—No me importa lo que digan, lo he querido negar, he intentado luchar contra este sentimiento pero ya me cansé, no puedo negar lo que es cierto…te amo Edward, quiero una vida contigo…
—Tú no significas nada en absoluto para mí. Se dio la media vuelta no sin antes dejar en el sillon el anillo de compromiso que tantas veces le rechaze y ahora yo quedaba de nuevo sola por mi...ORGULLO ENCADENADO
—Yo…yo significaba todo para ti—Traté de parar nuevamente las lágrimas que corrían por mis mejillas pero era muy tarde, de nuevo tarde.
—Te esperé demasiado, soporté… humillaciones, desplantes, engaños, golpes, desprecios, pero todo terminó Bella, solo quiero sentir amor verdadero porque tengo mucha vida y amor y lo desperdicié contigo, mis perdones Srta. Swan, mi renuncia esta en su escritorio… Se dio la media vuelta no sin antes dejar en el sillon el anillo de compromiso que tantas veces le rechaze y ahora yo quedaba de nuevo sola por mi...ORGULLO ENCADENADOse dio la media vuelta no sin antes dejar en la mesa el anillo de compromiso que tantas veces le rechace y ahora yo quedaba de nuevo sola con mi…ORGULLO ENCADENADO
Se dio la media vuelta no sin antes dejar en el sillon el anillo de compromiso que tantas veces le rechaze y ahora yo quedaba de nuevo sola por mi...ORGULLO ENCADENADOSe dio la media vuelta no sin antes dejar en el sillon el anillo de compromiso que tantas veces le rechaze y ahora yo quedaba de nuevo sola por mi...ORGULLO ENCADENADO
Se dio la media vuelta no sin antes dejar en el sillon el anillo de compromiso que tantas veces le rechaze y ahora yo quedaba de nuevo sola por mi...ORGULLO ENCADENADO
Capítulo 1: Removiendo ilusiones
Canción recomendada: Rumors-Lindsay Lohan
La sensualidad nos quería persuadir de que estábamos enamorados, pero la razón se resistía al engaño. Entonces la fantasía brindo su oportuna ayuda.
Arthur Schnitzler
—Srta. Swan tiene una llamada del joven Black—Me dijo mi secretaria por décima vez en tan solo 2 horas—Comunícamelo por favor Ana, esta situación ya me está cansando—Repiqué mis dedos en mi escritorio y traté de calmarme, no perdería los estribos con una persona que ya no tenía cabida en mi mundo y mucho menos en mi vida.
—Hola amor, ¿Por qué no has contestado mis llamadas? —Me respondieron al lado del teléfono en un tono despreocupado y de lo más inocente del mundo.
—En primer lugar dejemos las cosas en claro, numero uno ¡no soy tu amor! y número dos no tengo por qué contestar tus llamadas, así que limítate a no hacerlo, porque si no pondré una orden de restricción y creo que no tendrás dinero para pagar un abogado que te saqué de la cárcel por andar acosando a una persona pública… de esta no te salvas Jacob—Tenía una mezcla de sentimientos y no de unos muy lindos o dignos de una señorita de clase como yo, pero este pelele hacía sacar lo peor de mi.
—¿La ovejita sacó las garras?, ¿Tan rápido olvidaste todo lo que vivimos? —La risa del intercomunicador me sacó más de mis casillas ¿Por qué demonios no colgaba la llamada?
—Jacob creo que esta llamada no tiene ninguna importancia, ya quedó todo claro, deja de molestar, tu lo quisiste así, si hubieras querido las cosas fueran diferentes lo hubieras pensado antes de acostarte con mi dama de honor, en los baños de la iglesia, el día de nuestra boda, ¿No lo crees? —Le pregunté con ironía y corté la llamada y como he venido haciendo en estos últimos días me tragué mi dolor y mis lágrimas. Cerré mi portátil y del cajón de mi escritorio saqué la primera plana de la sección de sociales del NEW YORK PAPER con fecha de hace tres meses.
HEREDERA HUMILLADA EN LA IGLESIA
El día 8 de octubre se llevaría a cabo la tan esperada boda de la heredera de las empresas Swan con el deportista Jacob Black. Lo que debió de haber sido una celebración llena de amor y felicidad fue empañada por el engaño y la traición.
La joven novia quedó con el vestido puesto, como todo una novia de rancho, ya que minutos antes de la celebración su prometido fue sorprendido teniendo relación sexuales con la señorita Leah Clearwather, esto demuestra que el dinero no compra el amor ni la felicidad, así vemos como Isabella Swan no obtuvo su cuento de hadas ni el final feliz de toda mujer.
Arrugué el periódico con fuerza, quería sacar todo mi coraje y odio, pero no quería saber nada más de la abandonada Swan, lo metí nuevamente al cajón y lo cerré, al igual que mi corazón.
Soy Isabella Swan, tengo 24 años y se burlaron de mí de la peor manera posible, soy la heredera de las empresas Swan, una firma importante y dueña de la revista más vendida "ANLIE" ya que desde que murió mi madre cuando yo tenía 7 años, el todopoderoso e insensible de Charlie Swan se volvió en un alcohólico que abandonó a su hija al olvido, dejando sus empresas en manos de sus abogados hasta que yo fuera mayor de edad y pudiera tomar posesión de ellas, por lo mismo mi sueño de ser fotógrafa, se fue a la basura.
Me levanté de la silla y me fui hacia el ventanal en el que podía ver toda la ciudad, acaricié mi dedo anular, donde hace apenas unos meses descansaba el anillo de compromiso signo de amor y respeto, pero todo era mentira.
Jacob y yo llevábamos 2 años de novios, cuando él me propuso matrimonio acepté sin pensarlo, no era una santa, tenía mi pasado, era fiestera, creída, egoísta, manipuladora, todo lo que se podía esperar de una niña mimada y sin padres, mi padre murió al poco tiempo que mi madre falleció. Cabe decir que éramos la pareja mas sexi de la sociedad en ese momento, Jacob no era muy buen amante que digamos pero así lo amaba…que ilusa fui amar.
¿Qué es eso? Nunca fui una persona afortunada en el amor, siempre me buscaban y estaban conmigo por dinero o por las influencias que tenía, simplemente siempre fui una chica solitaria, tengo muy pocos recuerdos de mi infancia o quizás simplemente quiero y entierro los malos recuerdos de mi vida, fui una niña muy querida y deseada pero al morir mi madre en un robo a mano armada mi padre me olvidó y se alejó de mi.
Al morir mis padres crecí al cuidado de nanas, clases de piano, ballet, francés, pintura, entre otras. Me he tragado mi dolor porque no tengo fuerzas, ni valor, ni el apoyo de nadie para ser yo misma, me miento para creer que todo algún día cambiara, pero ya ni siquiera siento el dolor, ni quiero intentar sentirlo. Escuché como tocaban a la puerta, me limpié mis silenciosas lágrimas del rostro, era la última vez que derramaba lágrimas por alguien.
—Adelante—Dije con voz fría y distante.
—Conmigo no uses ese tono jovencita.— Reprendió la voz de mi amigo entrando en mi oficina.
—Jasper ¿Qué quieres? Estoy trabajando—Me di la media vuelta y volví a mi escritorio, tomé unos documentos y comencé a leerlos.
—Vengo por ti para ir a cenar, o bueno más bien para irnos a divertir—Puso su mano en los papeles, obligándome a levantar la vista—Que fría mirada tienes, no me gusta.
—No lo hago para que te gusté, quita tu asquerosa mano de mis documentos y lárgate—Me levanté de mi silla y saqué un cigarrillo de mi bolsa.
—Deja el cigarro te va a dar cáncer.––Comento tratando de influir en mi amado cigarro y yo.
—Maldita sea Jasper déjame en paz, no eres mi médico.––Me molestaba demasiado que fingieran preocuparse por mí, porque la niña estuviera bien cuando las cosas era a la inversa.
—No, no soy tu médico, pero si soy la única persona que se preocupa por ti y el único amigo que te queda, Bella por favor reacciona—Sentí como me tomó de los hombros, ese gesto siempre lo hacía en nuestra niñez para hacerme reaccionar y hacerme sentir bien, pero ahora no me calmaba.
Esperé muchos años, cuando solamente quería que mis padres lleguen y me hubieran dicho en un susurro un lo siento o estoy orgullosa de ti mi vida, pero siempre me quedaré con los buenos recuerdos en los que yo era su princesa y en su regazo soñaba con que un príncipe azul me rescatara y con el típico vivieron felices para siempre. Pero solo quedaran en eso…en recuerdos.
Cuando llegué a la adolescencia siempre necesité una figura paterna, pero me encontraba sola, estaba desesperada, comencé a fumar y a huir de mi casa, a drogarme, ganándome así el apodo de "Heredera Rebelde", abandoné mi sueño por falta de coraje, por no sufrir y comenzar desde cero…por miedo a ser pobre, así que estudié administración de empresas, dejé las drogas y traté de concentrarme en mi empresa, ¿Difícil?, sí, peor era más mi miedo de quedarme pobre.
Me avergüenza ser hija de Charlie Alcohólico Swan, el amor lo destruyó y lo mató, más no lo haría conmigo. Mi orgullo no me dejaba perdonarlo ni siquiera ahora de muerto, ni siquiera a mi misma me puedo perdonar.
—No me digas así—Me zafé de sus brazos y dejé mi cigarrillo en el cenicero, ni fumar a gusto puedo con él aquí.
—Está bien Isabella, vámonos a cenar hoy es el cumpleaños de Tanya no podemos faltar.––– me jalo de la mano pero me solté enseguida.
—No quiero ir.–– solo quería ahogar mis penas en un bar, estoy herida y desesperada.
—Hace tiempo era tú amiga ¿Lo recuerdas? Además es una buena idea.––
—¿Buena idea?, así como tú buena idea de haberme presentado a Jacob Black—Si él era el culpable, me lo presentó en una discoteca…
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Salimos a festejar como se merecía porque es mi cumpleaños, estaba pidiendo una bebida en la barra, me la entregaron pero una mano la tomó sin mi permiso.
—Disculpa no me fije—Me contestó dejando la bebida al momento que nuestras manos se juntaron.
—No hay problema—Le dije tratando de alejarme de él lo más que podía.
—Señorita Swan, su bebida—El cantinero me acercó el trago y se disculpó.
—Gracias, pónganlo en mi cuenta—Tomé mi bebida y me alejé de la barra.
—Espera olvidaste algo—Regresé al sentir la voz de aquel guapo hombre.
—No creo que allá olvidado nada.
—Olvidaste regresarme mi corazón, Jacob Black—Tendió su mano y pensé en tomarla o no, no había nada que perder, pero si mucho que ganar.
—Isabella Swan—Sonrió cuando mencioné mi nombre, tomó mi mano y la besó.
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—Quizás me equivoqué pero yo nunca te lo presenté, solamente te dije; sí lo conozco. Es amigo de un amigo. Punto. No te dije es mi íntimo, lo conozco de hace años y nunca te engañara. Isabella debes saber que solamente te quiso por tu dinero—Se sentó en mi silla y comenzó a arreglar mi escritorio, metiendo cosas a la bolsa y a las gavetas.
—¡Deja de hacer eso porque no respetas mi privacidad! —Se lo arrebaté de las manos y comencé a hacerlo yo misma.
—Isabella vamos, es solo una cena de amigos nada más, seguro que ya nadie se acordara y podrás rehacer tu vida, incluso podrás conocer más personas, pero permítete salir de estas 4 paredes, el trabajo no lo es todo y lo sabes—Se levantó de la silla y se acomodó la corbata. Jasper y yo éramos muy buenos amigos, incluso intentamos ser algo más pero simplemente no funcionó, así que se podría decir que somos como hermanos.
—Solo te acompañaré porque necesito un trago y para no dejarte ir solo. Que patético sería que lo hicieras así, se vería muy gay o emo. Así que vámonos.
—Eres una alcohólica.
—No, quizás… ¡Vámonos!
—Era mucho más sencillo dejarme venir en mi propio auto—Volteé a verlo mientras esperábamos que el ballet tomara el auto de Jasper y miraba de reojo por las ventanillas como los reporteros y paparazzis estaba acechando el lugar y a la espera de mi llegada—¿Cómo demonios saben exactamente donde me encuentro? —Suspiré de frustración y recosté mi cabeza en el respaldo del asiento.
—Claro que no era sencillo, podrías nunca haber llegado o para poder huir en cualquier momento, aunque creo que ellos no te dejaran—Se comenzó a reír mientras bajaba del auto y el ballet me tendió la mano y me ayudo a bajar.
—Que listo Sherlock—Le dije ya que estaba afuera del auto, tendí mi mano en su brazo, en cuanto estábamos por cruzar la entrada, me sentí como un animal que sale al ruedo y lo acribillan. La entrada estaba repleta de fotógrafos, intentamos cruzar pero nos interrumpieron la entrada. Ya estoy enferma de que me sigan, me cansan, siempre inventando cosas de mí, tan solo para poder vender más, y dejarme en la ruina, incluso reporteros de MI revista hacen lo mismo por escalar más alto.
—Isabella ¿cómo te sientes?
—¿Isabella qué opinas de la boda de Jacob y la señorita Leah?
—¿Serás dama de honor?
—¿Que se siente ser abandonada Señorita Swan? —Ya estaba harta y cansada de nunca poder salir a ningún lugar público sin ser reconocida por que los rumores empiezan, lo cierto es que esto nunca se terminara y siempre seré la abandonada Swan.
—Les pido de la manera más atenta que se guarden sus preguntas y comentarios, si no la señorita Swan se verá en la necesidad de poner una orden de restricción, gracias.
—¿Señor Witclock es el amante en curso de Swan?
—¿Por qué la protege tanto?
Quería gritarle a esa idiota que si, que Jasper si era quien me calentaba la cama, que era mi amante, pero quería dejarlo de lado de todos estos chismes. Apreté su mano y caminé hacía la entrada donde unos guardias estaban esperándonos, ¿Por qué no se alejan de mí? ¿Por qué no pueden dejarme vivir?
—Recuérdame la próxima vez salir con guarda espaldas—Solté su mano y me arreglé mi traje.
—No es mala idea Isabella, vamos a saludar a la festejada—Me gritó por encima de la música, comenzamos a caminar por en medio de la multitud, la gente ponía su vista en mi, esperando que hiciera algo, era la comidilla de la cuidad.
—¡Bella! —Escuché la voz punzante de Tanya que al parecer estaba demasiado feliz de verme ya que se colgó a mi cuello y comenzó a gritar, después de ponerse histérica se acercó a mi odio—Te quiero y te apoyo, recuerda que siempre seremos amigas, no te pierdas—Le regresé el abrazo, bueno solamente pase mis manos a su espalda y solo logré asentir, ya que no volvería a ser la misma idiota que confiaba en las personas.
—Gracias Jasper por el regalo, bueno a ¡divertimos! —Volteó a ver a Jasper y me señaló. ¡Ja! El regalo soy yo, es de esperarse a pocos honró con mi presencia.
Fuimos a la barra y comenzamos a beber, ellos y otro grupo amplio de personas platicaban de una cena de beneficencia que al parecer era muy importante para una organización de Tanya, por ayudar a las personas de bajos recursos, sus temas de ayuda y donación me dormían, se me hacían una completa estupidez. Tome mi Black Berry y revisé unos correos de el jefe de edición. Estaba metida en mi trabajo cuando alguien llegó a interrumpirme.
—¿Le sirvo algo más? —El sonido de esa voz me tomó por sorpresa, era dulce pero masculina y el aroma que se podía sentir en el ambiente era exquisito, se mezclaba con el aroma del cigarro pero lo hacía parecer masculino y excitante.
—Tráeme un Harvey Wallbanger ¿Lo conoces o te lo deletreo? —Le dije déspotamente sin necesidad de mirarlo a la cara.
—Claro señorita con permiso.
Me decidí a levantarme a bailar, dejando a Jasper platicar con una meserita poca cosa, me adentré al centro de la pista, ya que todos estarían viéndome, ya que cualquier cosa que hiciera estaría en boca de todos, en la expectativa de cómo la música afectaría a mi sistema nervioso pero más a mi cuerpo, así que como hace mas de 10 años sería la primera plana de mañana, pero ya no me afectaba.
Comencé a mover mi cuerpo al compás de la música, necesitaba despejarme de tantos problemas, de la realidad. Sentí detrás de mí como una persona se movía demasiado cerca y rozaban nuestros cuerpos, tomé sus manos y las lleve a mi cintura, ese simple tacto me hacia volverme loca, me beso el cuello y no lo detuve, al contrario me volteé para lograr verlo a la cara y sus ojos me hipnotizaron, quería quitarme la ropa y lanzármele era un ¡adonis! Bajé mis manos por su pecho y seguí bailando sin apartar nuestras miradas, mis manos subían y bajaban por su cuerpo mientras que las de él quedaban firmemente sujetas a mi cintura.
La música cambió, dando inicio a algo más lento y llevándose consigo el baile que teníamos entre los dos, logrando que alejara sus manos de mi cuerpo dejando un casto beso en ellas.
—¿Cómo te llamas? —Este adonis estaba súper guapísimo y era un buenote en la cama, a simple vista se veía eso y desde luego que no lo dejaría ir tan fácilmente, apuesto mi empresa, mi dinero, mi revista a que es un león en la cama.
—Edward Cullen—Su voz era sensualidad pura, este hombre simplemente destilaba orgasmos, pero a la vez era nerviosa.
—¿Cullen? ¿Cómo se llama tu empresa? —Era más que obvio decir que Tanya no invitaría gentuza a su fiesta.
—Sigue siendo la misma, permiso—Se dio la media vuelta y se alejó entre la multitud.
Éste es el camino del amor, déjate llevar. Abre tú mente y acércate.
—Espera—Traté de seguirlo pero alguien me lo impidió tomándome el brazo.
—Isabella ya hablas sola, ya estas ebria—Me dijo Jasper tomándome del brazo y llevándome a la salida por la puerta trasera.
—¿Que hacemos aquí? —No estaba borracha. Aún no.
—Nos vamos.
—¿Por qué? Apenas y estaba ligando.
—¿Ligando o viendo a ver a quién te llevabas a la cama?
—Relájate siempre elijó bien, no soy como tú que escoge gatas o zorras.
—Te equivocaste con Jacob.
—Piérdete idiota.
—Si Isabella lo que quieras, pero súbete al auto que ya es tarde—Me subí y en silencio por el resto del trayecto me dedique a ver lo tranquila que estaba la ciudad.
—Conocí a alguien—Intentó romper el hielo.
—Que bien, ¿De qué familia?
—Es sencilla.
—¿De qué familia?
—Se llama Alice, es hermosa y trabajadora.
—Hay si Jasper, si las amigas de Tanya no trabajan y menos las herederas.
—Ella sí, trabaja como mesera los fines de semana en eventos y en un restaurante los demás días, estudia comunicación por las mañanas, es la persona más noble y trabajadora que conozco.
—Que cursi y marica sonaste ¿Cuánto te va a durar el juego Brandon? ¿Una semana? Y eso si acepta irse a la cama contigo.
—No Bella, esto es algo para toda la vida—Sentí como el auto paraba y pude mirar mi casa, ya habíamos entrado al jardín y no me había dado cuenta.
—Gracias a Dios que llegamos. Esto es demasiado cursi y me está enfermando. Adiós.–––
—Cuídate. Pasó mañana para hablar.––
—Has una cita con mi secretaria, tengo demasiado trabajo
Entré por la puerta sin molestarme en no hacer ruido.
—Llegas tarde de nuevo.
—Si, si lo que digas y quieras, con permiso tengo sueño—Subí a mi habitación y me desvestí quedando solamente en ropa interior y me metí a mi enorme cama quería dormir y descansar tranquilamente pero unos ojos rondaban por mi mente acompañados de un nombre y tratando de descubrir de que familia era…
EDWARD CULLEN
