ANYTHING COULD HAPPEN

CAPÍTULO 1: PORQUE TODO TIENE UN COMIENZO

Blaine se encontraba en la cocina de su casa cenando con sus padres. Ellos como siempre habían estado hablando de cosas que a él no le interesaban como los últimos cotilleos de los vecinos o cosas relacionadas con el negocio familiar. El menor odiaba esas conversaciones y preferiría estar hablando con sus mejores amigos, Sam y Tina. Cuando su madre puso el postre en la mesa, su padre le dio un sobre muy abultado. Se quedó mirándolo extrañado.

– Ábrelo, es tu regalo de graduación. – Dijo James.

El joven hizo lo que le habían pedido y vio un montón de billetes.

– Papá, no necesito tanto dinero. Buscaré un trabajo en Nueva York para compaginarlo con mis estudios, no quiero que gastéis tanto en mí.

– Es para un viaje, queremos que te vayas con tus amigos y te lo gastes todo. Tú decides cuanto tiempo y cómo. Puedes ir en avión a una playa una semana o podéis viajar por Estados Unidos en coche durante más días. – Aclaró Susan.

– Es genial. De verdad. – El hijo se levantó y abrazó a ambos.

Al día siguiente el moreno estaba ansioso buscando a sus amigos por los pasillos del McKinley. A la primera que vio fue a Tina. Se acercó a ella y la abrazó, elevándola un poco haciendo que sus pies dejaran de tocar el suelo.

– Blainy-Days, ¿por qué estás tan contento?

– Tengo una muy buena noticia... ¡Vamos a buscar a Sam!

La emoción de Anderson se notaba a distancia. La asiática no dijo nada, se limitó a seguir a su mejor amigo que la había cogido de la mano y prácticamente la arrastraba por los pasillos del instituto. Después de un rato encontraron al rubio y se escondieron en un aula vacía, dónde el ojimiel les contó lo del viaje.

– No sabes cuánto lo siento, Blaine. No puedo ir, mis padres me llevan de crucero unos días y después me instalaré en Providence para que cuando las clases empiecen yo esté adaptada a la ciudad.

– Tina... ¿No puedes aplazar tu marcha? – El moreno parecía triste.

– Lo siento... Pero seguro que Sam y tú os lo pasáis muy bien y haréis muchas fotos para darme mucha envidia. – Después de estas palabras, la joven abrazó a su mejor amigo.

– Tina tiene razón. ¡Que tiemble el mundo, Blam va a conquistarlo!

Esa tarde los dos chicos se fueron a casa de los Evans para pedirle permiso a los padres del rubio y luego estuvieron investigando las diferentes opciones que tenían. No querían unas vacaciones muy lujosas, preferían estar más días juntos. Lo importante no era el destino, lo que realmente querían era su compañía. Apenas habían pasado tiempo a solas porque siempre les acompañaba alguien, Artie, Tina, Brittany, Ryder, Jake... No les molestaba, eran sus amigos y disfrutaban de su compañía, pero ese viaje era sólo para ellos.

Comenzaron a trazar posibles rutas buscando las diferentes alternativas, podían ir hacia el sur y recorrer la cosa este del país, podían ir un poco al norte para ver Chicago y otras ciudades interesantes y luego retroceder hacia el centro de Estados Unidos. Esas dos opciones eran buenas pero tenían que calcular sus gastos y controlar las horas de conducir y los lugares donde alojarse. Cuanto más preparado lo llevaran, mejor sería.

Con la ilusión del viaje y todos los preparativos, la graduación llegó antes de que se dieran cuenta. Les dolía despedirse de Cohen-Chang, pero el momento tenía que llegar. Por suerte, verían a Artie en Nueva York. Ese día estuvieron todos sus amigos ya que habían vuelto porque Sue había cancelado el Glee Club y todos querían despedirse. Hasta Cooper viajó a Lima para ver como su hermano pequeño recibía su diploma. Como regalo de graduación (y de cumpleaños) el mayor de los Anderson le dio más dinero para su viaje, poniendo la condición de que les sirviera para darse un capricho.

Dos días después de la graduación, ambos se despedían de su familia y amigos y comenzaban su viaje, la primera gran ciudad que visitarían era Chicago. El viaje costaba unas cuatro horas por lo que las harían con tan solo una pequeña parada para descansar.

Blaine era el único que tenía carnet de conducir por lo que era él quien manejaba mientras Sam estaba en el asiento del copiloto. Habían conectado su Ipod al sistema de reproducción del coche, por lo que ambos cantaban con todas sus fuerzas We Are Young de Fun cuando el motor del coche comenzó a fallar en medio de la carretera desierta. El menor aparcó, se bajó del coche y abrió el capó. Poco después su mejor amigo se acercó a él.

– ¿Sabes algo de coches? – Quiso saber el rubio.

– No mucho pero puedo mirar a ver si descubro que es. Puede que podamos hacerlo andar hasta un taller. – Informó el ojimiel.

– Bro, es mejor no tocarlo si no sabes nada, puedes fastidiarlo más. Yo hice eso con mi antiguo móvil. Intenté arreglarlo y al final tuve que conseguir uno nuevo.

Blaine lo miró divertido, con esa sonrisa que sabía que conquistaba corazones... Bueno, tal vez sólo uno o dos, dependiendo de como se mirara.

– Reconstruí un motor de coche con mi padre. Llenarme las manos de grasa me haría heterosexual. – El más bajo confesó.

– Tío, no es por molestar pero... Creo que no funcionó. – Dijo el ojiverde.

– ¡Claro que no funcionó! Pero mi padre pensaba que me podía cambiar... – Anderson se quedó triste.

– Lo siento.

– No es nada, será mejor que mire si puedo arreglar algo o tenemos que llamar para que nos vengan a ayudar.

No irán dirección este porque allí está NY. Hacia el norte tienen Chicago, primer destino – St Louis – Memphis (esto tengo de momento... Intentaré que lleguen a Washington)

Lima – Chicago – 374km (232,39 millas) 4 horas.

Chicago – St Louis