Captain Tsubasa
UN GOL AL CORAZON
Por
Oyuban
Capítulo 1. Noticia
La fría brisa matinal acariciaba gentilmente su rostro, un par de kilómetros más y terminaría su acostumbrado recorrido; todo parecía indicar que el fin de semana no saldría y se lo pasaría solo en casa viendo televisión o haciendo cualquier otra cosa, ya que Herman tenía planes y al parecer no lo había incluido. Al llegar a su destino recogió el correo y el periódico, mientras se dirigía hacia la puerta saco sus llaves; al entrar a la casa el aroma a café recién hecho, omelette de jamón y queso, y pan tostado inundo su nariz abriendo su apetito.
- ¡Bocchan, ya le he dicho que usted no debe recoger el periódico y el correo! – sentencio a modo de reprimenda Gang, su mayordomo, hombre de origen chino, cuya edad rondaba alrededor de los 50 años de edad, impecablemente vestido en su clásico traje de tres piezas en color negro; se acercó hasta su joven amo extendiéndole una toalla para que se secase el sudor del rostro.
- ¿Y Mikami sensei? – ignorando la reprimenda, pregunto el joven de veintiún años a la vez que tomaba la toalla y se dirigía a la cocina; a su vez este era seguido por el hombre mayor, quien de buenas a primeras le propino un manotazo a su ladina mano izquierda para que soltase el muffin de calabaza y chispas de chocolate que tanto le gusta.
- Bien sabe que no puede comer nada antes del desayuno ni entre comidas y váyase a bañar – declaro como era su costumbre el sirviente con esa cara de póker que a Genzo tanto le ha intrigado desde que se le fue asignado como su guardián cuando era un niño, ya que nunca ha podido descifrar lo que ese hombre está pensando, por lo que viendo frustrada su bribona acción se dirigió al baño a darse una buena ducha.
Una vez aseado y vestido se dirigió al comedor, al irse acercando escucho la voz de su tutor y la de otras dos personas, de las cuales claramente pudo identificar a una como la de Herman Kaltz - ¡Buenos días! – saludo cordialmente el joven japonés a la vez que entraba al comedor, tomaba asiento y su desayuno era servido.
- ¡Buenos días! – correspondieron al saludo el pequeño alemán, Mikami y Franz Schester – por su parte Genzo solo se limitó a observar detenidamente al jugador del Bremen, el cual devoraba con una descarada falta de vergüenza su quinta tostada que desbordaba esa brillante y deliciosa mermelada casera de durazno que Gang le prepara exclusivamente para su merienda; ante tal desfachatez el guardameta iba a decir uno de sus característicos comentarios despectivos y groseros tan propios de él, sin embargo su compañero del Hamburgo salió a salvar el momento, ya que era su responsabilidad el hecho de que Franz se auto invitara a desayunar.
- ¡Bien Genzo!, ¿estás listo para otra más de las máximas experiencias alemanas?- dichas palabras captaron la total atención del otro muchacho, quien se olvidó por completo de la indeseable visita.
- Mientras no sea otra locura como la de nadar en el lago Orankesee en pleno invierno o la de perderme en medio de un gentío en el Carnaval de Colonia – comenzó a quejarse el japonés de aquellas experiencias poco agradables, sin embargo, muy para sus adentros las había disfrutado enormemente y guardaba celosamente buenos recuerdos.
Sin darle mucho tiempo para pensar Herman y Franz se levantaron de sus asientos y se pararon frente a Wakabayashi, quien ya había terminado sus alimentos y bebía el último trago a su café.
- ¡Parecen un par de niños de primaria en el festival de primavera! – Dijo Genzo sin ánimo de ofender y con una risa mal contenida, a lo que su compañero de armas saco del morral que traía un tractenhut y se lo puso en su cabeza. El joven nipón se lo quito y comenzó a delinear con los dedos de su mano izquierda cada contorno del clásico sombrero alpino de fieltro, sonrió levemente mientras rememoraba un atesorado recuerdo, la imagen de Heinz con ese sombrero puesto y una amplia sonrisa en su rostro mientras le contaba sobre su abuelo Dierk.
A grandes rasgos los jóvenes alemanes le informaron acerca del viaje que emprenderían a Munich para pasar un fin de semana en el Oktoberfest, sin embargo mientras más le contaban acerca de sus planes, Genzo podía asegurar que una leve punzada en su sien derecha comenzaba a hacerse notar con endiablada tozudez y eso solo podía significar una cosa, el dichoso viajecito le traería más de un dolor de cabeza.
Sin más que decir fue a su habitación a preparar lo necesario para el viaje, al entrar al cuarto se topó con Gang que ya estaba por terminar de prepararle una maleta con todo lo que pudiese necesitar, - bocchan sabe que tiene que ir – dijo el sirviente sin voltear a verle, por su parte el joven japonés se sentó en la cama, al lado de la maleta que esteba siendo cerrada por el hombre mayor, - no quiero ir Gang, no quiero verle – se quejó el muchacho de veintiún años mientras se dejaba caer sobre la superficie del colchón y cruzaba las manos detrás de su cabeza.
- Lo ve cada año en los partidos de la Bundesliga, por lo tanto ese argumento no vale – rebatió su guardián mientras le daba la espalda y se dirigía a su espacioso armario para sacar un abrigo que hiciera juego con lo que traía puesto, Wakabayashi simplemente no protesto, ya que de antemano sabía que tenía las de perder, no gustaba de tener esas conversaciones con el hombre de origen chino, - ¡¿Por qué carajos tiene que tener siempre la jodida razón?! – pensó mientras se levantaba de la cama y se ponía el gabán color chocolate, por su parte el sirviente ya se había retirado, dejando solo a su joven amo con sus cavilaciones sentimentales.
Sin muchos ánimos bajo las escaleras y se dirigió a la sala, sin embargo al llegar no encontró a nadie, de ahí se dirigió a la cocina pero tampoco encontró a alguien, de pronto el timbre de notificación de un mensaje recibido se escuchó, busco su celular en el bolsillo interno de su abrigo y revisó la pantalla de plasma, el mensaje era de Herman y decía que lo estaban esperando afuera de la casa, dando un profundo suspiro se dirigió a la puerta principal, al salir por esta se topó con el flamante BMW Serie 5 que su padre había enviado hace poco menos de dos meses para que Gang lo llevase a donde él quisiera.
¡¿Qué significa esto Gang?! – Pregunto desconcertado mientras se acercaba a su mayordomo que lo esperaba junto al auto, - usaremos el auto – fue lo único que respondió el hombre mayor mientras le abría la puerta del auto para que tomase el asiento detrás del piloto; al ver a Mikami en el asiento del copiloto y a los otros dos en el amplio asiento de atrás, se detuvo y encaro a su guardián, - ¿tengo que subir?
- Un viaje en auto lo ayudara a aclarar sus pensamientos, así que suba - podría haberse negado a ir pero una fuerza extraña lo jalaba hacia Múnich, sin ánimos de discutir subió al auto mientras se preparaba mentalmente para no matar a alguno de sus compañeros de viaje, cosa que dudaba en poder hacer, - Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia – recitaba mentalmente tal plegaria mientras arrancaba el vehículo hacia su destino.
