Prologo

21 de Septiembre de 2006, hospital de San Mungo

-Es una niña- dijo el sanador satisfecho.

-Tenemos una hija- afirmo satisfecho Ron.

Hermione rompió a llorar y agarro la mano de su marido quien le beso tiernamente la frente sudorosa.

-¿Cómo esta?- pregunto con un dejo de temor la castaña.

-Se ve perfecta y…- el sanador se quedo callado unos instantes pero prosiguió al percibir la preocupación de los padres- tiene el color de cabello de Hermione- ambos padres sonrieron y el sanador dejo a la pequeña niña sobre en vientre de la castaña.

Ron le acaricio la mejilla y la mujer dejo de llorar mientras miraba embelezada a su hija.

-Es preciosa-murmuro él- Como su madre.

Hermione parpadeo furiosamente, tratando de ver con claridad a su hija y su marido.

-¿Es pequeña, roja, y…?-

-Calla, amor. Será tan bonita como una rosa-dijo Ron y se inclino para besarla- Tendra una belleza única, casi tan perfecta como la tuya-

Hermione sonrió.

-Te amo Weasley- dijo sonriéndole a su marido y tomando la manita de su hija.

-Y yo te amo a ti, y a Rose.

-¿Así es como la vamos a llamar?

-Si estas de acuerdo me encantaría llamarla así

-Me fascina.

-Afuera hay una multitud que están ansiosos por verlas a ambas.

-Me alegro de que hallan podido venir al hospital, fue todo demasiado repentino.

-¿Repentino? Hace semanas que tenemos todo preparado, armaste hasta una cadena telefónica para que nadie se quede afuera- Hermione se ruborizo y Ron comenzó a reír.

-Te amo

-Yo las amo a las dos- dijo el pelirrojo y ambos se besaron apasionadamente.

21 de Septiembre del 2006,Whiltshire, Mansión Malfoy

Astoria Malfoy aferro la mano de su marido y se pregunto como diablos había conseguido sobrevivir la humanidad, si cada mujer que había tenido un hijo había pasado por semejante agonía.

Gimió cuando otra contracción le sacudió el cuerpo.

- Eso es - dijo Narcisa, su suegra quien se encontraba del otro lado de la cama apoyando a Astoria -. Empuja, Astoria. ¡Empuja!

- ¿Qué parece que hago Cisy? Estoy... empujando – jadeó agotada.

- Tus padres vienen de camino. Llegaran de un momento a otro.

- Estupendo - Astoria se mordió el labio -. Mama podrá decirme que conoce alguna poción para que el bebe llegue al mundo sin dolor alguno- dijo en tono irónico y Draco esbozo una imperceptible sonrisa-¡ohhhh, Dios!

Astoria hizo una mueca de dolor. La contracción pasó. Cayó sobre la almohada.

- ¿Señor Malfoy? Discúlpeme, por favor, pero he de hablar con usted y su esposa.- Draco miro al sanador con gesto preocupado.

Astoria giró la cabeza. El sudor había caído en sus ojos y tenía la visión borrosa, pero pudo ver que Draco retrocedía para hacerle espacio al sanador.

Se sentó junto a ella y le tomó la mano.

- ¿Cómo lo lleva, Astoria?

- Estoy... - titubeó -. Estoy bien.

- Es usted dura - sonrió -, no cabe duda. Pero creemos que ya ha pasado por esto el tiempo suficiente.

- Intente decírselo a mi bebé - logró esbozar una sonrisa débil.

- Es exactamente lo que voy a hacer. Hemos tomado la decisión de llevarla al San Mungo a traer a este bebé al mundo. ¿Qué le parece?

-¿Cuál es la diferencia de tenerlo aquí? Dudo que llegue mas rápido por encontrarse en un hospital- todos miraron a Narcisa

-Vera Astoria, este parto se torno… complicado…- el medico no pudo seguir ya que Draco lo interrumpio.

-¿Qué quiere decir con complicado?-

-Si, el bebe esta consumiendo demasiada energía y tememos…-

-No- el grito que lanzo Astoria dejo a todo el mundo helado.

-Tranquila, por ese motivo queremos llevarla a San Mungo y hacerle una cesárea- Draco miro sin entender al medico y este procedió a explicarle- Es un metodo muy usado por los muggles, los niños nacen mediante una operación…-

- Le hará daño a... - otra contracción se apoderó de su cuerpo. Gimió y el doctor le apretó la mano.

- No. Todo lo contrario. Les ahorrará energía a los dos. Es lo mejor que se puede hacer, se lo prometo, la decisión es suya señores Malfoy… - se puso de pie y se apartó a un lado.

-Te prohíbo eso Draco, ningún miembro de esta familia ha utilizado medios muggles antes, y ninguno lo hara- Draco miro a su mujer vio una sombra de temor en sus ojos, pero tambien noto la determinación a hacer cualquier cosa por su hijo.

-Error madre, este bebe si lo va a hacer- el medico sonrio satisfechos y al instante dos sanandores de blanco se acercaron a la cama.

- No se preocupe, señora - dijo uno de ellos -. Antes de que se dé cuenta, tendrá en brazos a ese bebé.

«Como si fuera facil no preocuparse», pensó Astoria, pero a partir de ese momento todo cobró una gran velocidad. Unas manos gentiles la alzaron; Draco avanzó a su lado mientras llegaban a san mungo y la llevaban a la sala de operaciones. Por delante se abrieron dos puertas y su marido se agachó y le dio un beso en la frente húmeda.

- Te quiero.- fue lo unico que dijo

- Yo también - entonces la empujaron por la puerta a una habitación blanca, donde contempló una luz tan brillante como el sol.

- Relájese, señora Malfoy - le pidió una voz, y de repente sintió una sensación ardiente en el brazo cuando le introdujeron la aguja del goteo.

- Aquí vamos - dijo el doctor.

Pasaron minutos, o quizá una hora; Astoria no lo supo. Flotaba a la deriva en un mar de nubes mientras esperaba oír el sonido del llanto de su bebé, pero solo oyó la voz del sanador que ordenaba unos números y exigía cinco unidades de sangre.

Se obligó a abrir los ojos. En ese momento la luz era cegadora. Una enfermera se inclinó sobre ella y Astoria trató de hablar, preguntar por su bebe, saber si estaba bien y decir que ella no importaba, pero cuando tomo aire para hablar sintió ese ardor nuevamente y entonces todo se fundió en negro y cayó por un túnel profundo, y de repente fue una calurosa noche de agosto en vez de una cálida mañana de otoño. Se encontraba en casa, no en San Mungo, y tenia a su niño en brazos, y la mano de su marido entre las suyas, todos eran muy felices.

21 de Septiembre del 2006, Ministerio de Magia, Departamentos de Misterios, Sala de las profecias

Definitivamente ese no era su día, había empezado de muy mala manera y en el transcurso del día no había hecho más que empeorar. Por la mañana cuando fue a ver a Elizabeth noto que esta tenia algo de fiebre pensó en llamar y anunciar que no iría hoy a trabajar pero su madre se ofreció a quedarse con Lizzie mientras el cumplía con sus obligaciones, "desde que Daphne no esta mi vida es un caos" pensó tristemente, el vació que había dejado su ex esposa antes de partir aun después de mas de nueves meses seguía causándole mucho daño.

Daphne Greengrass había desparecido cuando estaba embarazada de menos de dos meses, su marido, Blaise al principio pensó que algo había podido pasarle pero nueve meses después al encontrarse en la puerta de su casa con una canasta y una carta explicando que la niña que había adentro era Elizabeth Zabinni, su hija, se convenció que nada le había pasado a Daphne, ella simplemente no había podido aceptar la cotidianidad de la vida en familia que el le ofrecía. Desde que había viste a Elizabeth Blaise se había enamorado de la pequeña niña, jurándose a si mismo que se haría cargo de ella no como su madre quien los había abandonado a ambos.

-Blaise, Balise- dijo una voz arrancándolo de su viaje al pasado

-Si, ¿Qué pasa Tracey?- pregunto tranquilamente Blaise mientras de acomodama en su silla y volvia a meter en un cofre todos los recuerdos no gratos que se habian desplegado por su mente.

- Llego este paquete para vos, recién lo dejo una lechuza- la mirada de Blaise se poso en la caja color negra que traia su secretaria en la mano.

-¿Quién la envia?- pregunto curiosamente

-Solo dice tu nombre- dijo Tracey mientras la apoyaba en la mesa y se encogía de hombros- la dejo aca, cualquier cosa que necesites avísame- sin mas la mujer salio del despacho.

Blaise alcanzo la caja y se fijo si había alguna seña del emisor, al comprobar que nadie había escrito un remitente tomo el sobre y se puso pálido al ver la prolija caligrafía de Daphne, por un segundo penso desechar todo, nada bueno podia venir de ella pero la curiosidad pudo mas y al abrir el paquete se encontro tres cosas, un estuche de terciopelo negro, una botella con una sustancia plateada y una pequeña bola de cristal que adentro tenia una suerte de luz resplandeciente. Blaise estaba desconcetardo asi que decidio leer la crat que habia dentro del sobre.

Blaise: no dispongo de mucho tiempo para escribirte estas líneas, pronto el vendrá a buscarme y todo se habrá terminado para mi, solo quiero dejarte unas breves instrucciones para que hagas lo que yo no voy a poder.

Dentro de la caja hay tres cosas, cada una un objeto invaluable: la primera una bola de cristal con una profecía, la cual incluye a Rose y a Scorpius, ellos no tienen que saber nada de su existencia, solo deben saberlo Draco, Hermione y Mcgonagall, nadie mas, confió que ellos sabrán como actuar llegado el momento. El segundo objeto es una botellita llena de recuerdos, de mis recuerdos, tanto vividos como visiones, vos sabes de mi "don", pero no olvides que hasta mis visiones pueden ser cambiadas, y sinceramente es algo que espero puedan lograr, con ellas van a poder tener un atisbo de conocimiento de lo que puede llegar a pasar, esto solo se lo vas a poder enseñar a Scorpius y Rose cuando sea el momento, nada mas, ni Hermione ni Draco ni Mcgonagall pueden saber de la existencia de estos recuerdos. Y el tercer objeto es un relicario que solo se podrá abrir en el momento justo, me lo obsequio mi madre, y a ella mi abuela, ahora es el turno de Elizabeth.

Blaise, te suplico le cuentes a nuestra hija lo mucho que los amo, ustedes dos son las personas mas importantes de mi vida, y por eso me fui, para protegerlos, ojala algún día logres entenderlo, este sacrificio es necesario, no solo para salvarla a ella, a nuestra Elizabeth, sino para salvar muchas vidas, el mal no murió con Lord Voldemort, el mal es un virus que habita en muchísimas mentes, y si todo pasa como mis visiones indican, se aproxima otra guerra, es vital que vos, Elizabeth y los otros estén preparados, tienen que salvarla, paz depende de ustedes, yo hice todo lo que estaba en mis manos, ahora es su turno…

Te amo

Daphne

Blaise estaba entre horrorizado y estupefacto ¿Quienes eran Rose y Scorpius? ¿Qué tenian que Ver Draco y Hermione? ¿Cómo era eso de que habria otra guerra? ¿ de que sacrificio hablaba esta mujer? Y lo más increíble de todo ¿Los amaba? Si hubiera sido asi jamas los hubiera abandonado.

En ese momento entro volando por la ventana una lechuza gris con manchas negras la cual traia en el pico un sobre verde, el emisario no era nada mas ni nada menos que su amigo Draco Malfoy, intrigado Balise abrio la carta y quedo nuevamente helado ante lo que escribia el hombre.

Blaise: Hoy por la mañana Astoria se puso en trabajo de parto, las cosas se complicaron pero por fin estamos todos bien, ya nació Scorpius Orión Malfoy, mi primer hijo y tu ahijado, te espero prontamente para conocerlo.

Draco Malfoy

Finalmente la situación se habia vuelto irrisiblemente descabellada, como se suponia que su ex mujer sabia de la existencia de Scorpius incluso antes de que este naciera, de repente una idea se le vino a la cabeza.

21 de Septiembre del 2006, Hogwarts Escuela de Magia y Hechiceria, despacho de la Directora.

-Señor Zabinni, espero que tenga una buena razon para tanta urgencia- dijo pausadamente la directora mientras tomaba asiento detrás de su escritorio.

Blaise tomo aire y comenzo a relatarle la historia mientras a medida que la iba contando la expresiond e la profesora Mcgonagall iba cambiando, cuand por fin termino le mostro la pequeña esfera de cristal, el dije y la carta tanto de Daphne como de Draco, la profesora leyo ambas cartas y sind ecir nada se acerco a unapluma y un pergamino situados en una esquina del amplio despacho. Tomo el pergamino y leyo en voz alta y clara.

- Rose Weasley Granger, hija de Hermione Jane Weasley y Ronald Bilius Weasley, nacida el 21 de Septiembre de 2006 a las 00.01 de la noche, San Mungo, habitación 318 sala este. Scorpius Orion Malfoy, nacido el 21 de Septiembre del 2006, hijo de Astoria Malfoy y Draco Malfoy, nacido el 21 de Septiembre del 2006 a las 00.01, San Mungo, habitación 318, sala oeste.- Ambos se quedaron en silencio sin decir ni una sola palabra, meditando todo lo ocurrio.- ¿Usted que piensa señor Zabinni?- pregunto Mcgonagall quien nuevamente se había colocado en su lugar tras el escritorio.

- Creo que todo esto es demasiado extraño y que deberíamos ver que dice la profecia…-

-Solo la pueden activar los involucrados señor Zabinni-

-Usted sabe que hay otra forma…- dijo simplemente Blaise mientras la directora lo miraba severamente.