"Un San Valentín pasado por agua"

PARTE I: "Un mal día. Es un idiota pero…"

- Un día perfecto - sonrió la rubia mirando por la ventana de su habitación.

Tenía cosas que hacer: salir a la compra y preparar el chocolate que ofrecería el día de los enamorados.

- Mañana es el día, no puedo perder mucho tiempo - comentó para sí mientras abría el armario y tomaba la ropa que pondría para salir.

Dejó encima de la cama su ropa y se dirigió al baño para darse una ducha rápida. Tomó una toalla y se la puso alrededor de su cuerpo para no mojar el suelo hasta llegar a su habitación. Se secó y se vistió, dejando de lado el uniforme de la escuela para llevarlo a la lavadora. Se dirigió de nuevo al cuarto de baño y se soltó el cabello, el cual siempre lo llevaba recogido en una coleta (era una de las reglas de la escuela). Por fin estaba arreglada para salir…al pasar por la salita, su hermano le habló:

- ¿Vas a salir Karinne?

- Sí, voy a hacer un recado y ya vuelvo - le decía sentada en el hall de la casa calzándose los zapatos.

- Llévate las llaves porque no sé si saldré a casa de Romeo, o quizás venga él, aun no nos podemos de acuerdo.

- Perfecto - sonrió de espaldas a él. - Mientras no me molestéis, podéis estar en casa todo el día.

- Qué rara está hoy - suspiró Apolo viendo como su hermanita salía por la puerta.

- Qué tonta…no sé si será buena idea ver hoy a Romeo…Bueno, da igual como sea - pensó que todo estaría bien ese día.

Por fin después de 20 minutos de camino llegó al supermercado. Al entrar se puso a buscar y rebuscar en su bolso algo que necesitaba.

- Maldición, ¿por qué me tiene que pasar esto a mí? Dónde habré metido esa lista… - hablaba en voz alta sin percatarse que todo el mundo la miraba raro.

Salió a la calle y se sentó en un banco y allí despejó el contenido de su bolso para mirar bien si lo llevaba o no. Nada, aquel papel no aparecía por ningún lado.

- Piensa Karinne, piensa, ¿dónde lo habrás dejado?

Decidida, regresó a su casa otra vez para poder coger el dichoso papelito con lo que debía comprar para preparar el pastel de chocolate. Al llegar se dio cuenta que no llevaba encima las llaves de casa.

- Decididamente hoy no es mi día. Sólo espero que el día de mañana me vaya mejor que hoy - pensó tocando el timbre, pero nadie le abría. ¿Al final su hermano había quedado en salir?

Tocó y tocó mil veces el timbre, el cual parecía quedaría "afónico" de un momento a otro… Al fin, como pensó, su hermano había salido, así que no tenía otro remedio que subirse hasta la ventana de su habitación, que siempre la dejaba abierta los días soleados. El problema era ¿cómo subiría hasta allí?, pensaba en alguna solución mirando hacia arriba, así que lo único que le quedaba era subirse y trepar por el árbol que estaba justo debajo de su ventana. Volvió a maldecir internamente todo lo que le estaba sucediendo. El escalar se le hacía un tanto complicado cargando su bolso y vestida con una minifalda, pero era lo único que podía hacer en aquella circunstancia. Por poco se cae cuando escuchó una voz burlándose de ella, una voz que provenía de… ¡la puerta de su casa!

- Vaya, la niña linda de los Hyuga subida a un árbol como si se tratase de un simple simio - se rió de ella el muchacho.

- Romeo - susurró la jovencita llena de vergüenza, pero pronto lo rojo de la vergüenza se convirtió en rojo furia.

- Bueno, pensándolo bien, se te ve muy pero muy bien ahí arriba pequeña - seguía riéndose sin dejar de mirarla descaradamente.

- ¡Cállate imbécil! No me mires, ¿qué te habrás creído, estúpido pervertido? - gritó llena de rabia, pero intentando taparse como podía, cosa que no le fue nada bien, por supuesto.

- Qué pena que me trates tan mal, yo que te iba ayudar a bajar. Bueno, así mejor, ya le diré a tu hermano cuando salga de la ducha que tiene un animalito enredado en el árbol, jajajajajajaja - ya se iba a meter en la casa cuando escuchó de nuevo a la rubia.

- ¡¡Ni se te ocurra dejarme aquí sola!! ROMEOOOO………… - gritaba sin cesar.

- Esto me suena…ah, ya sé, jajaja la escena del balcón de Romeo y Julieta de Shakespeare, sólo que el balcón es un árbol y la bella Julieta parece más una mona, jajajajajajaja.

- Deja de burlarte y ayúdame a bajar - pidió la muchacha. Él iba a complacerla en ello cuando de nueva cuenta volvió a escucharla. - ¿Se puede saber porqué no me has abierto la puerta cuando llamé hace unos minutos? - se indignó, poniendo mala cara.

- Si quieres que te ayude, te ayudo, pero sin reproches ni nada por el estilo - habló seriamente.

- ¿Ya terminó de burlarse? No sé, no me fío de ti, muy fácil que me lo pones - le contestó.

- Si no quieres, está bien, ahí te quedas, hasta que se lo diga a tu hermano, si es que me acuerdo de decírselo, claro - respondió dándose media vuelta para meterse a la casa.

- Está bien, pero apúrate - decía resignada.

- Con una única condición - sonrió de medio lado el joven.

- Ya me suponía que esto era demasiado fácil.

- Cuando estemos abajo, quiero que me des un beso.

- Pero qué se habrá creído este estúpido ¬¬ Eres un pervertido, no sé si lo sabes.

- No todos somos perfectos, niña - sonrió complacido, acercándose más al tronco del árbol y comenzando a trepar.

- Oye, aún no te he dicho que sí a lo del beso.

- No creo que te niegues - dijo llegando a su lado por fin, extendiéndole su mano derecha para ayudarla a bajar. - Si quieres bajar, me tienes que dar la mano sino será un poco difícil que ambos bajemos.

Sin muchas ganas ella le sujetó la mano y los dos por fin tocaron tierra firme, sin darse cuenta de que estaban abrazados, muy juntos el uno del otro. Karinne intentaba evitar mirarlo por si se volvía a reír de ella, como siempre lo había hecho, pero lo que vio en el rostro de su amigo (si es que así lo podía llamar) le causó un temblor de arriba abajo, creyendo desmayarse en cualquier momento. La mirada seria y cautivadora del joven le daba un aire atractivo que jamás le había visto, y aunque en ese momento quería mandarlo a tomar por el viento, la idea del beso no le pareció tan descabellada como al principio.

Romeo, en su interior, no hacía más que reírse de la expresión de la rubia que reposaba contra el tronco del árbol y rodeada entre sus brazos. Para él siempre había sido una niña caprichosa e inmadura, y era la hermana de su mejor amigo, aunque quizás se podría decir que tanto ella y él eran amigos, una amistad un tanto rara ciertamente. Aunque por un lado se le hacía divertida aquella situación, por otro lado se dio cuenta de algo que hasta ese momento no supo: aquella muchachita a la que siempre trataba como una nena, ya no la sentía así; tenía un cuerpo de infarto, una melena rubia sedosa que le estaba gustando acariciar, unos ojos azules profundos, sintiéndose perder en ellos en cualquier instante y unos labios…que lo dejaban sin respiración. Se preguntaba internamente qué era lo que le estaba sucediendo.

El acercamiento de ambos era demasiado peligroso, cada uno producía un algo en el interior del otro que parecía estallar en cualquier momento. Y aquello sólo tenía una solución: el famoso beso.

- ¿Besarlo?, ¿no besarlo? - la mente de Karinne estaba hecha un lío, quería pero por otro lado se sentía indignada por las burlas de él; pero aquel momento sólo la incitaban a hacerlo y no reprocharse nada.

- ¿La beso o no la beso? - Romeo tampoco lo estaba pasando muy bien… ¿cómo era posible que de un momento a otro la idea del beso no le pareciese un juego sino algo serio?

Ambos se dejaron llevar, sus respiraciones se confundían con el palpitar de sus corazones, sentían como si aquello no estuviese bien. Ella creyó que de un momento a otro él se separaría y se volvería a burlar; él sentía que ella en cualquier momento se escaparía de sus brazos… No tenían ningún impedimento salvo sus pensamientos, así que se dejaron llevar. La rubia sintió que se quemaba con el suave aliento de Romeo sobre su mejilla; por fin estaban a un solo paso de ese beso que les nublaba sus ideas y ¿porqué no decir la vista también?, tanto que no se dieron cuenta que Apolo había salido por la puerta principal al ver que estaba abierta y se topó con semejante escenita.

- ¿Y bien?, ¿qué pasa aquí? - preguntó algo malhumorado.

- Ah, nada Apolo, sólo que tu hermanita quiso subirse al árbol para ayudar a bajar un gatito que estaba atrapado y bueno, al final la ayudé a bajar - dijo recuperándose un poco del pequeño susto que se llevó al saber que su amigo estuviese observándolos desde hace rato.

- ¿Y tú Karinne? ¿has terminado de hacer tu recado? - la miró esperando la respuesta de su hermana menor.

- Pues resulta que olvidé la lista de lo que tenía que comprar y tuve que regresar y como me olvidé las llaves, llamé al timbre, y mientras esperaba a que me abrieseis escuché un gatito maullar desde el árbol - contestó siguiendo la mentirilla del moreno.

Y sin decir más regresó corriendo metiéndose a la casa.

CONTINUARÁ…

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Romeo Wakashimazu es un personaje creado por Aly Vieri
Apolo y Karinne Hyuga son mis nenes xD

Bueno, se supone que esto iba a ser un minific de un sólo capítulo pero como que siempre me paso, pues nada, que será unos cuantos capitulillos, no muy largos (espero xD
Me atrasé un poco en escribirlo pero no pude hacerlo antes por los exámenes y todo el trabajo que tuvimos los últimos días en clase uu