Hola a todos y a todas!
Después de muchísimo tiempo sin escribir debido a mil circunstancias de la vida cotidiana, he vuelto con esta idea! y tengo una más en camino!. Había olvidado lo mucho que me gustaba escribir para poder entregarles historias entretenidas y que las ayuden a distraerse un momento de su rutina diaria! ^^
Intentaré actualizar todas las semanas!, para ello he ido escribiendo capítulos con antelación!
Esta fue una idea que me nace a raíz de mi propia creencia en los ángeles. Espero que sea de su agrado!.
Disclaimer: Inu y Co. No me pertenecen, solo los tomé prestados para esta nueva locura.
Tercera Ley
Un ángel de la guarda debe cumplir tres reglas. La primera: no interferir con los procesos naturales de los humanos. La segunda: no asesinar a un humano. La tercera: no enamorarse de su protegido/a. En caso de romper una o más de estas reglas se castigará al ángel correspondiente con el exilio o el envío al infierno.
Yo? rompí las tres.
Mi castigo: el exilio.
.- Te pareces mucho a él –dijo una joven de ojos profusamente celestes, de cabello castaño claro y una tez blanca y suave. Sus rasgos eran finos, sus facciones?: perfectas.
Miraban a una pareja besarse en el centro de una habitación con más deseo de lo que él quisiera estar mirando, comenzaba a sentirse incómodo cada vez que ese chico la tocaba de esa forma…aunque en verdad, le molestaba más que ella se dejara con tantas ganas. Es que de verdad parecía perder la razón y la lógica, no se daba cuenta que en ese nivel de…calor podría terminar con un hijo?
Siempre tan ingenua.
Siempre tan delicada.
.- No…no me parezco en nada a él –murmuró. De ojos color caramelo, dorados, profundos y con una mirada determinante. Su cabello largo y plateado caía en su espalda bien formada y sobre sus hombros. Su tez pálida al igual que la de la joven que lo acompañaba parecía tersa y suave y, efectivamente, así era.
.- Quieras o no…te pareces…-rió ella. Siempre juguetona y alegre le gustaba ayudar en todo lo que pudiese. Generalmente tenía una sonrisa en su rostro y sólo en constantes ocasiones desaparecía cuando pasaba por situaciones de gran estrés en el que su protegido corría algún tipo de peligro que ella podía evitar.
Él por el contrario se mantenía sereno y calmo en todas las ocasiones y sus sonrisas sólo se daban en ocasiones especiales y sólo frente a una persona. Generalmente no hablaba con los demás, siempre se mantenía atento a todas las señales, a todos los estímulos que lo rodearan, era extremadamente cuidadoso y meticuloso en su trabajo.
Siglos viviendo le habían enseñado lo suficiente.
Debía ser un buen guardián. Ese era su trabajo y no podía distraerse.
.- Creo que será mejor darles privacidad –susurró ella con una sonrisa tierna en su rostro cuando vio cómo el joven quitaba la camisa de la que parecía ser su novia y besaba sus hombros.
Ella estaba feliz que hubiese encontrado una chica amable y de corazón puro, completamente opuesta a su ex novia que tantos dolores de cabeza le había causado a ella también.
La joven se quedó mirando a su compañero y pudo notar cómo nuevamente tenía esa mirada que parecía estar llena de tristeza. No concordaba con el sentimiento que debería sostener frente a las escenas que ambos percibían.
Parecía incómodo, su boca estaba tensa y sus manos levemente presionadas. No comprendía por qué siempre se mostraba así ante el cariño que aquella pareja mostraba.
Simplemente no tenía sentido, especialmente porque él jamás mostraba algún tipo de emoción. En general, se encontraba sereno, profundamente calmado incluso en los momentos de mayor crisis. Por eso lo admiraba profundamente: siempre controlaba todo a su alrededor, ella en general, era más dispersa.
Él siempre la regañaba por eso.
No se habían topado nunca en sus siglos de vida hasta que la pareja frente a ellos se había conocido un día de casualidad en un café.
Desde ese día ambos eran bastante cercanos, si es que se le podía decir a una relación más bien unilateral donde ella hablaba sin descanso y él la escuchaba fastidiado. A pesar de ello, ella había aprendido a leer su lenguaje no verbal, ya que el verbal, en verdad, escaseaba en sus labios.
Sin embargo, él era muy demostrativo con su cuerpo y sus pequeños movimientos en su rostro…justamente ese era el problema.
Algo no andaba bien.
.- Sesshoumaru…-exclamó llamando su atención- dejémoslos ya…
Él asintió desganado y ambos salieron de la habitación en la que se encontraba aquella pareja.
.- Cálmate…qué puede pasarle aquí en su departamento junto a su novio? –inquirió ella risueña. No entendía por qué él tenía ese afán en proteger a la joven de ojos castaños que todas las noches visitaba a su novio antes de irse a su hogar.
.- Déjame –fue su escueta respuesta. La joven infló sus mejillas molesta, pero qué más podía hacer, él era así y le gustase o no nunca había podido cambiarlo.
.- Sesshoumaru…-volvió a captar su atención- Inu Yasha es un buen chico él no dañará a Kagome…
Como siempre que discutían el tema no obtuvo respuesta, solo una mirada perdida en algún recuerdo.
Él sólo miró hacia la habitación y cerró sus ojos. Nuevamente tendría que esperar hasta que las hormonas de esa dulce joven que él cuidaba le dieran tregua a su alma ya perturbada.
20 años antes
.- Sesshoumaru –había dicho una voz apacible y que él conocía muy bien. Se giró para mirarlo aunque no tenía ganas de escucharlo, probablemente le diría lo mismo que todo el resto de los que estaban allí.
No le dio ninguna respuesta por lo que vio al sujeto frente a él reír. No le hizo ninguna gracia y una mueca de desagrado se formó en sus labios.
Sabía que debería darle la noticia con cautela.
.- Vamos no vengo a molestarte sólo tengo una noticia que darte –volvió a decir mientras se posaba frente a él- tienes una nueva protegida.
.-Acaba de morir una y ya me plantas otra así?...-se notaba medio molesto aunque ese era un sentimiento que no sabían sentir ni describir.
.- Escucha Sesshoumaru todos pasan por lo que estás pasando cuando muere un protegido, pero no podías hacer nada ese accidente estaba dentro de su destino…tú no cometiste ninguna falta –susurró él mirando una pequeña tabla.
Sesshoumaru sólo rodó sus ojos y miró a otro lado. Siempre era lo mismo, llevaba al menos 2 siglos en la misma dinámica.
.- Quién es…-de cierta forma no podía hacer nada contra su propio destino.
.- Es una joven que creo te dará muchos menos problemas que ésta última protegida que se te había encomendado –exclamó él sonriente.
.- No me digas…tú me diste a alguien no problemático? –preguntó en tono sarcástico. El joven lo miró fastidiado.
.- Supuse que te vendría bien un descanso después de un par de décadas con gente problemática…-le sonrió luego.
Sessohumaru suspiró. Él era siempre igual. Cambiante, risueño y distraído.
.- Ya dime Gabriel….quién es la joven a la que debo proteger…-inquirió cansado. No le habían dado el tiempo suficiente para reponerse de una de las pérdidas más trágicas que le había tocado dentro de sus siglos de guardián y ahora le pedían en un par de segundos que cuidara a alguien más.
.- Su nombre es Kagome Higurashi –le sonrió él- no me pongas esa cara Sesshoumaru, eres un ángel guardián tu destino es cuidar y ayudar a los humanos…ya sabes que son una especie demasiado joven para saber cómo llevar a cabo su vida…nos necesitan…
"Otra vez el mismo discurso" Pensó Sesshoumaru. A pesar de que se consideraba un ángel joven ya debería haberse acostumbrado a convivir con los humanos, pero siempre se le hacía más difícil de lo que creía.
Los ángeles debían cumplir con los pedidos de sus humanos siempre y cuando éstos no interfirieran en su destino. A él siempre le habían tocado humanos problemáticos que hacían pedidos que él generalmente podía conceder pero que siempre terminaban con algún conflicto.
Muchos de ellos habían muerto en situaciones trágicas y mientras otros ángeles eran felices cuidando de los humanos él sufría por no poder hacerlo. Queriéndolo o no habían cosas en las que no podía interferir y muchas veces éstas tenían que ver con un sufrimiento de sus protegidos que incluso a él le dolían….aunque no entendía bien ese sentimiento.
Los ángeles como él no experimentaban sentimientos desagradables o negativos. Su corazón siempre se mantenía puro y por ende la mayor parte de ellos se mantenía sonriente y cálido. Todos eran amables y la alegría brotaba desde cada una de sus plumas de sus alas.
Mientras más realizados estaban más resplandecían sus alas y mientras más ascendían en grados más grandes eran.
Gabriel era un arcángel y entre muchas otras cosas se preocupaba de designar protegidos a aquellos ángeles que cumplían con el título de guardianes. Sus alas eran enormes y constantemente las hacía desaparecer para no incomodar. Sólo las hacía aparecer en su espalda cuando lo llamaban a la tierra.
Algunos otros ángeles tenían la capacidad de cumplir deseos humanos relacionados con ciertos temas y otros de guiar a las almas al cielo para que vivieran allí o reencarnaran en algún tiempo cuando ya su vida pasaba hubiesen desaparecido de sus almas.
Finalmente estaban los guardianes que estaban a cargo de ayudar y proteger a los humanos.
Aparecerse frente a ellos era algo que no se podía hacer, pero los sueños servían para darles mensajes o usaban a otras personas para hablarles ya que ellos no podían.
.- Así que….-Gabriel miró entonces a Sessohumaru quien seguía manteniendo esa mirada perdida y característica de él. Significaba que se había puesto a pensar en otras cosas que lo alejaban de su propia realidad- Sesshoumaru intento explicarte!
.- No tienes nada que explicarme, me lo has repetido mil veces ya…-explicó él con tono cansada y se levantó- iré con Kagome…
.- Sesshoumaru –susurró el antiguo ángel y vio como éste se detenía- recuerda nuestras leyes…
.- Conceder deseos, no asesinar ni amar….algo más? –inquirió él despreocupado.
.- No, sólo cuídate –sonrió y en cuanto las alas de Sesshoumaru aparecieron su sonrisa se desdibujó. Mas de un demonio andaba tras él.
Rápidamente bajó a la tierra y se encontró con una bebé risueña y de ojos muy abiertos y de color chocolate. Sus padres reían y los ángeles de cada padre celebraban a su lado.
A pesar de que ambos le daban noticias acerca de la niña él no les prestaba atención. Los ojos chocolate de la bebé eran más interesantes que sus explicaciones.
Se sintió prendado de su sonrisa y sus facciones.
La bebé se giró hacia donde él estaba y por primera vez sintió como si lo hubiesen visto.
Actualidad
A medida que Kagome había crecido Sesshoumaru se había puesto mucho más sobreprotector con ella. No la dejaba sola en ningún minuto y no se distraía aunque otros ángeles le hablaran. Se mantenía quieto y calmo para estar atento a todas las señales.
Si bien esta chica no le había salido problemática era muy distraída y por ello los accidentes la perseguían. Un descuido era una herida para ella.
Sus ojos chocolate se habían intensificado con los años, sus rasgos cada vez eran más finos, las curvas de su cuerpo eran deseadas por muchos humanos. También debía cuidarla de aquellos, aunque no pudo interferir cuando le tocó ser novia de un par de chicos que la hicieron sufrir profundamente. Era parte de su destino aprender a través del dolor.
Era la primera vez que se sentía tan prendado de su protegida. Todos se lo criticaban, pero él no les respondía. Esa era su mejor arma para no admitir que esta vez ponía más entusiasmo en cuidar de ella.
.- Siempre me habla y me cuenta cosas…sólo es por eso …-le comentó una vez a la que sería una de las ángeles que mantendría de forma cercana durante mucho tiempo. Jamás hablaba de cosas que le llamaban la atención de los humanos con nadie y sólo las comentaba cuando tenían un fin informativo para él mismo.
Pero era cierto. Kagome tendía a hablarle durante todo el día, le pedía cosas y casi siempre le exigía riendo que le dijese su nombre para poder hablar con él de forma más íntima.
En la escuela, en su casa, con sus amigas…siempre había un espacio para él y eso era algo que jamás había experimentado con otro ser humano, nunca había tenido ningún tipo de relación con sus protegidos o protegidas, sólo hacía su trabajo por el iempo correspondiente y esperaba que murieran.
Pero Kagome era muy diferente.
Gabriel alguna vez quiso advertirle. Pero nunca pudo.
Así pasó de ser sólo su ángel protector a ser su confidente y amigo. Estaba con ella cuando lloraba y la hacía soñar cosas que ella decía eran hermosas para que al otro día en vez de lágrimas hubiese una sonrisa. Esa sonrisa que él disfrutaba.
Adoraba verla feliz. Y aunque odiaba a los que la hacían llorar sólo se quedaba sentado a su lado mirándola.
Y la siguió viendo llorar hasta que conoció a Inu Yasha…ese humano del que se enamoró perdidamente como nunca antes. Él sonreía cada vez que la escuchaba decirlo, siempre decía lo mismo de todos.
Era demasiado inocente.
Por eso le pasaban las cosas. Pero era tan despistada que no entendía ni veía las señales que él le dejaba para cambiar.
Ese chico iba en la misma escuela. Había sido trasladado a Tokio, la ciudad donde vivía Kagome y desde el segundo que ella lo vio él notó ese cambio en sus ojos…ese brillo especial.
Y no se equivocó.
Con Inu Yasha llegó entonces ella a su vida…esa ángel que no lo dejaría en paz.
Hablaba más de la cuenta y no respetaba su silencio. Eso era lo único que él le pedía al resto de los ángeles, pero a ella no le importaba y siempre tenía algo que contar o que decir.
Él sabía que era su culpa. Cuando vio cómo Inu Yasha besaba a su protegida él habló con ella durante horas haciéndole preguntas sobre su protegido…de seguro ella pensaba que ese era el pie para una amistad eterna donde ella podía hablar y hablar…y hablar…
Le había dicho que era un joven saludable, de corazón noble y con una vida medio triste, pero con un destino prometedor que ella no era capaz de ver. En realidad a ningún ángel se le entregaba el destino de su protegido por completo, sino podrían alterarlo.
A pesar de todo eso para Sesshoumaru no era suficiente y cada vez que podía se mantenía sobre ellos para no quitarle un ojo de viste a ese joven de ojos negros y cabello de igual color.
.- Insisto en que se parece a ti – había vuelto a decir la joven mientras miraba el lugar en el que estaban.
El departamento de Inu Yasha se lo había rentado su padre puesto que él tenía muchos viajes por negocios y el joven no estaba dispuesto a irse nuevamente y dejar a Kagome.
.- Deja eso ya Sakuya…-espetó él. Ella entonces guardó silencio y ambos esperaron.
Duraron horas en ese cuarto encerrados.
Luego Kagome fue a su casa y al entrar a su cuarto tomó una almohada y gritó en ella.
Sesshoumaru la observó confundido y se apoyó en la pared.
.- No puedo creer que no haya sido capaz…-susurró ella y el ángel abrió sus ojos sorprendido- ne ángel…
Él la miró de forma inmediata y se sentó a su lado.
.- Soy una tonta…-suspiró mirando el techo de su habitación- no fui capaz de hacer nada…-exclamó y puso una almohada sobre su cara. Él rió divertido, no entendía por qué siempre terminaba de la misma forma- me había prometido a mí misma que lo haría hoy y mírame!
Según él seguía igual que siempre.
.- Por qué no me ayudas?...necesito ser más sexy! –exclamó y sonrió levantándose de la cama mirándose al espejo.
.- Te ayudo en lo que puedo –susurró él y la vio reír.
.- Si lo sé…es inútil que me ayudes a cosas que son imposibles…-suspiró y puso una mano sobre su reflejo- ne ángel cuando me vas a decir tu nombre…
.- Es muy complicado…-a él también le gustaría saber cómo se escuchaba su nombre en sus labios.
Vio a Kagome volver a recostarse y cerrar sus ojos.
Parecía cansada.
.- Hazme…dormir…bien quieres?...tengo un día pesado mañana…-susurró.
Él como todas las noches puso una mano sobre su cabeza y la acarició, rápidamente Kagome comenzó a caer en un sueño profundo y él se deleitó mirándola por horas.
Siempre le había gustado verla dormir.
.- Tan calma durmiendo y despierta eres un desastre…-le susurró.
.- Dé…jame…-Sesshoumaru se quedó quieto y dejó de acariciar su cabeza. Era imposible que lo hubiese escuchado, pero de una forma u otra estaba respondiéndole.
.- Kagome?...-escuchó decir a la madre de la joven. La vio entrar y sonreír al verla dormir.
La madre la cubrió y besó su frente, pero la chica ni siquiera se movió.
"Parece un tronco cuando duerme" –pensó él.
.- Sesshoumaru? –sintió una voz familiar tras él-
.- Sakuya?...-see giró y la miró confuso- qué haces aquí por qué no estás con Inu Yasha…
.- Inu Yasha está bien, duerme tranquilo es sólo que…
Guardó silencio y se percató que nuevamente el ángel tenía esa mirada perdida sobre Kagome. Sus ojos se llenaban de ternura y de un brillo que según decían, jamás se había visto en él o en algún otro ángel.
Lo vio sentarse al lado de Kagome y lo miró preocupada.
.- Sesshoumaru…-logró captar su atención por un instante- estás…enamorado de Kagome?
Un poco largo?...bueno, quise hacerlo así para ir explicando bien las cosas!
Adelanto!
"A Sesshoumaru se le puso una molestia en el pecho y entendió inmediatamente que algo ocurriría con Kagome.
Esa sensación ya la había experimentado antes, con sus antiguos protegidos. "
De antemano muchísimas gracias a quienes lean este fic! espero poder estar a su altura!
Agradeceré saber con sus reviews su opinión! siempre la opinión de mis lectoras/es me ayuda a pensar!
Espero que tengan una excelente semana!
Ja Ne!
Kaissa.
