Pausa

Capítulo 1

El viento aullaba en el exterior, doblando los frágiles árboles a su paso. En el interior de la tienda, la lona impedía que el frío penetrase, pero no evitaba que se moviera suavemente con el aire.

La tetera estaba en el fuego de leña. Ron estaba sentado solo, hojeando las notas que Hermione había hecho mientras él no estaba. Calculó que tardaría un par de semanas en terminar de leerlo todo, pero había decidido que se iba a poner al día tan pronto como pudiera. Después de lo que casi había pasado en casa de los Lovegood necesitaban volver a unirse.

Escuchó la leve tos de Hermione desde el cuarto de baño, que estaba a sus espaldas, y detuvo su lectura, levantando los ojos inyectados en sangre para mirar hacia delante. La ayuda que le había prestado había sido generalmente indeseada, pero eso no lo detenía.

La tetera silbó y Ron se levantó para verter dos tazas de humeante Earl Grey suave. Inhaló, recordando que Hermione le había confesado una vez que un poco de leche hacía que el té fuera más reconfortante, pero no disponían de ese lujo. No había tenido tales extravagancias n meses. Excepto cuando él…

Se acordó de que en Nochebuena Bill le había ofrecido una bandeja de pasteles que había hecho Fleur con crema holandesa mientras estaba sentado a la mesa con ellos, en silencio. No se había sentido capaz de probarlos, a pesar de las palabras mezquinas y egoístas que había dicho antes de irse…

De repente escuchó a Hermione arrastrando los pies tras la tela que separaba el cuarto de baño del resto de la tienda, y salió con el pelo mojado en largos rizos y la camiseta pegada a la espalda que tenía húmeda. Lo ignoró mientras se acercaba a la mesa, donde estaban sus notas esparcidas sin dejar ni un hueco libre.

-Aquí tienes- Ron dio dos pasos hacia ella, ofreciéndole una de las tazas de té que había preparado.

-Oh- dijo ella recogiendo un mechón de pelo tras la oreja antes de coger la taza que le estaba ofreciendo, extrañamente tratando de no tocar al pelirrojo.

Hermione se estremeció y los ojos de Ron recorrieron el cuerpo de ella de arriba a abajo. Combatió la necesidad de ruborizarse aclarándose la garganta mientras ella le daba un sorbo a su té. Hermione arqueó las cejas.

-¿De dónde lo has sacado?

-Se lo he robado a Bill.

Los ojos de Hermione encontraron los suyos antes de que bajara su mirada asombrada de nuevo a su té.

-Le has robado a tu hermano mi té favorito.

-Sí.

Ella lo miró de nuevo, y su expresión era casi ilegible. Pero Ron vio como sus pupilas brillaron un poco más a la leve luz de la linterna.

-Eso es…- comenzó Hermione, pero negó con la cabeza, evidentemente no queriendo decir nada más al respecto.

Le dio otro sorbo al té y dejó que su parpadeo fuese el único indicativo de sus emociones.

-Debería ordenarlas- murmuró un momento después señalando las notas que cubrían la mesa en pilas desiguales. Dejó la taza y cogió unos papeles sueltos.

-Ya me encargo yo- le aseguró Ron olvidándose de su propia taza-. Los iba a leer de todos modos mientras Harry está fuera.

Hermione suspiró lentamente.

-¿Vas a hacer otra vez la segunda ronda?- le preguntó con tono crispado.

-He pensado que podría hacerla.

Ron se imaginaba que la preocupación de Hermione por su horario de sueño no era genuina, pero había notado que ella había insistido las últimas noches en interrogarlo acerca del tema, desde que habían vuelto de casa de los Lovegood.

-No tiene sentido tratar de detenerte- suspiró Hermione temblando de nuevo-. De todos modos vas a hacer lo que te dé la gana.

-¿Cómo?

-No importa. Me voy a la cama. No desordenes los papeles…- y cogió la taza de té, dándole la espalda para irse a su cama.

Cuando Hermione se alejó Ron se detuvo a contemplar sus palabras… recordando con una dolorosa puñalada en el pecho lo que ella había intentado hacer la noche que se fue…

Hermione había tratado de detenerlo. Había gritado. Él la había escuchado. Y la había ignorado.

Reuniendo todo el coraje y determinación que pudo encontrar, dejó lo que estaba haciendo y caminó con suavidad a través de la tienda hacia el espacio sombrío donde dormían. Hermione se había secado el pelo con magia, estaba tumbada de lado, de cara a la pared de lona. Seguía temblando.

-Estás helada.

Ella se sobresaltó, sorprendida por su presencia.

-Estoy bien.

-No… no lo estás.

Hermione se encogió un poco más y se arrebujó entre las mantas que le tapaban hasta el cuello.

-Deja de ser perspicaz y vete.

Ron la ignoró (¿no era exactamente ese el comportamiento que estaba tratando de evitar?) y se sentó en el suelo, al lado de la cama de ella.

-Debería haberte escuchado, y te juro que me arrepentí al segundo de Desaparecerme, pero no pude…

-Ya lo sé. Ya me lo has dicho.

-Está bien. Pero…- la verdad es que ella tenía razón. ¿Qué más podía hacer para demostrarle lo mucho que lo sentía?- Hermione.

Si era honesto consigo mismo, ya sabía la respuesta. ¿Pero podría ser tan malditamente honesto con ella? Tenía que intentarlo.

-El guardapelo me dijo que no me querías aquí.

El silencio los envolvió unos segundos antes de que Hermione se moviera bajo las mantas, girando la cabeza ligeramente pero sin llegar a mirarlo por completo.

-¿Qué quieres decir con que te dijo?

-No… no dejaba que parase de pensarlo. Lo hacía real.

Hermione se giró totalmente, dejando que las mantas se aflojaran un poco entorno a su figura.

-Sigue sin ser una excusa- agregó Ron rápidamente apoyando los antebrazos sobre las rodillas dobladas-, pero nunca te habría ignorado así si ese chisme no… me hubiera jodido. La primera noche que llegué a casa de Bill tuve una pesadilla en la que te oía llorar y rogarme que no me fuera.

Hermione entrecerró un poco los ojos y Ron estaba seguro de que estaba a punto de decirle algo, al igual que había estado haciendo cada vez que había tratado de hablar con ella sobre lo que había pasado. Pero, para su sorpresa, esa vez no dijo nada.

-He pensado que necesitabas saberlo- continuó animado por su silencio-, a pesar que no hace que mejore la situación. Realmente me convencí a mí mismo, con la maldita ayuda del horrocrux, de que preferías librarte de mí.

-Eso es ridículo- resopló Hermione apoyándose en su codo para mirarlo.

-¿Lo es?- preguntó Ron escéptico elevando una ceja.

-Ahora no sigues pensado de esa manera…

-No. Pero… en ese momento no parecía demasiado exagerado.

-Sigues diciéndolo como si quisieras decir que solo yo… quería que te fueras. ¿Es así como te sentiste?

-Entre nosotros… es complicado, ¿no? Pero no, no fuiste solo tú.

-Complicado…

Hermione se incorporó hasta quedar sentada, con la palma de la mano apoyada sobre la cama; Ron pudo ver en su brazo desnudo que tenía la piel de gallina.

-¿Quieres mi saco de dormir?

Ella apartó los ojos de los de Ron, y empezó a hurgar en un hilo suelto en la lana de la manta.

-No sé por qué mis hechizos de calefacción no funcionan…

-Tal vez estás resfriada- le dijo preocupado-. Antes te he oído toser.

Hermione suspiró y una lágrima gorda cayó por su mejilla. Tal vez Ron había esperado que ella volviera a discutir con él, que tal vez le dijera que la dejase en paz, pero no eso. ¿Qué le estaba haciendo?

-¿Qué he dicho?- le preguntó con tristeza, dejando caer los brazos sobre sus rodillas para inclinarse un poco más cerca de ella.

-Nada- Hermione se limpió la cara con la mano-. Pero no… no sabes cómo me sentí. Y ahora que has vuelto…

Negó con la cabeza y Ron se sentó sobre sus rodillas, acercándose todavía más al metal oxidado de la cama de Hermione.

-No te lo puedo decir- añadió ella rápidamente como si estuviera rechazando una pregunta que el pelirrojo no le había formulado-. No te lo puedo explicar.

Así de cerca, Ron podía ver un matiz de desconcertante frío azul en los labios abiertos de Hermione. Sin preguntar, se quitó el jersey que llevaba puesto y se lo ofreció.

Ella miró los ojos tristes de Ron antes de moverse, tocando con sus dedos fríos los de Ron mientras cogía el jersey que le tendía.

-¿Por qué tienes las manos tan calientes?

-¿Las tengo calientes?

-Si…

Hermione colocó la prenda en su regazo mientras Ron la miraba y hablaba antes de pararse a pensar.

-Déjame ver tus brazos.

Ella lo miró confusa, pero, para sorpresa de Ron, extendió sus brazos hacia él. Antes de poder quedarse mirándola demasiado tiempo, se acercó a ella y le puso ambas manos alrededor de las muñecas, acercándose más y poniéndose de rodillas. Al notar que Hermione se tensaba un poco, se cuestionó brevemente lo que estaba haciendo… pero ya era demasiado tarde para eso.

Con sus dedos largos agarrándola ligeramente, Ron deslizó las manos por sus brazos hasta sus bíceps y volvió a bajar. Hermione cerró los ojos y respiró por la boca.

Ron repitió el movimiento y la vio tragar.

-¿Mejor?- le preguntó con voz ronca, pero la única respuesta que recibió por parte de Hermione fue un pesado asentimiento de aprobación.

Probablemente ni siquiera debería considerarlo, pero si esa vez se movía un poco más lejos, sobre sus hombros…

Las manos de Ron se encontraron de repente a ambos lados del cuello de Hermione, donde podía sentir su rápido pulso contra su palma izquierda. Estaba tan cerca de su rostro, a centímetros de distancia, que la podía mirar y ver cómo los ojos de ella revoloteaban detrás de sus párpados cerrados.

Hasta que dos pupilas redondas se fijaron repentinamente en sus ojos.

Ron dejó caer las manos de su cuello de inmediato, incapaz de evitar la ráfaga de sangre que esta vez sí viajó hasta su rostro.

Hermione se aclaró la garganta, mirando el jersey sobre su regazo.

-Gracias- le dijo ella en voz baja-, por esto- y sin mirarlo, agachó la cabeza y se puso el jersey, desapareciendo entre demasiada lana. Cubrió su pecho y su estómago, y las manos se ocultaron entre las mangas que eran demasiado largas.

-Cuando quieras- logró contestar Ron también en voz baja.


El último cuarto de hora de la ronda de Harry había llegado. Sabía que probablemente debería haber intentado dormir un poco, pero había enfocado sus ardientes ojos en las páginas escritas con la delicada letra de Hermione y no parecía que valiera la pena moverse. Pensó que iba a tomarse un descanso para buscar otro jersey y tal vez su capa porque el aire helado de fuera iba a ser demasiado como para estar solo en vaqueros y camiseta durante horas.

No iba a despertar a Hermione para su turno dentro de tres horas, y no le importaba la posibilidad de que ella le gritara en el desayuno por no haberlo hecho…

En silencio se dirigió hacia su cama en busca de su mochila. Un delicado resoplido rompió la relativa calma y se volvió para mirar a Hermione, que estaba retorcida entre las mantas y su jersey. Tragó saliva, un poco aturdido por la visión de ella durmiendo con su ropa, pero se dio cuenta de que la pierna derecha le colgaba por fuera de las mantas y se dejaba entrever un poco de su tobillo entre el hueco del calcetín y del pijama.

Hermione se movió de nuevo, murmurando algo y con la frente fruncida.

Sin pensar realmente en lo que estaba haciendo, se arrodillo junto a la cama de la chica, buscando la manta para colocársela sobre la pierna. Pero su mano se encontró con sus pies fríos como el hielo, ya que debido a la baja temperatura el calcetín estaba húmedo. Podría deberse a su posición, en la oscuridad y dónde no podía verle la cara, pero se sintió extrañamente en calma mientras le apretaba el pequeño pie con la mano, manteniéndolo quieto mientras estaba allí sentado, apoyado contra la cama mientras el aguanieve comenzaba a golpear contra las paredes de lona…

Seguramente solo había dejado caer la cabeza hacia atrás un segundo…

-¿Ron?

La voz de Harry parecía que le había llegado a través de una espesa niebla, pero de alguna manera se registró y el pelirrojo abrió los ojos.

Parpadeó y unos ojos verdes oscuros detrás de un par de gafas le devolvieron la mirada. Se dio cuenta de que su mano había perdido el agarre y que descansaba ahora ligeramente sobre la espinilla de Hermione.

-Lo siento- murmuró enderezándose-. Creo que Hermione no se encuentra muy bien.

-¿Oh?- la mirada curiosa de Harry se transformó en preocupación.

Ron se levantó, forzando a Harry a cambiar la dirección de su mirada para acomodarla a su altura.

-No creo que sea nada serio. Ya me encargo yo de su ronda.

-¿Has dormido algo?- le preguntó Harry parpadeando lentamente sus ojos cansados.

-Estoy bien.

-Voy a echarme una cabezada y me uno a ti…

-No te preocupes por eso- le interrumpió Ron rebuscando en su mochila un jersey limpio. Se dirigió a la salida de la tienda sin esperar una respuesta.

-¿Ron?- le llamó Harry. Se detuvo, casi se había escapado-. Despiértame si necesitas un descanso.

Ignorando a Harry, agachó la cabeza para salir.


Había alcanzado un estado de tranquilidad. Aún faltaba para que amaneciera y se estaba empezando a cuestionar lo cansado que estaba. Se movió un poco tarde ante el sonido de un par de botas que hicieron crujir las hojas congeladas detrás de él.

Mirando a través de sus cansados ojos, advirtió su silueta envuelta en una manta y agachándose para sentarse a su lado.

-Hey- dijo Ron preparándose para el ataque que se avecinaba por haberla dejado dormir más de dos horas…

-Hey- se acomodó a unos centímetros de él, suspirando.

A Ron le zumbaban los oídos con la respiración constante de Hermione mientras ambos miraban hacia el desierto bosque en silencio. Ella se envolvió la manta más fuerte alrededor de sus hombros y al fin se volvió para mirar el perfil de Ron.

-¿Qué más te dijo?- le preguntó y su voz casi se perdió en el frío aire que los envolvía.

Ron se giró para mirarla a los ojos, mojándose los labios, sin seguir del todo lo que le estaba preguntando.

-¿A qué te refieres?

-Al guardapelo.

Y se dio cuenta de inmediato. Debería haber sabido que su confesión haría que Hermione se hiciese un millón de preguntas.

-La verdad es que no importa. Ya se ha terminado.

-Ron.

Un escalofrío lo recorrió por la forma en la que Hermione había dicho su nombre, haciendo eco casi del mismo tono de voz que lo había llamado desde su bolsillo la mañana de Navidad.

-Lo sé- presionó Hermione sin esperar a que él respondiera-. Después de que te fueras lo llevé puesto una noche y sentí ese tipo de… desesperanza. ¿Es eso lo que sentiste?

-No exactamente.

Ella no iba a dejarlo estar y era culpa suya por haber comenzado una conversación que no quería terminar. Sabía que podría retroceder y que ella lo dejaría pasar, pero de alguna manera tenía muchas menos ganas de hacer eso que de querer hablar sobre el tema. Estaba sobre una capa de hielo muy fina, pero Hermione ahora intercambiaba más de unas pocas palabras con él.

-Quería que me sintiera… aislado- dijo finalmente-. Sabía que lo que pensaba era una basura, en el fondo lo sabía, pero me hizo preguntarme a mí mismo si tal vez era verdad después de todo.

A penas se había parado a pensar en sus siguientes palabras cuando ella lo interrumpió.

-¿Qué pensabas?

Ron creyó que podía dar un rodeo y aun así decirle la verdad.

-Me preocupaba por algo y me convencía de que a ti y a Harry no os importaba. Como cuando descubrimos lo de la espada… Harry y tú pensasteis que era un maldito gran avance, y lo único en lo que yo podía pensar era en que Ginny estaba en peligro y no podíamos ayudarla.

-Pero… por supuesto que nos preocupamos por ella.

-Lo sé, pero el maldito guardapelo no quería que me sintiera de esa manera. Es como si… hubiera cogido lo que querías decir y las pequeñas cosas que hacías y me hiciera enfocarme en la peor interpretación posible. En una situación normal podría… deshacerme de esos pensamientos y darme cuenta de que estaba reaccionando de forma exagerada o que me estaba centrando en algo equivocado… o que de todos modos no tenía importancia si no era exactamente lo que yo quería.

-¿No importaba?- los ojos de Hermione se entrecerraron mientras estudiaba su rostro, claramente buscando más de lo que le estaba explicando. Pero Ron continuó, esperando evitar ser demasiado específico.

-Supongo que en cierto modo a ti te hizo lo mismo, solo que nuestros miedos no son los mismos. Te hice dudar de tus habilidades y pensar que no íbamos a conseguirlo…

-No me di cuenta hasta poco antes de que te fueras… pero veo a lo que te refieres.

Hermione evitó su mirada un momento y Ron sospechó que ella tampoco le había dicho todo lo que tenía en la cabeza.

-De todos modos lo siento.

-Sé un poco cómo te sentiste- lo interrumpió ella, ignorando su intento de nueva disculpa-. Esto no es exactamente… reconfortante. En realidad es bastante miserable.

-Ahora ya no lo es. Y no está tan mal, lo mal que me sentí estando en casa de Bill no le llega de cerca. Quiero decir… sí, un baño de verdad sería bastante agradable, la comida de Hogwarts, las ranas de chocolate…, el quidditch…

Ron consiguió hacerla sonreír, por leve que fuera la sonrisa. Su corazón dio un vuelco mientras se la devolvía.

-… pero prefiero estar contigo que en cualquier otro sitio…, y con Harry, obviamente…

Se aclaró la garganta preguntándose cuantas veces más podría intentar desviarse del tema de manera pasable sin compartir más de lo que planeaba… Sus labios se abrieron ligeramente mientras Hermione lo miraba y sintió que su cara se calentaba considerablemente a pesar de la ráfaga de viento que soplaba a través del claro.

-No creí que fueras a volver- comentó Hermione en voz baja-. Y… y por eso me sentía tan desesperada- Hermione suspiró dirigiendo la mirada hacia la línea de los árboles-. Ron… no quería continuar sin ti. Y Harry tampoco.

Consideró la elección de palabras de Hermione, juzgando lo fácil que podría haber sido para ella malinterpretar las cosas que habían pasado en todas esas semanas que había estado lejos de ella. Y Ron había intentado explicárselo, pero se había quedado en las cosas prácticas y en su dedicación a la misión; lo habían asaltado y había sido incapaz de regresar. Pero, ¿y el resto?

-¿Por qué creías que no iba a volver?

Ella se rió burlonamente, recolocándose la manta sobre los hombros.

-¿Cómo podrías haberlo hecho? Después de esa primera noche, supe que no lo ibas a hacer. Y si… si querías hacerlo, inmediatamente… bueno, ya habías tenido varias horas. Pero… no lo hiciste. Luego movimos la tienda, lo retrasé tanto como pude, pero… teníamos que irnos y sabía que no nos encontrarías.

-¿Pensaste durante semanas que estaba contento por haberme ido?

-No sé lo que pensaba. A veces estaba tan enfadada que casi no podía ni leer. Y otra veces… calculaba cuánto tiempo podría ausentarme, solo para comprobar… ver si podía ser capaz de decirle a Harry que me diera la capa y me dejara pasar una noche sola, una hora incluso, para asegurarme de que no… para saber que estabas a salvo.

Ron suspiró brevemente, sacudiendo la cabeza.

-¿Estabas preocupada?

-¡Por supuesto que estaba preocupada, maldita sea!

Los ojos de Hermione se estrecharon, sin dejar de parpadear mientras le sostenía la mirada.

-Pero la verdad es que no pude hacerlo- continuó, suspirando-. No podía dejar a Harry solo, no podíamos arriesgarnos a estar expuestos si nos íbamos juntos, y además no discutimos nunca el tema. Todo lo que pude hacer fue concentrarme en la rabia e intentar seguir hacia delante.

Hermione hizo una pausa, mordiéndose el labio y con la mirada puesta en los árboles.

-Ni siquiera sabía si querías volver.

-Cada segundo…

-Ahora lo sé- suspiró cortándolo, su mirada mucho más suave cuando volvió a mirarlo de nuevo-. No cambia el hecho de que aún estoy muy… Ron, ¿por qué? ¿Por qué escuchaste al maldito horrocrux en vez de a mí?

Y Ron se dio cuenta de que realmente no podía responderle. Todo parecía tan turbio, distante y diferente en ese momento. ¿Por qué había dejado que el maldito horrocrux se hiciera cargo? ¿Por qué no podía haber sido más fuerte?

-No lo sé- confesó en voz baja, enviando tantas disculpas como podía a través de sus cansados ojos.

Hermione lo estudió un momento y al final asintió lentamente y se apretó la manta contra los hombros, temblando.

-Sé que no fue todo por tu culpa. Creo que lo habría admitido antes si no me importaras tanto, si… si no fueras mi a-amigo- sus dientes castañeaban y ero lo único que distraía a Ron del latir de su corazón.

-Vuelve dentro, Hermione. Solo queda una hora para que amanezca.

-No puedo dormir- le explicó aclarándose la garganta-. Voy a hacer el desayuno.

Se levantó y el crujido de las hojas heladas y las ramitas la acompañó hasta la entrada de la tienda. Ron se frotó las manos que se le habían quedado heladas mientras miraba hacia la tenebrosa oscuridad de antes del amanecer.

-Oh, y ¿Ron?

Se volvió para mirarla por encima del hombro. Ella le lanzó una mirada feroz, pero algo hizo que el corazón le diera un vuelco, esa chispa diminuta y enérgica en su expresión que tanto había extrañado.

-¿Mm?

-Si me vuelves a dejar dormir cuando me toca a mí hacer la ronda, voy a encontrar una manera muy creativa de maldecirte.

Pero su amenaza resultó ser bastante suave en contraste con la sonrisa de Ron.


¡Aquí estoy de vuelta con otra traducción! No sabéis lo que echaba de menos esto. Descubrí está historia justo cuando la autora empezó a escribirla, así que me ha encantado tener que estar esperando para ver qué iba a pasar en el siguiente capítulo (cosa que aún sigo haciendo, las ganas de ver cómo se desarrolla es inmensa jajaja). Como siempre, me puse en contacto con la autora y muy amablemente, me dio su permiso, así que aquí tenéis el primer capítulo de muchos. Espero que os guste, animaos a comentar y ¡nos vemos en el siguiente!