Hola a todos! Es el primer fanfic que escribo en la vida. Después de años regresaron mis feels por Ranma 1/2, cuando era chica no tenía acceso a internet libremente, pero ahora puedo hacer lo que quiera (son más de 20 años casi). Espero les guste y pueda contar con su apoyo ^^


Capítulo 1: Un hombre del pasado regresa (parte 1)

Las hojas de otoño comenzaban a caer lentamente por los cielos de Nerima, el frío se hacía presente en cada rincón y a lo lejos, dos jóvenes corrían a toda velocidad para alcanzar llegar a tiempo antes que sonara la campana de la escuela Furinkan. Era su último año escolar y ambos debían dar lo mejor de ellos para superar los exámenes y finalmente decidir qué sería de su futuro.

-Oye Ranma, completaste la hoja de profesión que nos entregó el Director ayer? – Preguntaba la joven de cabellos azules mientras daba lo mejor de sí para no perder contra su compañero.

-ah? Esa hoja? Es una molestia, está claro qué quiero ser en un futuro y… tú ya lo sabes Akane- exclamaba con la seguridad que lo caracterizaba. Ranma estaba convencido que quería continuar mejorando su técnica y convertirse en el mejor artista marcial de combate libre del país.

- ¿Ah sí? No sé de qué me estás hablando – respondió caprichosamente mientras trataba de alcanzar la velocidad de su prometido. Para Akane ya se le hacía difícil mantener el ritmo del joven de trenza, se había vuelto más fuerte y ágil que antes, y aunque la chica no se dejaba vencer fácilmente, en su corazón reconocía las aptitudes del muchacho.

- Pues claro, ser el hombre más fuerte del Japón y hacerme cargo del dojo…- ante la respuesta de Ranma, la muchacha de ojos café detuvo su paso y sin darse cuenta sus mejillas tomaron un leve tono rosa.

- Bah, ya llegamos! Hey Akane ¿Qué haces allí parada? –Ranma no se dio cuenta que aquella frase había impactado directamente en el corazón de la joven. Se le acercó y colocó su varonil mano en el rostro de la chica- Mmm… estás roja pero no tienes fiebre ¿Estás bien? – Sus rostros estaban muy cerca y la chica peliazul quedó aún más paralizada.

-Qué…qué quieres decir con hacerte cargo del dojo...?- Preguntó temerosa ante la respuesta del artista marcial mientras retrocedía al mirar a su prometido a los ojos.

-Eh…¡no no es lo que estás pensando! No pienses que es porque quiero estar contigo o algo por el estilo…hice una promesa y debo cumplirla- Ranma trataba de refugiarse en las escazas palabras que salían de su torpe boca, mientras lo hacía daba pequeñas miradas a su prometida sonrojado- Además, ¿crees que podría vivir con una mujer que no sepa cocinar bien? Eso ni lo pienses- finalmente terminó con una carcajada nerviosa.

- Pues… ¡No te creas tan importante! Este compromiso en algún momento se terminará y podrás irte con cualquier mujer que sea de tu agrado – replicó mientras empujaba a Ranma a un lado – ¡Vas a llegar tarde de todas maneras! – con una morisqueta y despechada, Akane hacía ingreso al edificio.

-"Estúpida boca…de seguro ya la hice enojar otra vez, tendré que hacer las paces una vez más con ella" – pensaba mientras se acariciaba su cabeza y hacía ingreso lentamente a la escuela.

Tras la boda fallida ambos jóvenes retomaban sus actividades diarias, las peleas, las interrupciones y algún que otro enemigo aparecía, pero desde lo que ocurrió en China su relación se había estrechado aún más. En el corazón de Ranma existía una presión que no lo dejaba descansar en paz, se había vuelto temeroso y no dejaba que Akane participara en discusiones o se entrometiera en peleas, en sus peleas. En aquel momento se dio cuenta lo voluble y débil que era sin ella, pero contradictoriamente el valor y fiereza que la joven le entregaba. Algo le pesaba en el corazón pero no podía reconocer qué era...¿Amor? ¿Orgullo? ¿Responsabilidad? Sin darse cuenta, aquel sentimiento desconocido se iba apoderando de él y de sus acciones. Ya no atacaba tanto a la muchacha, ni le sacaba celos sino más bien la acompañaba a cada lugar que ella iba y la esperaba ansioso en el dojo si salía sin él.


En un lugar lejano de Nerima, el maestro Happosai recorría cada rincón para aumentar su botín de prendas íntimas. Seguido por una turba de jovencitas desesperadas, el depravado hombre calvo se escondía dentro de lo que sería una tienda nunca antes vista.

-Vaya...vaya que es esto? – Comenzó a rebuscar en cada rincón de la tienda donde al parecer no había nadie allí – Oh! Pero si es una bella jovencita! – dijo al ver el retrato de una hermosa mujer con kimono.

- ¿Es hermosa no es verdad? … – sonó una voz a lo lejos. Una hombre de uno 20 años se acercaba a Happosai con total tranquilidad, era alto, de pelo castaño largo con profundos ojos negros y al ver al viejo se sorprendió – Usted…usted es el maestro de combate estilo libre, Happosai! – el joven se arrodilló ante él. El viejo mirándolo extrañado pero finalmente alabado por el gesto del muchacho comenzó a reír orgullosamente.

– Pues claro, no existe otro como yo, pero dime muchacho ¿Cómo es que me conoces? – preguntó el anciano dejando la fotografía encima de la mesa.

- Es imposible olvidarme de usted maestro, mi padre me enseñó todo lo que se sobre peleas gracias a sus habilidades y competencias – el joven se agacho completamente en reverencia, tranquilo y feliz.

-Es raro que alguien me recuerde con cariño pero…bah! Dime ¿Quién era tu padre? – Para él era imposible no sentirse complacido ante la actitud del muchacho.

- Maestro, mi padre aún está vivo, si quiere puedo llevarlo con él. Sería un placer para nosotros. Además hace mucho tiempo le tiene guardado un increíble obsequio que sin duda le encantará- mencionó el desconocido dando un vistazo a las prendas íntimas que traía Happosai a sus espaldas.

- Ohhh…ya veo, eres un niño inteligente y muy educado! Llévame con tu padre, sin duda quiero conocerlo – Sin darse cuenta cómo, el maestro y el joven desconocido comenzaron el viaje en busca del misterioso discípulo olvidado y del ansiado regalo que esperaba el pervertido Happosai.


De vuelta en los salones de la escuela, un grupo de jóvenes se preparaba para sus clases de cocina mixta. Akane estaba ansiosa y era una de sus materias preferidas, cualquier ayuda para mejorar sus aptitudes culinarias la hacían sentir ansiosa y contenta. Observada por los varones de la clase, la bella muchacha de pelo corto se colocaba su delantal blanco.

-Akane sin duda hoy te irá mejor en cocina que las otra veces, te…te podemos ayudar!- mencionaba Sayuri mientras tomaba su cabello preparándose para la clase, un poco nerviosa ya que anteriormente Akane casi hizo estallar el salón mezclando agua con aceite hirviendo.

-Muchas gracias Sayuri, pero en esta ocasión trataré de hacerlo sola- mencionaba con total seguridad. La muchacha miraba de reojo a Ranma quién se encontraba conversando con Hiroshi en una esquina del lugar. "Ese bobo…hoy mi platillo será delicioso y se tragará todas sus palabras", sin darse cuenta y sumergida en sus pensamientos, la muchacha doblaba la cuchara de madera que tenía en una de sus manos sorprendiendo a sus amigas – Sí que estás con energías Akane – la miraban temerosas.

- Jojoooo! Buenos días queridos alumnos! Hoy comenzamos con la clase de cocina – Inesperadamente el Director sería el profesor, a lo que Ranma dejó salir un gran suspiro por su boca "Es lo último que faltaba…" pensó.

– Bueno, hoy tendremos una jornada muy, muy especial, ya que cocinarán en parejas…¡viva el amor!- gritaba el director mientras aparecía vestido como una mujer, con peluca larga, vestido y un delantal rosado.

-Sí maestro!- replicaban sus alumnos emocionados buscando parejas. Entre ellos salió un grito – Hey! Akane! Ranma te está esperando! – decía Hiroshi con una sonrisa, si bien la joven era realmente popular, todos conocían que su punto débil era cocinar. Ranma al escuchar su nombre sintió como un relámpago corrió por su cuerpo y miró con odio a Hiroshi. Con temor giró su rostro para dar con Akane molesta.

-No te preocupes Hiroshi, no necesito a Ranma para hacerlo bien- respondió la peliazul mientras preparaba sus utensilios.

- ¿De verdad crees eso? Replicó Saotome mientras se le acercaba, quedando hombro con hombro – Creo que si no te ayudo terminarás con la vida de todo el grupo, además no es necesario transformarme en mujer para demostrar que puedo cocinar mejor que tú – Ante su respuesta Akane lo golpeó con una cacerola en el rostro.

- ¡Eres un egocéntrico Ranma Saotome! Déjame en paz… realmente puedo hacerlo sola… –Ranma notó como los ojos de su prometida se volvían decididos y agresivos, una mirada que él conocía bien y que enfrentaba cada vez que Akane quería lograr algo con todas sus fuerzas.

– Está bien, confío en ti – Le sonrió el joven dándole un pequeño golpecito en la espalda, entregándole ánimos.

- Ranma…- la joven quedo callada al ver como su prometido se quedaba a su lado sin decir ni hacer nada tal como ella se lo había pedido, y más aún, dándole ánimos "Tal vez realmente quiere que mejore en la cocina…debo hacerlo si es que quiero quedarme a su lado", pensó la más joven del clan Tendo sonriendo tiernamente y siendo observada por su tímido prometido.

Mientras pasaron las horas Akane dejó destruido el salón, en el intento casi se quemaba el pelo, cambió la sal por el azúcar, pero Ranma la ayudaba en silencio agregando algunos ingredientes a la preparación, bajando la llama de la cocinilla o vigilando que su, ansiosa y torpe prometida, no se dañara. Más que importarle el resultado de su preparación era primero que ella estuviera bien, luego si sufría alguna enfermedad estomacal podría ir corriendo donde el Doctor Tofu y salvar su vida.

-¡Listo!- Gritó de alegría la muchacha. El escenario estaba cubierto de harina, cáscaras de huevos, algunos platos rotos en el piso y el olor de algo delicioso saliendo del horno. Ranma no quería que supiera que él le ayudó para evitar un desastre, por lo que se hizo el dormido mientras Akane se preparaba a sacar el platillo del horno. "Realmente se ve bien, esta vez sí lo logré" pensaba felizmente.

- ¡Perfecto alumnos ahora probaré sus preparaciones! ¡Quién no logre pasar la prueba tendrá que cortarse el cabello!- En sus palabras había mala intención, sabía lo horrible que cocinaba Akane, sin duda todo lo había hecho para que finalmente Saotome se cortara esa trenza. Así pasó mesa por mesa hasta que llegó al puesto de los Saotome-Tendo.

- ¡Acá está Director! – Al sacarlo rápidamente Akane no pensó que pudiera estar caliente, por lo que lo soltó y si no fuera por la mano rápida de su prometido, todo su esfuerzo estaría regado en el piso.

-Boba, ten más cuidado. Acá está…y aunque sepa horrible no me cortaré el cabello nunca!- Le replico el joven mientras acercaba su rostro al Director.

-Eso lo veremos joven – de un bocado y sin miedo el Director trago el platillo especial de Akane.

- ¿Y? – preguntó ansiosa y contenta. Sin darse cuenta tomo del brazo a Ranma, apretándolo ligeramente para liberar la tensión. El muchacho sonrío y dijo – Vamos, de seguro no está tan mal ¿verdad?

-E…Esto es imposible! He perdido mi oportunidad, los felicito está delicioooso- al escuchar las últimas palabras Akane saltó de gusto e inconscientemente abrazó fuertemente a Ranma, quien, avergonzado por haber sido frente a toda la clase, solo le dio una pequeña sonrisa "Hace mucho tiempo que no sonreía así…realmente se ve muy bonita". Al unísono todos la felicitaron y aplaudieron por el gran logro de la muchacha.

Finalmente las clases estaban terminando. El viento seguía soplando bastante fuerte, como si se aproximara una temible tormenta.

– Vaya debería haber traído paraguas- mencionó preocupado Ranma ante el cambio de clima, ya que no quería volver a convertirse en mujer. Trataba de olvidar su maldición tras perder el agua que lo salvaría, y poco a poco se daba por vencido en encontrar una solución. En ese momento llega Ukyo a saludarlo.

-Hola Ran-chan! Qué estás haciendo acá? Esperas a Akane? – preguntó curiosa la muchacha mientras sostenía fuertemente de su brazo.

-Para nada, cómo si debiera esperar a esa boba para poder irme de acá – respondió enfadado el muchacho, tratando de ocultar su preocupación continua por su prometida.

-Oh…de verdad? Bueno acompañáme! Te prepararé unos deliciosos panes japoneses – Dijo Ukyu sonriendo, mientras se colgaba del brazo del joven.

-Lo siento U-chan! Realmente me encantaría comer tu deliciosa comida pero…- Ranma miraba para todos lados tratando de encontrar a la joven peliazul.

-¡Estás buscando a Akane! Desde hace meses que pareces su sombra y la sigues donde esté. Ran-chan…sé que te afectó lo que ocurrió allá pero debes dejar que el tiempo pase, verás que ya no tendrás que sentirte responsable de ella…- La muchacha no pudo continuar hablando puesto que Akane estaba atrás de ellos observando la escena tan complaciente entre los dos.

-Bah! Que lindos se ven, finalmente encontraste la prometida que quieres, Ranma – Dijo Akane enfadada, tomando su paraguas comenzó a caminar hacia la salida de la escuela, sin ni siquiera intentar ocultar su enojo.

-Hey! Boba! Espérame! – gritó Saotome, despidiéndose de Ukyo con una alegre seña, se acercó donde Akane y se posó bajo su amarillo paraguas. La joven dueña del local más popular de okonomiyakis de la ciudad quedó perpleja observándolos, al ver como el joven se despedía de ella lo vio de pequeño. Como el recuerdo que mantenía en su memoria. "Tal vez el Ran-chan que conocí solo está en mis pensamientos". Sonriendo para sí, la muchacha tomo su herramienta de cocina gigante y salto a lo lejos.


Finalmente Happosai y el extraño joven llegaron a su destino. Era un dojo enorme, con puertas de mármol y detalles cubiertos en oro. En la entrada había un tigre dorado, amenazante, sus ojos se posaban en quién entrara. El joven dijo unas palabras e ingreso. El viejo estaba perplejo y sorprendido. Quién era el supuesto pupilo que había olvidado y cuál sería aquel regalo increíble que lo estaba esperando.

-Señorito Karasu, finalmente está aquí, bienvenido- Dos hermosas jovencitas con trajes ajustados le dieron la bienvenida, tomando la chaqueta y las cosas que el joven traía en sus brazos.

-Pero qué hermosas señoriiiitas! – gritó el viejo libidinoso acariciando a ambas, quienes lo tomaron como algo sumamente natural, hasta el mismo Happosai noto algo de extrañeza en su mirada.

-Dónde está mi padre Katsuhiko-san? – Preguntó amablemente el muchacho a una de las jóvenes, mientras avanzaba lentamente dirigiéndose por el pasillo. En él se encontraban cientos de pinturas de la misma muchacha de la foto que Happosai había encontrado.

- Mi señor, su padre está en el salón de té, por favor adelante. Ya fue avisada su llegada- indicó la joven quien estaba abrazada por el maestro Happosai.

- Por favor maestro, acompáñeme, luego de la conversación con mi padre podrá disfrutar gustoso de las mujeres más bellas del Japón- El viejo no paraba de agradecer y de pensar que algo bueno debe haber hecho en su vida pasada para estar viviendo este sueño.

El joven tocó una campanilla de madera que estaba en la entrada de un gran salón para dar aviso de su llegada. Tras ella se escuchó una voz fuerte y oscura, indicándoles que podían acceder.

Al entrar se encontraron con una mesa tradicional china donde estaba sentado un sujeto de uno 2,5 metros de alto, con ropas salvajes, rasgadas y con sonrisa triunfante, a cada uno de sus lados dos hombres vestidos con ropas de animales con dos armas y escudos con miradas intimidantes observaban a los recién llegados. En el cuarto también habían unas siete mujeres igualmente de atractivas que las de la entrada.

-No…no puede ser – dijo el hombre con voz fuerte e inmediatamente se paró de su mesa y dio un salto hasta llegar donde Happosai – Maestro…mi maestro, después que nos separamos, hace más de 40 años que no sabía de usted…- el hombre emocionado al ver a Happosai esperaba que éste tuviera la misma reacción al verlo.

Sin embargo Happosai no hacía nada más que observarlo "Pero..quién demonios es este? Rayos…si le digo que no soy la persona que cree, me perderé la oportunidad de estar con todas estas bellas jovencitas..." – Yo estar muy viejo alumno, cuando la última vez que nos vimos?...- en ese instante el hombre abrazó a Happosai con todas sus fuerzas, dejando sin respiro al viejo.

-No se preocupe gran Happosai yo le puedo explicar, pero primero…ha sabido algo de mi amigo Tendo…Soun? – El viejo pervertido quedó para en silencio "Tendo? Acaso conocía también a su otro discípulo?".


Los prometidos Saotome- Tendo encaminaban su regreso a casa por las calles de Nerima, Ranma como siempre iba por la reja y la muchacha caminaba lentamente aún disgustada con él.

-Oye boba, no tienes por qué estar molesta conmigo –replicaba el joven Saotome con los brazos cruzados -¿Qué harás si comienza a llover?

-Quién te dijo que estaba molesta …Lo que hagas con Ukyo no me importa –Akane era sumamente orgullosa al igual que su prometido y no quiso compartir el paraguas con él.

-Yo sé que te importa! –Ranma saltó de la reja para impedir el paso a Akane, quedándose bajo el paragua de la muchacha.

-Oye, sal de mi camino! – Reclamaba la peliazul mientras trataba de esquivarlo.

-No te dejaré pasar ¡Bleh…! Hasta que me dejes compartir el paraguas contigo- Ranma le sacó la lengua y ella de manera inmediata comenzó a tratar de darle con el bolso.

En su jugueteo ninguno se dio cuenta que una motocicleta a toda velocidad se aproximaba casi atropellando a la muchacha. Ranma intuitivamente la tomo de los hombros, la atrajo a su cuerpo cayendo ambos al suelo. El paraguas quedó arroyado en el piso.

-¡Desgraciado! ¡No sabes con quién te estás metiendo! – Replicaba el joven de trenza alegando contra el motociclista sin soltar a Akane y extrañado que su prometido no lo haya visto venir.

-Ran...ranma – Akane estaba aprisionada entre los brazos del joven quién en modo automático mantenía abrazada a su prometida. Al ver que sus rostros estaban demasiado cerca, el joven aprovechó la oportunidad.

-A…aún sigues molesta conmigo? – Preguntó hundiéndose en los ojos color avellanas. No era la primera vez que sentía que su corazón se apretaba al verla, no era la primera vez que la tenía entre sus brazos y no quería soltarla.

A modo de respuesta, Akane movió su cabeza ligeramente de un lado a otro – Ya no lo estoy Ranma…en realidad… gracias por ayudarme hoy en la clase – Dijo la joven entregándole una sincera sonrisa. Ranma quedó perplejo y sonrojado, Akane se había dado cuenta que él la estaba apoyando a la hora de cocinar.

-No…no fue nada, Akane – El joven le dio una amable sonrisa a la muchacha como pocas veces lo había visto, se levantó lentamente y ayudó a Akane. Sin darse cuenta ambos estaban de pie observándose uno al otro, hasta que las pesadas gotas de lluvia comenzaron a caer.

-Hahaha será mejor que lleguemos rápido a casa – Akane observaba ahora a su femenino prometido mientras ambos quedaban empapados bajo la lluvia sin saber, que cuando llegaran a casa, muchas cosas cambiarían.