Capitulo 1:

El día que nuestras miradas se cruzaron

Fue en aquel momento cuando pensé que el mundo podía cambiar. Fueron aquellos ojos tan azules como la noche los que me transmitieron ese sentimiento tan profundo de rencor, venganza, tristeza, pero mas que nada, impotencia. Fue extraño que tales sentimientos probinieran los ojos azul zafiro de un extraño perro callejero. Ante mi intento de acercarme me gruñó indicandome que me alejara. Al mirarlo bien noté que estaba muy herido, en ese estado no duraría ni dos días solo en las peligrosas calles del área 7. Decidí ignorarlo y seguir mi camino a casa cuando sentí como aquel animal de desplomaba en el piso inconciente. Me acequé a el y lo cargué hasta mi casa.

Prometiendo que estudiaría y no me metería en problemas, mis padres me dejaron conservarlo. Lo subí a mi habitación y curé sus heridas mientras lo observava detalladamente: tenía un hermsos pelaje azul oscuro, casi negro diría yo y el tamaño de un Pastor Alemán joven. La imagen de sus ojos seguía en mi cabeza. Inconcientemente comenzé a acariciarlo hasta que despertó.

Me miró algo débil y confundido, yo seguí acariciandolo. Cuando por fin se incorporó del todo se paró y comezó a gruñirme. Denuevo esos ojos, esos ojos llenos de tristeza y rencor. Permanecí impasible ante su alerta.

-Tranquilo, no te haré daño- El se tranquilizó ante mis palabras y se sentó. Su mirada aún reflejaba desconfianza. - Estabas muy herido así que te traje a mi casa.- Definitivamente era un perro muy lindo, pero extraño.

Me miraba fijamente analisandome de pies a cabeza. Quedaba mas que claro que este no era un perro común y corriente. Ignorando el costante acoso de la mirada del extraño animal continué con mi vida é mis cosas y empezé con la tarea. Saqué mi aguja e hilo y empezé a coser un vestido. El perro me miraba extrañado.

-¿Que?- El can se me acercó y señaló con el hocigo mi recién comenzado vestido. -Es para la clase de costura- Me volvió a ver como si no entendiera. Esta vez tiró al suelo mi vieja calculadora.- Si, una calculadora ¿Qué con ella?.- Iba a agacharme a recogerla cuando marcó con sus patas la suma "2+2" en la calculadora. Era oficial que este no era un perro normal.-Sabes... sumar?- le pregunté confundida a lo que el animal asintió. Ya estaba asustada cuando escribió con las letras de la calculadora: "Hay alguien en la casa?". Negué con la cabeza confundia y de un momento a otro el extraño animal mutó convirtiendose en un niñó humano de apróximadamente 14 años.