Dissclaimer: No soy la propietaria de Dantalian no Shoka, pertenece a Gakuto Mikumo.
"Te pregunto a ti ¿Eres la humanidad?"
Electricidad, sentía electricidad recorriendo su cuerpo. Energía que se desplegaba de la fisura entre dimensiones, el choque de la tierra con la energía demoníaca al otro lado del portal a la biblioteca, cargándolo para su uso.
No, yo soy el mundo. El mundo dentro de la calabaza.
Sentía el frío de la llave en contacto con su pecho, para seguidamente desparecer en la franja dimensional; pudo sentir el chasquido de su alma abriéndose, siendo succionada por la oscuridad del camino para, una vez mezclada con la tinta y el poder de los libros, salir y guiar el camino del guardián.
Dolía, miles de cuchillos y de balas no se comparaban a la agonía de su alma siendo atravesada. La luz de la llave en la mano de Huey quemaba como el hielo, lenta y angustiosamente, su alma negra y roja.
Pero también lo sentía a él.
Su brazo, cálido alrededor de su cuerpo, envolviéndola y acunándola en ese dolor. Su corazón, bombeando frenético contra su pecho, y su respiración contra la suya. También sentía sus ojos; los podía ver a pesar de tener los suyos entrecerrados por el dolor; ese azul profundo en el que se reflejaba la luz ¿Qué luz? Allí no había luz, solo oscuridad, oscuridad que le arrastraba al demonio del conocimiento ¿Podía ser la luz de su propia alma? No, él era un soldado, por toda la bondad que hubiese en su alma sus manos estaban manchadas de sangre, inocente o no, seguía siendo sangre, y la sangre era roja, como su alma, y la muerta era negra, como su alma. ¿Entonces de dónde salía esa luz? ¿Podía ser de su corazón? Si era así ¿por qué brillaba?
No por ella.
En esos momentos, el cielo de sus ojos brillaba de felicidad, esperanza, incluso de amor; pero estaba lejos. Miraba a través de sus ojos rosas, perdiéndose en lo profundo de la calabaza, miraba a algo o a alguien en Dantalian, pero ella no estaba allí, ella estaba con él en la frontera entre los dos mundos.
Aunque solo pensar que esa mirada podría, aunque fuera un día lejano, ser para ella, bastaba para aliviar el dolor.
Una corriente de energía oscura envuelta en luz ascendía por su alma, fundiéndose con ella para ser arrancada por la mano de Huey. El libro había reaccionada a él, le aceptaba, y aceptaba ser usado. La luz que lo recubría había penetrado y había abierto el sello.
Laberinto de estanterías, guardián de 990,666 libros fantasma sellados ¡Abre el portal a la sabiduría!
Fue extraído de su alma, haciendo que, de nuevo, toda esa energía inicial la golpease con fuerza, haciendo que el dolor volviese a desgarrarla, obligándola a verse débil y tener que refugiarse en la calidez de su cuerpo.
El portal a la Dantalian no shoka se había cerrado, solo faltaba que su alma y su cuerpo se estabilizasen del dolor para abandonar la fisura dimensional y enfrentarse al libro fantasma.
Dalian rezaría.
Rezaría internamente, para ocultar sus emociones. Para ocultar su debilidad.
Rezaría para que la luz en los ojos de Huey fuese para ella. Rezaría para permanecer a su lado. Rezaría para que los libros fantasma no se acabasen.
Podía doler; su pecho, su alma, su corazón... Pero merecía la pena; abrir el conocimiento para él, dejarle entrar y atravesar su alma, ver sus ojos brillar al contemplar la biblioteca en su interior, darle el poder para sellar la tinta prohibida de la Tierra...
Por todo ese momento, merecía la pena agonizar entre sus brazos
