Esta es la primera historia que publico , es una adaptación de la novela de Jacquie´D Alessandro con los personajes de J.K. Rowling así que nada es mío ok, espero que les guste.
Seducción a medianoche
Londres, 1820
El Profeta:
¿Creen ustedes en fantasmas? La señora Lavander Brown ha sido asaltada y asesinada en su casa de Berkeley Square en un crimen idéntico al de lady Patil la semana pasada. El mayordomo de la señora Brown declaro haber oído extraños gemidos provenientes de las habitaciones privadas donde la dama guardaba su joyero. Al entrar en la estancia, el mayordomo descubrió el cuerpo sin vida de su ama y que sus joyas habían desaparecido, pero según informo, todas las ventanas y puertas estaban cerradas por dentro. Hechos que asemejan a lo acontecido en la casa de lady Patil, por lo que resulta evidente que la señora Brown es la última víctima del inteligente, diabólico, y aparentemente invisible y escurridizo criminal de Mayfair. En este momento todo Londres se hace dos preguntas: ¿Podrá ser realmente un ladrón fantasma? Y ¿Quién será la próxima víctima?
Tras asegurarse de que nadie la miraba Lady Hermione se escabulló del abarrotado salón de baile y recorrió el largo pasillo iluminado con velas. Aunque su corazón latía de anticipación, instándola a apresurase, se forzó a mantener un paso tranquilo. De ninguna manera quería llamar la atención sobre su persona.
La música y la risa, el zumbido de las conversaciones, y el tintineo de las copas se desvanecieron al alejarse del elegante salón donde transcurría la fiesta de lord y lady Lestrange.
Doblo la esquina y comenzó a contar las habitaciones… una, dos… aminoro el paso al acercarse a la tercera puerta.
De repente, tuvo la extraña sensación de estar siendo observada. Un acalorado rubor, el que siempre coloreaba su piel pálida de un rojo delator cada vez que experimentaba cualquier tipo de nerviosismo, le subió por el cuello y le encendió el rostro.
Se dio vuelta, escudriñando la zona, pero no vio a nadie. Estaba sola.
Tienes la imaginación tan activa como siempre
Esperando no parecer tan furtiva como se sentía, dirigió una última mirada a su alrededor y abrió la tercera puerta tras ella.
- Ya era hora que llegaras.
Oyó la voz justo a su lado, y Hermione apenas pudo contener el grito de sorpresa que le vino a los labios. Apoyándose contra la hoja de roble, observo la oscura biblioteca, iluminada por el tenue resplandor del fuego que ardía en la chimenea. Tres pares de ojos la escrutaron.
- Comenzábamos a pensar que no vendrías -dijo Lady Pansy Parkinson, apartando impaciente a Hermione de la puerta-. Con suerte, dispondremos de unos pocos minutos antes de que alguien note nuestra ausencia en la fiesta. ¿Qué demonios te ha retrasado?
-No fue nada fácil dar esquinazo a mi madre- dijo Hermione.
Como en todas las veladas, la condesa de Gatesbourne había considerado su deber el colocar a su única hija delante de cada uno de los solteros y con titulo que asistían al evento. Tales argucias solo servían para que Hermione se retrajera más de lo habitual, algo que disgustaba profundamente a su madre, quien no se mordía la lengua a la hora de expresar su desagrado.
Las tres amigas de Hermione intercambiaron una mirada y asintieron comprensivas. Conocían de sobra el carácter autoritario de la condesa.
-Bueno, nos alegramos de que ya estés aquí -dijo Ginevra Longbotton, condesa de Surbrooke, Ginny para las amigas, con una sonrisa-. Por un momento pensé que te habías fugado con un fantasma.
Hermione le dirigió una mirada a la hermosa recién casada que había regresado a Londres hacia dos días, tras una luna de miel de dos semanas por el Continente con su flamante marido.
Ginny prácticamente resplandecía de pura felicidad. La admiración de Hermione hacia la compostura serena y tranquila eficiencia de su amiga no conocía límites.
- ¡Porras!, Ginny, tu también no -dijo Luna Weasley, marquesa de Langston, con su habitual sensatez, otro rasgo que Hermione deseaba para sí misma. Luna se subió las gafas por el puente de la nariz y miro a su hermana con el ceño fruncido-. Esta casi tan loca como el Profeta, por no mencionar a muchos de esta velada. No puedes creer en serio que sea un fantasma el responsable de la reciente oleada de robos.
Pansy curvo la boca en la amplia y traviesa sonrisa que tantas veces asomaba sus labios.
-A menos que sea como el fantasma de nuestro último libro seleccionado. Aunque por supuesto, en El fantasma de Devonshire Manor el único objeto robado era la inocencia de una dama. La historia es tan deliciosamente autentica…
-Razón por la cual convoque esta reunión de la Sociedad Literaria de Damas a esta hora -la interrumpió Hermione-. No hay mejor hora para un ladrón fantasma. Creo que deberíamos hacer una sesión de espiritismo similar a la descrita en el libro, para descubrir quién es este ladrón.
-En mi opinión, es una idea fantástica - dijo Pansy
-Y yo creo que El fantasma de Devonshire Manor os ha hecho desvariar -dijo Luna.
-Quizá -concedió Hermione-. Debo admitir que no he sido la misma desde que he leído el libro. -De hecho, su lectura había prendido un fuego inquieto en ella que no había sido capaz de sofocar-. La historia me ha cautivado. Me ha dejado fascinada…
-Tal y como debe hacerlo una historia de fantasmas -la interrumpió Pansy con una amplia sonrisa.
-Si, pero sobre todo, no podéis negar que también ha sido sumamente… -Hermione se aclaro la garganta y luego bajo la voz-: sensual.
-Lo ha sido, no cabe duda -convino Luna-. El titulo más adecuado podría haber sido El encantamiento de lady Eleaine.
-Por el muy delicioso Maxwell-agrego Pansy, abanicándose la cara con la mano.
-Si -dijo Ginny-. Maxwell ha sido… oh, Dios…
Sus palabras se desvanecieron en un suave suspiro, y Hermione, Pansy y Luna se mostraron de acuerdo con un murmullo. Teniendo en cuenta que los libros escogidos por la Sociedad Literaria de Damas eran mucho más escandalosos de lo que el nombre del grupo sugería, algo que no era fortuito, Hermione había sabido que la historia del fantasma sería algo más que un simple cuento de espíritus vagando por los cementerios. Pero no había previsto que Maxwell. El protagonista, fuera tan profundamente sensual. Ni siquiera el hecho de ser un fantasma había impedido que sedujera a la hermosa lady Elaine. Repetidas veces además. De maneras muy imaginativas.
-Ojala existiera un hombre así en la vida real -dijo Pansy-. Tan fuerte y valiente. Tan masculino y romántico…
-Tan apasionado. -Las palabras escaparon de los labios de Hermione antes de que pudiera contenerlas.
-Existe -dijeron Ginny y Luna al unisonó-, yo me case con él.
Ambas hermanas se miraron y sonrieron con complicidad.
La mirada de Hermione cayó sobre el vientre de Luna que comenzaba a redondearse por el bebe que levaba en su seno. La felicidad que sentía por sus amigas, que se habían enamorado y casado en los últimos meses, se mezclaba con una innegable envidia. Ella jamás disfrutaría del amor, el regocijo y la pasión que Luna y Ginny compartían con sus maridos.
No, ella no se casaría por amor. Hacía mucho tiempo que había aceptado lo inevitable; su padre concertaría su matrimonio, una elección basada únicamente en las ventajosas consideraciones de las propiedades, los títulos y el dinero. Como le habían recordado prácticamente desde que nació, no tenía ni voz ni voto en aquel asunto, y acceder sin quejarse a los deseos de su padre era lo menos que podía hacer, ya que ella ni siquiera había tenido la decencia ni el sentido común de haber nacido varón. Después de haber oído por casualidad la conversación que sus padres habían mantenido ese día, Hermione se temía que su boda estuviera más cerca que nunca.
Y aun así, su corazón soñaba con enamorarse. Con la pasión. Con un hombre que la mirara con un deseo ardiente.
En cuanto Hermione intento borrar esa fantasía de su mente, una nueva imagen se materializo en su cabeza. La de un hombre alto de rasgos sombríos, de pelo azabache y unos ojos verde esmeralda llenos de secretos y misterios. Un hombre rodeado por una tentadora y seductora aura de peligro. Un hombre prohibido para ella.
Harry Potter…
El nombre resonó en su mente con un mudo suspiro de pesar.
El si la miraba con deseo ardiente… una mirada que le incitaba a saber más, a conocerlo todo de él.
-si, las dos os habéis casado con hombres fabulosos y apasionados -dijo Pansy, poniendo voz a los caprichosos pensamientos de Hermione-, y de manera muy egoísta, debo añadir, pues solo habéis dejado bobalicones para Hermione y para mí. No existen hombres tan magníficos, Y Maxwell es solo un personaje ficticio.
Existía, Hermione lo sabía.
Pero jamás seria suyo.
CONTINUARA…
