Capítulo I: Vida Nueva
El olor de la brisa le recordaba a la fragancia que desprendía el cuerpo de su amado, ese perfume suave a hierba mojada y flores silvestres, como lo echaba de menos...
Esa mañana las nubes no dejaban ver la luz del sol y las ramas de los árboles se entrelazaban entre ellas en una lucha constante por su liberación, solo el viento parecía firme en su camino, que con su trabajo constante, se llevaba muy lejos aquellas hojas descoloradas, dejando desnudas las ramas.
- ¡Sakura!
Cerró los ojos e intentó recordar esa imagen que desde hacía mucho tiempo no había vuelto a ver. No, ya no estaba del todo presente, podía recordar el color de sus cabellos, sus labios bien proporcionados, sus grandes manos suaves y limpias con dedos largos... recuerdos como piezas de un rompe cabezas imposibles de unir, pues la mitad de ellas se habían perdido y de esa forma no podía construir una imagen entera. Había pasado el tiempo y ya no eran como antes, sería difícil recordar a un muchacho de once años algo impetuoso y tímido a un hombre de dieciséis que... no lo sabía.
- Sakura... ¿Qué te pasa? Hoy estás en la luna.
- No me extraña, no todos los días empezamos el instituto.
- Ya lo se Chiharu, pero Sakura esta extraña... no reacciona - Naoko le paso una mano por los ojos.
Sakura despertó de su larga travesía por el mar de los recuerdos.
- ¿Qué te pasa Sakura? - le preguntó Rika..
- Nada, no me pasa nada - y las obsequió con una de sus sonrisas.
- ¿Os acordáis de los viejos tiempos? - preguntó Rika.
- Si, nos acordamos del profesor... - ironizó Chiharu.
- Eso fue un pequeño desliz de niña de diez años... - se sonrojó Rika.
- ¡Cuantos problemas nos causaba el amor! - suspiró Chiharu. - por cierto... ¿en que pensabas Sakura?
- Yo... - bajó la cabeza sonrojada - yo....
- ¿Pensabas en un chico? - Chiharu se acercó a ella y la rodeó por los hombros - ¡Confiesa!
- La verdad es que yo...
- ¡Vasta! - Rika se impuso - ¡son sus sentimientos y no tienes ningún derecho!
- No Rika, no te enfades - las sonrió - yo pensaba en...
- ¡Shaoran! - la interrumpió una voz detrás de ellas.
- ¡Yamazaki! - chilló Chiharu - ¡tú no te metas, esto son cosas de chicas!
- Je, je - reía Yamazaki mientras huía de Chiharu.
- Seguro que algún día volverá - sonrió Riika.
- Si, seguro - le volvió la sonrisa Sakura, no muy convencida, pues si en cuatro años no había vuelto ¿qué sentido tenía que volviera ahora?
- Sakura... hace poco terminé un libro - intentó cambiar el tema Tomoyo, que había permanecido en silencio.
- ¿A si? - preguntó Sakura con su vitalidad de siempre - ¿sobre que tema?
- Sobre la magia - sonrió.
- ¡Oh! - Sakura también había recuperado su inocencia y admiración por todo lo que le rodeaba.
- ¿Y que dice? - le pregunto Chiharu que había dejado de perseguir a su chico.
- Básicamente trata sobre la diferencia entre la magia negra y la blanca.
- ¿Sabíais que... - Yamazaki se situó en medio del círculo de amigas - existe otro tipo de magia que no es blanca ni negra?
- Seguro... - Chiharu ya empezaba a ponerse a la defensiva.
- Antiguamente, cuando un mago no podía controlar ni la magia blanca ni la negra, utilizaba la magia de los duendes.
- ¿La magia de los duendes? - preguntaron a la vez Rika y Sakura.
- Sí - afirmó orgulloso - pedían ayuda a los duendes, cada uno especializado en un solo conjuro y se lo atribuían a dicho mago, aquel que era capaz de controlar esa magia a la perfección, podría hasta superar al mejor mago de magia negra.
- Duendes - pensó Sakura en voz alta.
- Es mentira, no te lo creas Sakura, la magia no existe - dijo Chiharu cogiendo a Yamazaki por el cuello de la camisa del uniforme.
- Será mejor que entremos en el instituto.... ¿no queremos llegar tarde el primer día? - sonrió Tomoyo.
Todos los alumnos se dirigieron a la llamada sala de actos, situada a los afueras del instituto. A la vez que los alumnos iban tomando asiento un hombre de avanzada edad y con la espalda curvada, subió en el escenario y con un micrófono se dirigió a los nuevos estudiantes.
Sakura observó la sala de actos, ya la había visto tiempo atrás, pues con frecuencia observaba las obras que habían interpretado Touya y Yukito, se dio cuenta que había cambiado un poco, la habían reformado, cambiando el color de las paredes y poniendo un nuevo telón. Entonces cerró los ojos y pensó que debía recordarlo para luego contárselo todo a Touya.
Sakura sonrió recorriendo con la mirada a su nueva clase a la vez que se recogía el pelo en una cola de caballo. Recordó lo que Yukito le había contado, la descripción que le había dado encajaba completamente a lo que tenía delante. Era una clase enorme, rodeada de grandes ventanas que mostraban la cafetería.
- ¡Que suerte hemos tenido! - se relajó Naoko tomando un lugar.
- Sí - sonrió Tomoyo - ¿quien iba a decir que iríamos las cinco juntas en el mismo grupo?
- Sabíais que...
- ¡NO! - Chiharu le tapo la boca antes de que pudiera hablar - ya no quiero oír más mentiras en lo que queda de día.
- Pero yo sí - dijo alguien detrás de ellos.
Al girarse pudieron encontrarse con un chico muy atractivo, con una gran sonrisa y ojos risueños que los miraba con alegría, esperando que Chiharu le permitiera hablar a Yamazaki.
- Me gustaría escucharte amigo Yamazaki.
- ¡Hiragizawa! - se sorprendió Chiharu.
- ¡Eriol! - Sakura avanzó hasta situarse frente a el - pero... ¿que estás haciendo aquí?
- Decidimos venir a hacer el instituto aquí, para recordar viejos tiempos - su sonrisa aumentó.
- ¿Decidimos? ¿Quienes? - preguntó Naoko.
- Pues nosotros - y se apartó dejando ver a un chico de su misma altura y con una mirada muy profunda - Shaoran y yo.
En ese momento entró un profesor a la clase y los mando sentarse a todos, Sakura se sintió muy mal, pues, al pasar por delante de ella, Shaoran ni siquiera la había mirado.
=:Notas de la Autora:=
Uuuuh! Miedo me doy, bueno... este es mi primer fanfic y la verdad no las tengo todas de que vaya a gustar mi forma de redactar... Si, lo acepto, en este primer capítulo no se ve nada y es más bien corto, pero os prometo que lo vais a pasar muy bien si seguís fieles a Doble Carta, así que... esperen un poco que pronto llegara más.
El olor de la brisa le recordaba a la fragancia que desprendía el cuerpo de su amado, ese perfume suave a hierba mojada y flores silvestres, como lo echaba de menos...
Esa mañana las nubes no dejaban ver la luz del sol y las ramas de los árboles se entrelazaban entre ellas en una lucha constante por su liberación, solo el viento parecía firme en su camino, que con su trabajo constante, se llevaba muy lejos aquellas hojas descoloradas, dejando desnudas las ramas.
- ¡Sakura!
Cerró los ojos e intentó recordar esa imagen que desde hacía mucho tiempo no había vuelto a ver. No, ya no estaba del todo presente, podía recordar el color de sus cabellos, sus labios bien proporcionados, sus grandes manos suaves y limpias con dedos largos... recuerdos como piezas de un rompe cabezas imposibles de unir, pues la mitad de ellas se habían perdido y de esa forma no podía construir una imagen entera. Había pasado el tiempo y ya no eran como antes, sería difícil recordar a un muchacho de once años algo impetuoso y tímido a un hombre de dieciséis que... no lo sabía.
- Sakura... ¿Qué te pasa? Hoy estás en la luna.
- No me extraña, no todos los días empezamos el instituto.
- Ya lo se Chiharu, pero Sakura esta extraña... no reacciona - Naoko le paso una mano por los ojos.
Sakura despertó de su larga travesía por el mar de los recuerdos.
- ¿Qué te pasa Sakura? - le preguntó Rika..
- Nada, no me pasa nada - y las obsequió con una de sus sonrisas.
- ¿Os acordáis de los viejos tiempos? - preguntó Rika.
- Si, nos acordamos del profesor... - ironizó Chiharu.
- Eso fue un pequeño desliz de niña de diez años... - se sonrojó Rika.
- ¡Cuantos problemas nos causaba el amor! - suspiró Chiharu. - por cierto... ¿en que pensabas Sakura?
- Yo... - bajó la cabeza sonrojada - yo....
- ¿Pensabas en un chico? - Chiharu se acercó a ella y la rodeó por los hombros - ¡Confiesa!
- La verdad es que yo...
- ¡Vasta! - Rika se impuso - ¡son sus sentimientos y no tienes ningún derecho!
- No Rika, no te enfades - las sonrió - yo pensaba en...
- ¡Shaoran! - la interrumpió una voz detrás de ellas.
- ¡Yamazaki! - chilló Chiharu - ¡tú no te metas, esto son cosas de chicas!
- Je, je - reía Yamazaki mientras huía de Chiharu.
- Seguro que algún día volverá - sonrió Riika.
- Si, seguro - le volvió la sonrisa Sakura, no muy convencida, pues si en cuatro años no había vuelto ¿qué sentido tenía que volviera ahora?
- Sakura... hace poco terminé un libro - intentó cambiar el tema Tomoyo, que había permanecido en silencio.
- ¿A si? - preguntó Sakura con su vitalidad de siempre - ¿sobre que tema?
- Sobre la magia - sonrió.
- ¡Oh! - Sakura también había recuperado su inocencia y admiración por todo lo que le rodeaba.
- ¿Y que dice? - le pregunto Chiharu que había dejado de perseguir a su chico.
- Básicamente trata sobre la diferencia entre la magia negra y la blanca.
- ¿Sabíais que... - Yamazaki se situó en medio del círculo de amigas - existe otro tipo de magia que no es blanca ni negra?
- Seguro... - Chiharu ya empezaba a ponerse a la defensiva.
- Antiguamente, cuando un mago no podía controlar ni la magia blanca ni la negra, utilizaba la magia de los duendes.
- ¿La magia de los duendes? - preguntaron a la vez Rika y Sakura.
- Sí - afirmó orgulloso - pedían ayuda a los duendes, cada uno especializado en un solo conjuro y se lo atribuían a dicho mago, aquel que era capaz de controlar esa magia a la perfección, podría hasta superar al mejor mago de magia negra.
- Duendes - pensó Sakura en voz alta.
- Es mentira, no te lo creas Sakura, la magia no existe - dijo Chiharu cogiendo a Yamazaki por el cuello de la camisa del uniforme.
- Será mejor que entremos en el instituto.... ¿no queremos llegar tarde el primer día? - sonrió Tomoyo.
Todos los alumnos se dirigieron a la llamada sala de actos, situada a los afueras del instituto. A la vez que los alumnos iban tomando asiento un hombre de avanzada edad y con la espalda curvada, subió en el escenario y con un micrófono se dirigió a los nuevos estudiantes.
Sakura observó la sala de actos, ya la había visto tiempo atrás, pues con frecuencia observaba las obras que habían interpretado Touya y Yukito, se dio cuenta que había cambiado un poco, la habían reformado, cambiando el color de las paredes y poniendo un nuevo telón. Entonces cerró los ojos y pensó que debía recordarlo para luego contárselo todo a Touya.
Sakura sonrió recorriendo con la mirada a su nueva clase a la vez que se recogía el pelo en una cola de caballo. Recordó lo que Yukito le había contado, la descripción que le había dado encajaba completamente a lo que tenía delante. Era una clase enorme, rodeada de grandes ventanas que mostraban la cafetería.
- ¡Que suerte hemos tenido! - se relajó Naoko tomando un lugar.
- Sí - sonrió Tomoyo - ¿quien iba a decir que iríamos las cinco juntas en el mismo grupo?
- Sabíais que...
- ¡NO! - Chiharu le tapo la boca antes de que pudiera hablar - ya no quiero oír más mentiras en lo que queda de día.
- Pero yo sí - dijo alguien detrás de ellos.
Al girarse pudieron encontrarse con un chico muy atractivo, con una gran sonrisa y ojos risueños que los miraba con alegría, esperando que Chiharu le permitiera hablar a Yamazaki.
- Me gustaría escucharte amigo Yamazaki.
- ¡Hiragizawa! - se sorprendió Chiharu.
- ¡Eriol! - Sakura avanzó hasta situarse frente a el - pero... ¿que estás haciendo aquí?
- Decidimos venir a hacer el instituto aquí, para recordar viejos tiempos - su sonrisa aumentó.
- ¿Decidimos? ¿Quienes? - preguntó Naoko.
- Pues nosotros - y se apartó dejando ver a un chico de su misma altura y con una mirada muy profunda - Shaoran y yo.
En ese momento entró un profesor a la clase y los mando sentarse a todos, Sakura se sintió muy mal, pues, al pasar por delante de ella, Shaoran ni siquiera la había mirado.
=:Notas de la Autora:=
Uuuuh! Miedo me doy, bueno... este es mi primer fanfic y la verdad no las tengo todas de que vaya a gustar mi forma de redactar... Si, lo acepto, en este primer capítulo no se ve nada y es más bien corto, pero os prometo que lo vais a pasar muy bien si seguís fieles a Doble Carta, así que... esperen un poco que pronto llegara más.
