Prólogo: Un alma atormentada
Después de Esto Cap. 1: En tí
El helado viento soplaba con una gran fuerza. La nieve cubría todo por varios kilómetros, el fuerte viento dificultaba la vista. La nieve caía y seguía cayendo, cubriendo todo de blanco. Este gélido paisaje se extendía por kilómetros y parecía no tener fin. No parecía que algo pudiera sobrevivir en el medio de estás extremas condiciones; pero esto fue desmentido cuando un ser tirado y cubierto parcialmente por nieve comenzó a intentar levantarse. Utilizando toda la fuerza que le quedaba, después de unos momentos de duro esfuerzo logro sentarse. Vestía con una simple túnica negra con un gorro que cubría su rostro con su sombra. Ésta tenía varios grabados y diseños desgastados por el tiempo y en varias partes estaba rota. El aire que salía de su nariz era visible gracias a el gélido ambiente. Traía los restos de lo que alguna vez pudo ser una gloriosa armadura, parecía estar hecha de bronce. Sin embargo éste ya estaba bastante descolorado y lleno de golpes. Esto evidenciaba que esta había tenido que aguantar una violenta batalla. De la sombra que cubría la cara de aquél ser, escapaban varios mechones de un muerto cabello, blanco en las puntas y algo güero mientras se acercaba más a su raíz. Sin embargo el color que predominaba era el rojo, una gran parte de el cabello de aquella persona estaba teñido de rojo sangre. Varias gotas de aquel vital líquido salían desde las sienes de aquel aturdido y herido ser, mientras continuaban resbalando sobre su pálida cara. Su piel era casi de el mismo tono que la nieve misma, evidenciando que había perdido una gran cantidad de sangre y corría el riesgo de desangrarse. A un lado de aquella persona se encontraba una rota espada de el mismo color de la sangre, rota por la mitad. Gotas de un ácido líquido verde se encontraban a lo largo de la hoja de aquella espada. Destruyéndola por completo mientras comenzaban a evaporarla. El ser realizo un último esfuerzo para pararse, sin embargo fracaso y solo termino en una posición de cuclillas mientras que con un brazo se detenía para evitar caer a la nieve de nuevo. Con la otra mano tomaba su cabeza intentando concentrarse en la situación actual y no quedar inconsciente. Sus ojos lograron abrirse paso entre la poderosa nieva y al fin logro observar a su objetivo. Sin embargo este se encontraba muriendo. A unos cuantos metros de los ojos de el observador se encontraba un esqueleto. Alguien sin mucho conocimiento de lo sobrenatural diría que solo se trataba de un simple muerto caminante. Sin embargo este sería un error que pagarían muy caro. Ahí se encontraba el Lich arrodillado, con varios huesos rotos y con su segundo cuerno en el suelo. Toda su túnica había sido quemada. Unas pequeñas flamas de su maldito fuego verde lo rodeaban. Sin embargo estas apenas resistían el helado viento a el igual que su creador. El Lich comenzaba a ponerse negro. Rápidamente sus huesos se oscurecían y morían para después caer a el suelo como si fueran cenizas. Poco a poco la más grande amenaza que la vida ha tenido comenzaba a llegar a su fin. El brillo verde de sus ojos comenzaba a perder fuerza a medida que más partes de su esquelético y ahora quebradizo cuerpo caían convertidas en cenizas. A pesar de estar enfrentándose a su inminente muerte, la cual no pudo ser lograda ni por el gran Billy; este sonreía. Y poco a poco comenzó a reír, no de una forma burlona pero más irónica. Su muerta y seca mandíbula se comenzó a mover lentamente mientras unas graves y muy serias palabras eran pronunciadas. El destino de éstas era el ser que encontraba a unos metros de él, observando.
Después de todo lo que hemos vivido…¿así terminara todo? La última conclusión de todo por lo cual has luchado desde que dejaste tu hogar…¿tú triunfas sobre mí?
La negra infección estaba comenzando a cubrir su cráneo. Tenía unos diez segundos antes de desaparecer y partir de el mundo material. Su cráneo comenzaba a quebrarse y varias partes comenzaban a desmoronarse. Para este punto la mitad de su mandíbula cayó a el helado suelo y la nieve comenzó a cubrirla.
No….conmigo pasara lo mismo que paso con todos los demás….que destruiste…..seré inmortal…..porque…yo….siempre viviré…..
El Lich termino de convertirse en cenizas, dejando nada más que un pequeño montículo de aquel arenoso material. El cual rápidamente fue llevado y esparcido por el paisaje gracias a el potente viento que de inmediato lo llevo a el aire. El otro ser viendo que todo al fin había terminado, logro pararse e intento caminar. Lo cual logró con una gran dificultad mientras se tenía que detener la cabeza para no caer desmayado y morir de frío. Antes de partir observo su querida espada que se encontraba en el suelo, rota por la mitad y con varias partes quemadas de donde emergía humo. Entonces observo su brazo derecho atentamente y con solo pensarlo, con la velocidad de un relámpago se extendió una ligera estructura verde que a continuación procedió a tomar la forma de una verde, maldita e infaliblemente precisa espada. El ser rápidamente comparo el arma que se extendía desde su antebrazo con la otra que se encontraba inutilizada y ya parcialmente hundida en la nieve. Después de observar atentamente durante unos momentos, mientras respiraba fuertemente intentando recuperarse un poco de el esfuerzo. Tomó una decisión, y retrajo su maldita arma debajo de su brazo mientras observaba con pena y tristeza a su más fiel compañera desde hace un largo tiempo.
Haz cumplido tu papel en esto…..gracias por todo…..
Habló lentamente bajo su aliento mientras sus labios apenas y se movían. Sin más opciones reunió toda su fuerza y voluntad y comenzó a caminar en la dirección que se encontraba hacía su sureste. Caminaba lenta pero muy determinadamente, no dispuesto a rendirse en llegar a su extrañado hogar y recuperar todo lo que perdió hace ya un muy largo tiempo. Sin embargo mientras se encontraba caminando el gélido viento mismo le hablo y dijo
Yo….siempre viviré…en ti…Finn….
