Mayo 2020

No se encuentra en ninguna biblioteca, diccionario, vocabulario o libro alguno, las palabras exactas para describir el dolor que nos invade cuando perdemos a un ser querido.

Sin embargo hay millones de estudios, libros, incluso tesis basadas en cómo superar que alguien nos ha dejado "para ir a un lugar mejor" como dicen algunos.

Hay un estudio sobre las fases que experimentamos la primera:

"Negación"

Nos negamos a aceptar que ese alguien nos ha dejado, nos aferramos a recuerdos y nos escondemos en un mundo paralelo, imaginando que lo que nos acaban de comunicar es solo una broma del mal gusto, quizá podamos aguantar el tipo durante unos minutos, incluso horas en los casos más extremos días, pero finalmente nos damos cuenta de que ha ocurrido, y ahí empieza la segunda fase:

"Ira".

Nos enfadamos con el mundo, nos enfadamos con nosotros mismos pensado en que quizás si hubiésemos hecho las cosa de otra manera esa persona aún seguiría viva haciéndonos reír con sus estúpidas ocurrencias o enfadar por sus fuertes principios y valores que en absoluto coinciden con los nuestros. Rompemos cosas, lloramos pataleamos como niños pequeños, somos incapaces de mantener una conversación con alguien sin que terminemos gritándole y echándole a patadas de nuestro lado. Hasta que finalmente comprendemos que por muchos jarrones caros que rompamos y moratones emocionales y físicos que provoquemos a personas conocidas o desconocidas ese alguien no volverá con nosotros. Por lo que comenzamos la tercera fase:

"Negociación"

Comprendemos que se ha marchado pero aún así nos negamos a aceptarlo, negociamos con nuestro interior, intentando hacerle comprender que por muchas lágrimas derramados y que por muchos "Y si…" que pienses no va a volver, ya nunca podrás volver a abrazarla, no podrás hablar con ella horas y horas por teléfono, y no podrás sentirla tan cerca al terminar una de esas largas conversaciones a pesar de estar a miles de kilómetros y no compartir ni la misma franja horaria. Finalmente consigues convencerte a ti misma de que esas cosas ya no van a volver y pasas a la cuarta fase:

"Depresión"

Cuando por fin entiendes que se ha ido para siempre caes en una depresión, no quieres comer, no quieres hablar del tema, ni de ningún otro tema en particular, paseas por la vida como si de un zombi se tratase y dependiendo de lo fuerte que seas, podrás ser capaz de superar esta etapa o no. Quizá en esta etapa es la que mucha gente se queda estancada, algunos ahogan sus penas en el alcohol, otros en las drogas, los lugares de alterne e incluso los más devastados y débiles encuentran refugio en lo mismo que les ha hecho caer en aquello, la muerte. Si superas esta etapa, no quiere decir que el dolor vaya a desaparecer de repente y que conseguiremos olvidar a esa persona, pero ya hemos hecho lo más difícil, conseguir no perder nuestro camino por la ida de alguien más que importante en nuestra vida.

Posiblemente nunca consigamos olvidar a esa persona, quizá siempre quede un ápice de dolor que nos haga derramar un par de lágrimas en las fechas más señaladas del calendario, en el momento en el que algo importante de la relación que tuviste con esa persona aparece como si nada en tu viva. Una canción, una muletilla, un juego típico o simplemente un cuaderno de instituto en el que te escribió una filosófica frase. Algo de lo que ni siquiera te acordabas que ahora después de 7 años se queda grabado en tu memoria.

Para terminar la última fase se hace patente:

"Aceptación"

Lo admites, se ha ido, no va a volver más. Por ello algunos psicólogos recomiendan escribir todo aquello que le quisiste decir y no pudiste por que falleció. Qué le escribas una carta, la leas en su funeral, frente a su tumba, una foto, lo que sea que te recuerde a ella. Y así finalmente poder pasar página, a pesar de que seguro, será complicado.

Para mí, todo había pasado muy rápido, desde el primer momento en que recibí aquella notica mi móvil se estampó contra el suelo haciéndose añicos, mis rodillas golpearon el frio suelo de mármol de mi loft de Nueva York.

Pasé horas en aquella posición, no podía ser cierto, ella no podía haber muerto, mi mejor amiga durante la secundaria, la persona en la que más había confiado, mi alma gemela, mi media naranja. Ella había sido todo eso y mucho más en mi vida.

Solo me he enamorado una vez en todo mi vida, y a pesar de lo que estéis pensando no, no fue de ella. Ambas sabíamos que estábamos hechas la una para la otra, pero que se podía hacer si una no elige de quien se enamora.

Ella nunca se enamoró de mí, yo nunca me enamore de ella, solo nos dimos un solo beso con lengua en todo nuestra relación de amistad y era porque ella sentía curiosidad de que como sería besar a una chica.

Sí, es cierto, siempre que estábamos solas o en confianza nos dábamos un pico para despedirnos, pero era un pequeño juego entre nosotras, nada del otro mundo, hacía exactamente lo mismo con Kurt y el tenía clarísimos que era 100% gay ¿Qué más daba? No hacíamos daño a nadie.

Lo cierto es que nadie en todo ese instituto comprendía cómo era que nosotras fuésemos amigas, ella era la capitana de las animadoras hijas de padres católicos y retrogradas, le perfecta y consentida niña rica, a los ojos de todos. Yo una chica que soñaba con ir algún día a Broadway, que iba al instituto en una vespa roja y con un casco de que tenía dibujada una estrella dorada, ni siquiera tenía permiso para conducir aquella moto, tan solo tenía 14 años, hija de padres gays y ridiculizada, humillada, marginada y sufridora de abusos masivos por ello. ¿En serio que les pasaba a mis compañeros? ¿Tan poco había avanzado la evolución? Me preguntaba cada día después de recibir un granizado. Mientras los ojos me picaban y la cara me ardía por la fría sensación.

En realidad cuando nos conocimos aún estábamos en primero por lo que aún no era la capitana de las animadoras, pero era una animadora.

Yo era una soñadora que vivía en un mundo llenos de estrellitas doradas, ella tenía los pies en la tierra y una sensatez insospechable para su temprana edad, de vez en cuando yo le hacía dejar de lado aquella sensatez y la dejaba entrar en mi mundo otras tantas ella me hacía bajar de mi mundo, y que me estampase de bruces contra el suelo para ver la realidad, lo bueno es que ella estaba allí para ayudarme a levantarme.

Nos complementábamos, y de eso no había duda, creo que de lo que más nos hemos arrepentido en toda nuestra vida es de no haber sido capaces de enamorarnos la una a la otra. Por lo menos yo.

Éramos polos opuestos, y los polos opuestos se atraían ¿Por qué con nosotras era diferente?

Cuando me marché a Nueva York para poder estudiar en NYADA y ella se marchó a California para estudiar en Stanford, nos prometimos no perder el contacto, ella me prometió que iría a verme al primer musical que hiciera, que iría al estreno que le reservara asiento en primera fila. ¿Lo hizo? Por supuesto que lo hizo, así era ella una mujer de palabra o como ella siempre decía. "Los Fabray somos hombres de palabra" "si tu eres una mujer" le contestaba y ella cambiaba aquella frase solo para no oírme protestar. "Está bien ¿Qué tal individuos de palabra? ¿Le gusta así a la señorita Berry"? Asentía con la cabeza mientras lanzaba una cabecera a su frente y después soltaba una gran carcajada, ella me miraba con odio y yo no podía parar de reír.

Si alguna vez me preguntasen "¿Cuál fue tu momento preferido con ella?" No tendría dudas, respondería "Cualquiera en el que ella estuviese, tanto si estaba llorando como riendo". Vale quizás penséis que esa respuesta no es válida, y puede que llevéis razón, pero lo siento, no puedo elegir un solo momento con ella, me es imposible.

Me levanto del suelo, aún temblando por la notica, parece que solo han pasado unos minutos, pero cuando miro el reloj me percato de que llevo casi cuatro horas tirada en el suelo llorando.

Intento escribir una carta para leerla en el funeral, pero entonces caigo en la cuenta de que lo más probable que es deba pasar desapercibida, su padre nunca me toleró, y su madre se dedicaba a asentir a todo lo que su marido decía o hacía.

Es triste que tus padres no acepten a tu mejor amiga, o que los padres de tu mejor amiga no te acepten, ni siquiera nuestro respectivos amigos lo comprendían, sus amigos, los chicos populares, le decían una y otra vez "¿Cómo puedes llevarte bien con esa cosa?" ella simplemente se encogía de hombros. Era imposible razonar con ellos, no merecía la pena defenderme. Los míos me preguntaban "¿Cómo eres amiga de la perra de Fabray?" Y yo me limitaba a hacer lo mismo que ella.

Nadie comprendía aquella amistad, pero las mejores amistad son las que nadie sabe porque funcionan pero lo hacen.

Si os estáis preguntando cómo nos hicimos amigas, os prometo que os lo contaré, es una larga y dolorosa historia, pero que a pesar de todo tiene final feliz, en serio para mí fue un final feliz, aunque después de averiguarla no sé que pensaréis.

Caigo la cuenta de que el funeral será en una semana, he decido que me quedaré en Lima durante un tiempo tras el funeral, tengo muchos fantasmas a los que plantar cara. ¿Quién sabe, dos semanas, un mes un año? No un año no, es mucho, mi carrera en Broadway aún no tiene la suficiente consistencia para aguantar un descanso tan grande, solo he ganado un Tony, y hecho tres musicales de éxito. No penséis que soy una perdedora tan solo tengo 25 años, me queda mucho tiempo hasta cumplir mis objetivos y lo tengo todo planeado. A los 29, ganaré mi segundo Tony, ya lo veréis.

Llamaré a Kurt para que no se preocupe, el fue quién me dio la noticia, quizás piense, que he intentado suicidarme o algo parecido siempre ha sabido que soy muy dramática. Debe estar que se sube por las paredes, al fin y al cabo hace cuatro horas que le colgué, bueno que mi maravilloso móvil nuevo se precipitara contra el suelo. Si no fuera porque actualmente se encuentra en París haciendo un desfile de moda estaría aquí ahora mismo.

Si os preguntáis porque si está tan lejos de Lima, se ha enterado antes que yo, es porque él es amigo de su hermana, y si os preguntáis, porque si su hermana sabiendo que yo soy su mejor amiga no me ha llamado, para decirme nada, sencillo, su hermana es mi ex. Sí, ella es la única persona de la que me he enamorado, la única que me hizo sentir mariposas en el estómago. Si os preguntáis, porque se acabó lo nuestro, os lo contaré, lo prometo pero más adelante.

Ahora necesito comprar un billete hacía Lima y salir cuanto antes, me alojaré en mi antigua casa, ya que mis padres están de crucero por las islas pacíficas, estarán al menos 2 meses. La verdad es que es un alivio, no me malinterpretéis les quiero y mucho, pero cuando estoy triste o creen que puedo estarlo son muy asfixiantes.

Por ello siempre les oculté mi situación en el instituto, no quería que se preocuparan.

Bien necesito mentalizarme, voy a pasar un mes en Lima, recordando viejos fantasma y plantándoles cara.

Pero sobre todo necesito mentalizarme de que voy a asistir al funeral de mi mejor amiga Frannie Fabray y que allí también estará la única persona de la que me he enamorada, la única a la que he amado, mi primer amor, mi primera vez, demasiadas cosas únicas, demasiadas cosas en las que fue pionera en mi cuerpo en mi mente, en mi alma y en mi corazón. He intentado olvidarla, ¿Pude hacerlo? En la distancia es fácil, no hay nada que me recuerde a ella, pero ahora me reencontraré con ella, cara a cara, volveré a ver esos dulces ojos verdes, que fueron mi perdición en más de una ocasión.

Sí me enamoré de la hermana pequeña de mi mejor amiga, me enamoré de Quinn Fabray.

Quizá aquello fue la mayor locura que hice en toda mi vida, y sé a ciencia cierta que nuestro amor era casi tan dañino como maravilloso, nos quisimos con locura, y también nos hicimos daño, mucho daño. Quizás, a veces demasiado, y quizás, a veces, irreparable.


Twitter: Sarcasmoatope