Escogida, aún si no lo crees

Cap.1 Una fiesta

-Gracias querida Bilba por acompañarme, créeme que no nos tardaremos demasiado.

-No importa, tomar un camino extra no hay problema. Además, en esta parte del bosque no hay de que preocuparse con los guardias cuidando.

-Tienes razón. Por cierto, que lindo vestido usas, ¿Segura que no es de fiesta?

-¡Para nada! Era vestido de diario de mi abuela, como era muy "Femenina" siempre quiso verse linda, mi madre me lo regaló porque dijo que era de mi talla, además es bueno para esta clase de paseos, sólo es la pinta de que sea de fiesta.

-¡Oh, como era coqueta la señora Bella!

Llegaría el año nuevo para el pueblo de Durín y la valiente integrante de la compañía de Thorin Escudo de Roble: Bilba Bolsón asistiría por invitación no sólo del rey en si, ni de su familia, sino de todo el pueblo de Erebor. Dos años después de la caída de Smaug y de levantar el reino con mucho esfuerzo, Bilba había permanecido en su hogar hasta la fecha, en su habitual vida en la Comarca aunque era un poco difícil después de haber experimentado tantas situaciones junto al grupo de enanos. Pasados dos años la compañía deseó ver a su fiel amiga y la mejor manera era con una celebración, el día de Durín al que ella asistirá con gusto. Ésta se llevaría a cabo con buen ánimo por todos los enanos que viven nuevamente en su tierra de origen luego del forzoso exilio.

Gandalf también fue invitado así que acompañaba otra vez a la hobbit en el viaje, por suerte todo el camino había sido tranquilo y no tendrían contratiempos peligrosos para no llegar, sin embargo, el mago tenía un asunto que hacer en el reino del Bosque Negro y Bilba, no iba a negarse a acompañarle en esta pequeña parada.

Sinceramente deseaba ya llegar a Erebor para descansar, pues por esta parada llegarían a la media noche con los demás, pero como es una hobbit honorable no va a hacerle el feo a su amigo enano. Fue un viaje largo y los dos se alegraron al divisar la montaña, esperar un poco antes de llegar no afectará.

En esta temporada, aunque el otoño está por acabar y el invierno hará prontamente su entrada, tanto en el reino del Bosque negro como en el reino de Erebor, hay humor para festividades ahora que la presencia de los orcos ha disminuido considerablemente; no obstante, las celebraciones en cada reino son sumamente distintas…

-¿Está todo en orden?

-Si mi señora, las habitaciones para las visitas están preparadas como nos lo pidió.

-Me complace oírlo, puedes irte a descansar -Dijo la princesa de Erebor con complacencia, la enena a su servicio hizo una reverencia y se retiró de la habitación -, ya sólo falta que lleguen, me dará tanto gusto conocer a la famosa hobbit.

-Te agradará madre.

-No lo dudo hijo, tú y los demás dicen cosas sorprendentes, que una hobbit ajena a nuestra raza se aventurara con una compañía de enanos rumbo a un castillo tomado por un dragón despiadado, eso no se ve todos los días.

Tocaron a la puerta y entraron Fili y Balin, el segundo trayendo unos papales que deja en la mesa delante de Dís.

-Los preparativos para la fiesta van sin problemas, será otra gran celebración.

-Gracias Balin.

-¿Aún no llegan ellos? – Preguntó Fili acercándose a la ventana donde se podía divisar la entrada al reino.

-No, pero ya no han de demorar, es un viaje largo.

-Tienes razón.

-Balin, dime si hubo contratiempos con el encargo del rey Thranduil.

-Oh ninguno, los adornos de los candelabros y de las mesas fueron entregados esta mañana, se veían complacidos con el resultado, hablo de la capitana.

Tranquilizó a Dis escuchar eso… como también, por ser fémina y madre cuenta con una vista aguda, notando como su hijo menor sonreía con el comentario de aquella elfa Silvana, con hermoso cabello cual fuego.

-No somos los únicos con fiesta, el reino del Bosque Negro también está ocupado con su celebración, pero ¿Qué festejan? No creo que el año nuevo como nosotros.

-Ay no Fili, nada de eso -Dijo Dis tomando uno de los tantos papales que tenía al frente -según el escrito que le llegó a Thorin, es una fiesta de selección.

-¿"Selección"? -Dijeron en unísono los hermanos príncipes.

-¿De qué?

-Para esposa.

-¿"Esposa"?

-¿Para el príncipe? ¿O para el rey?

-Para el rey -Dijo la nieta menor de Thror con mucha tranquilidad, no dando mucha importancia a la celebración de los elfos, mientras que sus hijos tenían los ojos y boca bien abiertos, Balin divertido por sus reacciones.

Miró por el rincón, podía verse el salón iluminado y todo delicada y finamente decorado para la ocasión, la música bellamente amenizando con parejas en el centro bailando, jóvenes apuestos y las damas… ni que decir, venían con mucha elegancia, hermosura y deslumbrante encanto para esta fiesta; para tener oportunidad de que alguna de las hermosas damas elfas que están presentes, se convierta en la nueva reina del Bosque Negro. Enfocó la visa al fondo, ahí estaba su padre sentado en su trono con una pequeña mesa cercana a él con una botella de vino, una copa a la mitad servida y algunos bocadillos, con sus orbes de tono al hielo puetos en el centro de la celebración.

Legolas suspiró, no imaginaba que vinieran tantas señoritas, una mano lo sacó de su pensamiento, eran Tauriel y su tío Adanëaro.

-Pensé que compartirías un poco con los invitados.

-No tengo mucho que hacer, además este tipo de fiestas no me llaman demasiado.

-Legolas yo te pregunté si esto te molestaba por tu madre.

-Claro que no tío, no es lo que te imaginas -Dijo el príncipe elfo queriendo mostrarse de acuerdo con lo que dijo, mirando al mayor a los ojos -, no tengo muchos recuerdos de mi madre así que no duele tanto su recuerdo, además no debo ser egoísta pensando que mi padre no pueda tener una nueva esposa, no cuando tuvo el tacto de preguntármelo.

-Mi sobrino preferido está madurando, ¿No lo crees, capitana? -Dijo guiñándole un ojo, la chica elfa no pudo evitar mostrar una sonrisa, mientras Legolas lo miraba con algo de rubor.

-Hace mucho que crecí, y soy tu único sobrino.

-Por eso eres el favorito – Habló presionando con afecto su hombro.

-¿Pensaste que no vendrían tantos presentes? -Habló Tauriel echando un vistazo como él, fijándose en las elegantes señoritas que lucían cuales princesas y más lindas aún al bailar.

-No lo sé, el carácter de mi padre no ayuda mucho aunque el puesto de reina suena tentador para toda joven casadera -Mirando de nuevo hacia la multitud en el salón.

-Pues ya veremos a quien de estas bellas jóvenes escoge mi "Afable" hermano, sólo espero que no sea una que tenga el carácter tan agrío o entonces no me aparezco por aquí hasta el próximo milenio – Dijo el mayor fingiendo aspecto de espanto, haciendo reír a los jóvenes.

Así es, en el reino del Bosque Negro se lleva a cabo la fiesta para que el rey Thranduil escoja una nueva esposa, algo que para quienes lo conocen, hacer algo así es ilógico por el amor que le tuvo, o tiene aún por su esposa fallecida.

Pero tiene un hermano menor que es más realista.

Flash Back

Thranduil observaba a Legolas y Tauriel compitiendo en un pequeño concurso de arquería, solamente ellos dos, veía a su hijo relajado con aquella chica, contento, hasta riéndose, hace tantísimos años que no lo ve reír así; al menos no en su presencia, delante de él se mantiene serio, respetuoso, lo cuestiona si es necesario pero no se ve igual a cuando niño. Cuando corría a él y lo abrazaba con todas sus fuerzas de bebé, le decía que lo quería con todo lo que sus pulmones y voz le daban abasto. Tantos siglos de aquello que parece fue un buen sueño, nada más.

-Erré, pero quiero reponerlo, ¿Qué debo hacer para que mi hijo se acerque a mí?

-Madre siempre dijo que debías relajarte, o si no darte un chapuzón en el río, dime hermano ¿Otra vez piensas en Legolas?

El rey elfo se alejó de la ventana regresando a su mesa donde había papeles con asuntos a tratar, sin embargo, los ignoró por completo, colocando sus codos en el escritorio y descansando la cabeza en sus manos, con aspecto cansado, Adanëaro se acercó luego de servir vino en una copa, la puso a un lado de su hermano pero también a ésta ignoró.

Con él si podía mostrar lo cansado que estaba en varias ocasiones, sea de vivir tanto, sea de los problemas con las arañas, sea de situaciones internas, delante de su hermano puede sacar esa faceta que se niega con fervor a no mostrar a los súbditos, menos a su hijo.

Adanëaro era el hermano menor de Thranduil, su piel era ligeramente un poco más tocada por el sol pero sus cabellos eran igualmente claros como el mayor, ha permanecido al lado de su hermano tan cerca cómo puede porque ese fue el deseo de su madre antes de morir. Su especialidad de combate era cuerpo a cuerpo, algo no muy común entre los elfos, de ahí que sea más fornido que su hermano, otra cosa en que era distinto a Thranduil es en el carácter; pues si el mayor era serio, frio y reservado, el otro era más abierto y no tenía tapujos en decir verdades, especialmente a su hermano mayor.

Dio un apretón en el hombro del rey y ya que no cedió a su copa, él la bebió sin problemas, Thranduil podía sentir como sus problemas en realidad no afectaban al menor, seguramente su ligereza es porque nunca tuvo hijos, aunque siempre vio en Legolas a uno.

-Pienso que lo haces bien, fue una fortuna del cielo que tu hijo decidiera al final no partir al norte, no lo habríamos visto en mucho tiempo.

-Estoy consciente de ello.

-Ya que estará aquí otro rato, aprovecha la oportunidad, al fin y al cabo, tenemos todo el tiempo del mundo, tal como le dijiste a Escudo de Roble, cien años en un parpadeo en la vida de un elfo.

-… Lo dudo -Habló después de una breve pausa.

-Ah… admites que nos parecemos a los enanos y humamos después de todo, ¿Ves como si tenemos en común con ellos? -Dijo el menor de los hermanos con una sonrisa irónica.

Dejó a su hermano mientras se paseaba por el estudio bebiendo de la copa, Thranduil masajeó sus parpados antes de recargarse en la silla.

-No sé que más debería hacer, él no se comporta conmigo igual que contigo.

-Porque yo no tuve que mostrar pose de rey fuerte e inmune a las calamidades, te dije que te midieras en eso, pero no me haces caso, por ser el mayor crees que lo sabes todo, que mal por ti hermanito -Dijo irónico, ese tono molestaba al rey… pero estaba tan acostumbrado como al respirar.

Oyó que Legolas reía por haber ganado el concurso de arquería y Tauriel riendo igualmente, se oían divertidos y la risa del príncipe lastimaba al padre cual si hubiese ido golpeado por el mango de una espada. Legolas no reiría si estuviera en presencia suya, se reservaría, pero si es con Tauriel, Adanëaro o quien sea… el sonreirá.

-Entonces dime ¿Qué debería…?

-Un hermano -Soltó con ligereza el elfo, acabándose su trago de un vuelo, el rey quedó confuso.

-¿Qué dijiste?

-Desde niño él tenía deseos de un hermano, ya adulto pienso que la presencia de un hermano menor, de un bebé alimentaría en Legolas las ganas de permanecer más tiempo en su hogar, porque tendría a alguien a quien enseñar, así como tú me enseñaste a mí, claro que no te igualé el carácter o nos estaríamos matando; pero no será así con él, le nacería una responsabilidad para permanecer en el reino por amor a cuidar a alguien que lo necesita.

-¿Estás diciendo que él siempre quiso un hermano?, ¿Qué hay de su madre?

-Ambos sabemos que mi hermana murió cuando él todavía no podía ni hablar, no tiene en realidad recuerdos de ella, Legolas entendía tu pena y tu decisión de no casarte otra vez, sin embargo, la ilusión de un hermano menor le haría sentir que somos de nuevo una familia -Las cejas del rey se curvaron por lo último dicho.

-Nunca dejamos de serlo.

-No lo hiciste ver así cuando ella murió y tú te volviste duro para no recaer en la desesperación, pudiste refugiarte en Legolas o en mí, pero no lo hiciste, como sea eso ya es pasado y ésta es una sugerencia, si tienes algo mejor, te escucho.

Thranduil quedó muy pensativo por un rato, en todo momento con la vista a la ventana oyendo a su hijo y la chica reír, conversar, abriéndose de una manera que con él no ha sucedido; el rey elfo pasa la mirada a su hermano que se sirve otro trago.

-¿Realmente le haría bien?

-No hablo sólo del bien de Legolas, también por ti hermano -Thranduil fijó su mirada aún más contrariado por sus palabras -Mi hermana no volverá, la dama de Lothlorien lo vio en su visión, su alma descansará para siempre en las estancias de Mandos ahora y después de que el mundo cesé, tu matrimonio acabó y tú puedes volver a tener una nueva esposa.

-Eso no es posible – Andarëano rió sin timidez delante del mayor.

-¿Si? ¿Crees que tú padre lo pensó con mi madre?

La mirada azul como el hielo esquivó a la mirada azul como el mar por una franquicia de segundos.

-Somos de diferentes madres, pero del mismo padre, no lo olvides, el rey Oropher no tuvo dudas al conocer a mi madre de que ella sería quien diera luz en su vida, dime si él tuvo la misma negativa que tú, que tengo entendido tú jamás te negaste al matrimonio, entonces ¿Porqué ahora te lo niegas?

-No es cualquier cosa unir nuestra vida a otro ser, somos inmortales y no podemos tomar el matrimonio a la ligera.

-Por eso tú no escogerías a una mujer por el simple deseo de tener un hijo que sea el hermano de Legolas y éste quedarse en el reino por él, porque quien fuese tu nueva esposa también debería ser sino una madre, una amiga para Legolas, alguien a quien admire y respete; por eso digo que es por el bien de él y el tuyo.

Thranduil no soportando esta discusión abandonó el salón con el semblante de molestia que elfo que se topara con él, hacía reverencia y se alejaba tanto como pudiera, lo que más le hacía recalcar esa mirada de fastidio…

Es que tenía razón.

Fin del Flash Back

Era su tercera copa de vino, una buena elección aunque esto desde luego que no le provocaría embriaguez, esta noche no es momento de ponerse en ese estado aunque él jamás fue adepto, debe estar lúcido para escoger a la nueva reina del Bosque Negro; sin embargo así no haya tomado gota alguna de vino; ninguna de las hermosísimas y deleitables elfas a la vista, complacía su sentir; el rey se estaba guiando por algo más que la mirada, algo más que las despampanante belleza que aquellas elfas ofrecían. Otro en su lugar habría optado por la primera que entró o incluso sufrir de dolor de cabeza por no saber a cuál escoger, o incluso optar por el concubinato; Thranduil Rey de los elfos, ¡Jamás!

Las damas se habían acercado a él para saludarle con una reverencia como dicta la norma, un momento donde era más certero a que el rey se fijara en ellas, pero a ninguna dio mucha atención, ni en ese momento ni cuando con elegancia y gracia bailaban para deleitarlo; Thranduil sencillamente no sentía algo más que aburrimiento, si , estaba comenzando a aburrirse y creer que no valió la pena nada de esto, que debe buscar otra manera para acercarse a Legolas; claramente, el bien que debía ser para los dos, sólo debe ser para su hijo, él ya es mayor y no hay más remedio en un corazón lastimado de tantos y tantos siglos.

-Es inútil.

Se levantó con gracia de su trono, ocultado la pesadez del momento que estaba pasando, ahí no había nada para él, nada que valiera la pena.

-Está bien pero sólo porque insististe, pero no voy vestido para la ocasión, tengo el traje de guarida.

-Eres el príncipe se te disculpa, al menos por cortesía, es tu padre quien debe elegir.

-Pues dudo que suceda, hasta hora ya debió escoger al menos una.

-Vaya, sonaste como si fuesen ganado a seleccionar –Arqueando la ceja.

-… Lo siento -Dijo apenado.

Elros atendió al mago y a la hobbit en la entrada, pasando a un lugar más privado para no inmiscuir en la fiesta, Gandalf debía pasar al reino porque Andarëano le había prometido que podía tomar frutos de los árboles que sólo la familia de Oropher podía hacer emerger con encantamientos especiales que sólo ellos sabían, los necesitaba para un truco mágico que quería realizar en la celebración de Durin, esos árboles estaban en la parte privada de un jardín donde sólo el rey y su familia podían entrar. Por la ayuda que dieron en la batalla de los cinco ejércitos, Gandalf se ganó ese permiso, así como la hobbit por haberle dado del al rey aquel collar que perteneció a la amada reina, fue parte del pago que Thorin le había dado por su valor y esfuerzo, pero para ella no tenía más valor de lo que para el rey elfo significaba.

-Le agradezco.

-Los escoltaré al jardín, dijo el señor Andarëano que tomara los que deseara.

-Prometo que no serán demasiados, sólo los necesarios.

-También dijo que la señorita Bolsón podía tomar las flores que fuesen de su gusto.

-Muchísimas gracias -Dijo la hobbit Bolsón encantada con la noticia.

Elros los escoltó mientras se oía por el pasillo la música de la festividad, al llegar ante una gran puerta de cedro con decorado de un gran árbol y las hojas de este decoradas con esmeraldas dándole forma, el elfo abrió la puerta hallándose del otro lado un jardín con árbol grandes y frondosos que con la luz de la luna hacían brillar sus ojos, flores de muchos colores y olores hermosos, Bilba quedó tan encantada que no supo cuando Elros se retiró y cerró la puerta.

Gandalf la sacó de su estado dándole una leve palmada en la espalda.

-Anda ve todo lo que quieras, una oportunidad así es única.

-Vaya que si, este lugar es hermoso.

-Para alguien que ama la naturaleza como una hobbit esto es el paraíso, buscaré esos frutos, tú querida Bilba da tu paseo y toma las flores que gustes.

-Las quisiera todas, ¡Todo el jardín! -Habló emocionada alejándose del mago para recorrer con ansias el lugar, Gandalf rió por su emoción.

Continuara…