Pequeño drabble, qué lo disfruten.
Amour Sucré es propiedad de ChiNomiko.
Lysandro
Aquellos ojos le atravesaron el cuerpo.
Pero sabías, sabías que esos ojos desiguales no solo te atravesaban físicamente, sino más bien el alma, el corazón.
Completamente todo.
Lo habías conocido de una manera peculiar, pensando que era un fantasma y vistiendo una remera con el nombre de 'Team Castiel' (vamos, ¿A quién se le ocurrió aquello?). Al principio era muy callado, no decía mucho y era bastante raro que él comenzará una conversación, pero, poco a poco, se abrió más a ti, mostrando cada vez más sus sentimientos y expresiones.
Amabas ver cada etapa y reacción diferente de él; su silencio, el enojo, sonrisas y otras afligidas o tristes. Era como una ilusión tenerlo a su lado y por ello, pensó que la ilusión podría deshacerse al paso del tiempo, pero ¡oh sorpresa!, eso nunca ocurrió.
No pudiste olvidarte de nada y seguiste amándolo con todas tus fuerzas.
Amabas y amas todo lo que viniera de él, su ropa de la época victoriana y cómo había dicho anteriormente; sus maravillosas y únicas expresiones. También quedaste encantada por su amabilidad e inteligencia, que te haya ayudado y apoyado con Debrah, siempre confiando en ti y nunca dudando.
Tal vez, fue una única vez que lo viste dudando… pero no era malo, es más, podría decirse que fue demasiado tierno.
"Se confesó".
Era lo único que venía y rondaba por tu mente. Como tan obvio que era, respondiste teniendo las mejillas de un color semejante al del durazno, sumando la sonrisa, el increíble y fuerte "¡También te amo!" qué gritaste. Empezaron a salir, sin importarles las opiniones de otras personas, y recibiendo cada variada felicitación, una más rara que la otra (sobra decir que la de Rosa fue la… más ¿única?).
Ya ha pasado tres años desde aquello, se graduaron y cada uno fue por su sueño, pero sin separarse. En ese lapso, pasaron por cosas difíciles, varios obstáculos y otras más, pero lo superaron.
A pesar de todo el dolor que la golpeó, con toda la alegría que puede dar y la mejor sonrisa que puede tener, podría gritar a todo el mundo…
―¡Me alegro haberme enamorado de Lysandro!
Eso. Y lo hizo, en la universidad, frente a todos sus compañeros. Tal vez no fue buena idea, porque todas se amontonaron a mi preguntando por el cantante Lysandro y qué relación teníamos.
Oh, pero valió la pena.
Repetiría eso, cuántas veces pueda.
―¿Nos vamos, pequeña? ―sonrió dulce, cómo solo le sonreía a él. Asintió en respuesta, entrelazando sus brazos y aprovechando la comodidad, apoyo su cabeza en el hombro del victoriano; esa era una de sus peculiaridades que nunca cambiaría.
No importaría nada.
No importa cuántos obstáculos le presenten, nunca se rendiría.
Siempre, siempre, no importa qué; estaría enamorada profundamente de Lysandro Ainsworth.
End.De pie, reverencia, ¡AYE SIR!
