La luna se alzaba, iluminando la tierra sombría. Un río teñido de rojo circulaba, partiendo en dos el pueblo desértico. Cuerpos se veían alrededor, sin vida. Una sombra estaba en medio de ellos, su espada tocando levemente el suelo mientras chorreaba de sangre. Su pelo negro, con trazos plateados y violetas se sacudía al viento, a la vez que su túnica teñida ahora de carmín. Su vista no se apartaba del suelo, mirando hacia los ojos vacíos de vida de un pequeño niño. Poco a poco alzó la cabeza. Sus iris, de color violeta claro, la miraron sin expresión. Una promesa de muerte se leía en ellos. Su boca se abrió, revelando una voz melancólica y melódica.

-Ven a mí.

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Selena se levantó sobresaltada, jadeando en busca de aire. Su corazón no paraba de latir, aterrorizado. ¿Qué…que había sido eso? ¿Un sueño? Su mirada se desvió hacia el despertador. Las ó la cabeza entre sus manos y suspiró. Eso…no tenía nada de sueño. ¿Una visión? Soltó una risita histérica. Qué va, eso es imposible. Se acostó otra vez, dispuesta a dormirse. No tenía que ir a estudiar aún. Dio vueltas en la cama, sin conseguir reconciliar el sueño. Bufó frustrada y se levantó. Caminó hacia la cocina sin prisa, tampoco es que su casa fuera tan grande. Era una simple casa de un piso, eso sí, bastante amplia. Con tres habitaciones, dos baños, un salón y una cocina junto con un jardín amplio era absolutamente perfecta, al menos para ella. Abrió la nevera sin hacer ruido y cogió lo primero que vio. Chocolate blanco. Se relamió los labios y le brillaron los ojos. Vale, esto no era muy saludable, pero después de esa pesadilla le daba igual que comiera.

``Selena´´

Selena se congeló. Lentamente, miró a su alrededor y agudizó el oído. Solo oyó el aire azotando las ventanas. Sacudió la cabeza. Vale, genial Selena, con 17 años y ya estas escuchando voces. Demasiados juegos de terror viste ayer por la noche por YouTube. Terminó de comerse el chocolate blanco y observó el reloj de la pared. Las dirigió hacia su habitación para vestirse pero una sombra a su derecha la hizo girar la cabeza. La cortina de la pequeña ventana de la cocina que daba al exterior se sacudió, pero aparte de eso no había nada más. Selena se acercó y abrió la ventana, asomándose al exterior. Su largo pelo castaño se sacudió por el viento impidiéndole la vista. Se lo quitó de delante, molesta y miró al exterior con sus ojos dorados. El sol salía lentamente por el horizonte, iluminando el tranquilo barrio donde vivía. Pocos coches pasaban a esa hora. Miró de un lado al otro. Nada, ni siquiera un perro con malas pulgas. Se retiró de la ventana y la cerró, extrañada. Le había parecido ver algo. De nuevo, se dirigió a su habitación, sin darse cuenta de que algo la acechaba desde las sombras. Tres ojos brillaron de forma malévola. Una especie de araña gigante sacudía sus patas y sonreía, mostrando unos afilados dientes. Una presa estaba a la vista. Se preparó, dispuesta a entrar por esa ventana, pero de la nada salió una espada y la apuñaló en el vientre de forma experta, haciendo que saliera volando hacia el suelo, virada boca arriba. Lo último que pudo ver, con terror, fue unos inexpresivos ojos violetas dándole la estocada final.

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Selena se amarró los zapatos y se los sacudió. Al momento se levantó y se miró al espejo. Camisa azul de manga corta en la que se leía ''No soy pervertida, tengo mente sexy´´, aprobada. Vaqueros negros, aprobados. Converse blancas, aprobadas. Cogió la maleta y se la colgó, saliendo de la habitación. Un olor a tostadas la saludó desde buena mañana. Se asomó ala cocina. Su madre le estaba haciendo el desayuno, silbando alguna canción. Selena sonrió y la saludó.

-Buenos días, mamá.

Ella se giró y le sonrió.

-¡Buenos días! ¿Qué tal la noche?

Oh, bien, primero tuve un sueño con un chico de ojos violetas espeluznantemente hermosos y después veo y oigo cosas. Lo normal de todos los días. Ese pensamiento hizo que Selena sonriera irónicamente. Su madre alzó las cejas, curiosa.

-¿Y bien?

-Dormí bastante bien, aunque me desvelé un poco-terminó de comerse la tostada y le dió un beso en la mejilla a su madre-me voy.

-¡Que te vaya bien!-su madre emitió un pequeño grito-¡espera, espera!-se acercó a Selena y le dio un pequeño papel-después de ir al instituto, ¿podrías ir a comprarme una serie de cositas al supermercado, porfa? Voy a estar trabajando hasta tarde y tu padre no llega hasta mañana por el viaje de negocios.

Selena hizo una mueca. Odiaba ir fuera de su casa. Sip, prefería estar en su ordenador, publicando reseñas en su blog, haciendo montajes de fotos en Photoshop y viendo capítulos de su serie anime favorita. Pocas veces salía de su casa y esas pocas veces era con sus únicas dos mejores amigas. Suspiró.

-De acuerdo.

Su madre le dio unas palmaditas en la mejilla, agradeciéndoselo. Selena se guardó el papelito y salió de su casa, poniéndose los cascos con música. Diez minutos después, pudo ver el instituto y suspiró. Otro día más, la misma rutina de siempre. De su casa, al colegio. Del colegio a su casa, quizás yendo antes a comprar. Al final se graduaría e iría a la universidad, para estudiar aún más y terminar trabajando en alguna empresa de informática. Yupi, pensó ella de forma sombría. Su vida algunas veces le parecía tan…aburrida. Sacudió la cabeza, despejándola y cruzó los aparcamientos, esquivando los coches aparcados. Uno en particular le llamo la atención. Se quedó con la boca abierta. Un jodido Lamborghini murciélago azul oscuro plateado se encontraba aparcado a menos de 1 metro de ella. Su coche preferido. ¿Pero que de qué? ¿Qué hacia un coche tan jodidamente caro por ahí? Se quitó los cascos, atónita. La alarma del instituto sonó y tuvo que apartar la vista del coche. Entró rápidamente, intentando recordar que le tocaba ahora, apartando de su mente el coche. Biología. Un gruñido salió de sus labios. El día empeoraba a ratos. Entró en la clase y se sentó en un taburete, sacando el material. Poco a poco fueron entrando sus compañeros de clase. A su lado se sentó una chica de rizos morenos oscuros. No era muy alta y estaba un poco rellenita, pero daba la sensación de ser buena persona. Le dedicó una gran sonrisa a Selena.

-¡Buenos días, Selena!

Selena también le sonrió. Como siempre, su mejor amiga siempre animada.

-Buenos días, Gara.

No pudieron decirse nada más, ya que el profesor entro, haciendo callar la clase. Se carraspeó la garganta e informó:

-Chicos, tenemos un nuevo alumno. Espero que le deis una bienvenida agradable.

Todos se pusieron a susurrar, curiosos. ¿Quién sería el nuevo? Selena no prestó mucha atención y observó a través de la ventana, distraída. Oyó la puerta abrirse y todos se callaron. A continuación, escuchó al profesor preguntar:

-¿Por qué no empiezas presentándote?

O en otras palabras, tienes que presentarte, rio Selena en su interior.

-Me llamo Ryan.

Selena palideció. Esa voz melancólica y melódica pero a la vez un poco grave…no podía ser…se giró lentamente, clavando los ojos en el chico nuevo. Pelo negro, con trazos plateados y violetas. Ojos violetas claros. Esto era un sueño. Un maldito sueño.

-Y tengo 18 años.

El chico de su pesadilla estaba ahí, delante de ella.


Holaaaaa! ^^/ Me llamo AlessiaSky y soy la autora de este libro. Aún soy una escritora algo novata, así que no tengáis muy en cuenta los posibles fallos que pueda haber porfa XD Espero que os haya gustado este primer capítulo. Me gustaría que dejarais vuestras opiniones en los reviews (*-*) De momento los capitulos son cortitos,en modo de presentación :3

¡Hasta más ver!