verdad quiera pasar un rato contigo.
((INUYASHA)) dice:
…
Desesperado. Ella lo sabe, sabe que si no se le responde a tiempo pone sus "puntitos" para hacer que se sienta mal por dejarlo conversando solo.
K-a-G-o-M-e!! (: Dice:
Bien también, con un poco de sueño
((INUYASHA)) dice:
¿Solo un poco? Vamos Kag…no digamos mentiras por favor.
Rayos. ¿Acaso tan bien la conocía ese hombre? Se sonrojó un poco con ese pensamiento suyo. Aun que no podía mentir, ese hombre la conocía como la palma de su mano. Cada parte de su carácter, y cada parte suya la conocía…
K-a-G-o-M-e!! (: Dice:
Está bien…tengo mucho sueño…
((INUYASHA)) dice:
¿Desde qué hora estas en la maquina?
K-a-G-o-M-e!! (: Dice:
Desde que llegué a mi casa, he estado haciendo el trabajo que nos dejó la maestra.
((INUYASHA)) dice:
¿Recién? Jajaja yo lo hice hace días…
-engreído…-pero tenía razón, ella también debió haberlo hecho hace tiempo.
((INUYASHA)) dice:
Deberías irte a dormir sino te quedarás dormida en clase nuevamente :D
K-a-G-o-M-e!! (: Dice:
Creo que tienes razón…ya me voy
K-a-G-o-M-e!! (: Dice:
Adiós…cuidate…
((INUYASHA)) dice:
Chao…cuidate…tkm (por si acaso, eso le digo a todas mis amigas)
K-a-G-o-M-e!! (: Dice:
Lo sé…adiós, tkm…
--K-a-G-o-M-e!! (: Cerró sesión--
Cerró sesión y apagó el computador. Se dirigió a la salida de la biblioteca y retiró su tarjeta. Tenía beneficios tener un mejor amigo que trabaja en la biblioteca de la ciudad, podías quedarte hasta tarde realizando tus trabajos. Le dio una última mirada al edificio.
"eso le digo a todas mis amigas"
Suspiró pesadamente y sintió una lágrima que amenazaba con salir por su ojo. Se la secó antes de que eso pasara y siguió su camino hasta llegar a su casa. Ubicada cerca de la universidad, por suerte, y así mismo cerca de la casa de él. Recordó la vez que fue a su casa por primera vez, la había presentado como su enamorada…sí, eso era en ese tiempo, su enamorada…completamente enamorada…
Siguió su camino hasta llegar a una casa grande y bien decorada. Abrió la puerta con cuidado de no hacer ningún ruido y entró lentamente en ella. Dejó su abrigo en el perchero y sus zapatos al costado de los sillones. Subió lenta y pesadamente los escalones y entró a su cuarto. Dejó que su maleta chocara contra el piso y luego miró su reloj. Las 7:30 de la mañana. No estaba tan mal, tenía una hora para dormir y luego se prepararía para ir a la universidad. Se tiró con pereza en su cama e intentó conciliar el sueño.
"eso se lo digo a todas mis amigas"
¡Ah! No tenía por qué recordárselo, ella ya lo sabía. Solo eran amigos…solo tenían que ser amigos, era muy peligroso llegar más allá. Sintió que su corazón se estrujó y empezó a sollozar. ¡Por todos los cielos! ¿Acaso no había sido suficiente ya? ¿Acaso tres malditas apuñaladas a su corazón no habían sido suficientes para que entrara en razón? No…porque ella aún lo quería y sabía que sería capaz de volver con él si se lo pedía. ¿Por qué? ¿Para que aguantar tanto sufrimiento junto con la esperanza de que vuelvan a ser algo? Porque a ella le gusta…le gusta sufrir por él, a pesar de que él le había dicho anteriormente que no valía nada llorar por alguien que no merecía esas lágrimas. Y sabía que se estaba refiriendo a él.
Sabía muchas cosas Kagome, sabía que él quería terminar su relación con ella, sabía que él ya no la veía con los mismos ojos, sabía que él no era estable con sus sentimientos, sabía que todo el mundo la creía ingenua, sabía que sus amigas sentían lástima por ella, sabía mejor que nadie que se estaba haciendo daño…que él la estaba lastimando, y sabia que él lo hacía sin darse cuenta, pero también sabía que lo quería con todo su corazón y que no quería dejarlo ir…y eso la mataba cada día más…y sabía que eso siempre iba a estar dentro de ella. Aun cuando terminaron bien su relación y se prometieron ser de los mejores amigos, aun ella lo quería…y eso le dolía.
¿Qué tan bien puedes controlar tus celos? Kagome no puede hacerlo muy bien. Eso también la mataba, verlo todos los días con chicas a su alrededor y no poder acercársele. ¿Por qué?...porque no es capaz…no se siente capaz. Aparte, estaba segura de que él estaba enamorado de otra chica, era demasiado evidente. Él era demasiado predecible. Siempre supo cada uno de sus movimientos, pero prefería ignorarlos, por su "bien" aun que ella sabia que lo hacía por que no quería darse cuenta de la realidad…una realidad demasiado dolorosa que acabaría por destruirla.
Intentó secarse las lágrimas y se tapó la cara con la almohada. Suspiró y recordó las palabras de su mejor amigo.
"ya déjalo, no te mereces esto. Lo mejor es olvidarlo y empezar desde cero."
Sí, él tenía razón. Empezar desde cero era la mejor opción que tenía, pero por ahora…dormir.
Bid-bid-bid-bid-bid.
Abrió sus ojos lentamente e intentó levantarse de su cama. ¡Oh, era inútil! No podía. Desvió su mirada hacia el reloj y de un solo salto salió de su cama. Las 8:30 de la mañana. Era demasiado tarde ¡y ni siquiera había desayunado! Saco un montón de ropa de su armario y agarró el primer conjunto que encontró, lo llevó al baño y se dio un duchazo a la velocidad de la luz. Se vistió lo más rápido que pudo y cogió su maleta para bajar corriendo las escaleras.
-hermana, ¿no vas a desayunar?-pregunta soñolientamente un pequeño niño.
-no, Sota. Estoy tarde, desayuno en la universidad. Adiós-dice para salir directamente a la universidad.
Mira su reloj nerviosamente. 8:50 de la mañana. Faltaba 10 minutos para que inicie su clase. Entró corriendo por la puerta principal y se sorprendió al encontrar a sus amigas en la puerta, tranquilas conversando. Llegó jadeando hasta ellas y las miró de forma extraña.
-cielos. ¿Qué te pasó Kagome?-pregunta una chica de largos cabellos castaños, Sango, su mejor amiga.
-yo…eh… ¿Qué pasó? ¿No hay clases? Ya…es…tarde.
-¡Oh! Eso…no, la maestra faltó por enfermedad y se suspendieron las clases por hoy.
Maldita sea. Y todo este apuro para nada. Suspiró cansada y fue escoltada por sus amigas a la cafetería, pero antes de entrar Sango la detuvo.
-de acuerdo. Esta bien que te hayas retrasado, pero no puedes andar por ahí desarreglada.-le dijo mientras la escrutaba con la mirada. Kagome hizo lo mismo y suspiró resignada.
-tienes razón-dijo sonriendo, pero luego se oyó un ruido proveniente de su estómago-pero tengo mucha hambre…-se quejó como niña pequeña.
-no te preocupes-dijo una voz varonil por detrás-yo te compro el desayuno, pero apúrate que ahorita se acaba el capuchino.
Le dirigió una sonrisa al muchacho y se fue corriendo con su amiga hacia los baños. Se sujetó el cabello en una coleta alta y se arregló el polo, se maquilló y se arregló bien las botas, reorganizó bien su maleta y volvió a la cafetería.
Sentado en una de las mesas del centro se encontraba Koga y junto a él Hojo. Caminó rápidamente hacia ellos y los miró silenciosamente. Koga levantó su mirada y la clavó en sus ojos dorados.
-¿se te ofrece algo?-dijo finalmente al joven alto de mirada dorada.
-keh…sí. ¿Dónde está Kagome?-preguntó.
Levantó una ceja preocupado y confundido a la vez. ¿Desde cuando preguntaba él por Kagome? Sabía que algo se traía entre manos, sabía que él no era bueno para ella. Ya era bastante con lo que la había echo sufrir.
-¿para qué?
-eso es algo que no te incumbe, solo dime dónde está.
-esta en los baños con Sango.
-gracias-dijo finalmente para retirarse.
Entró a la cafetería seguida por Sango y se dedicó a buscar a los Chicos. Cuando finalmente los encontró se dirigió a la mesa y tomó asiento. Le dio una sonrisa cómplice a Koga y este la miro por unos segundos, luego le tendió la bandeja con su desayuno. Atacó el pastelillo sin piedad y luego tomó grandes bocanadas de su café. Cuando por fin se sintió más o menos saciada le dirigió una mirada a su amiga.
-muerta de hambre…-le dijo mientras soltaba una risita que fue escuchada por la aludida.
-¡bah!
Dirigió sus ojos hacia Koga que había estado muy callado para ser él. Este no la miraba, estaba mirando a otro lado. Ella dirigió su mirada hacia donde él veía y luego el sonrojo se apoderó de sus mejillas, sintió que él ambarino la miró a los ojos y rápidamente volteó su rostro. Koga frunció el ceño. Kagome volvió a mirarlo y rápidamente comenzó la duda… ¿acaso Inuyasha y él…? Imposible. No podía pelearse, Inuyasha se lo había prometido, aparte no sabía que podría haber echo ahora para que Koga se disgustara con él.
-Koga… ¿pasó algo con Inuyasha?-preguntó nerviosa por la respuesta.
-no, nada-respondió tranquilamente. Kagome lo miró sin creerle-solo preguntó por ti hace un rato y luego se marchó.
El sonrojo se apoderó de ella nuevamente. ¿Había preguntado por ella? ¿De verdad? ¿Para qué? Sango la miró incrédula.
-por… ¿por mi?
-sí.
-¿y qué quería?
-me dijo que no era asunto mío. Bah…ese tipo está loco.
-no digas eso…-dijo con una sonrisa en su rostro imaginando que quería decirle que no pudiera hacerlo público.
-Kag…por favor cuidate. No te ilusiones-le dijo seriamente. Kagome borró la sonrisa de su rostro y asintió con la cabeza.
-ya sé…ya lo sé…
Terminó su desayuno y miró por última vez a la castaña de su costado. Realmente era hermosa. La escuchó dar un fuerte chirrido que era su risa y luego se fue carcajeando de su lado con sus amigas…ni siquiera se despidió. Superó pesadamente y luego posó sus ojos sobre la pelinegra que se encontraba sentada mesas más adelante. La vio juguetear con su cerquillo y un recuerdo se le vino a la mente, sonrió y luego suspiró nuevamente. Sí…definitivamente necesitaba su ayuda, y ella era perfecta para eso.
Recogió su bandeja y la dejó junto con el resto ara que las laven. Recogió sus cosas y se despidió de sus amigos. Iría a su casa y dormiría toda la tarde. Se apresuró a la salida y mostró su carnet una vez más, lo guardó y luego se quedó parada sin poder moverse: él la estaba esperando. Tragó saliva lentamente y luego lo vio acercarse más a ella. le sonrió sensualmente y luego le dijo en su oído.
-hola Kag…
continuará...
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hola! bueno aqui estoy de nuevo con uno de mis fics, sé que hace tiempo que no publicaba uno pero realmente necesitaba inspiracion...weno esto tiene algunos de mis sentimientos asi que nosean duros con la criticas
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