Ceniciento… ¿Encantador?
By Senshi Hisaki Raiden & Takaita Hiwatari
(15 de Diciembre de 2008)
Los personajes de Beyblade pertenecen a Takao Aoki, yo solo los tomo prestados para realizar este fanfic.
Resumen: Kai Hiwatari es un estudiante que vive con su padrastro (Valkov) y sus hermanastros, quienes abusan constantemente de él, tratándolo como sirviente o simplemente maltratándolo. Incapaz de hablar lo que le pasa, su vida es monótona y solitaria hasta que un día un chico lo invita a su fiesta de cumpleaños… (TakaoxKai)
Rating: T (13+)
Genero: Romance, Drama, Parodia.
Advertencias: Shonen–ai, (Relaciones amorosas entre chicos. SI no te gusta este tipo de historia NO sigas leyendo), violencia física y psicológica, sufrimiento protagónico ( como siempre)
Notas del responsable de adaptación:
Hola, esté fic es el resultado de un juego de Rol entre Takaita Hiwatari y yo (Hisaki Raiden). Es una versión dramática, trágica y nada linda del cuento de cenicienta solo que con Kai como protagonista y algo Yaoi (Disque). Adaptado y dedicado a Mil-chan!!
Mil-chan querida amiga. Quiero desearte lo mejor del mundo y que alegría que en un día como este naciera una chica como tú! Espero que sigas cumpliendo muchos más y que seas feliz, hoy, mañana y siempre. Por que yo quiero celebrar tu linda existencia, no solo el día de tu nacimiento!!! Y esa la quiero celebrar siempre!!!
Y para los demás… Si están leyendo este fic, no olviden dejar su E–mail en su Review o su Log in, para contestarles sus comentarios y avisarles de la continuación (Y Final) de esta historia.
Aclaraciones:
–Diálogos; "…" Resaltar palabras o frases; ---Cursiva--- Recuerdos; /…../ Pensamientos; (…) aclaraciones.
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Capítulo 1: La invitación a la fiesta
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Barrio de Shinjuku. Japón.
Un chico de cabellos en dos tonos: gris y negro caminaba por las calles. Llevaba un uniforme escolar color rojo y de pantalón gris… sus ojos, de un llamativo color violeta, se veían molestos… y de hecho, estaba furioso y harto de su situación. Desde que su madre se había casado con ese... "tipo" le pasaba eso. Su padrastro lo menospreciaba, casi parecía odiarlo y como consecuencia y el paso del tiempo, sus hermanastros comenzaron adoptar la actitud del padrastro y a tratarlo del mismo modo. Por un tiempo lo había tolerado, por su madre y decidió llevarla tranquila, además de que ella lo defendía de vez en cuando de los abusos de esos tres, pero cuando ésta se marchó y lo dejó, esos tres malditos se dedicaron más que nunca a explotarlo. Lo mandaban a hacer todo: A lavarles, limpiarles y hasta cocinarles, como si fuese una especie de criado, y todos los días era lo mismo. Debía de levantarse a las cinco para hacerlo todo e irse a la preparatoria después, pero ése día se hartó, se levantó a las cinco igual, pero no hizo nada y se fue a la preparatoria desde esa hora, sin importarle dejarlo todo tirado y sin hacerles su desayuno....
–/Si quieren desayunar... ¡Que se lo hagan ellos, que para eso tienen manos!/ –pensó con desdén, aunque sabía lo que le esperaba en la tarde al regresar, pero esta vez se defendería de su padrastro ¡El no era el criado de nadie!
Incluso había dejado que el tren se fuera para emplear ese tiempo de más en caminar y llegar a tiempo a la escuela. Cuando llegó a la preparatoria era justo la hora de entrada. La escuela era de nivel medio, esa zona de Shinjuku y en dónde él vivía era de nivel medio–bajo, por tanto, a ella asistían chicos comunes y corrientes. Sólo allí se sentía un poco más tranquilo, aunque de vez en cuando sus hermanastros lo molestaban cuando lo veían, pues ellos asistían allí mismo, sin embargo era mejor que estar en su casa. A veces miraba a los otros chicos y estaba seguro que ninguno de ellos tenía que pasar lo que él. Era muy solitario y pasaba la mayoría del tiempo solo, nadie le hablaba realmente, ni sus compañeros y si es que tenían que cruzar palabras, era lo necesario, nunca hablaba con nadie sobre su vida o sus problemas, y por cruel que pareciera los profesores habían desistido de intentar apoyarlo, pues él nunca escuchaba ni colaboraba, evitaba a todos... a pesar de su condición, era orgulloso y no quería que nadie sintiera lástima por él. Prefería que todos se fueran al diablo antes de que supieran los abusos que vivía en su propia casa.
Llegó a la entrada de la escuela para por fin entrar y empezar otro monótono día en su vida escolar. Miró la gran puerta de reja percatándose de que había varios chicos allí parados, pero no entraban, parecían estar viendo algo. Iba a pasarse de largo, como siempre, pero sintió curiosidad al descubrir lo que esos chicos miraban, era un cartel, además los chicos reían y platicaban emocionados por algo.
–/¿Un cartel?/– Pensó. Esperó a que esos chicos se quitaran para acercarse y ver de lo que se trataba– "Te invito a mi fiesta de cumpleaños". –Leyó en voz alta– "Sábado a las 8:00 en el antro Latitud"ATTE: Kinomiya Takao.
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Al mismo tiempo, en un lugar, lejos del barrio medio de Shinjuku.
Como cada mañana, un chico peliazul despertaba con pereza para ir a la escuela. Apagó el despertador y se metió al baño. Después de una buena ducha, bajó a desayunar rápidamente. De nuevo iba a llegar tarde, eso era algo normal en él, ya que no se caracterizaba por ser muy puntual. Su padre ya se había marchado a trabajar, por lo que se encontraba él sólo en toda la mansión, a parte de los criados.
Sin más, tomó sus cosas y salió corriendo de allí. La escuela a la que asistía, era una normal y corriente, aunque su padre le había dicho que él se merecía asistir a una mejor escuela, a una que fuera de su misma clase social. De hecho su padre insistía cada que tenía la oportunidad, lo cual lo molestaba. Su padre no entendía que él no quería ir a una preparatoria dónde estaría rodeado de un montó de "niños ricachones" y estirados que sólo les gustaba presumir sus cosas.
Estaba recordando esto cuando volteó a ver su reloj de pulsera, y aceleró el paso. Con un poco de suerte, hoy podría ser el primer día que llegase puntual. De hecho la escuela le quedaba bastante cerca y prefería ir andando, además de que llamaría demasiado la atención si iba en una de esas odiosas y escandalosas limusinas. Aunque al final por muy poco tiempo pudo ocultar que era hijo de la rica familia Kinomiya.
No era momento para pensar en eso. Siguió corriendo rumbo a la escuela y sonrió aliviado cuando divisó la entrada de esta. Y se disponía a entrar, pero se detuvo cuando recordó algo. Volvió sobre sus pasos, y abrió su mochila para sacar unos carteles de tamaño mediano que había puesto en ésta la noche anterior. Con cuidado, pegó uno en la puerta de entrada, con cinta adhesiva en los extremos.
–¡Perfecto! –Exclamó con satisfacción, mirando el cartel de letras llamativas frente a él– Pondré los que me quedan hasta que sea la hora –se dijo.
Ya había terminado de colocar los carteles en los lugares que creía indicados, y milagrosamente, le sobraban unos minutos. Sin embargo decidió salir a la calle para revisar que el cartel que puso a la entrada siguiera ahí, sabía que a algunas personas les daba por arrancar los carteles por pura diversión.
Sonrió levemente al ver que el cartel seguía intacto, tal y como lo había dejado. Había un grupo de chicos leyéndolo, y entre ese grupo, algo retirado, estaba un chico que le llamó la atención, tenía el cabello en dos tonos. No se le hacía familiar, ni siquiera de vista. Eso le extrañó ya que él conocía a bastante gente, aunque fuera de vista. Con curiosidad, se acercó al grupo, pero a quien miraba era al chico de cabellos en dos tonos. Cuando llegó, sin más se paró a su lado, mirándolo por el rabillo del ojo. Ahora que lo veía de cerca, el chico era bastante guapo.
El peligris seguía parado mirando el cartel. Conocía ese antro... era un sitio de categoría media, estaba por la zona, aunque lejos de su casa. Aunque fuera de media categoría se debía necesitar dinero para pedirlo para un evento particular, lo que significaba que ese tal Kinomiya Takao se trataba de algún chico con posibilidades económicas... y también de un chico que le gustaba llamar la atención de los de más. Frunció el cejo cuando llegó a esa conclusión, ni sabía por qué se había detenido a malgastar su tiempo en pensar en eso, pues ese tipo de personas le molestaban y mucho, lo mejor era ignorarlas.
Estaba por alejarse del cartel cuando se dio cuenta de que un chico estaba junto a él mirando también el letrero... o eso parecía. Casi nunca se detenía a mirar a la gente, era totalmente consciente de ello, no es que fuera distraído sino que simplemente no le interesaban, sin embargo se detuvo a mirar al chico parado junto a él: Cabellos azules brillantes y esponjados. No pudo evitar que le llamara la atención su cabello y esa coletilla que llevaba, tenía el uniforme de la preparatoria de primer año.
El peliazul lo seguía mirando disimuladamente, más cuando vio que se movía, regresó la mirada al frente de inmediato, fingiendo mirar el cartel como si fuese la primera vez que lo veía.
–Ah este tipo le debe de gustar llamar la atención–Salio de los labios de Kai mirando lo mismo que su desconocido acompañante.
Tras escuchar eso el peliazul se sintió molesto, tal vez no le hubiera molestado tanto si ese chico no hubiera llamado tanto su atención.
–… /¿Que me gusta llamar la atención?/ –se aclaró la garganta, dispuesto a hablar, pero sin que se notara que el comentario de ese chico le había molestado. No podía quedarse callado. –¿Tú crees? –Preguntó en tono casual, sorprendiéndose él mismo de haber ocultado con éxito su molestia– Yo creo que no lo hace para llamar la atención –Lo miró de reojo nuevamente por un instante, y luego volvió la mirada al cartel.
Con ese leve movimiento de Ojos, el peligris se alcanzó a percatar de que su desconocido acompañante tenía un par de ojos color rubí.
–¿No? Pues entonces debe de aburrirse mucho–Prosiguió con sarcasmo, esa debía ser la mejor manera de empezar una platica, no solía iniciar muchas, porque no tenía de qué hablar, y platicar sobre su padrastro y sus hermanastros no era un tema que quisiera que otros supieran.
Takao, que era el nombre del peliazul, lo volteó a ver cuando le decía eso.
–Seguramente es hijo de un rico–reanudaba el peli-grís al cabo–, esos tontos no tiene ningún problema, y como tienen tanto tiempo libre, no saben en que ocuparse y organizan fiestas estúpidas –Sin proponérselo su voz ya no sonó burlona sino con resentimiento.
El otro arqueó una ceja al escuchar el tono que utilizó el más alto al decir eso, se le escuchaba algo molesto ¿Pero por qué? Miró al chico, con una creciente curiosidad, pero a continuación, su rostro se transformó en uno algo enojado cuando procesó lo que el otro había dicho. Por un momento se sintió tentando a decirle que ese cartel lo había puesto él, y que su única intención, era invitar a todo aquel que quisiera ir a su cumpleaños sólo para pasar un buen rato, y no por aburrimiento. Pero finalmente, no lo hizo.
–Tal vez no lo hace con esa intención, además si es tu cumpleaños lo pasas mejor si hay más gente –Aseguró y luego lo miró, y con interés le preguntó– Oye, ¿Y tú no vas a ir? –Se quedó observándole, esperando una respuesta.
–No... –Dijo tajante– esas fiestas bobas no me interesan… además… no creo poder ir... –agregó lo último en voz baja para si mismo.
Después de escuchar la negativa del chico junto a él, Takao llevó la vista al frente una vez más, sintiéndose algo decepcionado por la respuesta. A pesar de que había hablado poco con él, y de que las cosas que había dicho, le habían molestado. Había sentido curiosidad por saber de quien se trataba.
Abrió la boca, dispuesto a preguntarle su nombre, y con un poco de suerte, convencerle para que fuese mañana al lugar donde se celebraría su cumpleaños; pero no le dio tiempo a decir algo, ya que fue interrumpido:
–Adiós –Soltó el peligris de ojos amatistas yendo hacia el interior de la escuela, dejando a un desconcertado peliazul. Aunque por tan sólo unos instantes se sintió a gusto con conversar con alguien, lo mejor era que ese chico peliazul de ojos rojos siguiera siendo un desconocido... no quería que nadie supiera de él. Y sobre esa estúpida fiesta… él no tenía tiempo para ir a esas cosas.
Esa despedida tan repentina había dejado a Takao desconcertado. Se quedó medio embelesado por un instante, observando al peligris detenidamente, alejarse de ahí, y luego susurró de forma apenas audible:
–Adiós...
Salió de su ensoñación cuando escuchó al timbre tocar, indicando a todos los alumnos que debían de entrar a clase. Con un poco de suerte, quizá volvería a ver a ese chico.
Takao se encontraba bastante distraído desde que comenzaron las clases, no podía dejar de pensar en ese chico de cabellos grises. Lo que se le hacía raro era el hecho de que no lo conocía, en realidad no lo había visto nunca, y él conocía a bastantes personas allí. Y otra cosa más, él tampoco parecía conocerlo, su pequeña plática se lo comprobó. Recargó los codos sobre la mesa, y apoyó la cara en las palmas de sus manos, con aburrimiento. Miró el reloj que había junto a la pizarra, faltaban cinco minutos para salir al receso. Recordaba como sus compañeros de clase comentaban sobre su fiesta de cumpleaños. Todos se veían muy emocionados… en cambio, el chico de la mañana no lucía nada emocionando, ni si quiera interesado. Pero… ¿Cómo podía no estar interesado en un fiesta? Eso no le cuadraba a él. Pero una leve sonrisa se dibujó en sus labios cuando una idea se le ocurrió: iría a buscar a ese chico en el receso, y le convencería para que fuese a su cumpleaños. Si, eso haría.
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Al mismo tiempo.
Kai entró a su salón, la primera clase transcurrió normal y aburrida. Era de Historia, y tan pronto acabó los chicos se comenzaron a parar de sus lugares para platicar con sus amigos, él no se movía de su lugar, salvo que le molestara el ruido, no tenía amigos y no estaba buscándolos, prefería guardar la distancia y no hablar con nadie.
–¿Ya vieron? –Escuchó a un chico hablar a sus compañeros de atrás de su pupitre–Takao va a hacer su fiesta de cumpleaños este año en Latitud. ¡Y ese antro es genial!
–¡Si! El año anterior lo hizo es el tobogán, el balneario y estuvo increíble.
–A mi ya me invitó, me dijo desde hace unos días que otra vez pensaba invitar a todos los de la escuela que quisieran ir.
Kai escuchó los comentarios, no sabia que ese tal Takao era tan popular, aunque no era extraño que no hubiera escuchado hablar de él, no participaba en las conversaciones de los demás chicos y ya nadie le intentaba hablar, ya sabían que era muy apático. Y a él no le importaba, no estaba para esas cosas, sus problemas no eran como los de esa bola de chicos tontos que sólo pensaban en ir a fiestas.
A la hora de receso salió de su salón sin muchas ganas, solo, como siempre. Caminó por las escaleras de emergencia de uno de los edificios, nadie usaba esas escaleras más que él, allí solía quedarse durante los recesos. Y esa vez no fue la excepción. Sólo a veces bajaba al patio para comprar algo para comer, pero hoy menos que nunca quería bajar, ya que seguramente se encontraría "con ellos", y le dirían algo sobre lo que no hizo antes de salir de la casa...
–Sabía que estabas aquí.
Kai sintió un leve estremecimiento al escuchar esa voz, parecía como si el pensar en "ellos" les hubiera invocado.
–Fue una buena broma la que nos hiciste esta mañana Hiwatari.
–No sabes como me reí –aplicó otra voz irónicamente.
–Pues no oigo que se estén riendo –soltó Kai apático.
De pronto sintió como alguien lo jalaba y lo volteaba, haciéndolo chocar con la pared lateral a la escalera, con ese movimiento brusco Kai quedó frente a un chico más alto que él, de cabello gris y ojos verdes.
–¡Sigue de gracioso y verás como te va! –Le amenazó el ojiverde.
–Cuando lleguemos a casa papá te va a poner un gran castigo –Dijo un pelirrojo oji-turquesa.
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Un decepcionado peliazul se dirigía hacia las aulas de la escuela. Ya llevaba un buen rato buscando al chico de la mañana sin ningún éxito. Y ya que en el patio no había tenido suerte al buscarlo, decidió entrar a las aulas; sólo le quedaba por buscar ahí dentro. Aunque no creía que alguien se pasara los recesos encerrado. Incluso había preguntado a varios de sus amigos por él, describiéndolo, y nadie le pudo dar una referencia de un chico así. Dadas las circunstancias ahora entendía porque no lo conocía, en realidad nadie parecía conocerlo. Pasó junto a las escaleras de emergencia cuando escuchó unas voces, con curiosidad se acercó hacia estas y vio a dos chicos de espaldas, uno pelirrojo y otro de cabello gris; parecían estar molestando a alguien. Con decisión, se acercó hasta ellos y se paró a sus espaldas con semblante serio:
–¡Ey ustedes! ¿Qué está pasando aquí?
Al escuchar eso el peligris y el pelirrojo se volvieron, atisbando a un chico peliazul y de ojos rojos. Kai también lo miró.
–/¿El chico de la mañana...?/–Pensó Kai algo sorprendido.
–Takao– Sonrió el pelirrojo ojiturquesa –¡Que gusto verte! Supimos de la fiesta que darás mañana en la noche –Se dirigió a él con mucha naturalidad.
–Así es, y justo quería decirte personalmente que contarás con mi presencia –Dijo el peligris ojiverde, tapando al pelirrojo. Este se molestó y lo empujó.
–Yo también estaré allí.
El peliazul vio a los dos chicos voltearse simultáneamente e intento ver quien estaba tras ellos, pero cuando los chicos comenzaron a hablarle como si nada se sintió raro. ¿Es que no estaban molestando a alguien? ¿Por qué ahora actuaban como si nada?
–Sí, sí, me parece bien –sonrió levemente, algo nervioso.
Kai los escuchó hablar y reaccionó ante ese nombre.
–/¿Takao…? ¿El es Kinomiya? ¿El de los carteles?/ –Pensó algo sorprendido, sus hermanastros lo conocían pero él no.
–¿Pero quién es...? –Preguntó Takao señalando tras esos dos chicos que ya conocía. Eran Boris y Brooklyn Valkov, del último grado. Como a la mayoría de la prepa, los conocía. Se movió a un lado para intentar ver de nuevo a quien habían estado molestando esos dos. Cual fue su sorpresa al ver a la persona que había estado buscando…
–/¿Por qué no me dijo que era él cuando hablamos?/– Pensó sintiéndose incómodo, y sin pensar realmente lo que hacía, de un saltó se subió al barandal y saltó hacia abajo, no era muy alto y abajo había pasto, esa acción sorprendió a los tres chicos allí presentes.
–¡Tú!– exclamó Takao sorprendido, aunque sabía que el chico no le había escuchado pues ya había saltado.
–¡Hiwatari aun no terminamos contigo! –Gritó Boris al verlo correr, abajo, entre los árboles de la jardinera.
Takao miró con enojo al peligris, que era el que había gritado eso. Sin perder tiempo, se asomó rápidamente por el barandal, y no pudo evitar bufar molesto cuando ya no pudo ver a nadie. No sabía si ir a buscarlo, o no, ya que en unos minutos tendrían que entrar a clase. Viendo que no había nada que hacer, se dio la vuelta y miró a los dos chicos:
–Hiwatari... –murmuró para sí, guardándolo en su memoria– ¿Quién es ese chico? ¿De dónde le conocen? –Les preguntó, con evidente interés en su voz. Antes de que los otros pudiesen responder algo les interrumpió, y esta vez, su voz se escuchaba molesta– ¿Por qué le estaban molestando? –se cruzó de brazos, esperando la respuesta.
Boris y Brooklyn se miraron entre ellos al escuchar al peliazul.
–No le prestes atención... –Dijo el peligris con futilidad– Hiwatari no vale la pena.
–Lo molestamos porque es un engreído... y nos debe unas –mintió Brooklyn con un gesto afable, como si el hecho de molestar a alguien fuera algo "normal".
Las respuestas que escuchó Takao, no le convencieron para nada. ¡Maldición, había perdido la oportunidad de hablar con ese chico! Buscarlo todo el recreo no había servido para nada, o puede que sí. Al menos sabía que su apellido era: Hiwatari
En ese momento, una duda le llegó ¿Por qué sentía tanta curiosidad por un chico al que apenas había visto un momento? Debía admitir que el chico le había llamado mucho la atención, y no sabía por qué, pero quería conocerlo. Lo único que se le ocurría en ese momento, era salir el primero y esperar a Hiwatari a la salida, así no se le escaparía y podría hablar con él, aunque fuera un momento.
–/Te esperaré, Hiwatari/– pensó con seriedad
El timbre tocó en ese instante, sacándole de sus pensamientos. En ese momento deseó más que nunca, que la hora de salida, llegara.
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Las clases se le pasaron igual de aburridas… o casi. Ya que no podía dejar de pensar en ese tal Takao Kinomiya...
–…/Maldición... ¿Por qué tuvo que verme en esta situación...? ¿Por que intervino?/ –Apretó sus puños– /¿Y por qué pienso en él...? ¡Rayos! Todo es culpa de Boris y Brooklyn, ese par de idiotas.../ –Pensó frustrado. Quizás el escuchar los comentarios acerca de la fiesta no le permitían alejarse del tema. Cuando al fin terminaron las clases, él se quedó en su lugar... esperando... No quería llegar a "su casa", sabía lo que pasaría. Siempre era igual… pero presentía que hoy sería peor, por haber intentado rebelarse.
Al final suspiró y tomando sus
cosas abandonó el salón. Era inútil evadir la situación, tarde o
temprano tendría que enfrentarla. Ya pasaba un buen rato de la hora
de salida, sin embargo se percató de que un chico estaba parado
junto a la reja de la puerta de salida, se notaba algo
impaciente...
Kai paró su paso al reconocer de quien se
trataba.
–/¿Por
qué está él allí?/–Estaba por
voltearse para salir por otro lado, pero no pudo cuando
escuchó…
–¡Espera, por favor!
–/No.../–Se lamentó mentalmente, pero no pudo moverse de allí.
El otro chico se detuvo junto a él. Y ante la sorpresa de Kai, le tomó del brazo un momento. Lo cual lo incomodo un tanto, el único contacto que disfrutó alguna vez fue el de su madre… Y no pudo evitar el mirarlo con frialdad.
–...Hola. ¿Me recuerdas? Soy el chico de ésta mañana –le sonrío.
–/Claro que lo recuerdo/ –pensó Kai desviando la vista– /Desde que te ví no he podido dejar de pensar en ti... además de que de pronto todos hablan de ti... hasta Boris y Brooklyn/.
–Te estuve buscando en el recreo... ¿Porqué te molestaban esos chicos?
–… –Cuando le dijo eso Kai apretó los dientes con rabia al recordar a sus hermanastros... y más al saber que "él" tuvo que defenderlo de ellos–… –No respondió.
Takao se dio cuenta de que no respondería a eso y optó por preguntar algo más.
–¿Cómo te llamas?
–¿Por que interviniste? –preguntó Kai con el rostro un poco sombrío, ignorando la última pregunta del otro.
–¿Eh? –Se desubicó un poco el peliazul– ¿Por qué? –Lo soltó levemente y puso sus brazos en su cintura hablando con tono casual– Conozco a esos dos; a veces son algo abusivos, pero siempre que les digo que paren lo dejan, no son tan malos, sólo que son un poco pesados.
–/¿Que no son "tan" malos?/–Pensó Kai tratando de asimilar las palabras de ese chico– Se ve que no les conoces bien... –apartó el rostro con enojo, le había molestado que ése chico hablara bien de aquellos a los que él odiaba.
Takao se dio cuenta de que el rostro del peligris se tornó más serio cuando expresó eso de los hermanos Valkov ¿Pero por qué?
–Tal vez, pero me gusta darle una oportunidad a las personas –sonrió– todos la merecen.
Kai escuchó eso y no puedo hacer más que sonreír sarcásticamente ante tales palabras tan ingenuas.
–Que bueno que entu mundito, todo es paz y felicidad,–dijo con ironía–Tú no sabes nada... –Agregó con un gesto entre molesto y melancólico.
–¿Mundito de paz y...?– Reiteró el peliazul, algo extrañado y molesto por el tono que había utilizado al decirle eso. Pero después sintió curiosidad por lo siguiente que escuchó– ¿Qué no sé nada sobre qué? –No pudo evitar preguntarle
Al peliazul se le hacía extraño escuchar a alguien tan joven decir eso, además, en su voz había podido apreciar tristeza y melancolía.
Kai escuchó la pregunta, pero no respondió... además no tenía porque hablarle de su situación a ese chico, no lo entendería, definitivamente era la última persona a la que se lo contaría. Era un riquillo, de esos que su único problema era decidir entre un desayuno caro… y uno más caro. Estaba pensando esto cuando escuchó algo más:
–¿Por qué no vas a la fiesta de mañana? Seguro que te divertirás.
Kai se sorprendió al escuchar eso, esperaba que se enojara con él por el modo en que se burlo de sus palabras... ¿Quien era ese chico? ¿Por que se acercaba a él? ¿Por qué parecía interesado en él cuando nadie más parecía importarle? Se volvió topándose con la sonrisa de Kinomiya.
–Y aún no me has dicho tu nombre.
Kai desvió la vista evitando verlo.
–No pienso ir...–respondió con un tono indiferente.
Pero Takao no se iba a rendir por escuchar esa negativa.
–¿Y por qué no? ¿Tienes otra cosa que hacer el sábado saliendo?
–No te incumbe –dijo lo más indiferente posible.
El peliazul se llevó las manos a la espalda, y en tono casual le dijo:
–Pues no te puedes negar.
–… –Kai no comprendió esas primeras palabras– /... ¿Qué es lo que quiere éste chico? ¿Es que no tiene a nadie más a quien fastidiar?/ –pensó.
–Como agradecimiento por ayudarte con Brooklyn y Boris, tienes que ir a mi fiesta.
Kai frunció el cejo, en ese momento realmente pensó que no se equivocaba en cuando le dijo en la mañana que "esos" niños riquillos tenían tanto tiempo libre y tan pocas preocupaciones que no hallaban que hacer… o a quien molestar.
–Irás, verdad ¿Te veo a las ocho? –Dijo con una linda sonrisa, quizás si lo hartaba lograría el esperado: Si.
–… No–Se negó de nuevo.
–Vamos, verás que será divertido. –Insistió con la misma sonrisa.
–No…. /¿Por qué intenta convencerme?/ –pensó el chico desconcertado y suspicaz– /¿Por qué está tan interesado en... mi?/
–¿Oye me puedes decir cuál es tu nombre para anotarlo en la lista de invitados? –se acercó a él, buscando su rostro.
Al verlo cerca Kai sintió un leve calor en la cara. Pero estaba harto, sólo quería irse ¿Es que eso era mucho pedir?
–¡No puedo ir, aunque quiera! ¡Déjame! –Gritó y salió corriendo de allí, a toda prisa. No entendía lo que sentía pero en cuanto ese chico se acercó... – /¡Estúpido Kinomiya! ¿Por qué no entiendes que no puedo?/
Vio a Hiwatari alejarse corriendo. Después de todo su plan no había funcionado.
–No entiendo a ese chico– se dijo, mientras se rascaba la cabeza de forma despistada– Antes dijo que no iría y ahora dijo que no puede ir… –Meditó en voz alta para sí mismo, mientras que lo veía a lo lejos corriendo. –No importa, mañana seguro que lo convenzo –Sonrió.
Sin más, se dirigió a su mansión, tenía cosas que hacer: Los deberes de la escuela, estudiar para un par de exámenes, y revisar los preparativos de la fiesta. Aunque no le gustaba nada que tuviese que ver con los estudios, le prometió a su padre que sacaría buenas notas a cambio de dejarle estudiar en la preparatoria que él quisiera, y tenía que cumplir su palabra.
Por fin llegó. La comida fue agradable, aunque sólo comía en compañía de su padre. No pudo evitar hablarle a éste sobre el chico que había conocido, aun sabiendo que a su padre no le gustaba que tuviera amigos que no fueran de su misma clase social.
–Aunque... ¿sabes? Ese tal Hiwatari es algo extraño, –le comentó al cabo de un rato a su padre, nombrando al peligris por su apellido, ya que era lo único que sabía– ¿Qué adolescente se podría negar ir a una fiesta? –Preguntó, arqueando una ceja en confusión– No creo que tenga que hacer algo importante...
–¿Y cómo van los preparativos para tu fiesta de cumpleaños?– interrumpió el hombre.
Takao lo miró, y le respondió con una sonrisa emocionada:
–Ya está casi listo. Mañana antes de la hora agregaré unos detalles que faltan. –Su rostro se tornó pensativo –Mnn... ¿Tú crees que si le insisto un poco más a el chico Hiwatari acepte ir a mi cumpleaños?
–Mph –El hombre bufó algo exasperado, de pronto su hijo hablaba demasiado de un plebeyo del que ni su nombre completo sabía.
El peliazul se lo tomó como un "sí", y amplió su sonrisa. Todavía le quedaba casi un día entero para convencerlo, y sabía que lo lograría. No entendía por qué ese chico se había adueñado de sus pensamientos en tan poco tiempo, pero lo que sí sabía, era que quería verlo en su fiesta, y él se iba a encargar de eso. Con un gesto decidido, se despidió de su padre y se puso de pie, para ir a su habitación y hacer su tarea cuanto antes.
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Después de que se fuera
corriendo y dejara a Takao en la puerta de la escuela. Kai llegó a
pocas calles de su casa... de hecho era un departamento en las zonas
bajas de Shinjuku, por eso Brooklyn y Boris eran unos abusivos, se
juntaban con toda la escoria de por allí y en parte ese era un
método de sobre vivencia; más valía estar de su lado para que no
hubieran problemas, pero para él eso no era bueno. Miró de lejos el
edificio, todo silencioso... demasiado. Sabía que eso no era bueno
por experiencia.
Subió las escaleras y al llegar frente a la
puerta... ésta se abrió, antes de que siquiera tocara, dejando ver
a un hombre de cabellos morados, con un gesto desagradable y
despectivo.
–Ya era hora de que llegaras –Sus palabras sonaron amenazadoramente frías y despectivas.
–Valkov... –murmuró Kai, sin poder evitar sentir miedo como primera reacción. Pero reaccionó– ¿Estabas preocupado por mi? Ah, ya sé. Encontraste todo tirado y no sabías como recogerlo. Viejo inútil.
El hombre gruñó y estirando su mano tomó al chico peligris del cuello de su camisa metiéndolo a la fuerza al departamento.
–¡Maldito, niño, ingrato! No tengo ninguna obligación de cuidarte, pero aun así te doy techo, comida y con que te vistas. ¿Y aun así te atreves a levantarme la voz? ¿Estas buscando que te eché de la casa, o peor aun, que te ponga un castigo?
–¡Está casa también es de mi... –pero antes de que terminara, recibió una fuerte bofetada que lo mandó al suelo.
–¡Papá! –Llegó Boris sin prestar atención a Kai– ¿Recuerdas a ese chico rico llamado Takao Kinomiya? Pues va a dar una fiesta mañana, ¿Me dejas ir?
–¡"Nos" dejas ir! –Reiteró Brooklyn molesto del ego de su hermano.
–Con que Takao Kinomiya... umn –sonrió con interés– Ojalá uno de los dos pudiera establecer una relación más "estrecha" con él. Eso nos vendría muy bien.
Kai que seguía en el suelo se sorprendió al escuchar eso y se rió.
–Ja –se alzó un poco– ¿Así que sólo por eso complacen a Kinomiya, par de parásitos?
Boris le aplicó una patada en el costado sin ningún miramiento, aprovechando que estaba en el suelo.
–¡No te metas!
Kai no pudo evitar el golpe, si se defendía frente a Valkov, éste le pondría una golpiza cuatro veces peor que esa patada, por eso había optado por no defenderse desde hacía un tiempo. Pese al dolor no se doblegó, y lo miró con rencor.
–Aun no olvido que Kinomiya te defendió hoy –Dijo Boris con desprecio– Aléjate de él, Hiwatari, él es mío. No conseguirás nada.
–Yo no soy como ustedes... escoria–Balbuceó al final aunque sabía que con eso se estaba asegurado uno o más golpes.
–Papá calla a ese imbécil –Se quejó Brooklyn. Él nunca agredía a Kai físicamente, eso se lo dejaba a Boris y a su padre, aunque no por eso era más considerado con él. Por lo regular lo llegaba a acusar de cosas que Kai no hacía para ver como su hermano, o su padre lo castigaban, y hacía todo eso con su eterna sonrisa hipócrita.
–Cierra la boca, Kai, y empieza de una vez a hacer tu trabajo –Dijo Valkov– el cual por cierto, te está esperando desde la mañana. Y no te preocupes si no terminas, pues te quedaras todo el día de mañana también hasta que lo acabes. –Se acercó a él y tomándolo del cabello; lo alzó del suelo; lo paró a la fuerza y lo llevó a la otra habitación. Kai no hizo nada de nuevo, esta vez no porque no quisiera sino porque la patada de Boris aun le dolía, después de todo le había dado en las costillas.
Su padrastro lo echó a la otra habitación dejándolo en el suelo. Y luego cerró la puerta con seguro por fuera.
–Maldito... –rabió Kai de puro coraje– cuanto lo odio… –Apretó sus dientes frustrado, cada día sentía que aguantaba menos todo eso. De súbito recordó a Kinomiya sonreírle.
…
---Tal vez, pero me gusta darle una oportunidad a las personas… todos la merecen---.
…
Al recordar eso pensó:
–…/… Es porque no conoces a esta gente… estúpido Kinomiya–se sonrió con amargura– me gustaría saber si puedes seguir sonriendo tan ingenuamente después de conocerla/–Se quedó en el suelo pensando esto.
…
---¿Porque no vas a la fiesta de mañana? Seguro que te divertirás---.
…
---Irás, verdad ¿Te veo a las ocho?---.
…
---¿Oye me puedes decir cuál es tu nombre para anotarlo en la lista de invitados?---.
…
Recordó cada una de
esas palabras del peliazul y como su constante sonrisa las
acompañaba.
–…Estúpido… Kinomiya… –Murmuró.Estuvo otro rato en el suelo, hasta recuperarse de los golpes.
&&&&&&&&&&&&&Ceniciento… ¿Encantador?&&&&&&&&&&&&&
A la mañana siguiente.
Takao esperaba impaciente al chico peligris de ojos amatistas, en la entrada de la escuela. Una amplia sonrisa adornaba su rostro. Por primera vez en su vida, había llegado con tiempo de sobra. Tenía mil y una excusas para intentar convencerlo de ir a su fiesta, e iba a utilizarlas en cuanto lo viese. El tiempo transcurría lento, pero certero, se estaba haciendo tarde y no había ninguna señal de Hiwatari. Miró una vez más a su alrededor, pero no lo veía. Se apoyó en la pared, justamente donde pegó el cartel el día anterior, y suspiró mientras bajaba la mirada un momento. El timbre que avisaba el inicio de clases y el cierre de puertas tocaría en cualquier momento.
Alzó la vista de nuevo, y a lo lejos divisó a Boris y Brooklyn, que llegaban hablando. Sonrió levemente al pensar que quizás ellos sabrían donde estaba la persona que quería ver. Sin perder tiempo, se les acercó.
–¡Buenos días, chicos!– les saludó, con una sonrisa.
–¡Hola, buenos días! –Respondieron ambos contentos por que Takao se dirigiera a ellos a primera hora de la mañana. Pero, lo que escucharon después les molestó.
–Oigan... ¿Saben algo del chico de ayer…? –En su voz se escuchaba bastante interés –De Hiwatari, el chico de las escaleras– les especificó –¿O saben cuál es su clase? Lo estoy esperando para hablar con él, pero no lo he visto llegar –miró a su alrededor nuevamente– Parece que no va a venir, quizá está enfermo –dijo con preocupación, mientras jugaba nervioso con sus manos– Me gustaría saber donde vive.
–¿Hiwatari? –Dijo Boris
con desinterés– la verdad no lo conocemos bien, sólo lo hemos
visto por el patio.
–Tampoco sabemos donde vive –cerró
Brooklyn la mentira sonriendo hipócritamente, como siempre.
Takao se sintió desilusionado cuando recibió las respuestas de esos dos.
–Pero no importa –Dijo Boris restándole importancia– Por cierto, al rato nos vemos en la fiesta, no lo dudes. –Ambos le sonrieron y entraron a la escuela.
Desvió la mirada al escuchar eso. A él le daba igual que esos chicos fueran, él quería que fuera Hiwatari. Maldición, quizá se estaba obsesionando demasiado con ese chico, y lo peor era que ni su nombre sabia y apenas habían platicado con él… Con resignación se dirigió a su clase:
–Bueno, quizá el año que viene vaya a mi cumpleaños…
El día de clases pasó aburrido para el peliazul. No se le veía muy animado tampoco, a pesar de ser su cumpleaños y de recibir felicitaciones, y afirmaciones para ir a su fiesta. Entre todo eso, la ansiada hora de salida llegó. Tomó sus cosas con tranquilidad y se dirigió a la calle:
–Ojalá pudiese hablar con él antes de ir a casa –deseó en un susurro– Aunque… creo que no le caí muy bien –Murmuró algo desanimado y emprendió camino a su casa.
TSU ZU KU… (Continuará…)
&&&&&&&&&&&&&Ceniciento… ¿Encantador?&&&&&&&&&&&&&
Notas Finales:
Hasta aquí llega este primer capítulo, ¿Ya vieron que no es nada lindo? Jajaj y Mil no te preocupes que aunque a Kai siempre le va mal en mis fics… al final puedes estar segura de que será feliz (?) Y espero que te haya gustado la dizque adaptación.
Para los demás… si les gustó esta historia y quieren que continúe háganmelo saber por medio de un comentario, para dejar un comentario da un "click" al botoncito de letras verdes de abajo y a escribir.
Ok. Y ya de una vez…
¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!
¡Mil gracias por leer y luego nos leemos!
ATTE: Senshi Hisaki Raiden "La legendaria swordgirl princess".
Do svidan ya !
(До свидаья!)
