Llevábamos diez horas en el coche, Sammy se había dormido.
A mi solo los tres litros de café que llevaba en vena me mantenían despierto, llevaba dos días sin dormir, teníamos trabajo.
Sam se despertó sobresaltado con cara de "Dios mio Dean dispara a ese fantasma", había dormido menos de media hora.
-¿Dondé estamos?- Preguntó mirando por la ventanilla, aun creería que había dormido un buen rato.
-Sammy has dormido unos veinte minutos.- Me miro algo sorprendido.
-Bueno.- Dijo bostezando.- Ya es más de lo que has dormido tú.- Sonrió.- ¿Quieres que conduzca yo?
-No, intenta volverte a dormir.- Contesté mientras adelantaba a un camión que llevaba delante nuestro diez minutos.
-Creo que no me has entendido Dean, conduzco yo.- Protesto Sam, como si fuera a conseguir algo así.
-Duerme.- Respondí y pise el acelerador.- Nos deben de quedar dos horas de viaje aprovechalas.
-¡Dean!- Sam intentaba parecer enfadado, pero el bostezo con el que termino la frase hizo que se me escapara una risilla y que él cesara en su empeño.
Volvió a apoyar la cabeza en la ventanilla, baje la música de la radió para que pudiera volver a conciliar el sueño, era triste ver como nos habíamos acabado acostumbrando a dormir en el asiento de copiloto del Impala.
Cuando Sam estaba dormido las horas se me hacían más largar, las mismas canciones se sucedían sin que yo me diera cuenta ¿Cuántas veces había oído ya "Ramble On"?
Debían de haber pasado ya dos horas, que me parecieron siete, cuando Fort Washakie, Wyoming empezó a mostrarse.
Desperté a Sam que se quedo remoloneando y bajé del coche.
"Tomson's Motel" no parecía el peor motel en el que habíamos estado,
-Una habitación para dos.- La recepcionista, una mujer joven y morena, se giro hacía mi.
-¿Una o dos camas?- Preguntó con monotonía.
Sam entro bostezando por la puerta, me gire, le mire y le hice una seña para que se acercara.
-Dos camas.- Respondí. La joven suspiro.
-Sí, claro.- Me miro decepcionada.- Es una pena.- Susurró.
Iba a replicar, pero ya me había acostumbrado.
-¡¿Por qué siempre asumen que somos pareja?!- Dije enfadado mientras giraba la llave para entras en el cuarto.
-Porque lo somos.- Respondió Sam pasando por delante mio.
-¿Qué?- Pregunté.
-¿Qué?- Respondió con cara de "¿Quién ha dicho eso?" mientras tiraba la bolsa sobre la cama.- ¿Solo has pedido una cama?
-¡Hija de perra!- Grite y salí de la habitación despotricando, dispuesto a cantarle las cuarenta a esa recepcionista.
-Igual pensó que te daba vergüenza pedir una única cama.- Oí a Sam decir detrás mio.
Cuando llegué a a recepción reinaba el silencio, entonces me fije en que la pared estaba manchada de sangre.
La recepcionista estaba en el suelo con la garganta cortada y na extraña marca en el pecho.
-¡Sam!- Grite.- Tenemos trabajo.
