Hola, mis queridos lectores. He venido con una historia nueva para ustedes. Espero que puedan ayudarme dándole like a mi página de Facebook EAUchiha-Fanfiction y a mi Facebook personal Anne Kristina Rodríguez (en mi perfil está el enlace directo a ambos perfiles) desde allí estaré pendiente de ustedes y publicaré sobre mis próximas actualizaciones.
Agradecimientos especiales a mi Beta: Hikari Takaishi Y
Espero que la lectura sea de su total agrado.
Los personajes de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto.
Road to Home.
Capítulo 1.
Desde que tengo memoria, he estado en esta vieja casa de campo. Al cuidado de una anciana que alguna vez sirvió en un orfanato, pero tuvo que retirarse por culpa de una enfermedad.
No sé de dónde vengo, ni quiénes son mis padres, lo único que sé es que mi nombre, fue el que ellos me dieron.
La anciana siempre me ha tratado como si fuera su hija, ella me contó que una noche oscura un hombre misterioso vino y me dejó aquí. Según su relato, el hombre le pidió que me escondiera de mis padres porque eran malas personas. Ella me dijo que, después de unos días cuidando de mí, se dio cuenta de algo importante.
Los malos en esta historia no eran mis padres, sino el hombre que me trajo aquí.
Lo siento, debo presentarme primero. Mi nombre es Sarada. Sólo Sarada, no tengo apellido o la anciana no ha querido decírmelo. El motivo del que ella supiera mi verdadero nombre, fue por una cadenita de oro con mi nombre que he tenido desde siempre, mi más grande tesoro.
Chiyo, es el nombre esa ancianita que ha cuidado de mí... Pero el día de mi décimo primer cumpleaños, mi vida se volvió un caos, quizás para tomar el curso que siempre debió haber tenido. Por fin encontraré el camino a mi hogar.
...
En un hermoso día de primavera. Se celebra un día muy importante para mí, el aniversario de mi nacimiento y mi estancia en este lugar.
Me levanté temprano como siempre, para ayudar a limpiar las hojas que caen en el jardín o irme a la biblioteca a ordenar los libros y estudiar un poco.
Todo lo que leo, lo puedo recitar como está escrito en el libros. Algunas veces me quedo hasta altas horas de la noche leyendo las historias de misterio que tanto me fascinan. Chiyo dice que mi buena memoria retentiva pude haberla heredado de mis padres. No me molestaría que así fuera, espero algún día poder reunirme con ellos. Anhelo que ellos no se hayan olvidado de mí...
— Sarada-chan, feliz cumpleaños— dijo Chiyo, entrando a mi habitación con un pequeño pastel en sus manos.
Terminé de tender mi cama, me acerqué a ella y soplé las once velas.
— Gracias, Chiyo-sama— agradecí con una enorme sonrisa.
Puso el pastel en mi escritorio y sacó de entre sus vestimentas un estuche de anteojos adornado con un listón rojo, mi color favorito. He tenido que usar gafas desde los cuatro años, pues por culpa de una fiebre alta, mi vista se deterioró un poco.
— Esas gafas que llevas están muy viejas y te están apretando un poco— comentó sin dejar de sonreír. Tomé su obsequio y lo abrí, saqué unas gafas de montura roja. Guardé las viejas y me probé las nuevas. Al mirarme al espejo, me agradó como enmarcaban mis grandes ojos negros— te sientan bien, Sarada-chan.
— Le agradezco por todo lo que hace por mí, Chiyo-sama— hice una reverencia de agradecimiento.
— No me agradezcas nada, querida. Aún no hecho algo bueno por ti— sé a lo que se refiera. Ella se siente culpable de que yo no creciera en mi seno familiar— vístete, linda. Iremos al orfanato de la ciudad y prestaremos ayuda a las monjas, hoy estarán aceptando donaciones para los niños de allí.
— Estaré lista muy pronto— afirmé mirándola a través del espejo.
Chiyo condujo hasta la ciudad que está a hora y media de camino. Durante el camino no dejaba de preguntarme qué era esa sensación tan inquietante que he tenido desde que desperté, como si hoy fuera el día en que mi vida daría un giro inesperado.
— Iré a averiguar qué debemos hacer, espérame aquí.
Decidí caminar sin alejarme mucho del punto de encuentro, un aula en particular llamó mi atención. Dentro había alrededor de ocho niños sentados en el piso formando un círculo, de edades entre cinco y seis años aproximadamente. En el centro, leyendo un cuento para ellos, hay una mujer de cabello rosa hasta los hombros y ojos jades. Una mujer muy hermosa.
Me quedé mirándola fijamente desde el umbral de la puerta, su sonrisa y su fina voz al leer. Sentí como si hilos invisibles me atarán a esa mujer, como si entre nosotras existiera un vínculo que va más allá que cualquier comprensión lógica.
Sintió mi insistente mirada sobre ella, ya que desvió sus orbes jades hacia mí. Me dedicó una sonrisa maternal. Aquella sonrisa me hizo sentir una calidez en el pecho que no había sentido nunca, por alguna razón que desconozco, siento como si mi madre se pareciera a ella. O tal vez sólo deseo que así sea.
Me di la vuelta dispuesta a irme, pero me choqué con algo, o mas bien contra alguien. Caí sentada en el suelo y mis gafas nuevas cayeron en algún lado que no vi. La persona con la que tropecé se agachó, quedando a mi altura. Tomó mis gafas y las puso en su lugar nuevamente. Unos ojos tan negros como los míos me devolvían la mirada. Un hombre con una expresión serena y una calidez oculta en su mirada, está agachado frente a mí.
— Lamento haber tropezado con usted, señor— dije en tono de disculpa. Él sólo me tendió su mano y me ayudó a levantarme.
— Sólo ten más cuidado— contestó con una pequeña sonrisa. Recogió una caja que dejó en el suelo cuando me ayudó a levantar.
— ¿Qué hay en la caja?— pregunté curiosa. El hombre meditó mi pregunta y luego dijo.
— Unos donativos que mi esposa y yo traemos al este orfanato cada año este día— sentí tristeza detrás de esa oración.
— ¿Por qué este día precisamente?— me atreví a preguntar.
— Porque es el día en el cual nació mi hija— respondió con nostalgia en su voz.
— ¿Qué pasó con su hija?— apenas terminé la oración, me pareció imprudente preguntar eso. Quise disculparme, pero él me respondió de todas formas.
— Nos la arrebataron el día que nació— se inclinó para quedar a mi altura— Ella me recuerda un poco a ti, ¿qué edad tienes?.
— Hoy cumplo once años, señor— contesté.
Se enderezó y se quedó estático allí, sin mirar a ningún lugar en específico. Me sentí ansiosa, es demasiada casualidad que a esas personas le quitaran a su hija el día de su nacimiento y que a mí me dejaran con Chiyo, también el mismo día en que nací.
— ¿Cómo te llamas, pequeña?— interrogó con cierta exaltación. Yo también tenía ganas de responder a su pregunta, pero el llamado de Chiyo le dio la respuesta que él esperaba.
— ¡Sarada-chan!— la voz de ella resonó desde el otro lado del pasillo.
Él abrió los ojos como platos al escuchar mi nombre, la caja que tenía entre sus manos impactó contra el suelo.
— Lamento no poder seguir hablando con usted, señor...— hablé extrañada. Quise saber su nombre. Era una necesidad creciente en mi interior.
— Uchiha— respondió recuperando la compostura— Uchiha Sasuke.
— Fue un placer, Uchiha Sasuke— me despedí para acudir al llamado de Chiyo.
Ella me tomó de la mano, apresurando nuestro andar. Miré atrás por última vez, él seguía parado allí mirándome. Pero ahora la mujer pelirrosa estaba junto a él, entonces supe que ella era su esposa. Por un instante los imaginé a ellos como mis padres, mi corazón se sintió a gusto con esa visión.
— Uchiha Sarada— pensé, agregando ese apellido a mi nombre y no suena mal, de hecho pareciera que ese apellido siempre ha sido el mío.
...
— Es ella, cariño— afirmó ella, llevando una mano a su pecho.
Su instinto de madre no podía estar equivocado. Desde que la pilló mirándola desde la puerta, sintió una conexión especial con esa niña. Había visto a su esposo hablando con la niña, jamás lo había visto tan hablador, al menos no con alguien que no sea ella. Él parecía estar cómodo con la presencia de esa niña y sus preguntas. Cuando escuchó el nombre de ella, su corazón se detuvo, pero la caja que su marido dejó caer, la trajo de regreso a la realidad. Se disculpó con los niños y salió a su encuentro. Él miraba fijamente por donde la niña se había marchado en compañía de una anciana.
— Después de todo este tiempo...— su voz se quebró, todo su mundo se quedó en blanco. Lágrimas de felicidad y angustia corrieron por su rostro— nuestra niña...
— Sí, nuestra niña...— musitó él, para luego pegarla a su pecho y que ella pudiera llorar con tranquilidad.
Dieciséis años antes.
La baja del noveno, hombres en primera y tercera. Dos outs, dos strikes y tres bolas. El destino del juego pesaba en sus hombros, su último verano en el equipo. Como capitán y pitcher estrella del equipo, debía llevar al equipo a la victoria y ganar las nacionales.
Respiró profundamente buscando calmarse, desde el montículo podía percibir como las esperanzas del equipo estaban puestas en ese lanzamiento. Los gritos de júbilo del público a su favor y los de desesperación del equipo contrario, sólo conseguían presionarlo más de lo que ya estaba.
Miró al cátcher, su mejor amigo de toda la vida. Naruto le hizo unas señas, él asintió comprendiendo a qué se refería. Con ese lanzamiento, acabarían con ese juego de una vez por todas. No por nada, eran la mejor batería de su escuela y tal vez de todas las escuelas del país.
Ajustó la pelota entre sus dedos, puso toda la fuerza en su hombro izquierdo y lanzó. El tiempo pareció congelarse, la pelota parecía que nunca llegaría al guante de su compañero. A Sasuke no le gustaban muchas cosas, pero definitivamente amaba el sonido que hacía la bola al chocar con el guante.
— ¡Strike! ¡Bateador fuera! ¡Fin del juego!— sentenció el umpire.
El júbilo de una bien merecida victoria, inundó el corazón de cada jugador. Los gritos ensordecedores de los fanáticos eran impresionantes.
Sasuke se permitió a sí mismo gritar, llorar de alegría, celebrar con sus compañeros. Su objetivo como capitán del equipo era ganar las Nacionales, recuperar la gloria de un equipo que no había conseguido llegar al torneo nacional en los últimos cuatro años. Su objetivo personal era que su padre reconociera que él también era un jugador que valía la pena y que llegaría lejos, al igual que su hermano mayor.
El otro equipo fue un gran rival, más de una vez lo hicieron dudar sobre si era bueno, pero al final, fueron ellos los que obtuvieron la victoria. Durante el saludo, ambos equipos lloraban, unos de tristeza y frustración, otros de felicidad.
— Sasuke— llamó Naruto— ¿Irás a la fiesta que organizaron las mánager del equipo?
— Dudo mucho que pueda— torció con fastidio— Mi padre organizó una reunión a la que asistirán personas importantes, dice que quizás algún equipo grande esté interesado en reclutarme el próximo año. Es una gran oportunidad— suspiró— Pero de verdad que quería celebrarlo con ustedes.
— Bueno, venir de una familia de grandes jugadores de béisbol, no ha de ser fácil. Siempre tienes que estar a la altura de las expectativas— comentó Naruto pensativo.
— Sabes que según mi padre, yo no estoy a la altura de las expectativas— gruñó, apretando los puños con fuerza— No llegué siendo la estrella del equipo desde el primer año, no fui el campeón Nacional tres años consecutivos como lo fue mi hermano. Haga lo que haga, siempre voy a ser su sombra.
— ¡Mejor voy contigo!— lo abrazó por los hombros con entusiasmo— Quizás nos recluten a ambos y nos convirtamos en la mejor batería de todo el país— sonrió mirando al horizonte. Sasuke negó divertido, a su amigo le gusta soñar en grande.
— Es mejor que vengas conmigo— aceptó con una sonrisa torcida— Después estarías abatido sin mí a tu lado.
— Sasuke, felicitaciones— su hermano mayor se acercó a él sonriendo.
Sasuke se sintió como un niño pequeño de nuevo, su corazón se había agitado de la emoción ante aquellas palabras. Pues su hermano se había tomado un descanso de su entrenamiento con su equipo de profesionales para ir a verlo a él. A su pequeño hermano jugar con un montón de mocosos con las mismas aspiraciones que él.
— Nii-san— expresó agradecido.
— Vamos, padre está esperando por nosotros para la fiesta que habrá en casa— indicó.
Sasuke asintió en silencio y caminó detrás de su hermano, seguido de Naruto. En cuanto estuvo frente a su padre, lo miró expectante, esperando unas palabras de aliento de su parte... pero nada.
— Padre, ¿No piensas felicitar a Sasuke por su logro?— inquirió Itachi, adivinando los pensamientos del menor.
— Es su deber como Uchiha— sentenció fríamente, para luego marcharse de allí.
— Eso no...— quiso replicar, pero Sasuke lo tomó de la manga de su camisa. Él lo miró de reojo.
— No te molestes, Nii-san— pidió con la mirada al suelo— Sabes que él no está interesado en mí.
— Perdóname— levantó su mano y le dio un pequeño golpe en la frente— Es mi culpa que nuestro padre sea así contigo.
— ¡No es tu culpa!— aseguró exaltado— Él es así y yo lo acepto. Sólo me interesa que alguien tan genial como Nii-san se dé cuenta de mis progresos como pitcher.
— Andando, ustedes dos— Itachi sonrió orgulloso— Sé que llegarán lejos y serán imparables.
— ¡Seremos la mejor batería de Japón, dattebayo!— exclamó Naruto determinado.
...
— ¡Sakura-kun, espera!— gritó una rubia desde el final del pasillo.
— Ino, ya no tienes que fingir— pidió amablemente la pelirrosa— Ya todos saben que no soy varón.
— Menos mal— suspiró aliviada— Haber guardado el secreto por tres años no fue nada fácil.
— Y yo agradezco que lo hicieras— expresó— De no ser porque alguien conocía mi secreto, hubiera renunciado desde el primer año.
— No digas eso— regañó su amiga— Tú fuiste una pieza importante en el equipo de béisbol.
— No ganamos nada en estos tres años— bufó.
— No te deprimas por eso, te divertiste. Es lo que importa— sonrió abiertamente. Sakura sonrió agradecida y abrazó a la rubia.
Desde niña, Sakura no ha sido la típica chica que se interesa en ser la más bonita y en los chicos. Ella creció solamente con su padre, pues su madre murió de una bacteria en su estómago que no fue detectada a tiempo cuando ella tenía dos años. Y su padre, siendo un aficionado del béisbol, le enseñó a amar su deporte favorito desde pequeña. Sakura aprendió todo del deporte y con su padre entrenó para ser cátcher.
Pero al ser una chica, no se le tenía permitido jugar en los equipos de las escuelas a las que entraba. Sin embargo, la vida le dio la oportunidad de cumplir su sueño. Su padre es dueño de una clínica privada para rehabilitar jugadores lesionados. Él era un buen amigo del director de la preparatoria donde estudió y también del entrenador del equipo. Así que Kizashi, su padre, les pidió el favor de que le permitieran entrar a la escuela aparentando ser un chico y le dieran la oportunidad de jugar en el equipo. Puesto que ambos hombres conocían sus capacidades, se le permitió inscribirse en la escuela como un chico y jugar en el equipo.
La única persona en toda la escuela que lo sabía, además del entrenador y el director, era su mejor amiga Ino. Ella decidió entrar en la misma escuela que Sakura para ayudarla a cubrir su mentira y funcionó. Los estudiantes solamente la vieron como un chico con nombre de niña y demasiado flacucho.
Pero al ser eliminados en las finales de las regionales, ya no tendrían oportunidad de seguir jugando por ser su último año y ella decidió confiarle su verdadera identidad a todo el equipo.
— ¿Para qué me buscabas?— preguntó.
— Ah, cierto— casi olvidaba el motivo de su búsqueda— Quería preguntarte sobre tu futuro.
— ¿Mi futuro?— interrogó la pelirrosa.
— Si, quiero saber qué harás después de la graduación— explicó.
— Iré a la universidad a estudiar medicina y trabajaré en la clínica con mi padre al mismo tiempo— respondió.
— ¡Piensa más en ti!— chilló indignada— Sólo piensas en ayudar a tu padre en la clínica, deberías buscar un novio y...
— Ino— interrumpió los reclamos de la rubia— No lo hagas, sabes que no soy bonita, ni femenina. Toda mi vida he sido vista como un marimacho. Ni siquiera tus consejos de belleza y tu empeño en hacerme vestir mejor han servido de algo.
— Sakura...— musitó con tristeza.
Ella entendía lo que su amiga quería decirle, han sido amigas desde pañales y ha sido testigo de cómo hacían sentir a Sakura en la primaria y la secundaria. Incluso llegó sentir alivio el día que su amiga se puso pantalones y fingió ser un chico, pues ya nadie haría comentarios hirientes en su contra. Y aunque Sakura fingiera no darle importancia, su autoestima ha estado por los suelos desde siempre. Pero Sakura debe entender lo hermosa que es, ella seguirá luchando para hacerla entrar en razón algún día...
— Vamos— Sakura la tomó de la mano y comenzó a caminar al salón de clases— Ino...— la aludida la miró confundida porque detuvo su andar— Sé lo que intentas y te doy las gracias por eso, eres una amiga muy especial y te quiero mucho. Pero ya déjalo, ríndete. No servirá de nada— suplicó en un susurro.
— No me rendiré— declaró decidida, tomando sus manos entre las suyas— Verás que algún día llegará alguien que vea lo mismo que yo, una chica hermosa con una gran personalidad e inteligencia.
— Que sería de mi sin ti— sonrió conmovida.
— Probablemente serías más ilusa— bromeó, conteniendo las lágrimas.
— Si vas a llorar, hazlo— pidió Sakura entre lágrimas— no me dejes sola en esto.
Ino no pudo contenerse más y lloró. Convirtió todo el dolor y la frustración que su amiga sentía en suyo. Sakura sólo la tenía a ella y a su padre, pero él no era capaz de entenderla. Cómo extrañaba a su madre, cómo le hacía falta una figura femenina desde que entró en la pubertad. De no ser por Ino y la mamá de ella, hubiera estado perdida.
— Así que...— comenzó la rubia cuando retomaron su ida al salón— ¿Seguirás usando tu uniforme de hombre o por fin te veré usar una falda después de tres años?
— Me siento cómoda con el pantalón— divagó.
— ¡No tienes remedio!— bramó furiosa.
Sakura se encogió sobre sí misma y soltó un prolongado suspiro, debía prepararse para los reclamos de su amiga por un buen rato.
...
La fiesta se tornó aburrida para ellos y salieron al jardín a practicar lanzamientos. Itachi apareció después de un rato, tomó un bate y se les unió.
— ¡Eso fue bola!— gritó Naruto después de atajar el último lanzamiento del Uchiha.
— Fue Strike— dijeron ambos hermanos al unísono.
— Bola— debatió ofendido. No podía creer que ellos pusieran en duda su autoridad como cátcher.
— Fue un Strike— una tercera voz se escuchó llegar a ellos. Naruto bufó con disimulo, otra persona que llegaba a cuestionarlo.
— ¿Qué se le ofrece, padre?— preguntó Sasuke respetuoso.
— Alguien está interesado en hablar contigo y con Naruto— informó.
Ambos amigos intercambiaron miradas y sonrieron emocionados. Alguien estaba interesado en su talento, por fin sus vidas tomarían el rumbo que siempre desearon.
Hasta aquí el capítulo de hoy.
Este es un proyecto que he tenido guardado desde hace muchísimo tiempo pero que no había querido sacar de lo más recóndito de mi Google Drive. Pero aquí estamos, espero que le den una oportunidad. La idea en general me fascina, considerando que me gusta mucho el béisbol. Aunque fue hasta hace poco que aprendí mucho a entenderlo. Conoceremos la historia de Sasuke y Sakura hasta llegar el punto donde comenzó la historia.
Espero que se tomen la molestia de dejarme su opinión por medio de un review.
Nos leemos en el próximo capítulo, hasta la próxima.
EAUchiha.
