COSMOS enfermos

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DISCLAIMER: Naruto y sus personajes pertenecen al maestro Masashi Kishimoto

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INTRODUCCIÓN

"El espíritu de reconstrucción surge del profundo instinto del ser humano como una protesta realista y como símbolo de su voluntad de vivir."
―Alvar Aalto

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–Has fallado, Shin.

–Me disculpo rotundamente, padre.

–Es justificable. Después de todo, la niña estaba con el Hokage. Sin embargo ha aparecido ya nuestro pez gordo. Al parecer por fin ha salido de su escondite. Iremos por su esposa, los dos juntos. Es la mujer de cabello rosa con la cresta Uchiha en su espalda. ¿La recuerdas, verdad?

–Aquella mujer… ella es fuerte.

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–Sarada… ¿Mi niña, qué hiciste? –Sakura corría alrededor de la montaña. Necesitaba llegar a la torre cerca del acantilado a como diera lugar… Sabía que estaría segura con Naruto a su lado, sin embargo le pesaba la idea de que la pequeña se tuviese que encontrar con su padre. Sabía lo imprudente que podría ser ella y lo insensible que podría parecer su esposo, temía por los sentimientos de su hija.

Sakura se detuvo en seco al observar cómo dos sujetos aparecían frente a ella mediante el jutsu de espacio-tiempo.

–Es ella –señaló el hombre de los sharingan.

–Ven, ven con nosotros –añadió Shin.

– ¿Quiénes son ustedes? –preguntó Sakura mirándolos con desconfianza. Aquellos sujetos poseían el doijutsu de los Uchiha y peor aún, uno de ellos portaba el abanico en su espalda y el otro una capa negra con nubes rojas. Una maltita capa de aquella vieja organización.

– ¿Tan rápido te has olvidado de mí? –respondió el mayor aproximándose a la Uchiha.

–No te acerques –dijo ella concentrando chakra en sus puños, observando con más detalle a los sujetos frente a ella. ¿Olvidado de él? ¿Acaso lo conocía? – ¡Te lo advierto!

–No puedes hacer nada contra padre –refutó Shin. –Él es muy poderoso.

– ¡No me importa qué tan poderoso sea, shannaro! ¡Yo soy Uchiha Sakura! –La pelirrosa estrelló su puño contra el suelo, destrozándolo. Debido al golpe, había provocado una avalancha en la montaña que se encontraba sobre ellos. Aprovechó la distracción para golpear a sus enemigos, quienes cayeron de un solo golpe. –Eso pasa cuando alguien se interpone entre mi bebé y yo – dijo la chica orgullosa observando a los dos Uchiha tendidos en el suelo. Dentro de poco, la montaña se derrumbaría dejándolos aplastados y sin posibilidades de salir.

Dio un salto hacia en frente y continuó con su camino, pero de un momento a otro este parecía no terminar. El estrecho sendero se alargaba a cada paso que daba, como si de un sueño abstracto se tratase. Parecía eterno. Ni siquiera variaba el paisaje, todo lucía igual centímetro a centímetro. Como un patrón infinito estúpidamente diseñado.

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–Eso fue fácil –mencionó Shin.

–No es tan lista como se rumora… no ha mejorado nada desde la última vez. –Añadió el Akatsuki cargando a Sakura en sus hombros como si de un costal de papas se tratase. –Cayó muy rápido en mi genjutsu.

– ¿Qué haremos ahora?

–Ir hasta Uchiha Sasuke. Prepárate, Shin. Esta vez probablemente tendremos que luchar en serio. Él y el Hokage se encuentran juntos… ellos son las personas que fueron capaces de sellar a tu madre.

El menor se acercó hasta el Akatsuki para tocarlo por el hombro. Acto seguido, los dos desaparecieron ayudados por la habilidad de Obito.

–Shin. Esto puede ser algo difícil… –explicó el mayor mientras se escondían en su dimensión espacial. –De ser necesario, necesitaré que hagas algún trasplante haciendo uso de tu habilidad especial. No quiero objeciones, ¿entendido?

–Todo vale la pena con tal de revivir a madre.

–Te explicaré, Shin. Este es el plan…

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– ¡Solo dímelo! ¡¿Dónde demonios has estado todo este tiempo y qué has estado haciendo, papá?! –Preguntó la pequeña pelinegra muy alterada. Todas sus esperanzas de tener un emotivo encuentro con su padre se habían ido al carajo. Su madre le había dicho que él era un hombre de apariencia fría pero con un corazón enorme. Le había contado cuánto las amaba… Su mamá se la pasaba diciendo que su padre era un hombre admirable. Incluso las cartas que recibían de vez en cuando por parte de él eran una evidencia… pero al final solo eran tinta y papel. ¿Qué diablos habría que admirarle? Era una persona que incluso había olvidado el rostro de su propia hija, era aquel que las había abandonado, era aquel que ignoraba la pregunta que ella tanto se había estado haciendo sobre su verdadera madre…

–Eso es algo que no te concierne. –Su mirada fría no reflejaba sus sentimientos. Se sentía mal al ver a su pequeña en tal estado. Bien era cierto que no había estado con su familia por un largo tiempo, sin embargo el asunto no era como ella aseguraba. ¡Por supuesto que le importaban! ¡Claro que se preocupaba por ellas! Por eso estaba haciendo lo que hacía, por eso decidió sacrificar su felicidad junto a ellas, para que Sakura y sobre todo Sarada tuvieran un mejor futuro. Sobre todo después de aquel incidente… Y jamás, jamás olvidaría el rostro de su niña. La última vez que la vio hacía ya seis años se aseguró de grabar su dulce carita con su Sharingan. Había crecido bastante, pero de no haberla reconocido la habría matado de inmediato.

–Bien, olvídalo. –La pequeña salió de la torre azotando la puerta, seguida por Naruto. Ya había llorado bastante, sin embargo se rehusaba a que su padre la viera llorar nuevamente. Además había perdido todas las ganas de verlo.

–No puedo creer que hagas esto. Toma, reconcíliate con Sarada, son de sabor consomé –alegó Choucho. Sin embargo Sasuke la ignoró por completo al sentir el débil chakra de su esposa, acompañada por aquella energía que él conocía muy bien.

–Sarada, créeme esta vez. Tu padre es un ninja admirable –argumentaba Naruto al ver a la pequeña llorar.

De la nada fue capaz de percibir el chakra de su amiga junto a otros dos bastante conocidos para él. ¿Cómo olvidarlos?

Un círculo se abrió en el cielo frente al Hokage. Trasladados por algún tipo de jutsu, aparecieron el Uchiha y el Akatsuki con la pelirrosa en brazos. Shin atacó con su cadena al Hokage, quien rápidamente formó un escudo con el chakra de Kurama, protegiendo a Sarada. Casi inmediatamente, Sasuke entró en acción, sin embargo se paralizó siendo incapaz de atacar al mirar a su esposa ahí, en peligro.

–Sakura… –susurró. –No de nuevo, no de nuevo…

– ¡Mamá! –Sarada había corrido hasta los agresores al observar a su madre en su poder. Naruto intentó impedirlo, sin embargo la niña era más rápida de lo que él creía y logró escapar de la seguridad de Kurama con mucha facilidad.

–Aquí viene la mocosa, padre. ¿Qué hacemos?

–Tómala, podría ser útil en el futuro. Trasládala de inmediato a la dimensión espacio-tiempo.

Shin obedeció. Corrió hacia Sarada con la intención de atacarla nuevamente con la cadena y justo cuando estaba por golpearla, una katana se lo impidió.

–No dejaré que las lastimes de nuevo. –Sentenció Sasuke con la voz gruesa. –Naruto, encárgate del otro y de Sakura, yo detendré a este. Protégelas…

–Entendido, Sasuke.

La pelinegra se quedó impresionada al escuchar las palabras de su padre. Él le había pedido al séptimo que las cuidara… él se había preocupado por ellas.

–Comencemos, Shin. –Ordenó el de las nubes rojas. Acto seguido, dio un salto dejando de luchar con Naruto para posicionarse en frente del Uchiha. En pocas palabras, habían cambiado de oponente.

–Déjala en paz –advirtió Sasuke mirando amenazadoramente a su contrincante.

–Es un sacrificio necesario. Sin embargo, dame tu rinnegan y yo te devuelvo a tu esposa.

– ¿Qué tiene ella que ver en esto? ¿Por qué nuevamente con Sakura? –Preguntó el moreno con voz inmutable.

–Ella y esa mocosa son tu punto débil. ¿Ya olvidaste lo que pasó hace seis años?

–Tsk. Déjalas. –Sentenció Sasuke mostrando un semblante amenazador, recordando aquel doloroso suceso. –Te daré lo que me pides… –dijo casi dejándose rendir. Aquello era demasiado bueno y sencillo para Shin Padre… –pero no les hagas daño. Suéltala. –Porque en efecto, su familia era su punto débil.

–Sasuke, Sasuke. No me es posible confiar en ti. Nunca hemos sido buenos amigos…

–Como prefieras, entonces. –Sasuke cerró sus ojos en un movimiento casi imperceptible. Al abrirlos, el Mangekyou Sharingan se apreciaba furioso en su ojo derecho, mientras que los tomoe hacían su aparición en en Rinnegan. – ¡Susanoo! –El cuerpo de Sasuke comenzó a cubrirse por un enorme chakra violeta, formando la estructura básica en forma de esqueleto óseo. –Maldición… mi poder ocular aún no ha vuelto por completo. –Pensó.

–Sasuke Uchiha… ¿Crees que yo no sé cómo evadir ese truco? –Los ojos del rostro del Akatsuki giraron mostrando el Mangekyou Sharingan a su estilo.

Sasuke intentaba atacar al sujeto utilizando los puños de chakra, aunque sin mucho éxito, pues Shin padre se dejaba atravesar por cada ataque al más puro estilo Obito.

– ¡Te dije que no me subestimaras, shannaro! –gritó Sakura golpeando con son su codo la espalda de su agresor, aplicando su monstruosa fuerza. El enemigo se cayó de rodillas doblado por el dolor. Aquella mujer lo había tomado totalmente desprevenido, había bajado la guardia respecto a ella porque se encontraba dentro de uno de sus genjutsus más poderosos. Él estaba seguro de que la Uchiha le había roto al menos unas cuatro costillas, y seguramente habría dañado también algún órgano importante.

Sakura Había despertado desde hacía un rato. Logró descubrir que se encontraba en un genjutsu de manera rápida y audaz. Sobra decir que era muy lista para ese tipo de cosas. Más aún si se trataba del sharingan, estaba adiestrada sobre todo en el genjutsu ocular. Sin embargo había decidido mantenerse "dormida" para averiguar sobre esos sujetos y al parecer funcionó. Logró descubrir todo el plan del tipo con sharingan por todo el cuerpo. En absoluto no tenían buenas intenciones, al parecer ese sujeto había sido algo así como el esposo humano de Kaguya, o al menos fue él con quien tuvo a sus dos descendientes y ahora estaba tratando de revivirla. –O eso era lo que se sobreentendía –El Uchiha misterioso llamado Shin, no era más que un clon del mayor, con estructura similar a la de los zetsus blancos y con el sharingan implantado con el afán de despertar el rinnegan, pero sin éxito. Era un alivio que esos sujetos no conocieran lo realmente importante para poder despertar el doujutsu del sabio de los seis caminos: La sangre del descendiente de Indra dentro del cuerpo del descendiente Ashura, o viceversa. Aunque aún había cosas que estaban turbias… como la charla que habían mantenido él y su esposo. ¿Hace seis años? ¿Qué había pasado hace seis años?

Para ellos, era necesario el doujutsu más poderoso para revivir a la Diosa, y el único que lo poseía era Sasuke. Por eso ahora ella estaba ahí, frente a su marido tratando de protegerlo, tratando de proteger al mundo una vez más.

– ¡Sakura, aléjate! No eres rival para…

–Tranquilo, Sasuke-kun. –Sakura giró su rostro hacia Sasuke mostrando una sonrisa cálida. –Usaré esa técnica. He estado perfeccionándola por años, sería un desperdicio no utilizarla, ¿no lo crees? –añadió fingiendo seguridad en sus palabras. –No te preocupes por mí… solo por favor, cuida de Sarada… –Dijo con la voz casi quebrada y al borde del llanto. –Y tú cariño, ama a tu padre. Él, es un buen hombre. Sasuke-kun es el mejor padre del mundo. –Mencionó esto último mirando los anonadados ojos escarlata de su pequeña, en los cuales ya se apreciaban las tres aspas. Sakura sonrió orgullosa de su pequeña. Eso era una despedida, Sarada conocía perfectamente bien a su madre y casi podía adivinar la técnica que Sakura planeaba realizar. Aquella técnica prohibida desarrollada por Uzumaki Mito, redescubierta por Tsunade y perfeccionada por Sakura. Las lágrimas no se hicieron esperar.

– ¡Sakura, no lo hagas! –gritó Sasuke con evidente desesperación en su voz. – ¡No es necesario que te sacrifiques por algo así! Podemos detenerlo, encontraremos la manera para…

–Sasuke-kun se sacrificó para que Sarada y yo estuviésemos bien. Es mi turno de sacrificarme para que Sarada y Sasuke-kun estén bien. –Argumentó la pelirrosa mientras hacía sellos de mano, haciendo emanar de todo su cuerpo un brillante chakra color verdoso, liberando el sello Yin de su frente. Centímetro a centímetro de su piel se cubría por visibles marcas que mostraban símbolos extraños. Su cuerpo estaba fungiendo como un enorme pergamino donde la tinta era su chakra y la pluma era su vida.

– ¡Sakura-chan, detente! Aquel sujeto está ya muy débil, fácilmente podríamos llevarlo hasta Konoha…

La pelirrosa ignoraba todas las súplicas y advertencias de sus seres amados. Emplearía todo su chakra para sellar aquella amenaza. No permitiría que la vida de su hija peligrara. Sarada merecía un mundo de paz, un lugar donde ella pudiese crecer sin sufrir consecuencias de guerra. Era esa la razón por la que habían luchado en el pasado, para darle una nueva vida a la próxima generación. Así que no, cualquier peligro, por mínimo que fuese, debía ser detenido de inmediato. Luego de eso probablemente moriría, pero todo valía la pena por el bienestar de su familia, por el bienestar del mundo.

Sasuke corrió hasta su mujer, dispuesto a encerrarla en un genjutsu si era necesario. Tendría que detenerla a como diera lugar, no permitiría que Sakura se pusiese en peligro una vez más. No obstante y para sorpresa de todos, el Akatsuki que yacía tendido en el piso fue más rápido y tomó a Sakura por el tobillo. Sin vacilar, Sasuke tomó su katana con la intención de atravesar a aquel sujeto, pero el Akatsuki ni se inmutó en esquivar el ataque, simplemente se dejó traspasar.

– ¡Sasuke-kun, aléjate de mí! –gritó Sakura a punto de consumar el jutsu de sellado. – ¡Si no lo haces, quedarás atrapado en mi cuerpo y ambos moriremos!

Sasuke ni siquiera se preocupó por escuchar a su esposa.

– ¡Mamá, papá! –Sarada lloraba con desespero al ver a sus dos padres a punto de perder la vida, intentando inútilmente zafarse del abrazo de Naruto.

– ¡Sakura-chan, Sasuke Teme! ¡Maldición, detengan esta estupidez! Kurama… hagamos algo, joder.

No podemos hacer mucho, mocoso. Si nos acercamos a ella estaremos en problemas.

No me importa, son mis amigos, son mi familia. –Naruto tomó a Sarada de un brazo y la arrojó lejos de ahí, haciéndola caer en un montículo de hierba para después correr hacia su equipo siete.

Solo recuerda que el mocoso arrogante, la pequeña princesa, tu esposa y toda la aldea te esperan en casa. –Añadió Kurama para después callar completamente.

Naruto se detuvo en seco tras escuchar esto último. Sin embargo su determinación siempre había sido más fuerte, él sabía que existía la manera de salvar a sus amigos sin la necesidad de poner a alguien en riesgo. Él estaba seguro de que lo lograría. Creía en él, creía en Sasuke y creía en Sakura. Creía en sus lazos, creía en las palabras de Obito y de Kakashi: Aquel que rompe las reglas es escoria. Pero aquel que abandona a un compañero, es peor que escoria y ellos no solo eran sus compañeros, eran su familia, eran sus hermanos. Abandonarlos lo convertiría en algo mucho peor que la escoria de la escoria. Sin embargo…

Un reto de miradas se llevó a cabo durante escasos dos segundos. Rinnegan vs sharingan, y entonces ocurrió. Sasuke desapareció no sin antes tocar levemente el hombro de su esposa con la intención de detener su jutsu. Ella lo siguió hasta donde sea que hubiesen ido, interrumpiendo así la técnica prohibida.

– ¡Maldita sea, se ha ido con él! –Gruñó el Akatsuki con notable frustración, todavía tendido sobre el suelo. –Shin, retirémonos.

– ¿Qué hay de la niña? –Naruto se detuvo girando en dirección a Sarada.

–No es necesaria por ahora. Hemos fracasado…

– ¡Maldición, no se irán! ¿A dónde enviaste a Sakura-chan y a Sasuke? –Preguntó el rubio, enfadado, dejando salir a Kurama.

–No importa que te diga, no podrán volver. –Espetó Shin padre al tiempo que tosía sangre.

–Regrésalos, maldición. –Naruto avanzó dos pasos hacia el oponente. No podía hacerle nada hasta saber a dónde habían sido enviados sus amigos.

–Nos volveremos a ver, pequeña Uchiha –dijo el de nubes rojas ignorando al Hokage, para después desaparecer junto con Shin ayudados por una diminuta copia del juubi.

–Kuso… –Naruto corrió hacia el lugar donde los sujetos habían estado, lamentándose por no haber actuado antes. Enfurecido consigo mismo, clavando sus uñas en sus puños con toda su fuerza.

Sarada se derrumbó una vez que el akatsuki se marchó. Sus lágrimas no daban tregua a sus ojos nuevamente negros. Lloraba arrodillada en el piso abrazándose a sí misma, sin consuelo. Naruto caminó hasta ella, agachándose con el intento de contener su propia ira, colocando su mano derecha sobre el pequeño hombro de la Uchiha.

–Tus padres volverán, Sarada. Ellos son muy fuertes, seguramente encontrarán la manera… Además, estoy seguro de que Sakura-chan no logró concluir su técnica.

–No, Hokage-sama. Yo… me siento tan mal, he hecho preocupar a mamá, ella vino hasta aquí por mí. Ella estuvo a punto de morir por mí. Si yo no… si yo no hubiera escapado de casa ella estaría bien, papá estaría bien… ahora se han ido y no he podido agradecerles, no he podido decirles cuánto los amo a ambos, no he podido. –La niña hablaba entre sollozos hasta que se desmayó. Despertar el sharingan y luego evolucionarlo hasta el tercer nivel tan solo en unos minutos debía ser algo duro para una pequeña. El ojo que refleja los sentimientos, el intenso sentimiento de amar y perder. Naruto la tomó en sus brazos dispuesto a regresar a la aldea. Comentaría la situación con Shikamaru, probablemente tendrían que convocar a una reunión entre las cinco grandes naciones dependiendo de la opinión de su consejero…

– ¿Qué demonios pasó aquí? –preguntó Choucho saliendo de la torre. –Escuché alboroto pero siempre me han parecido incómodas estas situaciones. ¿Por qué ella está inconsciente? ¿Su padre la ha dejado así? ¿Dónde está él? Ese hombre en verdad que da miedo. Es muy atractivo, pero da miedo. Pobre Sarada.

Naruto rio nervioso. Estaba a punto de olvidar que la hija de Chouji también estaba ahí…

–Te lo contaré más tarde. Ahora debemos llegar a la aldea.

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– ¿Qué es esto? ¿Dónde estoy? –Sakura despertó en una habitación de un color empalagosamente rosa, exactamente en una cama pomposa cubierta con sábanas del mismo color.

Se levantó con pesadumbre sujetándose la cabeza, le dolía tanto que creía que le iba a explotar.

– ¿Cómo diablos llegué hasta aquí? –Se preguntó sentándose enel pequeño sillón frente a un gran espejo.

– ¡Sakura, baja a desayunar o llegarás tarde al colegio! –se escuchó que llamaban en la parte de abajo.

– ¿Sakura? –se dijo mirándose con detenimiento en el espejo. – ¿Mi nombre es Sakura? –alcanzó a ver una identificación sobre la mesita de noche y la tomó sin dudar.

Escuela Preparatoria Fujisawa

Clase 3-3

Haruno Sakura

17 años

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– ¡Uchiha, despierte!

– ¿Qué? –respondió el moreno adormilado.

–Si tanto es su deseo de dormir, joven Uchiha, será mejor que vuelva a su casa y tome el curso de verano para reponer las clases de literatura a las que no se ha presentado.

– ¿De qué me está hablando, señora?

– ¿Señora? Le pido respeto hacia mi persona. Señorita Konoe para usted.

– ¿Qué diablos hago aquí? –preguntó el moreno poniéndose de pie, alterado tras no saber cómo había dado hasta ese lugar, peor aún, sin saber si quiera cuál era su nombre.

– ¿Ya lo olvidó? –Preguntó la anciana con sarcasmo –Joven Uchiha Sasuke, usted está tomando una hora de clase extra de literatura antes de que comiencen sus clases normales, todo con el propósito de que usted no festeje su cumpleaños dieciocho encerrado en un curso de verano. Así que ya déjese de hacer el gracioso y enfoque sus ojos en el libro. Me debería estar agradecido.

Sasuke bajó la mirada hacia la butaca en la que se encontraba sentado. No comprendía qué hacía ahí, no sabía qué era de su vida… ¿Qué diablos era la literatura? Tomó el libro entre sus manos y lo hojeó. En la portada alcanzó a leer Escuela Preparatoria Fujisawa.

Sintió un dolor agudo en sus ojos y no pudo evitar bajar el rostro. Aquella era una sensación desagradable, pero lo era más el no saber quién o qué hacía en aquel lugar.

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¿Hola? Bueeeeno, supongo que varios ya han leído este capítulo... bien. La cosa es que lo releí y no me gustó para nada, así que ahora está editado, con el título cambiado y así. El capítulo dos está casi listo... (Sé que no tengo perdón, comenzar una historia y al día siguiente ponerla en pausa, pero la pausa ya terminó :3) entonces, no sé, espero que la idea sea de su agrado :3

Me encantaría saber su opinión... de verdad. Agradecería musho musho sus comentarios, críticas y opiniones. Así que...

¿Comentarios?

Y muchas gracias por leer C: