LAS TRISTEZAS SIEMPRE TIENEN FIN

No pudo menos que sonreír al ver su imagen reflejada en la vitrina, su cabello recién creciendo le confería un aspecto bastante gracioso. Era el cumpleaños del maestro Rochi y buscaba un regalo para él en una concurrida librería de la capital.

Una vez que realizó su compra emprendió el retorno a su hogar, era uno de esos días en los que no se sentía de ánimos y caminar, por lo general, le sentaba muy bien.

Su vida le parecía tan triste y tenía por que estarlo, su hermano Goku había muerto y no quería ser revivido y aquella linda chica que conoció en tan extrañas circunstancias parecía haber sido absorbida por la tierra... por más que la buscó nunca la pudo encontrar y ya había perdido todas las esperanzas de que alguna vez apareciera...

Dicen que el mundo es pequeño ¡PATRAÑAS!... Dicen que el que busca siempre encuentra ¡MENTIRA! él podía decirlo con la certeza de no equivocarse.

Llovía pero pareció no percatarse de ello, se sentía solo, muy solo ¿por qué el amor le era tan esquivo?... "18" murmuro.

Siguió caminando sin rumbo alguno, nunca había andado por ahí o si alguna vez lo hizo no lo recordaba... entre los botes de basura una caja con gatitos abandonados pudo divisar "ustedes están tan solos como yo" dijo al momento que unas lagrimas rebeldes se asomaban a sus ojos... Su corazón bondadoso lo obligo a llevarlos con él... sabía muy bien quien los podría querer y se dirigió hacia aquel lugar.

Ahí estaba la corporación, tan imponente como siempre... desde la puerta de la entrada pudo escuchar a su amiga jugar con su bebe... "¿quién lo diría? Bulma y Vegeta..."

Dejo a los animalitos ahí y se fue sin ser visto... "me he enamorado dos veces en mi vida y ninguna resulto... el amor a mi no se me da" sacudió su cabeza tratando de ahuyentar tan tristes pensamientos "¿quién fue aquel infame que dijo que 'nunca se cerraba una puerta sin que se abriera una ventana'? ...que estupidez" se sonrió irónicamente.

Ya casi era de noche y sin darse cuenta ya estaba en la Kame House pero aun no quería entrar.

Si sus tristezas guardaban silencio podía escuchar al Maestro y a Ulong pelear por el remoto de la TV... "¿que estarán viendo?" se preguntó pero rió de inmediato, era evidente que algún programa donde habían chicas hermosas... "tan hermosas como 18"...

- ¡Hey tu enano cabeza de erizo! ¿qué te habías hecho toda la tarde? llevo horas esperándote...
- ¿Die-cio-cho...? - pudo apenas modular producto de la sorpresa.
- Más encima estoy muerta de frió aquí afuera...
- ... ¿y por que no entraste?- dijo recuperándose de la impresión.
- ¿Acaso quieres que mate a ese viejo degenerado de ahí dentro?...

Tal vez su amigo Piccolo tenia razón... "las cosas nunca son tan malas como aparentan"...


Esta historia esta dedicada a mi amiga Raquel. Enero del 2000