Nota de autora: Tanto éste fic como los personajes que salen en él están basados en la saga de libros "Cazadores de sombras" de Cassandra Clare.
Después de un largo día de trabajo por fin podía regresar al lugar que más ansiaba: su casa junto a su familia. Cerró la puerta de su antiguo loft y se dirigió a su nuevo hogar. Cuando junto con Alec decidieron adoptar al pequeño Max, Magnus vendió una propiedad que tenía en Japón y se compraron una preciosa casa a tan solo dos manzanas del Instituto de Nueva York. "Por fin" pensó mientras ponía la llave en la cerradura y abría la puerta.
-Hola- saludó alegremente.
-¡Mags!. Estamos aquí – respondió el nefilim desde la otra punta. – Mira quien ha llegado, es papi- le digo a su hijo cuando Magnus entró por la puerta del baño. Alec se disponía a bañar al niño que ya tenía su regordete cuerpo azul sumergido en el agua. –Hola ¿Cómo ha ido el día? Pareces cansado, siéntate y relájate un poco, enseguida estaremos-.
-Hola vida- abrazando al cazador de sombras por la espalda mientras besaba su sedoso cabello. – No te preocupes, estoy bien- Se descalzó, seguía siendo más alto que el nefilim, así que apoyo su barbilla en el hombro del otro y sin separar el pecho de la espalda del chico empezó a bañar a su bebé mientras besaba dulcemente el cuello de Alec, éste se dejó hacer mientras sujetaba a Max. Cuando finalizaron le dieron su biberón le pusieron a dormir y se hicieron la cena. Una vez cenados empezaba lo que para ambos era la mejor parte del día: se tumbaban en el sofá, encendían la chimenea y entre caricias besos y mimos tenían largas charlas.
-No quiero ir, tengo ganas de volver a visitar México, pero no quiero ir sin vosotros-.
-Es solo una noche. Será como aquellos locos viajes que hacías antes. ¿Cuánto hace que no vas allí?-
-Buf, décadas... Pero ya no quiero hacer esos locos viajes que dices tú Alexander. Ahora ya no – acariciando su rostro.
-Eso le pasa por ser tan bueno en su trabajo adorable Gran Brujo de Brooklyn y por ser tan increíble, formidable, guapo, irresistible, sexy, cariñoso– detrás de cada adjetivo iba plantando un beso en diferentes partes del cuerpo del subterráneo.
-¿Lo ves porque no me quiero ir? Porque no quiero perderme ni una sola noche de esto- respondió con la mirada llena de lujuria.
A las 7:00 de la mañana ese horrible sonido que salía del despertador hizo que la familia entera saliera de la cama. Estaban terminando de desayunar cuando sonó el timbre, su asistenta, la señora Charlotte fue quien abrió.
-¿Dónde está la cosa más bonita del mundo? ¿Dónde está la personita a quien yo más amo?- se escuchó la voz de Maryse Lightwood desde el fondo.
-Tienes visita hijo- le dijo Bane a su bebé dándole la última cucharada de papilla. – ¡Aquí estoy! – le respondió divertido a su suegra, pero ella lo ignoró y fue derecha a coger al pequeño en brazos y llenarlo de sonoros besos. – Ei, yo también soy adorable ¿No me saludas?- protestó. La mujer sonrió y sin dejar de mirar a su nieto besó el primer lugar que encontró en el rostro de Magnus: la punta de la nariz. La relación entre ellos dos había dado un giro de 180º, pasaron del odio a la adoración: trabajaban juntos codo a codo y siempre se apoyaban el uno al otro. A Maryse no le avergonzaba aceptar que tenía que pedir consejo al brujo infinidad de veces, simplemente se presentaba en su casa cuando precisaba de ayuda y siempre terminaba cenando con ellos y uniéndose a sus largas noches de conversación. De hecho una de las habitaciones de invitados ya era prácticamente suya.
-¿Aún no estás listo?-
-Sí, me lavo los dientes y ya nos podemos ir- contestó a desgana.
-¿No te vas a maquillar?- sorprendida.
-¿Para qué? Si mi marido y mi hijo no estarán allí para verlo- le encantaba dramatizar.
-Por el Ángel, mañana por la noche ya estarás de vuelta – cerrando sus preciosos ojos azules con desesperación - y tu mamá deja de tocarle la barriga al niño, acaba de comer, vomitará-
-Escucha jovencito he criado a tres hijos, sé perfectamente que hacer con un bebé- le sacó la lengua.
Alexander tardó 15 minutos en conseguir que se fueran, todo era abrazos, besos y despedidas que él no entendía, pasarían fuera tan solo un día.
-Mientras no estéis por aquí iremos en busca de otro papá y abuela menos pesados- fue lo último que les dijo burlándose.
Llegaron a Ciudad de México a través de un portal que les dejó directamente en los jardines del Instituto mexicano.
-Que calor hace aquí- exclamó la nefilim – esto tiene pinta de ser precioso, tienes que enseñármelo todo-.
-Otro día querida, hoy hacemos lo que sea que tengamos que hacer y otro día volvemos todos juntos y te enseño lo que quieras. Por cierto ¿Para qué me han hecho venir?-
-Para hacerme compañía- contestó como si fuera la respuesta más obvia del mundo. – La verdad es que ni yo misma sé que estoy haciendo aquí-.
Un extraño chico de bronceada piel les guió por un largo pasillo hasta lo que debía ser la biblioteca. Había como una trentena de sillas, casi todas ya ocupadas y en frente había una gran mesa de roble con tres hombres vestidos de negro. Cuando entraron todo eran miradas de asombro hacía Magnus, "El Gran Brujo" susurraban los presentes. Maryse se sintió orgullos de ir cogida del brazo del hombre que levantaba tanta admiración. Tomaron asiento.
-Parece ser que ya estamos todos – empezó uno de los hombres que estaba sentado en la gran mesa, tras hacer un recuento rápido de asistentes-. Queridos amigos e invitados (eso iba por Bane ya que era el único subterráneo de la sala), os hemos reunido para informaros y pediros ayuda sobre un problema sumamente importante. Para los que no lo sepan, hace aproximadamente 100 años que la clave decidió crear en nuestra ciudad un orfanato para pequeños nefilims de todo el mundo y lo dejaron a cargo de los Montclaire Cuando algunos de los nuestros empezaron a caer en vicios mundanos como el alcohol o las drogas, la Clave, que no sabía que hacer con ellos, los mandó al orfanato: era una especie de simbiosis: ellos cuidaban de la casa y los niños y el trabajo les ayudaba a salir de su adicción. Todo iba a la perfección hasta la última generación de Montclaires. Uno de los hermanos vio que a cambio de pequeñas dosis de droga o alcohol la gente hacía y pagaba lo que él quería. Al principio solo era una especie de negocio pero acabo enganchándose él también. Lo peor es que eso no acabó aquí: no sabemos que clase de sustancias ingirió pero hicieron que perdiera completamente la cabeza. Cuando sus otros hermanos debían ausentarse por el motivo que fuera, él se creía amo y señor del lugar y los niños. Hemos descubierto que hacía experimentos y magia (Bane entendió porque lo habían llamado) con los pequeños y todo aquel que se negaba o escapaba recibía un castigo. En una de esas salidas oficiales de los Montclaire, no sabemos que es lo que pasó pero resulta ser que ya no volvieron y semejante personaje quedó al mando, no sabemos por cuanto tiempo. Hace tres días, un oficial fue a entregar un bebé y se lo encontró muerto sentado en un sillón rodeado de basura y excrementos. La autopsia confirma que murió dos días antes de sobredosis-. En la sala todo eran caras de pánico y horror.
-¿Y que ha pasado con los niños?- preguntó secándose las lágrimas una mujer bastante mayor para ser cazadora de sombras.
-Hemos cogido los archivos del orfanato y tenemos a todos los niños localizados, solo nos faltan dos: Rafael de tres años y Mirela de cinco. La gran mayoría de ellos han sido adoptados por familias y otros pocos fueron hallados muertos. Se ve que el muy desgraciado jugaba a ser Dios: les cosía alas de gallina, seguramente para saber si podían volar, o intentaba cambiar el color de su piel inyectándoles pintura. Y aquí es donde necesitamos su ayuda señor Bane, los pequeños con los que experimentó magia siguen vivos pero están en estado crítico. No sabemos que hizo con ellos. Sé que aquí también tenemos brujos y que le hemos hecho venir de muy lejos pero usted es el mejor, si fuera tan amable de ayudarnos, estamos dispuestos a pagar lo que sea-.
-No tenéis que pagarme nada, lo haré encantado. Dejadme ver a los niños-. Estaba completamente en shock. Desde que se convirtió en padre le afectaba todo lo relacionado con niños.
-A vosotros, directores de diferentes Institutos, se os ha convocado porque todos los enfermos que teníamos trabajando aquí huyeron asustados cuando empezamos con la investigación. Tendríamos que intentar capturarlos. No sabemos de que serán capaces cuando empiecen a necesitar sus dosis diarias-.
Cuando finalizó la reunión, el mismo hombre que expuso el problema fue quien acompañó personalmente a Magnus a la enfermería.
-¿Les puedo acompañar?- le preguntó Maryse educadamente.
-Por supuesto- la miró asombrado – nunca rechazamos la compañía de una hermosa mujer-.
- Oh, gracias, es usted muy amable-. Sonrojándose. Bane se fijó en como se miraban y supo leer entre líneas.
-Señor Peter, déjame que le presente a mi suegra, Maryse Lightwood, recién divorciada. Y dígame ¿Tiene usted algún tipo de compromiso amoroso?- preguntó descaradamente recibiendo un fuerte pellizco en el brazo de parte de la mujer.
-No, no… yo también me divorcié- avergonzado.
-Interesante- dijo apartándose rápidamente para no recibir otro pellizco y guiñándole un ojo a su suegra.
Al llegar a la enfermería dejó de jugar a ser cupido y meticulosamente examinó niño por niño. La vida de ninguno ellos corría peligro y el estado de sueño profundo en el que se encontraban debió ser fruto de algún hechizo de somnolencia mal efectuado. Si se hubiese tratado de adultos sanos, allí mismo hubiese usado su magia para despertarlos, pero eran niños y no sabían lo débiles que podían llegar a estar, era consciente de su enorme poder, así que no quería arriesgarse hacer daño a nadie.
-Para asegurarme de usar la cantidad de magia o antídoto correcto necesitaría saber que es exactamente lo que hizo con ellos. ¿Podría visitar el orfanato? Allí encontraré respuesta a mis preguntas-.
-Por supuesto, tengo el coche aquí mismo-.
Lo primero que pensó Magnus al ver esa inmensa casa de acogida fue que era un lugar verdaderamente hermoso. Era como una especie de hotel, pintado de blanco y con grandes ventanales. En el jardín había espacio suficiente para que los pequeños correteasen y jugasen a sus anchas, tenían su propio huerto y granja. La Clave había contratado a una empresa de limpieza mundana y varias señoras salían con grandes bolsas de basura. La verdad es que lo estaban dejando todo realmente limpio.
-Esto era su laboratorio- les comentó Peter señalando hacía el gallinero.
-Perfecto. Ya puedo continuar solo-.
-Puedo ir con usted, no me importa de veras-.
-Oh muchas gracias, pero no será necesario, trabajo mejor solo. Vosotros dos podéis pasear por aquí y charlar de cosas de cazadores de sombras… o de lo que queráis- dijo con picardía mientras sonreía a la madre de Alec.
Tuvo que salir fuera a coger aire fresco debido al fuerte olor que salía del gallinero. Cuando volvió a entrar hizo aparecer varias luces para iluminar semejante escena: había una mesa con varios potes de cristal y libros de magia negra. Ropa de niño esta esparcida por el suelo al lado de gallinas muertas y sin alas. Había un cuerpo de rata con la cabeza de un pato y varios sapos muertos donde teóricamente tendría que estar la comida de los animales. La acumulación de excrementos, plumas y suciedad delataba que hacía mucho tiempo que allí no limpiaba nadie.
No le fue difícil saber que tipo de hechizo usó: la página estaba arrancada y clavada en la mesa con una navaja manchada de sangre. Cuando ya tenía todo lo que necesitaba y se decidía a salir de ese horrible lugar le pareció escuchar toser a alguien. Dejó de andar y se quedó en absoluto silencio pero nada se movía. Cuando se puso en marcha de nuevo, a través de una de las luces vio una sombra moverse.
Continúa en capítulo 2
