Sinopsis
Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.
Han pasado dos años y aún quedan mortífagos fieles a la ideología de Tom Riddle. Una nueva orden oscura compuesta por aprendices de Voldemort se ha propuesto acabar con la paz del mundo muggle y mágico. Continúan el cometido de su precursor e incentivan la matanza y el terrorismo en el país de forma crítica.
El Ministerio ha diseñado un programa para darles caza...
Harry potter, Fem Snape. Snarry.
Esta historia y sus personajes pertenecen a JK Rowling.
Sentencia en Wizengamot
POV HARRY
Cuando se me dijo que yo era el elegido... Quien cumpliría la profecía, francamente...
No era esta la victoria que esperaba.
Tras derrotar a Voldemort y haberme desecho de la varita de Saúco regresé a lo que quedaba de escuela junto con Ron y Hermione. Los aurores ya habían hecho acto de presencia y evacuaban a los heridos a San Mungo.
Luego se procedió al traslado de cadáveres, donde varios nos ofrecimos como voluntariado para colaborar en la búsqueda e identificación. Desde la nacida del sol hasta su puesta se recolectaron alrededor de 50 cuerpos sin vida. Aquellos que murieron bajo una maldición que desmaterializó su cuerpo fueron clasificados como irrecuperables. Las familias de estudiantes empezaron a llegar en masa, un momento devastador.
Lo que fue, a todas luces, la escuela más prestigiosa de todo el Reino Unido ahora no era más que un castillo desmoronado cubierto en polvo. Voldemort ya no estaba, pero la sensación de incertidumbre era la misma. Aún quedaban mortífagos en libertad.
Inicié una ruta en solitario por los jardines del castillo mientras procesaba toda la información que poseía, en mi camino pisé un retal desgastado que reconocí al instante. Era el que anteriormente había estado hondeando en lo alto del castillo. El distintivo de las cuatro casas unidas en un único emblema representativo a Hogwarts.
Cuatro casas que, pese a sus diferencias, mostraron unidad en batalla.
Lo recogí y lo aporté para cubrir una de las víctimas del acto terrorista mortífago. Por su uniforme y proporción resolví que era un alumno de cuarto año integrado en la casa Ravenclaw y también supuse que una de las familias que recién habían aparecido habían asistido para recuperar su cuerpo.
Y no me equivocaba.
Un tal Thomas, por lo que llegué a escuchar. Terminé por apartarme de la escena para hacer un vistazo general. Ya quedaban pocos cuerpos por transportar. Todos ellos serían portados lejos de la escuela hacia su ciudad natal, donde recibirían entierro digno y una merecida despedida de familiares y amigos.
Todos ellos...
Repentinamente, caí en la cuenta de que había un cadáver que faltaba por recoger. Uno que ninguna familia o pariente había venido a reclamar, ni amigos. Uno que yacía solo con la garganta abierta.
El cuerpo sin vida de la profesora Snape.
Descendí por las escaleras hacia el embarcadero del lago con el hechizo lumus activado y un equipo de cuatro aurores escoltándome. Los dirigí hacia el interior de la obra y allí la vimos, exactamente igual a la última vez que la dejé, la profesora Snape yacía apoyada en una vidriera cubierta en sangre.
Dos de mis acompañantes se acercaron a ella para confirmar su defunción y los otros dos hicieron aparecer, a golpe de varita, una camilla que guiaron cerca de la fallecida para proceder a su traslado. Me mantuve al margen mientras observaba a los aurores hacer su trabajo.
Sentí angustia por el final que había tenido esa mujer en esta historia. Después de todo, su mayor pecado fue no contar con la orden para obrar en solitario. "Nunca fue muy cooperativa", se me ocurrió justificar.
O bueno, puede que sí. Solo bajo mandato de Dumbledore, o ese fue el mensaje que capté tras sumergirme en sus recuerdos totalmente ajenos a mi conocimiento hasta el día de ayer. El pensadero me había revelado un enorme arsenal de información referente a mi profesora de pociones que yo, hasta la fecha, desconocía. Empezando por su amistad con Lily Evans, mi madre, hasta su infiltración en filas enemigas con tal de procurar una venganza lenta pero impecable.
Y todo ese embrollo de protegerme a mí en el camino. Veladora, espía y maestra. La profesora Snape se había convertido a mis ojos en un digno ejemplo de combatiente benefactora y heroína. Mujer coraje y fuente de inspiración que, me prometí, jamás olvidaría.
En sus últimos momentos me exigió que conectáramos miradas para confesarme que mis ojos semejaban a los de mi madre. Fue la primera vez que la sentí mirarme por encima del odio infundado que habíamos sembrado en nuestro camino de convivencia como profesora y alumno. No sabría definirlo bien... No me miró como el hijo de James Potter, ni como el legado de su mejor amiga de la infancia, tampoco percibí que se comunicara con mi madre a través de mis ojos.
La sensación era como si el mensaje fuera dedicado a mi. Un especie de "perdón" muy encubierto. Aunque tenía serias dudas al respecto, no era su estilo disculparse.
Esos misteriosos ojos oscuros ahora permanecían cerrados, su tez más pálida que de costumbre en contraste con el rojo de su propia sangre que cubría su cuello. El líquido se había deslizado por su garganta hacia la clavícula, donde el carmín se perdía a la vista para dar paso al negro de la gabardina que siempre portaba, símbolo de un luto a diario.
Fue en ese preciso instante, ojeando la vestimenta de la abrupta pocionista, que me percaté de un sospechoso detalle. Su pecho subía y bajaba muy, pero que muy despacio.
Parpadeé repetidas veces para aclararme la visión y estaba por la labor de limpiar mis gafas con la tela de mi camiseta cuando descifré que probablemente mi perspectiva no era del todo errónea, los aurores reclamaron mi atención para confirmarme la sorprendente revelación.
-Señor Potter, esta mujer... Está viva.
Aquel que la había analizado la incorporó hacia adelante con cautela mientras su compañero extraía de su botiquín un recipiente de vidrio con un líquido granate que vació entre los labios de Snape. Un potente rehabilitador, supuse. Ella lo recibió con una protesta semejante a un gemido casi inaudible, librándome a mi de dudas.
Severa Snape estaba viva.
Y yo helado, quieto, estático y conmocionado a partes iguales. Contuve la respiración sin apartar la mirada de la desvanecida a la vez que me invadía una vertiginosa sensación de ansiedad.
-La herida ha cerrado pero hay una importante hemorragia interna y varios hematomas que hay que tratar.-Diagnosticó el auror que la examinaba.-Nada que no podamos remediar, pero necesitará de tratamiento clínico.-Notificó a su compañero a la vez que, entre dos, dispusieron a la jefa Slytherin en la camilla, lista para el transbordamiento.
Todo esto me desubicó en desmedida. ¿Con vida? Yo la vi morir... ¿O me había equivocado? ¿No se había asegurado Voldemort que Nagini acabaría con ella?
Tan pronto como caí en ello, me aventuré a preguntar.
-¿Y el veneno de Nagini?-Intervine desorientado.-La mordedura de esa serpiente es letal, únicamente puede ser erradicada por una intervención inmediata de magos expertos doctrinados en medicina mágica.-Argumenté recordando el nefasto evento del que fue víctima Arthur Weasley dos años atrás, en la sala de misterios, y como se salvó de milagro.
Tres de los aurores salieron con una Snape inconsciente en camilla mientras que el último se quedó a conversarme.
-No hay señales de envenenamiento, señor Potter.-Me dijo.-Pero si de un corte rápido y letal y un tratamiento mágico demasiado avanzado.-Explicó como si no diera crédito.-No se qué clase de poción curativa ha podido hacer esto pero definitivamente le ha salvado la vida.
Tras esto, desapareció del lugar.
Ciertamente, no entendía nada. Sabía de antemano que esta profesora poseía talento anti-natural en distintas áreas mágicas, pero esto ya me superaba.
Ron, Hermione y yo eramos incapaces de detener la hemorragia del ataque que sufrió, mucho menos frenar el avance de un veneno tan poderoso que impedía la cicatrización. ¿Habría Snape logrado hacer un tratamiento de la herida en su condición? ¿Incluso después de sufrir la inconsciencia? Cada vez me tornaba más pesimista con el tema.
En mitad de una profunda meditación acerca de cómo narices se las hizo Snape para conservar la vida, escuché el inconfundible sonido del aleteo de un ave. Alzé la mirada para encontrarme con Fawkes, el Fénix de Dumbledore, descansando en uno de los tablones del techo mientras observaba la escena.
¿Y qué hacía Fawkes allí?
No lo había vuelto a ver desde que Dumbledore murió...
La línea de mis pensamientos me propulsaron hacia un recuerdo en particular, un recuerdo que acudió a mi mente de forma tan implacable que ignorarlo era sencillamente imposible. Una estación similar a King Cross iluminada y limpia, Dumbledore y yo hablando del patronus de Snape y él dedicándome unas palabras tras la mencionada y ruda profesora.
"En este caso... Enmendaría mi frase inicial por esta otra. En Hogwarts siempre se prestará ayuda...A quien la merezca."
A quien la merezca.
Y el rompecabezas se solventó por sí solo...
Fawkes. Un ave que solo acude tras demostrar verdadera lealtad a Dumbledore, capaz de curar cualquier herida con una sola gota de lágrima y acabar con el veneno de reptil.
"No sientas pena de los muertos, sino de los vivos. Y sobretodo de aquellos que viven sin amor."
Ahora entendía lo que, furtivamente, Albus Dumbledore quiso decirme...
La sala del Tribunal Wizengamot está al completo, para mi sorpresa. No esperaba ver a tantos presentes para un único caso de investigación judicial pero debido a mi historial soy consciente de que no puedo opinar mucho del tema ya que no he sido testigo de muchas vistas como esta, vistas de gravedad absoluta.
Al menos, la de Lucius Malfoy o Dolores Umbridge no fueron tan concurridas. La condena fue decisiva e impecable, cadena perpetua en Azkaban.
El caso de Draco y Narcissa Malfoy fue reconsiderado gracias al testimonio de la orden y mi apoyo... Y pese a que considero que dispongo de pruebas suficientes para salir victorioso hoy, no puedo evitar sentirme temeroso por el desenlace que tendrá esta convocatoria. Reconozco un gran número de los asistentes que han venido. En nuestro panel estamos la familia Weasley... También han venido profesores, Mcgonagall, Sprout, Slughorn, Flitwick... Hagrid destaca por encima del resto, ocupa dos asientos y medio.
Por otro lado, frente a mi tengo visibilidad de los distintos invitados del panel paralelo, entre los cuales distingo a Rita Skeeter con su inseparable pluma, tintero y cuaderno de notas. Estoy seguro que intentará sacar provecho de este pleito para relatar un artículo o biografía de la acusada semejante a aquella obra colmada de timos y mentiras que publicó acerca de Albus Dumbledore.
Dumbledore... Hoy nos habría sido útil.
Entre voces y murmullos impacientes que se atropellan unos encima de otros, mi amigo se abre paso para hacer un ocurrente comentario.
-Tengo hambre.
-¡Ron, cómo puedes pensar en comida a estas alturas!-Se escandaliza Hermione saltando de su asiento.-Esto es un juicio, no un patio de recreos. Inyéctate una dosis de seriedad, por favor.-Sugiere inflexiblemente.
-Si... El juicio de la profesora Snape.-Recuerda aquel con un deje de aversión.- ¿En qué nos afecta eso? En serio, no es algo que ella haría por nosotros.-Protesta indignado.- Deberíamos dejarlo en manos del Ministerio. O mejor aún, de los dementores... Aunque es una pena que ya no trabajen en Azkaban.
-Ronald Weasley, debería darte vergüenza.-Interviene con voz autoritaria la señora Weasey desde los asientos de atrás. Ron resopla sonoramente preparandose para la reprimenda.- Todos formamos parte del mismo bando. No podemos abandonar a los nuestros a su suerte, sea quien sea y por poco que te agrade Azkaban no es una condena justa.
-Exacto.-Secunda Arthur, su marido.- Puede que Snape fuera mas independiente dentro de la orden, pero su causa coincide con la nuestra. Su verdadera lealtad pertenece a Dumbledore, y eso es algo que debemos respaldar hoy.- Argumenta sereno desde su asiento. Acto seguido acomoda su mano sobre mi hombro en señal de apoyo.-Harry, es nuestro deber levantar la voz en estos casos. La verdad siempre sale a la luz, o eso dicen los Muggles.-Comenta con una sonrisa.
Yo río y asiento con la cabeza mientras dirijo mi vista al frente. El ministro Kinglsey ha entrado en sala acompañado del fiscal, Berthomus Karls, quien tomará veredicto y sentencia del caso.
Berhomus Karls. "Un juez reconocido y justo", así lo definió Ojo Loco alguna vez.
El ministro toma asiento entre las filas de jurados mientras que el magistrado se posiciona en el lugar más céntrico, el estrado superior.
-Todo esto me inspira desconfianza.-Murmura Ginny sentada a mi lado mientras me agarra la mano. No la culpo, me siento igual al respecto. Todas las ocasiones que he asistido a este lugar suelen venir acompañadas de un espinoso evento o imprevisto que desmejoran más aun las cosas.
Tres golpes de martillo se hacen sonar en la estancia y los murmullos se apagan para dejar que el juez tome la palabra.
-Yo, Berhomus Karls, Protector de la ley en el Ministerio y Jefe Supremo, presidiré este tribunal junto con el Ministro, Kingsley Shacklebolt, y la audiencia jurisdiccional.-Decreta con suma seriedad a la vez que dispone en orden varios folios sobre la mesa.-Así pues, expuestos estos términos, podemos comenzar la sesión de hoy, día 4 de Julio a las 16:00 horas. Que entre en sala la acusada.
El gran portón se abre y por su umbral se presentan tres personas de las cuales solo una me interesa. La única que porta cadenas en sus muñecas y los ojos vendados con un extraño retal. Se trata de la profesora Snape escoltada por dos aurores.
Los murmullos del personal vuelven a tomar fuerza. Mi mirada, al igual que la del resto de los asistentes, la persiguen en su camino hacia el centro del tribunal. Viste una camisa blanca de algodón, unos pantalones negros de traje y botas de tacón. Sin su clásico abrigo o túnicas oscuras aparenta la imagen de otra persona, una muggle incluso. Es curioso como su andar destila seguridad y elegancia, teniendo en cuenta que camina sin ver nada.
-¿Tú lo entiendes tío?-Susurra Ron, incapaz de contener más la palabra.- Tan solo mírala. Va a sus anchas como si estuviera por los jardines de Hogwarts en una plácida tarde de primavera.-Expulsa subiendo el tono varias escalas, atónito.
-Quizás es porque sabe que no es culpable y tiene la conciencia tranquila.-Se me ocurre decirle en un encogimiento de hombros.
-O porque realmente es mortífaga y tiene la sangre fría.-Discute el pelirrojo arrugando la nariz conforme la observa.
-¿Veis esa venda?-Musita Hermione inclinándose hacia nosotros.-Es una cinta ciega.-Explica.- Sirve para limitar la oclumancia o legelemancia. Ya sabéis, ella es muy ágil en esa especialidad.
-Entre otras muchas más ramificaciones de las artes oscuras...-Prolonga Ron cruzado de brazos.
-¿Van a juzgarla con la venda puesta?-Le pregunto a Hermione. No logro dar con el dato de hacerla llevar algo así ahora.
-No. Para ello esta sala ya está dotada de varios contrahechizos que frenan la penetración mental.-Me responde.-Pero creo que la ha llevado puesta todo este tiempo...
-Claro, para que no se diera a la fuga mientras la tenían retenida.-Resuelve Ron con burla.
Calculo que hoy hace casi dos meses desde que la rescatamos. Tras eso, fue recluida en su estancia de San Mungo, imposibilitada para recibir visitas y a la espera de juicio. Si lo que Hermione dice es cierto, Snape ha estado a ciegas desde entonces.
Los aurores toman las cadenas y las acoplan en unos ganchos provistos en el piso, Snape se ve obligada a quedarse de rodillas debido a la limitada longevidad de sus ataduras. Tras esto despojan la venda que cubría su oscura mirada y ambos guardianes se retiran a un lado de la sala.
La expresión de nuestra profesora se contrae por la invasión de la luz en su mirada, ya adaptada a una oscuridad prolongada. Direcciona su cara al suelo y parpadea varias veces tratando de enfocar sin mucho éxito.
-Pobre chica...-Gime tras de mi la señora Weasley con un tinte maternal impregnando su voz.
-Eres Severa Snape Prince.-Recita el juez.-Bruja inglesa de origen mestizo integrada en el equipo profesorado, jefa de estudios de la casa Slytherin y recién nombrada directora de la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería.- Revela leyendo los documentos.-¿La información es correcta?
-Si, de momento.-Afirma Snape sin mucha pasión en la voz.
-Tu alegato dicta que obras por el bien del Ministerio y el orden público.-Interpreta el hombre ajustando sus gafas mientras ojea el informe.-En este llamamiento se expondrán tus pecados abiertamente frente a este jurado, luego se decidirá tu destino. Para ello, estás obligada a decir la verdad de modo que te subministraremos una dosificación de poción Veritaserum como evidencia de que lo que nos cuentes a partir de ahora será sincero. ¿Estás conforme con dicha petición?
La mujer suspira y desvía la mirada.
-Sí, estoy conforme.-Accede.
-Bien. Agradecemos tu colaboración.-Valora complacido el juez.
Snape toma el suero con ayuda de un auror (ya que sus manos están incapacitadas por las cadenas), entretanto, el silencio de la sala me resulta violento. Solo es audible el sonido de la pluma de Rita Skeeter.
-Considerando tu situación y derechos, el Ministerio te ha facilitado un mago abogado que respalde tus argumentos. Tu defensa será el letrado señor Perival Ignatius Weasley.-Revela conforme el mencionado se levanta de nuestro panel de asientos. Percy se ajusta la corbata orgulloso y se encamina al centro del recinto hasta posicionarse al lado de la inculpada, la cual no disimula su cara de indignación. Entiendo que lo último que esperaba Snape a estas alturas era que un Weasley representara el apoyo del cual dependa ir de cabeza a Azkaban.-Por otro lado, la oposición que representará a la Brigada de Aplicación de la Ley Mágica será avalada por el abogado Jacob Newtford.-Nombra el magistrado, dirigiéndose esta vez a un individuo que se levanta ante la mención justo en el panel opuesto a nosotros.- Letrado, ¿está preparado para proceder?
-Sí, buenos días señoría.-Resuelve aquel apareciendo en escena de forma similar a Percy.-Estoy listo.-Asegura aferrando con determinación una carpeta negra bajo el hombro.
-Bien. Proceda con el interrogatorio entonces.
Newtford se acerca a Snape a pasos lentos. Es un hombre de unos cuarenta y tantos, alto, ancho, pálido y con rostro cansado. Unas grandes ojeras y sus pómulos marcados le dan un aire cadavérico.
-Buenos tardes señora Snape.-Saluda cordial, abriendo la carpeta para retirar una hoja en particular.-Emm... Verá, ten-tengo algunas preguntas, procuraré no entretenerla demasiado.-Promete rascándose una ceja.-Hoy se la ha reunido aquí con el motivo de valorar su pena, Severa Snape. Se le acusa de estafa, expoliación, asesinato y cómplice de genocidio. La pena por todas estas transgresiones es clara. Perpetua en Azkaban.-Resume poco pacífico.
-Protesto, señoría.-Interviene Percy de inmediato.-La acusada aún no ha sido declarada culpable, y este jurado no le interesa escuchar avances imprecisos.
-Pero sí le interesa escuchar las infracciones cometidas.-Rebate Newtford contra Percy.-Y las dispongo en este impreso para exponerlas abiertamente a este jurado.-Argumenta mirando al juez significativamente.
-Denegado.
Percy resopla indignado y retrocede un par de pasos ante la desestimación. Desde mi posición veo como Snape alza una ceja con una expresión sarcástica, parece seguir sorprendida de que un Griffyndor la defienda.
-En este escrito pone que formó parte de la Orden del Fénix en disposición aliada y confidente de Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore, y bajo su confianza usted se reveló en su contra. Una contrarrevolución premeditada.-Dicta Newtford sereno. Baja el papel y se dirige directamente a ella con los ojos.-Severa Snape, ¿asesinó al director Albus Dumbledore?
Ante la pregunta, me encojo desde mi asiento. Percibo que Ginny, Hermione e incluso Ron también se estremecen en este punto junto con toda la sala. Los únicos que me parecen ansiosos por llegar a esta parte son el letrado de la oposición y Rita Skeeter, que ha acelerado la velocidad de su escritura sin apartar la vista de la escena.
Snape frunce los labios en una mueca de desagrado. Luego guía su vista en dos pausas, la primera al frente y luego al suelo, como si tratara de dar con la respuesta de tal enigma. Llena sus pulmones de aire para, finalmente, revelarnos su contestación.
-No.-Dice tranquila negando dos veces con el rostro.
Los presentes intercambian miradas confundidos y entre todos ellos, yo soy el más aturdido. Hermione me pide con la mirada que le otorgue una explicación de esto, dado que yo aseguré que Dumbledore había muerto a manos de Snape... Con mi profesora negando lo que yo afirmé me encuentro contrariado. Ella ha tomado Veritaserum, ¿significa entonces que yo soy el mentiroso?
-¿Cómo dirías que murió entonces Albus Dumbledore?-Pregunta Newtford, visiblemente interesado en su próxima respuesta.
-Haciendo caída libre desde la torre de astronomía.-Resuelve la otra con simpleza.
-¿Insinúas entonces que se suicidó?
-O que se lanzó al vuelo y olvidó su escoba. Cosas que suceden en la vejez, pero francamente eso a mi no me incumbe.-Rebate ella con porte insultadamente tranquilo.
La muchedumbre exterioriza sus opiniones contrariadas, gritan y hablan sin respetar turnos.
-Como siga así va a condenarse ella sola a la perpetua.-Teme Ginny llevándose la mano a los labios. No le falta razón. No logro comprender cómo se las ha ingeniado para burlar la poción y quiero que Snape sea liberada de cargos, pero con esta nueva iniciativa que ha emprendido no se cómo puedo defenderla porque me desacredita enormemente incluso antes de exponer mi defensa.
-Tenemos testigos que afirman haberla visto conjurar la maldición imperdonable "Avada Kedabra" contra el difunto director.-Expone abiertamente el abogado echándome un rápido vistazo. Empiezo a ponerme nervioso.- ¿Aún así niega estar involucrada en el siniestro?
-Protesto señoría.-Contraataca Percy.-Mi cliente también posee testigos de qu-
-¡Cállate, Weasley!- Interrumpe la acusada con un deje de voz irritado y desagradecido. Percy enmudece ante la actitud poco cooperativa de su antigua profesora.-No necesito ni de abogados mediocres que redacten una defensa poco lograda ni de intervenciones innecesarias que atiendan a una fingida preocupación por mi sentencia.-Esta vez se dirige a Kinglsey, atento desde su asiento.-Yo resolveré cualquier estúpida pregunta que surja de este jurado.-Decide terminante, adusta y huraña. La profesora Snape vuelve a ser la de siempre.
Oigo alguna risilla entre el público.
-Aceptamos tus condiciones, Snape.-Interviene Karls mientras anota algo en una hoja. Con un gesto de cabeza ordena a Percy que se retire.-Eres tu propia defensa. Ahora, responde la pregunta del letrado.
-Yo-no-lo-asesiné.-Asegura ella en voz lenta y enfurecida, remarcando cada palabra. Creo que el hecho de estar de rodillas la indigna de sobremanera.
-¿Asegura no tener nada que ver en su muerte?-Re-emprende el abogado.
-Sí que tuve que ver, pero no de ese modo.
-Entonces sí estuviste implicada.
-No atináis ni una.- Considera Snape, chasqueando la lengua con desprecio. Alza la vista y se dirige a todos.- Únicamente sois un puñado de empleados inútiles. Fracasáis estrepitosamente en acusarme por el asesinato de Albus, pero de antemano ya os dejo claro que no tengo interés en pagar condena por ello.-Asegura convencida.- Ahora, si hablamos de implicación respecto al transcurso de esta nueva guerra, entonces sí. Soy la más implicada, infinitamente más que la integridad de este Ministerio incompetente que, en primer lugar, consintió el desmoronamiento de nuestro sistema mágico legislativo sin oponerse.-Expone, por primera vez, en disposición desafiante.
-Usted, Severa Snape, habla de su actuación en la guerra.-Se interesa un miembro de la asamblea jurisdiccional.-Pero según tenemos entendido, no tuvo participación en la batalla que se llevó a cabo en Hogwarts.
-Ese es un tema a tratar.-El letrado de la oposición se abre paso a este nuevo debate, aprovechando el rumbo que está tomando la conversación.-¿Puedo hacerle a la acusada una pregunta referente al tema, señoría?
-Proceda.-Consiente el sentenciador.
-Gracias. Señora Snape, ¿podría usted decirme dónde estaba en el ataque de la escuela el pasado dos de Mayo cuando alumnos y profesores fueron acorralados por una horda mortífaga?-Inquiere sin rodeos.
La aludida exterioriza una risa desganada.
-¿Y vosotros?-Revierte la morena.-¿Dónde estaba el Ministerio? ¿o los magos y brujas con rango de auror? ¿acaso no tenéis un departamento entero, para el cual van a parar nuestros impuestos, que abastecen dichas cuestiones?-Interroga con el ceño fruncido. Acto seguido suaviza la expresión y la alterna por una sonrisa de medio lado que enseña su blanca dentadura. Reconozco enseguida esos indicios y sé que lo que está por decir no nos va a gustar.-Casi saldría más a cuenta que clausurarais dicha división...-Propone en voz grave.- Francamente, para lo que hacéis no sale a cuenta manteneros.
Et voila...
La citación incita a los mencionados a protestar ante la ofensa. El caos vuelve a reinar en la sala, algo que se está tornando habitual en esta vista.
-No estamos aquí para cuestionar los actos del Ministerio, sino los tuyos.-Concluye el juez terminante.-Ahora, responde la pregunta del letrado.
-Por supuesto.-Acepta Snape de mala gana. Acto seguido mueve los labios en un comentario mudo que logro descifrar.
"Panda de necios"
-Estaba enfrentándome a Voldemort.-Resume finalmente tras una pausa.-Lástima no podáis decir aquí muchos lo mismo.-Ríe socarrona de su chiste.-Exceptuando al gran salvador y elegido Harry Potter, claro.-Se apresura a arreglar rápidamente no sin cierto tonillo de burla.
- Acláreme una cosa, Snape. ¿A qué se refiere cuando dice "enfrentándose a Voldemort"?-Se involucró Newtford. Tuerce los labios insatisfecho y se explica.- Con enfrentándose quiere decir rendirse ante él, ¿no es así?
-Yo jamás me rendí ante él.-Replica ella en cólera, alzando la barbilla.- Hay una clara diferencia entre rendirse y ser derrotada. Él intentó matarme.
-Y no lo logró.-Corrobora el otro.
-¿Acaso no es evidente?.-Puntualizó la morena hastiada.
-Pero desde un inicio usted deseaba no enfrentarse a él. Por eso usted huyó del campo de batalla en Hogwarts, ¿no?-Inquiere el hombre.
-No huí. Cuando me desaparecí, había un campo protector sobre el casti-
-Me sigue sorprendiendo que Voldemort dejara inacabada la faena.-Se extraña el abogado, interrumpiéndola.-Si se propuso matarla,¿por qué no lo hizo?-Pregunta señalándola.
-No se, pero si tanto le inquieta puedo plantarme frente al Velo de la Muerte que escondéis en el departamento de misterios y preguntárselo.-Propone arrogante a la par que satisfecha por revelar información confidencial del noveno departamento.
-¿Sabe lo que opino?-Cuestiona Newtford avanzando dos pasos, sin dejarse intimidar.-Opino que usted oculta más de lo que le gustaría admitir. Dígame, ¿acaso le pidió clemencia al lord tenebroso?-Indaga.-Seguramente se sintió acobardada ante él, ¿no es así, Snape?
-Ni se te ocurra llamarme cobarde.-Advierte ella oscuramente, bautizando su voz con todo el veneno y desprecio posible.
Mi mente vuela a Hogwarts, ese embarcadero oscuro donde Snape se encaró con el que no debe ser nombrado antes de que éste le cortara el pescuezo en un acto de sadismo. En cómo aquel se le acercó para acariciarle el rostro cubierto de sangre mientras le decía, en un susurro sosegado "adiós, mi querida Snape". Una sombría y macabra broma para burlarse de ella en sus últimos momentos.
Recuerdo como, aún así, ella retiró de su rostro esa mano larga y pálida con un zarpazo. Tozuda pero valientemente no le dio a Voldemort la oportunidad de verla desesperada.
-Aparte de su claro acto de cobardía, ¿no tiene nada más que confesar?-Explora Newtford, jugada tras jugada muestra sus cartas.
-Nada salvo esto.-Snape inclina su cuerpo hacia adelante y ensombrece sus palabras.- Yo no asesiné a Dumbledore. Bajo su mandato y juramento hice lo que me pidió. Pero no soy una asesina ni tampoco una cobarde. He sido fiel a la orden hasta el final, y por más acusaciones que lancéis a mi paso, eso no va a cambiar.
Un gran silencio se instaura en el aire. El letrado y la acusada se sostienen la mirada.
-Bien, suficiente.-Se involucra el juez, abarcando a un lado la disputa.- El Ministerio llama a su primer testigo, ¿está el señor Harry Potter presente en sala?.-Al verme llamado tan pronto, me descubro entre los invitados alzando mi palma al aire con más valentía de la que verdaderamente dispongo. Casi olvidaba mi participación sin embargo sé que es esencial para favorecer a mi profesora de pociones ante el Ministerio, la misma que ha resoplado sonoramente al descubrir que yo sí estaba presente.
Trato de hacer caso omiso a ese mar de nervios en tempestad que parece haberse instalado en el centro de mi estomago para plantarme frente a todos con ficticia e interpretada tranquilidad. Subo al tablado de testigos donde tomo mi dosis de Veritaserum dispuesto a declarar. Conforme lo hago, me atrevo a mirar a la mujer que tengo en frente. Aquella que, a la mínima que podía, me castigaba, acusaba o reprendía constantemente en mis años como estudiante. Obviamente no parece entusiasmada con la idea de que yo alegue a su favor.
Newtford se aproxima y asumo que viene con la metralla recargada. La pregunta que tanto me inquieta no tarda en asaltarme.
-Señor Potter, ¿es cierto que vio a la ex-profesora Snape conjurar el hechizo imperdonable "Avada Kedabra" contra el director, Albus Dumbledore?- Inicia el jurisconsulto con suspicacia. Todos me apuntan con sus ojos, sin embargo son los de Snape los que me taladran con más fuerza.
-La verdad, no le quedó otro remedio.-Tuerzo pobremente pero sincero.-Era eso o que Dumbledore fuera torturado hasta la muerte por Bellatrix o Fenrir.-Planteo sin mucho convencimiento.
-Sin embargo, usted vio a Snape conjurar el maleficio.-Insiste aquel.- No a Bellatrix Lestrange o Fenrir Greyback.
-Si, bueno. Finalmente fue Snape.-Confirmo sin proponérmelo.
-¡Lo sabía!-Grita alguno desde el público.
-¡Es una mortífaga!-Manifiesta otro.
La sala entra en caos, las voces se elevan originando un molestoso estruendo a alto volumen. Percibo movimiento a mi alrededor, creo que he provocado un desequilibrio importante, los ojos negros de Snape me miran con recelo.
Mierda...
-¡No quería decir eso!-Replico arrepentido y tratando por todos los medios de hacerme oír.-¡La profesora Snape ha sido el arma clave de Dumbledore todo este tiempo!
Tras varios golpes de martillo, el juez vuelve a reinstaurar la paz.
-Como ve, señoría.-Entabla Newtford, haciendo caso omiso a mi último comentario.-La acusada no está siendo sincera y eso es evidente por el contraste de ambas respuestas.-Dicta antes de darme la espalda.-El suero verificador que le hemos dado no surge efecto en la inculpada debido a; o bien su resistencia adquirida por la Oclumancia o bien una inestabilidad mental considerable. En ambos casos, sus declaraciones pueden ser perfectamente refutables.
-¡Vete a la mierda!-Le espeta Snape.
-Silencio.-Le ordena el magistrado, abrazando en un puño el martillo para usarlo en cualquier momento.
Newtford cierra su carpeta e inclina su cabeza.-Eso es todo señoría.-Completa satisfecho.-No hay más preguntas.-Dice antes de retirarse.
Karls extrae sus gafas para masajearse el puente de la nariz, tras unos segundos se las vuelve a acomodar y me habla.
-Señor Potter, confirma entonces que Sévera Snape sí asesinó a Albus Dumbledore.-Dice, no es una pregunta.
-Sí, pero fue bajo mandato del propio Dumbledore, él ya se moría cuando Snape lo...-Me detengo a tiempo y busco otro término más adecuado.-...Salvó de ser asesinado por Draco, o torturado hasta la muerte por Bellatrix Lestrange.-Razono finalmente a la desesperada.-Dumbledore estaba acorralado y Snape tenía que mantener su puesto en filas enemigas. De no haber sido por su ayuda todos estos años, acabar con Voldemort habría sido imposible. Tampoco habría logrado acabar con los horrocruxes, mi victoria viene vinculada a la participación de ella. Creo, señoría, que este jurado debería considerar estos hechos a la hora de aplicar veredicto.-Suplico con una mirada intensa.
Aquel me la devuelve durante unos segundos largos, en completo silencio. Toma aire sonoramente, alcanza una hoja de pergamino y conforme moja su pluma en el tintero, dice;
-Explíquenos mejor la contribución de la acusada dentro de la orden.-Me pide con pluma en alto dispuesto a anotar personalmente toda la información que le otorgue. Y yo, ante la posibilidad que me ofrece, me acabo de involucrar por completo.
Le relato todo el discurso que había planeado soltar, explicando a grandes rasgos el plan de Dumbledore, la infiltración de Snape en los mortífagos, cómo Draco Malfoy fue orillado por Voldemort a cometer el homicidio y cómo Snape se encargó de tal tarea por mandato de la propia víctima. También cité el robo de la espada Gryffindor o sus intentos por proteger la escuela y omití ciertos detalles que pudieran ser dañinos en mi discurso para presentar ante el jurado la mejor parte de Snape.
Al terminar, todos parecen indecisos. Yo intercambio una rápida mirada con la persona que conoce la historia completa, mi profesora. Ella sonríe irónicamente con un brillo en sus ojos que denota arrogancia. "¿En serio, Potter? ¿ahora resulto ser tu heroína favorita?" parece querer decirme mentalmente.
-Toda esta información es extraída por un recuerdo que Snape le proporcionó a Potter.-Se implica un miembro de la Brigada, frotándose la barbilla con dos dedos.-¿Quién nos asegura que no es un recuerdo alterado? Pudiera haberlo modificado con tal de salir impune en caso de que Voldemort fracasara y así librarse de Azkaban.-Sospecha con interés de disuadir.-¿Qué pruebas disponéis que respalden ese hecho?
-Disponemos de tan pocas como tú de neuronas en la cabeza.-Compara Snape desdeñosa.
-Yo dispongo de pruebas.-Puntualizo antes de que se inicie otra pelea.-La primera es su Patronus. Fue una cierva quien me guió hasta la espada Gryffindor la cual coincide con la forma Patronus de la profesora Snape, cabe decir además que ningún mortífago que se precie es capaz de conjurar uno.-Subrayo.-Y luego el ave de Dumbledore, Fawkes. Los Fénix únicamente acuden en auxilio de aquellos totalmente leales a su dueño. Que esté viva tras ser atacada por Voldemort y Nagini es una clara evidencia de ello.-Consto.
El juez me sostiene la vista tras sus lentes pequeñas manteniendo sus dedos entrelazados frente su bigote, veo que es un hábito suyo, como si necesitara ausentarse de cuando en cuando para reorganizar las ideas en su mente.
-Bien, gracias Potter. Puede retirarse.-Termina por retribuir. Le dedico una sonrisa nerviosa antes de bajar del estrado.-Con la información actual este veredicto se retira unos minutos para deliberar.-Dicta, antes de recoger las hojas y trasladarse a una sala contigua acompañado por varios miembros de la asamblea.
Los asistentes empiezan a hablar entre ellos y yo me dispongo a volver a mi asiento. Snape mira a un punto fijo de modo amenazante sin realmente ver nada, haciendo caso omiso de todas las gentes que la rodean, ella permanece sola y de rodillas. Esa visión por algún motivo me encoje el corazón.
Me asaltan otra vez las palabras de Dumbledore... De sentir pena por aquellos que viven sin amor, y evoco directamente en mi profesora. Una fuerza inexplicable me nace intensamente desde el interior y me obliga a acercarme a ella, se trata de algo magnánimo y bondadoso que me empuja sin ser consciente de qué le diré.
Quizás sea el hecho de que hoy no lleva ese maquillaje tan recargado que le daba un aspecto estricto y por eso me parece más niña, pese a que rondará los treinta y tres años de edad. Sigue teniendo el pelo corto a dos dedos por encima de los hombros, oscuro y alborotado, confío que no ha tenido mucho tiempo para acicalarse. Sus ojos son oscuros como pozos enigmáticos y su boca bonita conciben un combo que incitan a una sugestión difícil de explicar.
Me detengo al llegar hasta ella para parlamentar. Desciendo a su nivel apoyándome en una rodilla.
-Hola.-Emprendo tanteando el terreno.
-Adiós.-Finaliza ella.
Trago saliva. No la veo predispuesta a socializarme y su actitud conmigo tampoco ayuda mucho... No obstante, decido no rendirme.
-¿Quiere algo de agua?-Ofrezco amablemente una botella que guardaba sin abrir.
-No.-Responde sin molestarse a verme. Aún así deposito la botella a su lado.
-¿Puedo ayudarla en algo?
-No.-Repite. Me siento imbécil.
-Bueno, si necesita lo que sea...-Sugiero sin concluir la frase.
-No, no y no. Siempre no.-Refuta hasta saturar.- Y lárguese antes de que me pregunte si me apetece un sándwich.
-Oiga... Sólo venía a verla.-Termino por excusarme. Ella ríe desganadamente ante esto. Parece que he contado algo gracioso.
-¿Tan miope está que no logra verme desde una distancia prudencial?-Exterioriza mirándome por primera vez y elevando una ceja con cinismo.-Cambie de gafas entonces.-Recomienda.
-En realidad quería ver cómo estaba.-Erradico mosqueado.
-Pues ya me ha visto.
-Sí, bueno. Ya veo que está bien.
-Sí, estoy bien. Como puede ver...-Se detiene y remarca la última palabra con especial énfasis.-...Tengo buena salud, no me han envenenado ni maldecido últimamente. Gozo de guardias y una cámara de reclusión personal, únicamente me entristece que me hayan confiscado la varita conjuntamente con mi libertad, nada importante teniendo en cuenta que soy la persona mas indeseada de todo el Ministerio.-Simplifica de carrerilla en un discurso cargado de ironía.-Todo va con normalidad, y no. No espere verme asustada ni tampoco arrepentida por todo esto y si por algún casual tenía la esperanza de verme rota déjeme decirle que ha fracasado estrepitosamente en el intento.-Puntualiza alzando la nariz.-Así pues, si no tiene nada que hacer hágase un mutuo favor y piérdase lejos. Y discúlpeme que no le desee prospera felicidad ya que estrictamente hablando no estaría siendo sincera.-Garantiza mirándome con ojos intensos.
Enmudezco ante ella. Parece que mi presencia lejos de gratificarla la está enojando.
-Entiendo que desea que la deje tranquila.-Solvento sacudiendo las manos.
-Cinco puntos para Gryffindor.-Me apremia Snape con gesto aburrido. Al observar mi cara de asombro, añade:-Vaya, creo que eso no va a ser posible.-Lamenta de pronto como si se percatara de un importantísimo detalle. Tuerce la boca y dice.-Ya no ejerzo de profesora, ve usted qué cosas.
Me apoyo sobre mi rodilla y me incorporo. Aprovecho que ella sigue de rodillas y yo en pie porque sé que esta diferencia de alturas la cabrea en desmedida.
-No creo que usted le diera puntos a Gryffindor aún le clavaran astillas en las uñas.-Le digo desde lo alto.-Y tampoco creo que eche en falta ser profesora.-Añado recordando especialmente sus castigos.
-Lo que no debe creer es que vaya a lograr algo con todo esto, Potter.-Aclara enojada.
-¿Lograr?
-Viene aquí... Testifica a mi favor... Me da agua... Incluso finge preocupación.-Baja el mentón y me dedica una mirada pesimista. Hace un gestillo rápido frunciendo la nariz que denota desaprobación.-¿Cree que no se lo que se propone? no le van a regalar una orden de Merlín por esto, Potter.-Promete sombría, escupiendo mi apellido con displicencia.
-No estoy interesado en eso.-Deniego, apoyando mi peso en una pierna.- Pero como siempre, usted tiene que ser fiel a su estúpido carácter récio y amargo. Es incapaz de entender que alguien pueda hacer algo altruistamente por usted, al igual que es incapaz de estar agradecida por ello.-Le digo en un arrebato altanero.
-Se equivoca señor, ciertamente estoy agradecida.-Confiesa con seriedad.-Su ofrecimiento en holocausto sumándole su sermón velador han logrado profundizar en lo más interior de mi desalmado corazón.-Teatriza con exagerada expresión afligida.-Nada despertaba tanto mi sensibilidad desde que mi lechuza confundió el Profeta y trajo sobre mi mesa una rata plaga muerta del tamaño de tu enorme cabeza.
Suelto un resoplido que camufla una risa. He de reconocer que eso me habría gustado verlo.
-Veo que se divierte.-Anota ella inclinando la cara a un lado con expresión de asco.
-Y yo veo que le ha asombrado mi charla-Digo a sabiendas que estoy entrando en su juego.
-Oh, me ha encantado.-Complementa de tal modo que sé que se refiere a lo contrario.-Sobretodo cuando le dio la razón a los de la Brigada. Ni siquiera Longbottom podría haberme defendido peor.
-Para su información, no les dí la razón.-Objeto ladeando el rostro como ella.- Y tampoco se burle de Neville. Después de todo, él también ha venido para apoyar a su causa de ser necesario.-Le indico señalando los paneles donde se encuentra el susodicho.
-Sí. Ya casi olvidaba la... ética Gryffindor.-Define aquella asqueada conforme mira.-Todos igual de descerebrados...-Comenta por lo bajo.
-Mejor deficiente mental a amargado como lo es usted.-Agravio perdiendo la paciencia.
Snape alterna su expresión. Vaticino que está por escupir uno de sus clásicos comentarios ácidos y espinosos.
Pero logra sorprenderme.
-Una descripción muy atinada, Potter. De verdad, ha sido muy acertado y revelador.-Considera satisfecha. Yo enarco una ceja escéptico.-Referirse a usted como deficiente no acaba de convencerme pero estoy orgullosa de su perspicacia para ver que algo en su cabeza no va bien.-Tuerce con malicia y una sonrisa pérfida.-La aceptación es el primer paso.
-Aplíquese al cuento.-Salto en seguida.-La verdad tenía la esperanza de que a partir de ahora se dirigiera a mi de otro modo.
-La esperanza es lo último que se pierde.-Recita como un pastor, negando con el rostro.-Al igual esperaba que me dirigiera a usted como el elegido... Vomitaría antes de hacerlo.
-Me refería a pactar una tregua.-Me molesto, tentado por concienciarla.
-¿Una tregua?-Deja escapar una risa. Parece que estoy haciendo un monólogo.-La única tregua que estableceré con usted es la que me mantendrá alejada de su presencia por el resto de mi vida.
-Sucede que el resto de su vida depende de lo que hoy aquí se decida.-Le recuerdo.- Y tampoco crea que estoy ansioso por volver a verla...-Me obligo a aclarar para que no se haga ideas equivocadas.-Aún si logra salir de ésta, no estoy por la labor de intercambiar correspondencia con usted.
-Eso espero.-Coincide ella.-Lo último que me faltaba sería recibir felicitaciones navideñas por su parte.-Imagina arrugando la nariz con repulsión.-Nada me arruinaría más la existencia.-Garantiza encañonándome con sus ojos oscuros.
Decido guardar silencio, lleno mis pulmones de aire y lo expulso muy lentamente mientras la miro con rabia. Esta mujer es imposible de tratar. Un flash nos ilumina, señal inequívoca de que acaban de echarnos una foto, sin embargo ninguno de los dos variamos nuestra postura ante el otro. Probablemente en esa foto se verá reflejado el profundo odio recíproco que nos profesamos.
-Si es así, sepa que lamento arruinarle la existencia, profesora. Con permiso.
Sin ofrecerle posibilidad de respuesta me declino por desaparecer de su vista y, ya de paso, del alcance de alguna otra de sus devastadoras frases. Me siento en mi fila de malos modos sin ningún asalto de preguntas por parte de Ron, Hermione o Ginny, probablemente porque viendo mi reacción ya logran averiguar por sí solos el origen de mi revuelta emocional. Aún así siento sus miradas puestas en mi como si gritaran "es Snape, ¿qué esperabas?", y es entonces cuando me burbujea más la cólera por dentro porque acercarme a esa arpía desalmada ha sido idea mía.
Tres cuartos de hora más tarde seguimos esperando al juez. Ron mastica sonoramente una grajea con sabor a melón, obligado por el hambre le ha dado tiempo de ir a comprar un paquete que comparte con George y Ginny (yo al dar con una sabor a ceniza he decidido no coger más). El señor y la señora Weasley hablan algo sobre redadas en el ministerio, mientras, Hermione mata el tiempo en la lectura de un nuevo libro que ha traído en su bolso, "Brujas con iniciativa política, de Lorden Mcgassen."
Y Snape... Bueno. Ha abandonado su postura erguida para sentarse en el suelo a modo indio. Una apariencia poco atribuible viniendo de ella teniendo en cuenta lo mucho que le gusta conservar la dignidad.
Pero apuesto que prefirió conservar las rodillas.
El juez Karls aparece por la puerta junto al resto de la junta. Todos interrumpimos lo que estábamos haciendo para observar cómo aquellos toman sus puestos.
-Bien. Este jurado tiene dos posibles soluciones.-Revela Karls en la quietud de la sala adquiriendo toda la atención del personal al instante.-Por un lado tenemos el informe con la propuesta de la Brigada de la Aplicación de la Ley Mágica, mientras que por otro tenemos el planteamiento de la rama de Investigación Criminal del Departamento de Seguridad Mágica. Expondremos ambos argumentos y mediante votación popular se decidirá veredicto a la sentencia de Severa Snape Prince y por ende, qué división la tendrá bajo custodia .-Publica tocándose el bigote con insistencia.-Primero escucharemos lo que tiene que decir la Brigada.
Nuevamente, y para descontento de la orden, es el abogado Newtford quien representa a los de la Brigada, que junto con su jefe de sección suben al estrado.
-Señoría, teniendo en cuenta que hemos zanjado incógnitas como que la acusada sí asesinó a Dumbledore además de su peligroso fanatismo por las artes oscuras, la Brigada opina que estos términos suponen pruebas irrefutables del peligro que corre la ciudadanía con un sujeto como Severa Snape en libertad.-Opina neutro.-No únicamente es una bruja adoctrinada por los dos magos más poderosos de nuestra era, Dumbledore y Voldemort, sino que supone una grave amenaza por lo que pueda llegar a convertirse. Imploro que este jurado valore si está dispuesto a correr tal riesgo. -Baja las cejas y se aclara la voz.- La Brigada de la Aplicación de la Ley Magia lo tiene muy claro, además tiene un proyecto para ello. En estos momentos la existencia de Snape amenaza con desatar altercados, incluso una condena en Azkaban podría resultar contraproducente debido al riesgo que conlleva mantener en clausura una bruja de tal calibre. Por lo tanto, le pedimos a la inculpada que nos facilite toda la información que disponga de los mortífagos renegados para luego sacrificarse por el bien de la sociedad mágica y muggle.
Ha tenido dificultades para hacerse oír bien y acabar la frase, varios de los presentes han manifestado su negativa frente a esa hoja de ruta, está proponiendo asesinar a Snape de un modo cínico y poco ético. Yo por mi lado, reúno todas las fuerzas que dispongo para no tomar mi varita y hechizar a ese sujeto con un Silencio.
-Ahora escucharemos a la fuerza de Investigación Criminal. Adelante, por favor.-Dice el juez tras asestar varios golpes de martillo.
Ahora se trata del jefe del Departamento de Seguridad Mágica, Gawain Robards, acompañado de un auror con larga melena y barba castañas, aprecio algunas canas pero es evidente que cuida su cabello en un alisado perfecto. Me recuerda en apariencia a Lucius Malfoy salvo por el rostro, éste irradia bondad, confianza y lealtad.
-Nuestra intención para con Sévera Snape es bien distinta.-Anuncia de primeras Robards, apaciguando así a la multitud.- Entendemos qué es lo que verdaderamente amenaza a nuestra ciudadanía y qué no, por ende queremos la participación de Snape para apresar a los mortífagos en libertad. La recibiremos en nuestras filas pero bajo anonimato y en un programa de protección de testigos. Sabemos de antemano que un mortífago odia a un muggle, o mago y bruja nacidos del mismo, pero odian aún más a los traidores, e de ahí el por qué resguardaremos a la inculpada. Como cebo nos sirve notablemente, conservarla con vida nos es más útil que sacrificarla.-Revela con las manos escondidas tras su espalda.- Pero eso no es todo, y con esto me refiero a que limitaremos su magia y sus capacidades, estará en constante vigilancia por un auror implacable que filtre todos sus movimientos. En otras palabras, la tendremos controlada. De este modo, ni la Brigada ni este consejo deban temer la deslealtad de Snape, si sucediera el caso dicho auror procederá a su exterminación.
-¡De ninguna manera!
Ante tal acorralada, Snape se propulsa pero sus cadenas detienen el movimiento.
-Sucios miserables... Habláis demasiado. No pienso formar parte de nada más, eso es algo que llevo haciendo toda mi vida.-Argumenta apretando la mandíbula a un nivel que estoy seguro que debe dolerle.-Primero Dumbledore, luego Voldemort y ahora vosotros... ¡No hallo diferencia ante tres cerdos iguales!-Ladra desdeñosa profiriendo toda su amargura.- Voldemort ha muerto y aún sigo figurando en vuestras sucias y malditas iniciativas controladoras. No tenéis agallas para enfrentaros vosotros solos, ¡sois una panda de cobar-!
.-¡Emancipare!
No logra terminar la frase debido a que sus cadenas se han fracturado en varios trozos que han quedado esparcidos por el suelo. La gente exclama asombrada y temerosa mientras Snape se incorpora en pie, frotándose las muñecas. Pero no ha sido ella quien ha destruido sus ataduras, sino ese auror que acompañaba a Robards quien anda tranquilo hacia ella con la varita en alto.
-Qué.-Exige Snape con una sonrisa ladina conforme aquel llega hasta ella y la apunta en el cuello. -¿Me vas a abrir la puerta también?-Se burla valentonada, pero el hombre permanece sereno.
-Yo no abro puertas.-Asegura aquel, bajando la varita.
Acto seguido y sin previo aviso, el auror que consideré de apariencia afable y leal le encaja un puño directo en la boca del estómago a mi profesora. Ésta se dobla en dos y termina, nuevamente, de rodillas con una respiración desnivelada mientras se cubre la zona afectada con sus dos manos. Me levanto de mi asiento como un resorte para interferir, sin embargo la mano de Arthur Weasley me lo impide.
-Malnacido...-Murmura Snape tenebrosa conforme levanta el rostro con lentitud, pero vuelve a verse obligada a descender porque aquel ha proferido un hechizo contra ella. Uno que la retuerce en el suelo de dolor. Un maleficio prohibido.
Cruciatus.
No estoy dispuesto a consentir esto y trato desesperadamente de liberarme de esa mano forcejeando.
-¡Harry! ¡Harry!-Grita el señor Weasley.-¡Esperate, por favor!-Me pide.
Ese auror de apariencia engañosa baja su varita y camina hacia Snape, la cual arrastra a duras penas su cuerpo por el suelo tratándo de huir de ese inesperado acechador. Acaba por detenerse cuando ese hombre clava su bota en su espalda, impidiendo que avance más.
-Éste será el trato que recibirá la inculpada por nuestra parte.-Asegura el auror dirigiéndose al juez. Su voz es grave y pautada.- La sanción mediante el dolor es la más efectiva de todas.-Considera mientras aprieta la bota contra el hombro de Snape.- Si nos traiciona, será sancionada. Si se enfrenta a mi, será sancionada. Si trata de escapar, será sancionada. Incluso si intenta métodos desesperados para huir de su condena...-Hace una ligera pausa conforme la mira a los ojos. Con un escalofrío, entiendo a qué se refiere.-...Será igualmente sancionada.
Karls observa la escena como si se tratara de una extraña película entretenida. Mantiene las manos entrelazadas frente su bigote.
-¿Crees poder detenerla en dichos casos, Bones?-Le pregunta Karls.-Estamos hablando de una bruja de nivel muy avanzado.-Advierte.
.-Estoy seguro que si reducimos sus fuerzas mágicas como ahora, no significará ninguna amenaza para nadie. Aún así, tampoco es rival para mi ni aunque consiguiera la totalidad de su capacidad.- Asegura presionando la bota en la espalda de Snape, la cual ahoga un grito de dolor.
Karls desenlaza sus manos y apoya ambas palmas sobre el escritorio principal, se recuesta en el respaldo y libera un sonoro suspiro. Tiene pinta de no querer alargar más esto.
-Votaciones.-Anuncia, dirigiéndose a la audiencia jurisdiccional.
-A favor de la brigada.-Sugiere alguien de la asemblea. Un silencio absoluto se instaura en el aire conforme algunas manos empiezan a alzarse.
Dirijo mis ojos por los partidarios que están votando y hago una cuenta general, de este modo deduzco que la cifra restante votará en la próxima ronda, aquella que al menos garantizará que Snape conserve la vida. Conforme las manos empiezan a descender, yo tan solo rezo para que no hayan votos en blanco...
-Y... Ahora a favor de la fuerza de investigación criminal...
Nota de la autora.
Inicio este proyecto de 25 capítulos donde hago una prolongación de lo que vendría después de Harry Potter y las reliquias de la muerte, basándome en la trayectoria tanto de libros como de películas. Aclaro que no he leído El niño maldito y por ende no pienso ahondar por esa ruta, yo me sitúo dos años después de la masacre en Hogwarts con una importante variación;
En esta historia, Snape es una mujer y sigue con vida.
Ante todo aclarar que Alan Rickman (que en paz descanse) me fascinó con su interpretación desde el primer film de esta saga tan mágica y potencial, es y siempre será mi personaje favorito. Ahora, como guionísta yo habría encarnado a Severus en una mujer, amiga de Lily Evans desde la infancia.
¿Y por qué? Bueno, la influencia de Emma Watson en su papel como Hermione Grenger es más que satisfactoria pero a mi parecer hay demasiados personajes masculinos con relevancia, Albus, Sirius, Harry, Voldemort, Lucius, Draco, el propio Severus, etc,etc.
De haber sido yo J.K Rowling, me habría abastecido con más personajes femeninos con un rol importante como el que realizó Severus Snape, un doble espía capaz de jugar en dos terrenos con maestría por un objetivo importante, acabar con Voldemort. Además que las batallitas que tenía contra Harry me llamaban infinitamente más la atención que todos los noviazgos que ha tenido el muchacho durante la saga. Los Slytherings y los Griffindors tienen un algo que atrae, Draco y Hermione son un claro ejemplo de ello. A los fans nos gustan las parejas tóxicas, nos enganchan, por eso mismo me he propuesto unir una pareja más tóxica aún que el Dramione.
Esto quiere decir que en algún punto de la historia, habrá Snarry.
Dicho esto, los que os sintáis ofendidos con esta "mutación" que voy a llevar a cabo sobre este personaje en la historia ya advierto que muy probablemente no os vaya a gustar o quizás si, quién sabe.
Los que sintáis curiosidad os invito a leer el siguiente capítulo y dejarme vuestras opiniones.
Saludos a todos y disfrutad la trama.
