La Dama y el Espectro
(Traducción del Lay "I Avari ar Úlairi)
A mi dama oscura,
con Amor.

Capítulo 1
"Han pasado tantos años como hojas secas caen durante el otoño. Unas veces los
recuerdos fluyen hacia mí como un torrente, mientras que otras apenas recuerdo quién soy.
De cualquier manera, no puedo negar mi origen, ni siquiera ahora que estoy a la altura de
los inmortales."

"Para empezar, soy un hombre, apenas un mortal. Nací en la Floresta de Dír, mucho
más al Norte de lo que hoy constituye mi residencia… o mi coto de caza. Mi madre era líder
de los clanes de la floresta que servían a la matriarca de los Uradar. - Aclaro que mi
madre nunca fue la tierna mujer que acostumbraban a tener como progenitora los mortales en
la Tierra Media. - Era un guerrero, una gobernante de clanes semisalvajes que ella misma ha
bía doblegado con el acero. Juraba fidelidad a la matriarca sólo por el número de guerreros
con los que contaba y porque al nacer mujer podría aspirar a convertirse en la reina de toda
la tierra de Urd."

"No puedo recordar la razón de las guerras de Umli, quizás era demasiado joven, tal
vez la niebla de Mordor ha enturbiado esa parte de mi memoria para siempre. Lo cierto es
que mi madre murió en ellas. Corrían por entonces los días de la Segunda Edad del Sol,
aunque dentro de la Floresta de Dír no midiéramos el tiempo como en el resto del Arda."

"A Amûrath sí la recuerdo con claridad. Era prepotente, vanidosa y déspota. Mi
hermana, pero ante todo, era una mujer Urdar y tanto en los clanes de la Floresta de Dír,
como en toda la tierra de Urd, las mujeres mandan. Primero se convirtió en líder de los
clanes, siguiendo los pasos de mi madre, un par de años después, en la matriarca de todos
los Urdar. En consecuencia, yo era el príncipe y gozaba de ciertos privilegios… para un
hombre."

"No creo que vivir en un matriarcado me haya afectado mucho. Mi niñez fue feliz y mi
juventud acomodada. El primer contratiempo ocurrió cuando llegó el momento de elegir esposa
y Amûrath insistió en tomar aquella decisión en mi lugar. Hubo una larga discusión y el
resultado fue mi huída al bosque. Caminé hacia el Sur durante toda la tarde. Andaba sin
rumbo fijo, intentando alejar la ira que sentía contra mi hermana y de paso, alejarla a ella
Supongo que me perdí y me percaté de ello cuando la floresta comenzó a cambiar. Los árboles
eran cada vez mayores en tamaño, respirándose un ambiente de irrealidad que nunca percibí en
Dír. La niebla me cubrió, compacta, fría y fantasmal, avanzando a tientas sin ver mi propio
cuerpo, cuando una melodía sutil: el canto de una voz femenina, acudió en mi ayuda renovando
milagrosamente mis fuerzas e hizo volver el valor a mi corazón. Me encaminó hacia la
dirección de donde provenía, casi hechizado por aquel idioma extraño. La niebla comenzaba a
disolverse, con la mágica sensación de ser apartada por unas manos etéreas, no había andado
cincuenta pasos cuando se disipó totalmente, dejando ver la entrada a una cueva,
extrañamente decorada y con una puerta de madera en la que se apreciaba el más fino de los
trabajos. Los goznes de metal eran labrados con incrustaciones de piedras preciosas,
parecía estar firmemente cerrada y no se apreciaban ventanas ni otros orificios."

"… Fue entonces que la ví, sentada entre los arbustos que cubrían la cueva… Me miró
con sus ojos llenos de misterio y ni siquiera hoy, mientras contemplo la desolada Tierra
Negra, puedo olvidar aquel rostro…"

Comentarios: Traté de ajustarme a la biografía que existe sobre el Rey del hielo, el sexto nazgul, desconozco si es obra de
Tolkien, de su hijo o pertenece al juego del rol, de cualquier manera preferí ajustarme a ella y espero que les guste así.
De todas formas estoy abierto a cualquier comentario o informe sobre la historia de los nazgul.