Sabes lo que significa estar ahí, en la tribuna de aquella escuela y con algunas miradas sobre ti, y si, es extraño pero se lo haz prometido y por eso estas metido donde las camisetas son negras y con estampado de cuervos por todos lados. Es cuando te das cuenta que Karasuno de a poco está recuperando fuerza, que nuevamente despliega sus alas.
Pero es al bajar que te das cuenta del poder que tiene Karasuno, porque no es la aplastante victoria que acaban de tener (25-18, 25-15) si no porque logras visualizar a varios miembros de otros equipos felicitándoles y festejando como si fuera su propia victoria.
–¿Crecen rápido, verdad Terushima~Kun?–escuchas a tu espalda y solo puedes sonreír cuando ves a la pelinegra a la que agradeces haber olvidado el almuerzo ese día.
–después de la caída tan abrupta que tuvo el equipo, podría decirse que están volando Shimuzu~san–respondes con calma y solo pueden asentir mientras esperan el turno para poder acercarse, el cual viene justo detrás de los excapitanes de Nekoma, y es entonces cuando tienes a un pequeño y lindo Hinata colgado a ti en un abrazo, así que aunque ya está a punto de alcanzar tu altura, lo aprietas contra ti como ese primer partido al que él mismo te invitó.
Te sientes bien de tenerlo acurrucado contra tu cuello mientras habla y la verdad no entiendes mucho de lo que dice pero lo sientes tan feliz que no importa porque seguramente está resumiendo el partido en "wash" o "gotsh", como si no hubieras estado ahí.
Pero te gusta porque esa hiperactividad es propia de Shoyo; sabes perfectamente que ambos son un cúmulo energía pero que el cuervo te gana por montones. De manera que cuando el camino de besos se hace presente por tus mejillas solo sonríes y esperar el final, aquel beso tímido que te regala el menor y tu disfrutas como si fuera el primero porque parece que siempre es así, por lo que esta vez te permites tomas sus mejillas mientras el baja de tu cuerpo y lo besas un poco más fuerte, más rudo, la pasional y solo te separas hasta que el aire es necesario y los aplausos y silbidos de fondo se escuchan, así que solo te queda cobijar a un Shoyo apenado mientras salen de ahí para ir a los vestidores. Porque van a celebrar y tu obviamente estas invitado.
Aunque para ti todos los días es como una victoria por tener ese girasol a tu lado.
