Episodio 0: Prólogo
Era una noche tormentosa, en un pequeño bosque de una joven isla los pokemon descansaban tranquila-mente bajo sus "refugios".
A pesar de la lluvia la noche era tranquila.
De repente un ruido de alarma resonó en una mansión en una clariana del bosque, alarmando a todo ser viviente a 2 kilómetros de distancia.
Era un edificio enorme de piedra dura, con un toque antiguo y rural.
Los pasillos eran muy largos y tenían una puerta a cada lado.
Los guardias corrían de un lado para otro buscando algo, los Mightyena olfateaban el aire y las cámaras giraban y enfocaban hacia cualquier cosa sospechosa.
En una de las miles de habitaciones de la mansión se escondía un joven de unos dieciocho años con un pequeño Zorua en los brazos.
– Vigila que no te vean – le decía el joven mientras lo escondía en un pequeño e imperceptible hueco en la pared rocosa.
– No te vayas – le dijo el pequeño pokemon telepáticamente.
– No te preocupes – le dijo el joven con una sonrisa – te prometo que volveré a por ti. Pero debes quedar-te muy quieto. Vale?
El pokemon asintió atemorizado y se echó un poco hacia atrás para esconder-se mejor.
– Nos vemos pronto.
Y dicho esto desapareció por la puerta.
El pokemon lo miró irse con lágrimas en los ojos, algo dentro de el le decía que no volverían a verse.
El joven corrió por los pasillos, los cuales recorría tranquila-mente no hace mucho sin imaginar-se que esto le podría llegar a pasar. Ser perseguido por los que hasta hace poco consideraba amigos.
Fue de lado a lado sorteando todas las cámaras ágilmente. Aquellas cámaras en las que antes veía seguridad y en las que de tanto en tanto hacia alguna broma con algún compañero, ahora le provocaban miedo cada vez que estaban a punto de pillarle con el objetivo.
Había guardias por todas las esquinas y todas las salidas habían sido cerradas. La escapada no iba ha ser tan sencilla.
Entonces recordó como en una de las escapadas del pequeño Zorua había encontrado una salida secreta en el lado Este de la mansión, por la que solía escapar-se a tomar el aire.
Se dio la vuelta y empezó a encaminar-se hacia aquel lugar mirando siempre por todos lados.
Después de un rato sorteando guardias y cámaras logró llegar frente a una puerta que estaba medio escondida. La abrió y penetro en el interior rápidamente, cerrando tras de si de forma silenciosa.
La habitación era como una especie de desván donde guardaban todo tipo de material.
Des de maquinaria estreña hasta los suministros de comida y algunas pokebolas.
Se dirigió hacia un armario repleto de libros de todas clases. En los lados de una de las estanterías había dos candelabros que no parecían encajar mucho en un lugar tan moderno.
Cogió el candelabro de la izquierda y lo hizo girar una vez hacia la izquierda y dos a la derecha.
Entonces se pudo oír un ruido de algo como si se abriera. El chico hizo una pequeña sonrisa y se dirigió hacia el fondo de la habitación.
Aparto unas cuantas cajas que tapaban una pared y pudo ver como la estantería tenia un hueco al lado donde esta la pared.
Tiró de la estanteria i entro en el túnel, era un lugar oscuro i bastante húmedo, habia esquerdas en las paredes por las cuales entraba el agua. Nada mas entrar en el tunel la puerta s cerro tras de el. Nada mas cerrarse se encendieron como por arte d e magia las antorchas de las paredes. Cogió una i empezó a andar.
Mientras tanto en otra parte de la mansion….
Uno de los guardias de pelo rubio corría por los pasillos junto a un Shinx, fue hacia el final donde había una enorme puerta. Nada más llegar llamó.
Toc toc
-Adelante - se oyó una voz procedente del otro lado de la puerta.
El soldado entró, la sala era enorme totalmente a oscuras, salvo algunos lugares iluminados por unas antorchas.
Al fondo habia un trono con un joven sentado,cuyo cuerpo estaba totalmente cubierto por un traje negro con capucha, a su lado ataviado con las tipicas ropas de los soldados (Las ropas típicas consistían en un traje entre negro y gris con una estrella roja en medio de la camisa y de las gorras y unas botas marrón oscuro.) con alguna diferencia, en los hombros de la camisa tenia como unas hombreras con una estrella brillante en cada una i un símbolo extraño de color rojo en los brazos de la camisa.
-Lo habéis capturado? - pregunto el joven del trono con una voz profunda inusual para alguien de su edad.
-Lo siento su majestad hemos perdido su rastro por completo - dijo el joven soldado con un poco de tristeza y culpabilidad en su cara, después de todo el era el encargado de vigilar-le.
-¿Que vamos ha hacer? - dijo esta vez el peli-rojo - El conoce las instalaciones a la perfección. Si quiere podríamos encargarnos nosotros dos - dijo señalando al soldado que seguía arrodillado.
-No sera necesario - dijo el chico con una sonrisa maliciosa en su rostro - me aré cargo personal-mente.
-Como usted desee - dijeron ambos chicos al unisono y acto seguido se retiraron.
En un lugar alejado de la mansión, en el bosque, el joven salia por la trampilla a la que le había llevado el túnel del desván.
Era un lugar tranquilo, los altos árboles i la espesa hierba hacían difícil que lo locarizaran si no era volando. Nada más salir dio un vistazo al lugar, la lluvia seguía bajando con fuerza lo que hacia que el sonido de la alarma se oyera menos debido a la lejanía. Dio un suave suspiro, se alejó un poco del lugar y se apoyo en un árbol cercano cansado. Por su mente pasaban innumerable pensamientos, los últimos acontecimientos, recuerdos de no hacia mucho, formas de salir de allí, pero en lo que mas pensaba era en el pequeño Zorua que aun le estaba esperando en aquel recoveco de la habitación.
Hiba a reanudar su marcha cuando….
-Nos has dado muchos problemas - dijo una voz a sus espalda.
Le recorió un escalofrio por todo el cuerpo, seria capaz de reconocer esa voz en cualquier lugar, suave y oscura, como la brisa en plena noche. Se giró en el acto. El joven del traje negro estaba detrás de el.
-Como has…..? - iba a preguntar cuando vio un Pidove en el hombro del joven, entonces lo entendió.
-Eras nuestro miembro más valioso - dijo con una sonrisa maliciosa. - No todo el mundo tiene una habilidad como la tuya.
- Nunca hubiera participado en esto si hubiera sabido lo que pretendíais! - dijo enfadado
- És una lástima - dijo agachando la mirada - Blitzle usa rayo - dijo lanzando una pokebol al aire.
El pokemon salió y lanzó su ataque con todas sus fuerzas. El joven exhausto después de toda la escapada, recibió el ataque de lleno. Aun así logró mantener el equilibrio, cogió unas bolas que tenia en el bolsillo y las lanzó, haciendo que apareciera un humo denso lila que impedía la visión.
Salió corriendo con las fuerzas que le quedaban, hasta llegar al borde de un puerto donde el agua se movía con fuerza debido al fuerte viento, sus piernas no aguantaron más y se cayó semi inconsciente en una de las balsas, el golpe desató el amarre que la ataba y la balsa comenzó a irse a la deriva, perdiendo los remos.
El joven levantó un poco la vista y vió como se alejaba del puerto a merced de las olas sin saber que le depararía el destino.
Un buen rato después, el cielo había empezado a aclarar-se, la lluvia cesó y el viento no era tan fuerte, la balsa chocó contra un pequeño puerto. El joven dolorido se levantó tambaleante y salio del bote, era un lugar del todo desconocido para el. Con el cuerpo herido y muerto de
hambre y de sed empezó a andar. No recorrió mucho cuando el cansancio le izo perder el equilíbrio y se desplomo dandose de cabeza contra una roca, sin saber como, logro girar-se, estaba bajo un gran arbol, entonces la imagen de su amigo Zorua le pasó por la mente, con lágrimas en los ojos, antes de perder el conocimento, se disculpo con el pokemon.
-Lo siento Zorua - dijo y acto seguido se desmayó.
