Buenas, esto es un Fic FABERRY combinado de ACHELE. Se que deben leer para entender el fundamento. Hace tiempo quería escribir algo de ellas pero no había tenido tiempo. Además que estaba demasiado Swan Queen. Pero llego el momento en que me di cuenta que me apetecía mucho. Este Fic por ahora es un T pero puede cambiar de clasificación. No está planificado para durar mucho en verdad.
Dejenme su comentario-critica! Nada mejor que saber que piensan. Besos a todos/todas
Glee no me pertenece y mucho menos las actrices/actores, pero la imaginación es libre y puede que la mía demasiado.
¿El diario de Quinn?
Día 1
New York, Agosto de 2020
Ni siquiera sé cómo empezar esto exactamente. Lo convencional diría que con "Querido diario" pero hace mucho tiempo que he abandonado esa vía. Han pasado 10 años desde que me uní al Glee Club en el McKinley High School. Y hacia al menos 3 que no pensaba en ello, ni en mi en particular. Tengo muchos más años y mucha otra experiencia que cuando me fui del instituto. De hecho, me gradué hace algunos años de la escuela de leyes de Yale. Oh sí, soy la Doctora en Leyes Quinn Fabray. Nada de vender bienes raíces ni de hacer teatro. Solo abogada. Estoy sola desde hace algún tiempo también. Las cosas no funcionaron como lo esperaba. Muy atrás quedó jugar a la casita y pensar en un marido siendo casi adolescente. Mi carrera acabó convirtiéndose en mi mayor prioridad. Un compromiso roto y nada mucho más trascendente hicieron que nunca me sintiera satisfecha más que con ganar juicios y destrozar a fiscales misóginos. Abogada penalista en causas contra violencia de género. No le pega para nada a la vieja Quinn Fabray pero lo he dicho, pasaron diez años.
Diez años largos, excitantes y aterradores por igual. Diez años en los que tuve tiempo de mudar la piel y entender muchas cosas respecto de mi comportamiento en el pasado. Dicen que la envidia es una versión dolorosa de la admiración y puedo admitir que conozco exactamente como son ambas. Cuando apenas era una inmadura y egocéntrica chica popular era víctima de la envidia de muchas de las personas que conozco pero no fue hasta que yo misma envidié a alguien que no supe lo terrible que es esa sensación. No fue hasta que me vi envidiando a la estrella del McKinley que no sentí pena por todas aquellas que envidiaban los zapatos de la líder de las porristas, la líder que envidiaba a la perdedora con todo el ímpetu que le cabía dentro. Y fue esa envidia la que hizo que Quinn Fabray creciera, que encontrará su rumbo. O eso creí hasta que un día me di cuenta cuanto me satisfacía ver a Rachel feliz, verla triunfar. Ese día supe que ya no la envidiaba, ahora la admiraba. Quería ser como ella pero no por las mismas razones que antes. Antes solo quería verla derrotada, quería demostrarle que yo era mejor. Ahora solo quería ser como ella, a secas. Quería que hiciéramos el mundo juntas.
Lo estúpido es que nunca se lo dije. Nunca le dije la verdad. No le dije que quería permanecer en su vida. En cambio, me quede con un pase de tren casi sin utilizar y con las ganas de verla tantas veces como apareció en mi mente tiempo después de que nos separamos. Nunca le conté todos los pensamientos que le dedique en aquellos años, ni las veces que me detuve en su calle con mi coche al pasar por New York. Es que quería ir y contarle lo que sentía en realidad. No solo la admiración que me producía sino también lo mucho que me había influenciado. No había pensando mucho en el Glee Club en estos últimos años pero si en Rachel Berry. Porque diez años después puedo decir que llevo todo ese tiempo enamorada de ella.
La escritura cesó de repente y Dianna cerró con fuerza su "diario". Más bien, el de Quinn. Y no, no era que estuviera perdiendo la cabeza y escribiera un diario para un personaje que llevaba mucho tiempo sin interpretar. Todo era una tarea asignada. Ryan y los antiguos productores se encargaron de reunir al Glee Club por su décimo aniversario. Llevaban 3 días de gira musical. Había costado mucho dinero convencer a todos de regresar, o a casi todos porque algunos no volvieron por razones imperiosas o simplemente porque ya no estaban. Fue duro retomar todo y cómo a los actores les costaba conectar con sus personajes después de tanto tiempo, a Ryan le había parecido una "estupenda idea" de que todos escribieran un diario con los pensamientos y la evolución de los personajes en estos diez años. No se trataba de fingir que no habían crecido sino de recordarlos y reencontrarlos.
Dianna llevaba al menos una semana evitando como podía la tarea. Había sido la actriz más difícil de convencer y por eso algunos de sus compañeros se mostraron reacios a sociabilizar con ella. Sonrió de medio lado. Quinn Fabray de la primera temporada habría estado orgullosa por el efecto colateral pero ni ella era Quinn ni la líder popular era la misma después de diez años.
Reviso lo que había escrito. ¿De veras debía mostrar lo que escribía a los demás? ¿Debía hacerlo? Era algo convenido especialmente, el objetivo de los diarios era tanto la reconexión personal como la de los demás. Por eso, ella había leído los diarios de Santana y de Brittany durante aquellos últimos días, también las ideas de Sam y de Artie. Supo por Naya que Lea había escrito puntillosamente cada día desde que lo solicitaron y no se asombro. Al fin y al cabo mucho de Lea estaba en Rachel. Releyó lentamente sus palabras en el diario y cómo Quinn le había dirigido a Rachel sus primeras reflexiones. Había mucho de ella en Quinn también. La historia de su vida prácticamente.
Dianna no era abogada pero a Agosto del 2020 seguía soltera después de un fallido intento de matrimonio con Winston que no había durando ni medio año, y que ambos habían apresurado a terminar al ver como su relación se estaba deshaciendo. Las cosas que no son buenas es mejor dejarlas pasar. Se había centrado en su carrera y gran parte de su vida había sido dedicada al cine. Razón por la que era una de las actrices más exitosas de las que habían pasado por Glee. O eso decían porque a ella la fama le daba igual. Solo trataba de hacer lo que realmente quería por una vez y actuar era lo que ella siempre había deseado. Tenía otros deseos pero para satisfacerlos habrían tenido que suceder las cosas de una manera bastante diferente. ¿Qué podía decir? La verdad estaba a la vista. Quinn amaba a Rachel y ella a Lea. Así era la vida, estúpidamente triste. Cuando tuvo que resignarse a que había cosas que no podía obtener por mucho que las necesitará optó por la vía fácil, alejarse. Y alejada fue como transcurrieron estos años. De ser una amiga confidente a ser nada, un nombre conocido.
Todo este show por el país aparejaba recuerdos dolorosos también. Lea no se la pasaba bien teniendo que recordar a Cory casi continuamente pero todos hacían lo posible por acompañarla como podían. Como cuando él murió y todos estuvieron cerca de la morena apoyándola. Todos menos ella. O no al menos de la forma que hubiera deseado. Debería haber sido ella la que le brindará su hogar para descansar y reponerse, no Kate Hudson. Pero las cosas salieron como salieron y tiempo después Dianna vio a Lea agradecer a Kate por su gran apoyo incondicional y único. Era irónico porque el personaje de Kate en parte había suplantado el hueco que una madura Quinn Fabray fue incapaz de llenar en la última temporada que trabajaron juntas. Y así como Quinn perdió frente a Cassandra, Dianna perdió frente a Kate. "Esa podría haber sido yo", se repitió una y mil veces pero nunca hizo nada para cambiarlo. Darse cuenta que su amor sería por siempre no correspondido era demasiado con lo que lidiar, incluso hoy en día. ¿De verdad debía contarle al mundo que Quinn amaba a Rachel? ¿Cómo se tomaría Lea esa revelación?
Un golpe en la puerta de su camerino la despertó de sus cuestionamientos. Cerró el diario y se prometió seguir escribiendo y dárselo a leer a Naya y a Heather. Quería ver como reaccionaban ellas primero que nada.
-Adelante – dijo suavemente.
Su cabello oscuro ondeó a medida que abría la puerta y Dianna sintió un escalofrío cuando la vio parada en su puerta, llevaban muchos días trabajando juntas pero apenas habían cruzado alguna palabra - ¿se puede? – dijo Lea finalmente.
-Claro – ella se vio asintiendo tontamente y se detuvo de inmediato – lo siento, me ha sorprendido verte, pasa Lea…
Lea caminó con esa sonrisa que nunca la abandonaba hasta donde estaba sentada – Gracias, lamento no haber venido antes – se disculpó para agregar con determinación - ¿cómo te encuentras? Hace tanto que no hablamos…
Diana asintió con pena – lo sé muy... muy bien – recalcó haciendo notar que la echaba de menos – aquí estoy… sintiéndome una extraña entre tantos conocidos.
-Lo entiendo – le respondió la morena – eso de volver a ser Rachel es algo que no acaba de gustarme – suspiró – demasiados recuerdos.
-¿Cómo lo estás llevando? – Interrogó Diana al notar el peso en las palabras de Lea – no debe ser fácil para ti.
-Ni para nadie, Cory era el amigo de todos, todos tenemos que aprender a vivir con su ausencia otra vez – le respondió Lea mientras se sentaba derecha en el sillón extra que había en el camerino de cada una de las personas que trabajan en Glee Tour: Ten years later.
Claro que Dianna sabía lo importante que era Cory para todos. Todavía recordaba el día en que apareció frente a su puerta dispuesto a hablar de lo que Diana todavía no podía. "¿Debes decirme si pasa algo contigo y Lea?", le había preguntado el chico. "Por favor Cory, ¿tú también te dejas llevar por los comentarios?", fue su respuesta para despistarlo. "No me gustaría que una de las dos o las dos salieran heridas por alguna de mis decisiones", tan intuitivo, tan inteligente emocionalmente. Tanta pérdida.
Diana observó a Lea - lo sé, solo te preguntaba porque sé lo duro que es no tenerlo para mí, no puedo imaginar cómo será para ti – repuso con complicidad.
Lea le sonrió suavemente – gracias por preguntar y por recordarlo de esa manera – esta era la primera conversación que habían tenido en años por más de 2 minutos seguidos, era casi un hito histórico para Dianna. "También te echo de menos a ti", quiso decirle pero se quedo en silencio mirando como los ojos de Lea la escrutaban con atención. ¿Cómo pasaron de ser amigas y cómplices a absolutamente nada? ¿Cómo? – Te he ido a ver al cine – Lea fue la primera en decir algo.
-¿Ah sí? – tan poca elocuencia era casi un desquicio, era de idiota desaprovechar una oportunidad tan especial por un poco de temor o por mucho de él. Todos tenemos siempre un poco de miedo. Es natural. No debería limitarnos. Dianna lo sabía pero se sentía vulnerable estando frente a Lea después de tantos años, solas, conversando.
-Si, casi cada vez que has hecho una película me he tomado mi tiempo para ir a verte – Lea sonrió con suavidad, se la veía más cómoda – creo que eres una actriz maravillosa.
-Si alguien con tu talento me hace un cumplido tan bonito me lo he de creer entonces – le contestó y no supo cuando fue que comenzó a relajarse en medio de este encuentro aunque le hubiera gustado decir que más que ir a verla al cine le hubiese gustado que Lea usará esas dos horas para visitarla a ella pero ¿cómo reprocharle nada si ella tampoco se había acercado? - ¿alguna te gustó más? – le preguntó simplemente
-Bare – Lea lo dijo con seguridad y sin dudar ni medio segundo. De todas las realizaciones en las que Dianna Agron había trabajado, Lea nombró una de las más antiguas contando todas las películas que hizo en los últimos 3 años. Una de las más independiente y una en la que Dianna se puso en la piel de una mujer que se enamora de otra.
-¿Qué te ha gustado más de ella? – le preguntó y sintió que era una línea de una película cliché, como si buscará una excusa tan tonta para besarla como un beso que dio en la ficción. "Solo faltaría que me preguntase que se siente besar una tía".
Pero Lea no preguntó eso ni por asomo – creo que era un proyecto arriesgado y el hecho de que decidieras realizarlo me demostró lo mucho que habías crecido como profesional – su respuesta fue de lo más seria y artística.
-Gracias señorita Michele – la rubia fingió formalidad pero luego sonrió abiertamente – no, de verdad, gracias, no solo por ir a verme al cine sino por venir aquí – confesó – después de tantos días creí que Ryan conseguiría apartarme de todos los que me importan como quería mandándome al ala opuesta a la de ustedes.
Lo cierto es que todos los chicos del Glee Club que estaban con ella en el programa estaban en un grupo de camerinos opuestos al que ella ocupaba. Por lo que estaba rodeada de niños talentosos pero poco conocidos para ella que apenas había estado como invitada alguna vez en el programa.
-¿Realmente crees que Ryan no te quiere? – inquirió la morena con inquietud.
Dianna se rió en voz baja – por supuesto, si estoy aquí no es por él créeme – le explicó – me dejo bastante claro que si no fuera porque Quinn era de primer generación no sería importante incluirme.
-Glee no sería nada sin Quinn – protestó Lea.
-Díselo a él – fue la respuesta de Dianna – es él al que Quinn y yo le parecemos escoria, aparentemente, creo que el personaje se le fue de las manos y eso lo frustró mucho – se encogió de hombros – pero las personas, de verdad o de ficción, también maduran, Quinn no podía quedarse años siendo la cruel porrista, conoció sus limitaciones y sus verdaderos sentimientos, los asimiló y maduró.
Lea reparó en el cuaderno frente a Dianna - ¿has escrito sobre Quinn allí? – la rubia asintió - ¿puedo leerlo? - a Dianna sintió un vacío en el pecho al pensar en que si el destino seguía riéndose de ella tendría que darle a Lea el diario antes que a nadie – me gustaría saber que fue de Quinn.
La rubia tragó saliva abiertamente - ¿y si mejor te lo cuento yo? – Preguntó con ansiedad – apenas hoy escribí por primera vez y yo…
-¿Piensas que es tonto esto de los diarios? – Le cortó Lea – todos los demás hablaban de que era un poco original y estúpido como tarea.
-No lo sé, yo no escribí porque me costó mucho centrarme en Quinn y contar lo que ella piensa diez años después – le explicó con sinceridad – llevaba años sin pensar en ella y me fue difícil sincerarme.
-Ahora quiero leerlo con más razón – explicó con una expresión de interés – yo escribí desde el primer día.
-Lo sé y lo esperaba – le dijo Dianna – eres Rachel Berry, demasiado aplicada para algo diferente.
Como Lea vio que Dianna apartaba de ellas el cuaderno no insistió sobre leerlo pero quiso saber más – pues cuéntame… ¿quién es Quinn Fabray?
Dianna suspiró y tomó aire – Doctora – recalcó – Doctora Quinn Fabray, abogada penal – Lea abrió los ojos con sorpresa – especialista en casos de violencia de género.
-Wow – expresó la morena – es… intenso, me gusta – sonrió – te pega.
-A Quinn – aclaró Dianna.
-Claro, a Quinn – asintió Lea - ¿y eso es todo lo qué escribiste? – cuestionó.
-No, veamos – Dianna trató de hacer hacer memoria evitando lo que si recordaba claramente haber escrito – estoy soltera…
-Estás… - Lea hizo una pausa para ver si Dianna la corregía pero no lo hizo así que prosiguió – estás soltera… ¿no funcionó?
-En absoluto – remarcó Dianna – pero sabes es mejor… sino tendría a mi "marido" en la cárcel o procesado por cuestiones moralmente inadecuadas e ilegales para empezar.
-Cierto – Lea evitó ahondar en el tema porque hablar Puck era hablar de Mark y el joven no estaba invitado al reencuentro por algo obvio – mejor – dijo con certeza – no habría funcionado, no me gustaba para ti.
Dianna arqueó una ceja - ¿ah si? – se quedó mirando ávidamente a Lea - ¿y quién te gustaba para mí?
La morena se mordió el labio pensativa y sonrió de medio lado – eso no lo sabrás hasta que no me dejes leer lo que tratas de evitar tan abiertamente – le hizo notar el cuaderno escondido detrás de una de las fotografías de Dianna sobre la mesa – déjame leer el diario y te lo digo.
-¿Por qué quieres tanto leerlo? – Dianna trato de sonar divertida para no mostrar tanto sus nervios.
-Porque a pesar de que todos debemos leerlos intentas evitar que me acerqué – Lea señaló algo que le parecía obvio - ¿has escrito algo sobre mí allí?
-No – Dianna trató de sonar convincente pero falló con alevosía.
-Si – Lea estrechó los ojos – si que dice algo de mí allí – a estas alturas las dos hablaban con más comodidad como si lo hicieran Rachel y Quinn o lo que es lo mismo, ninguna notaba que cuando de ellas dos se trataba no había límites entre la actriz y el personaje.
Dianna suspiró – si…
-¿Y por qué no quieres que lo lea, Di…? – Protestó Lea – tendré que leerlo en algún momento – se detuvo un momento a ver a la rubia que cuando escuchó aquel "Di" perdió pie y se quedó embobada, años sin oír esa manera de Lea de decir su nombre – es que decir algo malo ¿verdad?
Dianna se recuperó al notar a Lea escudriñarla con fuerza – hem… no, no dice algo malo sobre ti, te lo aseguro, y creo que lo que dice no puede ser considerado malo de ninguna forma pero es importante para Quinn y yo…
-¿No sabes lo que pensaré? – quiso saber Lea.
-Eso…
La morena se acarició lentamente el cabello y lo acomodó tras su oreja – hagamos algo, tú dame un momento el cuaderno, prometo que no lo leo – Dianna dudó pero se lo acercó y Lea lo colocó en sus rodillas - ¿ves? No voy a leerlo hasta que no me digas que puedo, puedes confiar en mí.
-¿Esperas que te diga que lo leas? – cuestionó la rubia.
-La verdad es que si – le respondió Lea – pero no voy a traicionar tu confianza porque tú me importas mucho, Di.
-Lo sé – Dianna sonrió – y tú me importas a mí.
-Sea lo que sea que hubiera escrito Quinn sobre Rachel no cambiará mi opinión, ni la de Rachel – le aseguró la morena.
Fuera, en el ala de camerinos Sur, la voz de un asesor de vestuario se dejo oír - ¿Lea Michele? – cuestionó el joven.
-Oh – Lea dio un salto - Debo ir a una prueba de vestuario – dijo Lea devolviéndo el cuaderno a Dianna – el vestido que uso cuando cantó Poker Face me queda demasiado largo, no sé cómo no me he caído en el escenario – le explicó soltando una risilla.
-Si es que eres una enana como dice Santana – Dianna le guiñó el ojo y le sacó la lengua a la morena así que las dos se rieron.
-Debo irme – dijo Lea – pero vendré más seguido – añadió antes de abrir la puerta y mostrarse ante el asesor que dejo por fin de vociferar su nombre.
Dianna sintió un cosquilleo en el estómago y los pies la llevaron en un impulso hasta la otra chica – toma – le dio el cuaderno – léelo, confió en ti – le aseguró – cuando puedas me lo devuelves para seguir escribiendo en él.
Lea le sonrió encantadoramente – hecho – le dio un beso en la mejilla y salió corriendo tras el joven.
Dianna cerró la puerta tras de si sintiendo como le temblaban las piernas. Lea iba a leer su diario, el diario de Quinn en realidad pero que importaba. Sabría de esos sentimientos muy bien guardados que tenía el personaje y que ella compartía. Ficción o realidad, el tema quedaría pendiente entre las dos.
"Bueno Quinn, si existe alguna oportunidad te enteraras por fin", se dijo, "y si no existe ya pagaré yo las consecuencias".
Tarde en la noche…
El show había transcurrido normal. Lea y ella se tomaron las manos, un clásico, en Somebody to love y la morena había actuado tranquila y sonriente. Dianna estaba muy segura que no había tenido tiempo de leer nada. Después de la cena, se entretuvo hablando con Darren y Chris en el vestíbulo del hotel en él que se hospedaban por la gira. Llegó a su cuarto que para variar estaba a dos plantas del de los demás y se dejó caer en la cama ni bien pudo sacarse los tacones. La puerta anunció una visita inesperada.
-¿Quién es? – preguntó ella.
-Conserjería Señorita Agron – dijo la voz del empleado que los asistía en el hotel – siento la hora pero ha llegado un paquete con carácter de urgente – le explicó. Dianna abrió la puerta y allí estaban ese hombre tan amable que sostenía un sobre blanco en su mano – o eso dice en la etiqueta – que mostró a la actriz y que rezaba "Dianna Agron, máxima prioridad, entregar en mano".
-Gracias – dijo ella con interés tomándolo y con un asentimiento le dijo adiós al conserje del hotel mientras cerraba la puerta.
Se sentó en su sofá de dos plazas y abrió el sobre con un la mano derecha vaciando suavemente el contenido en sus rodillas. Rodillas que vieron quedar su diario, o el diario de Quinn, reposando como en las rodillas de Lea unas horas antes. Nada había cambiado, excepto por la nota pegada en la tapa.
"Te debo una respuesta. Lea"
