¡Hola! Aquí llego yo participando por primera vez de la Gruviaweek, siete días dedicados a esta hermosa pareja y mi OTP. Este es el primer día, es un tema normal pero a mi me salio medio raro xD, me pregunto cuántos de ustedes conocerán de que hablo. Sin más cháchara los dejo disfrutar de la lectura.
Psdt: Si, estoy publicando recién ahora, como a las diez de la noche.
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen son propiedad de Hiro Mashima.
Summary: Pese a todos los años que pasaron, sin siquiera ser conocidos, ella siempre lo recordó.
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1. Memoria
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Los ruidos que hacían las manijas del reloj al moverse era el único sonido que escuchaba una joven de hebras azules, la cual, parecía estar más concentrada en mirar la ventana que en la clase de su maestro de matemática.
- Señorita Lockser ¿podría pasar a resolver el ejercicio? - la pregunta de su maestro la devolvió a la realidad, dio un vistazo rápido a la pizarra.
- La respuesta es 3(π) - respondió regresando su mirada a la ventana - Excelente como siempre señorita Lockser, pero agradecería que pasará al frente y nos muestre la resolución - se puso de pie respetuosamente y camino hacia el frente con paso lento, en menos de treinta segundos el ejercicio estaba resuelto.
- Buen trabajo. Ahora, para mañana deben... - el timbre de la salida interrumpió al maestro para fortuna de los estudiantes, quienes salieron presurosos del aula a excepción de dos chicas que se acercaron a la peliazul.
- Lo haces parecer tan fácil, Juv. Ya quisiera tener la mente que tienes - la rubia hizo un puchero a su amiga - Si te esfuerzas en estudiar será fácil - contestó la pelirroja acomodando sus lentes - los cuales, eran falsos -.
- Lucy-san sabe porque le resulta fácil a Juvia, pero si quiere, Juvia puede enseñarle - los ojos de la rubia brillaron y abrazó a su amiga - ¡Gracias, Juv! ¡Eres la mejor! - la ojiazul correspondió al abrazo.
- ¿Nos vamos? - cuestionó la pelirroja con una sonrisa, sus amigas asintieron. Las tres salieron camino a la salida.
- ¿Escucharon la nueva noticia? - preguntó la joven de ojos chocolate - ¿Cuál noticia? No estoy enterada de nada - respondió la presidenta estudiantil confundida - ¡El lunes llega un chico nuevo! - exclamó emocionada.
- ¿Es alguien importante? - por primera vez se unía a la conversación la peliazul - No, pero... - ¿Entonces cuál es la emoción? - sus amigas la observaban con preocupación, Juvia solía ser muy fría e indiferente cuando se trata de socializar.
- Es tu oportunidad de hacer un nuevo amigo, ¿y quién sabe? - ella arqueó las cejas ante la mirada de la rubia - Tal vez te consigas un novio - lejos de avergonzarse, le dedicó la misma mirada - El día que Juvia consiga un novio sera el día en que Lucy-san confiese su amor por Natsu-san - el color carmesí inundó las mejillas de la Heartfilia.
- ¡No lo digas así como así! - reclamó, sus acompañantes rieron.
- También será el día en Erza-san y Jellal-san se vuelvan pareja - el rostro de la mencionada hizo competencia con su cabello - ¡¿Q-Qué es-estas di-diciendo?! - sus tartamudeos causaron una sonrisa en la peliazul.
- Dos pueden jugar a eso - la hija de Layla quería venganza - ¿Qué tal te va con Bora? ¿Ya están saliendo? - movió sus cejas de manera insinuante, la pelirroja puso su atención en ellas.
- Juvia y Bora-kun ni siquiera son amigos - su gélida mirada junto con la voz fría con la que hablo las dejo aturdidas - Juvia se va por aquí, hasta el lunes - se despidió con la mano y giro en una esquina, sus amigas la siguieron con la mirada.
- Esta actuando extraño ¿no? - preguntó Lucy posando su vista en Erza - Siempre es en estos días ¿por que será? - su amiga negó con la cabeza, no conocía la respuesta, por tan mejores amigas que fueran, ella seguía teniendo sus secretos.
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- Juvia llegó - abrió la puerta de la sala y subió a su habitación, su primo la observó.
- ¿Estas de mal humor, mujer? - odiaba cuando su primo la leía a la perfección - No, Juvia esta bien, solo esta cansada - y cerró la puerta de su cuarto en las narices de su primo.
- Ya, mujer. Te dejaré tranquila, no es para que hagas mierda mi rostro - y se retiró frotando su nariz, bufando molesto.
Ella soltó un sonoro suspiro y se sentó en su cama, se quitó los zapatos junto con su chaleco, iba a proceder a quitarse la blusa pero un objeto en su armario llamó su atención, sonrió al ver que era eso. Se levantó y camino hacia el armario, cogió entre sus manos aquel objeto y lo abrazó, la sensación de sentirlo contra su cuerpo era reconfortante, era un lindo recuerdo que atesoraría por siempre.
"Juvia jamás olvidará ese día, ni este detalle y mucho menos a él" pensó, no conocía su nombre pero aquel chico la cautivo, ojalá pudiera verlo otra vez.
Llegan grandes recompensas a los que poco esperan.
El fin de semana no fue realmente divertido, hizo lo que siempre hacía, sus tareas y relajarse escuchando música o leyendo libros, lo típico. Caminaba hacia la escuela, le gustaba el canto de los pájaros por la mañana, un sinfonía que no se cansaría de escuchar, la brisa que mecía sus cabellos y el cielo de un azul claro combinado con el silencio del lugar que no era muy transitado por personas, era el paraíso para ella. Llegó a la entrada de su escuela encontrándose con sus amigas.
- Buenos días, Juv - saludó la rubia junto con la pelirroja, ella devolvió el saludo.
- ¿No creen que hoy hace buen clima? - empezó una conversación la joven de ojos chocolate, efectivamente, el cielo se encontraba despejado y el sol brillaba de forma intensa. Ella iba a agregar algo cuando varias voces de mujeres la interrumpieron, vieron un grupo de chicas quienes parecían emocionadas por lo que sea que estuvieran viendo.
- ¿Qué es lo que sucede? - ¿Recuerdas qué dije que hoy llegaba un chico nuevo? - la peliazul asintió, era tonto preguntarle eso - Pues, resulta que se volvió muy popular apenas con su llegada - su vista se posó en el grupo de chicas, debía ser un tipo de súper modelo para que actuaran así. Vio que se abrían para dar paso a una persona.
- Tsk. Qué molestas que son - murmuró el joven bastante fastidiado, aquellas palabras llegaron a la joven que se mantenía mirándolo. Por un segundo ensanchó sus ojos de sorpresa para luego volver a su postura normal. El pelinegro se sintió observado y buscó con la mirada al causante, en ese instante, orbes grises y azules se encontraron. Se observaron fijamente por varios segundos hasta que él apartó la mirada y se dirigió a su aula.
- Juv ¿qué fue eso? - las miradas inquisitivas de sus amigas estaban puestas en ella - No ha sido nada, solo recordé a alguien. Vamos - comenzó a caminar siendo seguida por sus compañeras, las cuales tenían mil preguntas en la cabeza.
Para su fortuna y decepción de las otras chicas, el joven de ojos grises no estaba en su clase, eso animo aún más su día, se permitió sonreír ligeramente. Aquellos días serían interesantes, sobretodo porque ahora tendría algo en que mantener a su mente ocupada. Pasaron tres días desde la llegada del chico nuevo, agradecía no habérselo encontrado, todavía no era el momento.
En el cuarto día decidió que eso debía de cambiar, hoy estaba de un excelente humor, guardo en su mochila con cuidado aquel preciado objeto y salió rumbo a la escuela. Su día era bastante normal, sus amigas hacían comentarios sobre su estado de ánimo y cuál era la causa, ella se limitó a responder en que solo se sentía bien y ya.
La hora de la salida fue un momento decisivo, se disculpó con sus amigas diciendo que hoy no las acompañaría y las dejo con las palabras en la boca. Corría hacia el parque, al llegar ahí se ubicó bajo un gran árbol que le daba sombra, se sentó ahí y cerró los ojos, sabía que vendría porque era la ruta a su hogar. No se movió cuando escuchó pasos acercarse, se quedó quieta en su lugar sintiendo su mirada.
- ¿Qué haces aquí? - cuestionó el pelinegro, con ambas manos en los bolsillos. Esa chica lo ha estado observando mucho.
- Es un buen lugar para relajarse - contestó ella abriendo los ojos para mirarlo, le sostuvo la mirada unos segundos hasta que él la desvío.
- ¿Quién eres y qué quieres? - ¿Tú no recuerdas nada, verdad? Es normal, han pasado diez años - respondió ella levantándose dejando confundido al pelinegro por sus palabras - Tengo que entregarte una cosa - la vio rebuscar en su mochila hasta que dio con el objeto.
- Toma, muchas gracias - él recibió sorprendido una pequeña casaca, bien podría ser la de un niño de seis años.
- No sé si te diste cuenta pero es muy pequeño para mí - opinó examinando la prenda - Es cierto que es chico para ti, pero no para el pequeño tú de antes - el quedó aún más confundido ¿de qué hablaba esta chica? ¿Acaso en verdad la conocía?
- Es difícil olvidar el gesto de un niño al entregarle su casaca a una niña en medio de la lluvia bajo este mismo árbol para que se resguarde - su rostro no tardó en mostrar sorpresa, de golpe un montón de imágenes azotaron su cabeza pero lo que le hizo recordar fue la sonrisa que le dedicaba ahora.
"Gotas caían en medio de calle empapando a la gente que pasaba por ahí buscando refugio, los niños junto con sus padres habían abandonado el parque hace mucho excepto una pequeña niña de cabello azul corto y ojos del mismo color, llevaba un vestido junto con un chaleco mojado por la lluvia, se escondió bajo un árbol en busca de un techo seguro pero el agua seguía cayendo sobre ella. Se abrazo a si misma tratando de entrar en calor, no debían tardar en venir a buscarla.
Los minutos pasaban y sólo estaba ella en el desolado parque, en sus ojos habían pequeñas lágrimas que amenazaban con salir, al final rompió en llanto y escondió su cabeza entre sus rodillas. Nadie vendría a buscarla. Otro niño que iba por ahí corriendo escuchó sollozos y se acercó al lugar de donde provenían, bajo un árbol vio a una niña, supo que estaba llorando por lo sonidos que hacía, camino hacia ella dudoso y se animó a hablarle.
- ¿Por qué lloras? - al instante ella alzó la cabeza confundida por la presencia de otra persona, las gotas de lluvia se mezclaban junto con sus lágrimas - ¿Por qué lloras? - preguntó de nuevo, ella agachó la cabeza.
- Estoy sola... y tengo mucho frío - habló con un nudo en la garganta, se abrazó más fuerte cuando sintió una ventisca de aire recorrer su cuerpo, el niño la observaba. Se acercó a ella y le colocó encima la casaca que el llevaba y se la abrochó.
- Así ya no tendrás frío - ella abrió sus ojos con sorpresa, el calor de la casaca invadió su cuerpo y se sintió mejor - Muchas gracias - olvido su antigua tristeza y le sonrió radiante al niño quien se sonrojó. A lo lejos escucharon unos gritos y él supo que lo llamaban, le dijo que lo esperara y ella asintió viendo como se alejaba. Cuando desapareció, un auto se estacionó frente a ella y de el bajo su tío, le dijo que entrara pero ella se negó diciendo que tenía que esperar, su tío insistió en que pescaría un resfriado y se vio obligada a subir. El auto desapareció cuando llegó el niño al árbol acompañado de su hermano mayor y su tía.
- Estaba aquí - susurró él viendo su lugar vacío - Seguro lo imaginaste - respondió el albino y los tres emprendieron camino a su hogar."
- Eres tú... - aún se encontraba estupefacto mientras ella sonreía - Como lo supuse, me olvidaste, pero no te preocupes, el recuerdo siempre permaneció aquí- respondió ella señalando su cabeza, acercándose un poco a él.
- ¿Cómo? - Memoria eidética - contestó ella, una sonrisa acompañada de nostalgia surco por sus labios - En el año 2001 hubo un accidente automovilístico en esta calle, una familia iba en uno de los vehículos, entre ellos una bebé de apenas un año. Los padres murieron pero la bebé sobrevivió, los médicos diagnosticaron que el golpe que recibió traería repercusiones en ella, para su suerte fue para bien. A los tres años los médicos dijeron que ella tenía memoria eidética, una habilidad que le permite recordar imágenes, sonidos u objetos con un nivel de detalle muy preciso -terminó su relato con la mirada fija en él.
- Tu eres esa niña - más que una pregunta fue una afirmación que ella confirmo - Ha pasado bastante tiempo - comentó él sin saber como seguir la conversación.
- Sí..., ese día me pediste que te esperara y así lo hice. Varios días vine a este mismo lugar para entregarte eso y agradecerte pero no volviste - sus palabras no traían ni una pizca de resentimiento ni tristeza, sonaban naturales cosa que lo sorprendió.
- Así que... muchas gracias - hizo una reverencia y cuando levantó el rostro estaba ligeramente sonrojado, gesto que a él le pareció tierno.
- No hay de que, gracias a ti por esperar - respondió un tanto avergonzado - Por cierto, nunca me dijiste cual es tu nombre - recordó.
- Juvia Lockser ¿y el tuyo?
-Gray Fullbuster - ambos sonrieron, este era el inicio de una linda amistad que terminaría en algo más fuerte.
"¿Sabes? Creo que está casaca le quedaría muy bien a un niño"
"¿De cabello negro y ojos azules?"
"Y piel clara como su madre, por supuesto."
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¿Qué les pareció? ¿No hubo mucho Gruvia? Bueno, cuando una no está preparada sucede algo así ¡Light, trate de honrar a nuestras vacas! xD ¿Alguien aquí conocía la memoria eidética? Si han visto The Big Bang Theory y recuerdan a Sheldon seguro que sí. Espero que haya sido de su agrado, nos vemos mañana en el segundo día, bye.
