PRESENTACIÓN

Hola a todos.

Esta es una pequeña historia acerca de George Johnson. A decir verdad este personaje siempre me ha intrigado y me ha parecido que sería interesante ver la historia de Candy desde su muy particular punto de vista. Más que una serie en toda forma será un conjunto de pequeños relatos aislados que han ido surgiendo conforme preparo los demás fics. Espero que sea de su agrado =P

PRÓLOGO

La tarde llegaba a su fin y la naturaleza se preparaba para su diario descanso. Las aves atravesaban el cielo, en busca de un lugar dónde pernoctar y los grillos comenzaban a ensayar su cántico para alegrar la noche. El aire se tornaba más frío, conforme el sol se ocultaba para dar paso a la oscuridad que precedía a la luna y a las resplandecientes estrellas que pronto decorarían el cielo de Illinois.

George permaneció en silencio; sin percibir realmente nada de cuanto tenía frente a sus ojos, excepto el futuro. Un futuro que se le antojaba tan oscuro, como la noche que pronto caería sobre Illinois y la propiedad Ardley.

El hombre vestía de negro, como casi siempre; sin embargo, ese día en particular, su habitual atuendo le había provocado una desquiciante sensación de vértigo que no lo abandonó durante todo el funeral y que, presentía, no lo dejaría en paz mientras permaneciera en este mundo. A veces, el destino era implacablemente injusto.

¿Qué iba a hacer ahora? Se preguntó el hombre, por enésima ocasión desde el día anterior. Más de veinticuatro horas de consideraciones de cualquier tipo no habían conseguido arrojar alguna luz sobre su drama particular; una tribulación que ni siquiera podía considerar personal, porque era un dolor compartido por demasiada gente: la misma que había atiborrado los salones de la mansión murmurando frases sentidamente corteses sobre la incomparable bondad de la señora Brown.

Desde el balcón de su habitación George miró más allá de la verja que separaba la mansión de la pradera, esperando encontrar algo de paz en la contemplación del hermoso bosque que era la delicia de Sir William; sin embargo, lo único que consiguió fue recordar el compromiso tan importante que le aguardaba a partir del día siguiente.

George sintió el dolor, apareciendo por fin; tan claro e intenso como jamás lo había vivido, tan agobiante como ninguna otra emoción en cualquier otra etapa de su vida. Porque no sólo se trataba de él, sino de dos pequeños que ahora deberían vivir vidas separadas, destinados a encontrarse muy lejos en el futuro. Decisión de madame Aloy y los mayores, por supuesto; porque, si de él hubiera dependido, jamás habría consentido separar a Anthony del único pariente que aún permanecía con vida.

George se preguntó de qué manera iba a sobrevivir los siguientes años, y no encontró respuesta. Y el dolor arremetió de nuevo contra él, amenazando con arrebatarle la cordura y enviarlo a las profundidades de la desesperación.

Rosemary se había ido.