El doctor iba andando de un sitio a otro de la sala principal de la TARDIS, leyendo una y otra vez una nota que le acababan de pasar por debajo de la puerta. ¿Quién podía mandársela y por qué? ¿Por qué debía estar a las 8 de la mañana en punto frente a la torre de Big Ben en Londres el martes 7 de octubre donde se le daría otras instrucciones? Y sobre todo, ¿por qué era de vital importancia que él estuviera presente? Todas estas preguntas que se hacía lo intrigaban más y más y no encontraba respuesta para ellas. Faltaban días para la fecha. Decidió olvidarse de ello y pensar en otra cosa cuando de repente sonó el teléfono. ¿Quién podía ser?
-¿Diga?
-¿Doctor?
-¿Sarah Jane?
- Si Doctor, soy yo. ¿Te molesto?
- Sarah Jane, nunca me molestas y lo sabes. Dime.
- He recibido una carta muy extraña y quería comentarte sobre ella.
- ¿Qué tipo de carta? ¿Qué dice?
- Dice que tengo que estar a las 8 de la mañana en Big Ben el martes 7 de octubre.
- Curioso he recibido la misma carta. ¿En ella también te dicen que se te daría otras instrucciones?
- Si, así es. ¿Tienes alguna idea de lo que puede ser?
- No ninguna y me imagino que tú tampoco.
- Imaginas bien. A mí me la dejaron debajo de la puerta. La encontró Luke cuando iba al colegio.
- A mí igual. Es alguien que nos conoce, que sabe que somos amigos y que hemos viajado juntos en la TARDIS.
- ¿Por cierto donde te encuentras ahora?
- En Dover, admirando los acantilados y puede que pase luego a visitar la catedral de Canterbury.
- No está nada mal.
- Tengo que reconocer que tenéis lugares muy bonitos en la tierra. No tan bonito como en Gallifrey…
De repente el Doctor dejó de hablar.
-¿Doctor?
- Si, perdona. Es hablar de mi planeta y volverme nostálgico y triste.
- Bueno no pienses en ello. Ahora tengo que dejarte pero luego a la noche sobre las 9 te llamo para ver cómo ha ido todo. ¡Cuídate!
- Gracias Sarah Jane. Te quiero-
Colgó el teléfono, se puso su abrigo largo, regalo de Janis Joplin, y se fue a pasear por una de las tres playas de la ciudad, puerto mas grande del canal de La Manga donde llegan la mayoría de los ferrys procedentes del resto de Europa. Los acantilados blancos llamados albion son una de los signos de identificación de la misma con su castillo. Volviendo de camino a la TARDIS y apunto de pararse para cenar algo en un pub que resultó ser el pub más antiguo de la ciudad recibió otra llamada.
-¿Doctor? Soy Donna.
- ¡Hola Donna! ¿Qué tal?
-Pues mira muy bien pero te llamo porqué he recibido una carta-Entonces le contó exactamente lo mismo que le había contado Sarah Jane unas horas antes.
- Donna, Sarah Jane y yo también hemos recibido la misma carta. ¿Supongo que tú tampoco tienes idea de por qué y quien nos la manda?
-Ninguna.
-Creo que es mejor que nos reunamos antes del martes los tres. Voy a llamar a Martha a ver si ella también ha recibido algo.
- ¿Y aparte de ella, quien más podría haberla recibido?
- Nadie- dijo con bastante frialdad el Doctor. Rose no podía recibir la carta ya que no estaba en este mundo.
- Buenas noches Doctor-Le dijo Donna y colgó.
Llamó rápidamente a Martha que le confirmó lo que ya se temía. Ella también acababa de recibir la carta. Quedó en que la llamaría mañana después de hablar con Sarah Jane y Donna para concretar donde se verían todos antes del martes.
Unos minutos después entró en el pub y pidió pollo con patatas fritas y verdura acompañados de una pinta de cerveza. Pagó y volvió a la TARDIS. Se acostó enseguida, ni siquiera espero la llamada de Sarah Jane y se puso a mirar la tele. Al rato de estar como 10 minutos cambiando de canales y de no encontrar nada interesante en la tele, apago y se durmió. Tenía demasiadas cosas en la cabeza como para pensar en lo que echaban en la tele. Mañana ya hablaría con sus amigas.
