Favor, leer las notas finales si tienen alguna duda, gracias.

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Nota del autor: Advertencia de clasificación T. Menciones a abusos, muerte de personajes, algo de OC (aunque justificado aquí) y uso de drogas. Aunque no será tan grande para pasarlo a categoria M. También es un AU (historia alterna) con respecto al último capítulo de la tercera temporada de Doctor Who, el último de los señores del tiempo. Por lo que ya están advertidos.

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PRÓLOGO

"Él se paró en la cima del mundo, Y observo su nuevo y basto mundo. Y se erigió como Amo de toda la creación. Y entonces él pensó que eso era bueno."

En un mundo llegando poco a poco a su fin. En un planeta tierra donde su mayor parte se encontraba convertida en un páramo desolado, con más de la mitad de su población humana casi que extinta, lo mismo que una gran parte de su fauna y flora. En lo alto de los cielos recorriendo el mundo, se encontraba una especie de estación voladora parecida a un aeropuerto pero a la vez a un portaaviones armado de la marina. Donde diversas aeronaves se podrían aterrizar y mantenerse en el cielo por horas, días, semanas o incluso meses. Esta estación se llamaba Valiant. Dentro de esta un gran número de personas se encontraban a bordo, lideradas por aquel quien construyo la imponente maquina voladora y quien desató una matanza masiva sobre el planeta.

Este hombre era el Maestro. Último de los Señores del tiempo (Time Lords.) una de las razas más poderosas del universo pero ya extintos debido a una gran guerra, y quedando solamente dos de estos seres en la existencia. El Maestro cuyo alias como ser humano había sido Harold Saxon, después de habiéndose convertido en primer ministro de Gran Bretaña y tomado el control gracias a una red psíquica puesta en 15 satélites orbitando la tierra, abriendo las puertas del tiempo con una máquina paradójica que hizo descender de los cielos a unas criaturas pequeñas de aspectos circulares, de color negro y apariencia futurista llamada Toclafane. Con ayuda de estos, el Maestro ordenó eliminar más de una décima parte de la población terrícola del planeta y establecer su nuevo dominio en él. El único quien podría hacerle frente, era el Doctor, su más viejo y grande rival. Pero él ahora se encontraba prisionero a bordo del Valiant, por lo que el Maestro ya no tenía nada de qué preocuparse. ¿O si…?

Una música a alto volumen sonaba en el Valiant por el sistema de altavoces, específicamente en la parte de la enorme habitación donde se hacía de cabina de pilotaje y se controlaba la enorme estructura, y que también hacía de salón principal de la enorme aeronave donde se reunían las personas casi siempre. Diversas personas iban y venían de un lugar a otro por el lugar, algunos eran operarios de la nave, otros guardias fuertemente armados hasta los dientes vestidos de uniformes militares negros, y otros eran personal de limpieza. Un hombre que parecía entrado en sus veintes y cercano a sus treinta, con cabello castaño tirando casi a rubio, ojos del mismo color y sonrisa empedernida. Esta era la apariencia de una de las encarnaciones del Maestro, un Señor del Tiempo.

El Maestro se encontraba observando a través de la ventanilla frontal de la cabina del puente de mando. El observaba los enormes cielos azules junto con las nubes blancas que surcaban perdiéndose en el horizonte, no puedo evitar que una sonrisa surcara sus labios al llegar a la realización que todo ese lugar era suyo, que todo cuanto hubiera en este planeta le pertenecía; porque como Amo de todo él tenía el derecho de regir sobre aquel planeta conquistado gracias a su ardid y su asombrosa inteligencia, producto de ser una de las razas más avanzadas y evolucionadas en el universo, los Señores del Tiempo.

Aunque hace tiempo que aquella gran raza desapareció, producto de la Última Gran Guerra del Tiempo como se le llamaba, donde los Señores del Tiempo se enfrentaron a una de las razas más peligrosas del universo, los Daleks. Esta enorme guerra que abarcó y destruyo varias galaxias y planetas, eliminando cientos de formas de vida inmiscuidas en el conflicto sin culpa, y acabando con aquellas dos poderosas razas borrándose del universo para siempre. O eso se pensaba. Pero no todo estaba perdido, El Maestro tenía un plan para crear un imperio, el imperio de los señores del tiempo; con él a la cabeza. Junto con sus esclavos humanos, estaba creando unos cohetes con cientos de Toclafane a bordo, para ser enviados al espacio donde atacarían a las demás razas del universo, y las esclavizarían o destruirían si se resistían.

Él se volteo para después bajar por la escalera que daba al puesto de mando, y posar su mirada fija en la persona sentada en la silla de escritorio frente a él. El Maestro sonrió lánguidamente al ver como aquella persona temblaba ante su escrutinio. Esta persona era nada menos que el Doctor, este en su cuerpo centenario siendo envejecido por el control del manipulador de ADN del destornillador laser del Maestro. Vestía las mismas ropas que traía desde hacía casi un año, tiempo en que era prisionero a bordo de esta nave. Por ende que a veces desplegara un olor feo debido a su falta de tiempo sin asearse. Veía fijamente y con algo de miedo a su homologo Señor del Tiempo, esperando que nuevo tipo de torturas tenía pensado hacerle hoy.

"Te notas tenso Doctor. Relájate, hoy no tengo pensado hacerte nada…aun." Decía el Maestro como se movía detrás de la silla del Doctor, y empezaba a moverlo con las ruedas que esta poseía en dirección a una de las enormes ventanas a un costado que daba vista al cielo azul

El Doctor no pudo más que sentir su cuerpo relajarse algo después de oír esto, pero no bajó la guardia. Si bien no podría defenderse de las acciones del Maestro para con él, al menos prefería eso a que quisiera desquitarse con la familia de Martha Jones o con su amigo Jack Harkness, prisioneros y sirvientes también a bordo del Valiant junto con él. El Doctor pasó a mirar por la ventana el enorme cielo azul con nubes blancas cubriendo el basto horizonte. Podía observar también algunas esferas negras de Toclafane pasar por ahí volando. El solo suspiro de forma triste por ellos, al saber ya la verdadera identidad de aquellos seres que habitaban dentro de aquellas esferas de color negro.

"¿Puedes verlo? ¿El vasto mundo que ahora me pertenece? aquel a quien tú has empeñado en proteger de mí y de muchos otros más. Ahora finalmente ha caído en mis manos y ya no puedes hacer nada para remediarlo. Y pronto el universo entero seguirá el mismo curso. ¿Qué piensas acerca de eso Doctor, eh?" Le preguntaba el Maestro burlándose de el

El Doctor no decía nada, solo seguía con su vista fija en el cielo azul observándolo a la vez que observaba aquellas esferas negras que surcaban el cielo de vez en cuando.

"¿Oh? ¿Estas triste por lo que descubristes acerca de los Toclafane? Ja! sabía que al hacerlo rompería tu corazón. Pero no estés triste por ellos, ellos pronto tendrán un lugar en el nuevo orden que pienso imponer. Así que descuida. Tú podrás ser testigo de todo eso y más. Ya que pienso dejarte vivir para siempre como mi leal perro, mientras yo me dedico a gobernar en mi imperio ¿Qué dices?" Le preguntaba el Maestro con una sonrisa lánguida a sus anchas

El Doctor seguía sin decir nada, sumido solo en sus pensamientos viendo a los Toclafane, con una mezcla de tristeza y melancolía. Ahora que sabía quiénes eran ellos, más le entraba un sentimiento de impotencia, porque sabía que tenía que deshacerse de ellos pronto. Ya que dentro de poco se cumpliría un año de la toma del Maestro del control de la tierra. Y los cuidadosos planes que ha estado trazando todo este tiempo deben ir al pie de la letra. Y entre esas cosas contaban con deshacerse de las 'personas' que habitaban esas esferas negras, si es que podía el seguir considerarles así.

El Maestro solo entorno la mirada ante el reprimiendo las ganas de golpearlo por ignorarlo. Pero se contuvo, solo por esta vez. Ya estaba casi listo de cumplir la meta final, y no cedería ante sus impulsos ahora, aun cuando en casi todo un año ha hecho lo que ha querido con el Doctor y sus amigos aquí en el Valiant. Pronto, muy pronto, sería el aniversario de su toma del poder del planeta y entonces, su plan de tomarse el universo seguiría después de eso. Así que ¿que bastaba con esperar un poco más para seguir torturando al Doctor? absolutamente nada.

Fue en eso que la puerta que daba a la habitación principal se abrió dejando entrar tres figuras. Los guardias de UNIT les abrieron las puertas dejándolos pasar, haciendo que el Maestro se girara hacia ellos sin evitar sonreír. Las tres figuras eran un hombre y dos mujeres. De origen asiático, y técnicamente provenían de Japón. Y eran ayudantes en los planes del Maestro en conseguir sus metas, ya que tenían un objetivo en común. Eran de los pocos no sometidos ni controlados por la red psíquica del Arcángel. Por ende que pudieran ir a sus anchas y hacer lo que quisieran dentro y fuera del Valiant. Era eso mejor, a ser exterminados o esclavizados como las demás personas allí abajo en la tierra.

El Maestro se giró hacia ellos a la vez que lo hacía con la silla del Doctor para que pudiera verlos también.

"Puedes fingir cuanto quieras Doctor. Pero no hay duda que mis planes se están efectuando a plenitud y pronto el resto del universo seguirá el mismo destino que esta tierra ahora insípida. Pero eso sí, no estoy solo en esto. Permíteme presentarte a aquellos que me siguen y son aliados míos en esta empresa. Creo que ya los abras visto merodeando por aquí, pero no habías tenido la oportunidad de hablar con ellos directamente ¿Verdad?" Preguntaba el Maestro burlón como señalaba a cada una de las figuras haciendo las presentaciones

Primero señalo con su mano al hombre, un sujeto de apariencia delgada y pelo rubio ondulado. Llevaba un chándal rojo y azul con pequeños nodos metálicos adjuntos a su alrededor. Con guantes negros a juego del mismo color, que tenía un apariencia a un traje de captura de movimiento. Llevaba gafas de sol acomodadas por encima de su cabeza, pero al aspecto a destacar era su rostro, mostrando una mueca desagradable y burlona aparentemente perpetua, con un aspecto degradante en su cara con sus pequeños y brillantes ojos.

"Su nombre es Kihara Ransuu." Decía el Maestro presentandolo a lo que el aludido solo levanto su mano mientras saludaba burlonamente

Luego el Maestro señaló a una de las mujeres, la que tenía apariencia madura. De cabellos largos de color negro, vestía un traje tipo oficina con una bata de científico anudada encima de ella.

"Ella es Kihara Yuiitsu." La presento al Maestro a lo que la aludida levanto una mano en señal de saludo aunque de forma perezosa como si aquello no le importara

Finalmente el Maestro señalo a la más mujer más joven, era una niña sorprendentemente, parecía de esas chicas que aun iban a la escuela secundaria. Con bollos o nudos de pelo negro en ambos lados de su cabello. Ella vestía un suéter color rosa, una minifalda y medias negras rotas. Llevaba unas botas grandes de forma asimétrica; también llevaba varios dispositivos que colgaban de su cuello que incluían un teléfono celular, un pequeño control de TV, y un dispositivo de mano.

"Y finalmente esta linda chica es Kihara Enshuu." Termino de presentar el Maestro a lo que la pequeña niña no hizo ningún gesto y se mantuvo impasible todo el tiempo

El Doctor solo frunció el ceño ante la mención de los apellidos (pues si eran japoneses no sería extraño que se nombrara su apellido antes que el nombre.) que los tres compartían. 'Kihara', ese apellido le sonaba familiar; si no estuviera tan envejecido quizás pudiera recordar mejor de donde había oído hablar de ellos, estaba seguro de ello.

"Veo que tienes dudas ¿te suenan familiar de alguna parte? ¿Pero no puedes identificarlos? se nota que la vejez ya te esta pasando factura Doctor. En otro momento te dejaría el tiempo suficiente para recordar, pero el tiempo es ahora apremiante y ahí mejores cosas que hacer antes del gran día. Por lo que yo responderé tus dudas." Decía el Maestro con una enorme mueca que rivalizaba con la de Kihara Ranshuu

"A ver, dime algo Doctor. Me imagino que ya habrás oído acerca de Ciudad Academia. ¿No es así?" Decía al Maestro como comenzaba a dar vueltas y recorrer al Doctor sentado a la vez que hablaba

El Doctor frunció el ceño aún más y estaba visiblemente confundido. Aun así sabía de lo que hablaba el Maestro. ¿Pero que tenía que ver Ciudad Academia en todo esto? él sabía que era esa ciudad de hecho. Había estado ahí un par de veces en el pasado, pero había decidido no volver ahí nunca más por razones personales. No había oído hablar de ella en mucho tiempo de todos modos. Desde su cuarta regeneración pasando por los tiempos que el vivió en la Guerra del Tiempo, hasta su actual presente no había oído de ella ni había hecho ademán de acercarse por allí nunca más. No después de descubrir ciertas cosas desagradables sucediendo por allá.

"Supongo que por tu expresión es un sí. Bien, como ya sabrás. Ciudad Academia como su nombre indica, es una ciudad de varias escuelas e instituciones de educación superior. Desde el jardín de infantes, pasando por la escuela hasta la universidad. Es la ciudad más avanzada del mundo actualmente y se dice que su tecnología es por 30 años más adelantada del mundo. Trabajan en la creación de tecnologías de gran avance, experimentos científicos cuyo principal estudio son los poderes psíquicos."

"En si no es lo importante. Lo importante es que hasta el día de hoy es la única ciudad que aún no ha caído ante mi poder. Irónicamente en sí muchos de sus principales residentes se salvaron de caer presa de mi red psíquica del arcángel, gracias a que ellos tienen poderes psíquicos también. En menor o mayor medida, pero eso los ha salvado de caer hipnotizados ante mi poder. Aun si esa ciudad-estado se encuentre dentro de los terrenos del mismo Japón. País que mande a incendiar en su totalidad hace seis meses. ¿Recuerdas eso Doctor?" Le preguntaba el Maestro al Doctor mientras seguía dando círculos en torno a el

El Doctor no necesitaba recordar eso. Él le había pedido, No, le había suplicado que se detuviera pero el Maestro no escucho. Su homólogo Señor del Tiempo, había ordenado que incendiaran Japón en su totalidad. Debido a que eran un conjunto de islas aisladas, podrían incendiarse y quemar todo haciendo que el fuego se propagara eficientemente y todo lo que estuviera ahí, no podría escapar seguro del lugar. Y todo fue ocasionado aquella vez porque el Maestro se había enterado que otra raza alienígena llamada Drast, tenían planes de conquistar el planeta antes incluso de que él lo hubiera pensado y se habían alistado para hacerlo antes de que el Maestro hubiese hecho su jugada, pero el Señor del Tiempo fue veloz y les ganó la mano en eso. Enojado por casi permitir que otra raza alienígena le quitara su logro, y habiendo descubierto su base de operaciones en Japón, ordenó a los Toclafane ir a destruirlos al quemar todas las islas que la conformaban. Esta era la respuesta del Maestro a quien osaba desafiarlo.

Por supuesto que aquella acción a su vez fue también un reto a aquellos habitantes de Ciudad Academia, la ciudad que vivía con un gran muro rodeándola y que se encontraba dentro del área metropolitana de empleo de Tokyo. Esa ciudad había resistido los embates del Maestro continuamente, desde los ataques de sus millones de Toclafane, hasta sus ataques con armamento humano pesado y había resistido aun así con todo lo que le había llovido encima durante el último año. No era de extrañar que fuese la ciudad más avanzada del mundo, por lo que sus armamentos estaban siendo superiores por tres décadas al resto del mundo. El había pensado en usar armas nucleares contra la ciudad, pero sabía que sus intentos serian en vano pues la ciudad no solo contaba con armamento tecnológicamente más avanzado para contrarrestar eso. Sino también contaba con sus Espers. Seres humanos que pueden emitir AIM, un campo energético invisible al ojo humano excepto para máquinas detectoras y para los Señores del Tiempo. Y usar estos distintos poderes psíquicos y que han pasado por el programa curricular de energía de Ciudad Academia para su desarrollo.

Estos estaban divididos en distintos niveles, del nivel 0 hasta el nivel 5 que eran los más poderosos. Solo siete Esper había dentro del último escalón de Nivel cinco, y el que contaba como el número uno de dicha categoría era sin duda un auténtico monstruo. De nombre Accelerator, se decía que este podía destruir todo el ejército del mundo si quisiera y resistir bombas nucleares. Por ende que hacer semejante acción sería una pérdida de tiempo y recursos en una sola ciudad, ya que los necesitaba para poder conquistar el universo. Pero para el cruel y sádico Señor del Tiempo, no significa que dejaría las cosas así. Esa ciudad caería antes de que conquistara el universo, eso se lo prometía.

"Esa ciudad ha sido resistente. Aun cuando muchos de sus habitantes residentes han muerto durante los continuos ataques, aun cuando los familiares que muchos de sus estudiantes jóvenes y demás personal tuvieran fuera de la ciudad, murieran cuando mande a incendiar a todo el país a lo ancho y largo, salvándose solo aquellos dentro de los límites de la ciudad científica. Aun cuando los pocos que caían rendidos ante mi red psíquica intentaran sabotear las defensas de la ciudad y estos cayeran presos o muertos por sus mismos compañeros, sembrándose la desconfianza adentro de sus puertas. Aun así han resistido y les doy crédito por ello. Quizás porque su presidente de administración, el infame Aleister Crowley ha sabido defenderse muy bien y ser un reto y molestia para mí. ¿Lo recuerdas a él no es así?" Preguntaba el Maestro

Al Doctor no necesitaban recordárselo. Aleister Crowley era una de las principales razones sino la primera por la cual el no había querido volver a aquella ciudad, controlada entre las sombras por aquel ser tan nefasto. Alguien tan depravado y sin moral, que no tenía escrúpulos a la hora de realizar o aprobar experimentos inhumanos en seres humanos y demás seres vivos, para su disfrute pero siempre justificándolo el que era por el 'bien de la ciencia'. El Doctor había pensado muchas veces en querer detenerlo, pero sabía que Aleister ostentaba la mayor parte del control sobre Ciudad Academia, así que si lo enfrentaba y desaparecía, la ciudad caería en el caos y no sabrían qué hacer. Necesitaba pensarlo con cuidado y en aquellos tiempos no tenía el tiempo suficiente, como se la pasaba viajando con algunos de sus compañeros y peleando contra distintas amenazas provenientes del espacio. Los Esper eran una de las razones por las cuales no gustaba de esa ciudad, otorgarles poderes psíquicos a chicos a través de experimentos y el uso de drogas en sus cerebros y cuerpos, eran algo que él no aprobaba y rehuía de ellos como muchos de sus experimentos no terminaban más que en muertes de jóvenes chicos en las primeras etapas de aquel experimento, a pesar de que hoy debería considerarse más 'seguro'.

"Si, ese superintendente general de Ciudad Academia. El cual vive dentro de su llamado edificio sin ventanas, tan protegido que como su nombre indica no tiene ni puertas ni ventanas por donde entrar, más que por ayuda de la tele transportación. Su edificio es tan resistente a cualquier ataque exterior, que se dice puede resistir el uso de bombas nucleares que le lancen. Él ha sabido proteger su ciudad muy bien, debo admitirlo." Decía el Maestro con una expresión agria mientras seguía caminando en surcos

"Aun así, el juego aun no termina. Algunos científicos y gente residente de allá de Ciudad Academia, han logrado escapar gracias a mi ayuda y han desertado a mi lado. Claro que de seguro alguien como Aleister debía de prever esto, pues sus defensas siguen más fuertes que nunca y se han reforzado aún más después de haber incendiado todo el país de Japón donde se encontraban. Pero aun es cuestión de tiempo antes de que caigan. Estas ilustres personas de aquí que vez, como ya te habrás dado cuenta debido a su etnia que mayoritariamente son japoneses los residentes en esa ciudad. Son científicos expertos, miembros de una selecta familia de expertos científicos que han trabajado en las distintas ramas de la ciencia y tienen un renombre y reputación allá misma. Los Kiharas. Una 'familia' si se puede llamar así, con una notable inclinación natural para la ciencia, así como a las acciones más atroces y crueles en estándares humanos en su hambre de experimentación en la ciencia que tanto aman. No importándoles un bledo la supuesta 'ética' que debe tener todo científico. En pro de alcanzar sus metas, su reputación en el llamado 'lado oscuro' en Ciudad Academia es grande por ello."

El Doctor pasó a verlos después de escuchar lo dicho por el Maestro, y un clic sonó en su cabeza. El recordaba si haber oído de ellos antes, todo lo que había dicho su homologo Señor del Tiempo era verdad. Los Kiharas, eran la segunda razón principal por la que no había vuelto a poner un pie allá. Eran según sus ojos, un grupo enfermo de científicos que no valoraban la vida humana y hacían uso de experimentos crueles e inhumanos en personas, según ellos 'por el bien de la ciencia'. Lo cual causaba repulsión en el Doctor y desagrado hacia aquella 'familia' tan nefasta según sus ojos. Lo peor es que dentro de la ciudad nadie hacia nada contra ellos por tener influencias en la mesa de directores que formaban parte del gobierno de la ciudad. Ese 'lado oscuro' de Ciudad Academia era lo que más detestaba el Doctor de ello, y otra razón para no regresar allí al menos en el largo plazo desde su última visita, hace siglos para él según sus recuerdos.

Las tres personas que eran los Kiharas, tenían reacciones diferentes al escrutinio de la mirada del Doctor y su mueca de desagrado al reconocer quienes son. Kihara Enshuu no le importaba y se denotaba distraída observando por la ventana el cielo azul. Kihara Ransuu solo tenía la misma mueca desagradable y burlona de siempre, dirigida esta vez hacia el Doctor no importándole cuanto desagrado pudiera causarle en él. Y Kihara Yuiitsu observaba impasible todo esto sin rehuirle la mirada al viejo Señor del Tiempo. El Maestro observaba este cambio con especial agrado, sin duda le satisfacía esto, el ver como se miraban unos a otros como si fuesen enemigos o lo peor del otro. Le gustaría seguir mirando este intercambio, pero sabía que no había tiempo que perder. En tres días seria el aniversario del año en que tomo el mundo, y no deseaba perder más tiempo, y decidió enfocarse en lo que tenía que hacer.

"Bueno, supongo que ustedes tres no vinieron solo para presentarles aquí, a mi ilustre viejo 'amigo' el Doctor. Sino que vinieron por algo más. Supongo que vienen a decirme sobre los resultados del experimento 'Meltdowner' ¿Verdad?" Preguntaba el Señor del Tiempo

"Si, así es." Hablaba Kihara Ransuu. "Ya Therestina ha estado cerciorándose personalmente de que no se salga de control. Aunque tenemos una pieza importante que la podemos usar para su control, aun así se necesitan ciertos otros ajustes para mejorarlo."

Ransuu hablaba como si describiera cualquier tipo de experimento convencional, por ende que su tono de voz sonase casi que natural. Algo que debería ser una sorpresa teniendo en cuenta el tipo de experimentos crueles e inhumanos realizados en personas, era por demás chocante al referirse de que estaba hablando.

"Ya veo. Bien, habrá que poner manos a la obra cuanto antes. Vamos que quiero ir a ver personalmente esto." Decía al Maestro como se volteaba a la silla donde seguía sentado el Doctor

"Y por supuesto tu puedes venir también Doctor. Serás testigo de lo que he estado haciendo, y como planeo destruir a Ciudad Academia y conquistar el universo. Es un pequeño plan engranado entre muchos, que me asegurara la victoria. Así que ven conmigo y lo veras con tus propios ojos." Decía al Maestro como le hizo una seña a un soldado de UNIT

Este a la orden de su amo asintió y se fue, para regresar unos minutos después con una silla de ruedas. A la orden del Maestro, el soldado coloco al Doctor sentado en esa silla. Una mirada rápida del soldado de cabellos rubios y ojos azules a los ojos del Doctor, fue suficiente para decirle algo sin soltar una sola palabra. El Doctor solo paso a darle una mirada rápida también que duro unos pocos segundos, antes de regresar la vista hacia adelante. Como el Maestro salía de la habitación junto con las tres personas japonesas; detrás de ellos iba el Doctor sentado en la silla de ruedas siendo conducido por el soldado de UNIT, siguiendo a su 'amo'.

Pasaron por los pasadizos del Valiant directo hacia la zona inferior en pisos más abajo. En el trayecto el Doctor robo una mirada rápida hacia la madre y hermana de Martha Jones. Francine Jones y Tish Jones. Convertidas en sirvientas del Maestro, limpiando el piso y las paredes de la aeronave. Las dos mujeres robaron una mirada rápida al Doctor también y asintieron en su presencia. El Doctor les devolvió el gesto también, siendo consiente del mismo gesto que el soldado de UNIT que le conducía les daba también, como una mirada de complicidad cruzaron sus miradas con la de las mujeres.

Bajaron por los pisos de la sala de máquinas y calderas, numerosos trabajadores hacían el mantenimiento de las máquinas y demás instrumentos de la enorme aeronave que surcaban los cielos. El Doctor en un vistazo rápido, noto la presencia del padre de Martha Jones, Clive Jones. El cual hacia mantenimiento a una de las máquinas, mientras vestía un uniforme de obrero color azul oscuro. Aunque el Doctor no había cruzado palabras aun con el y poco lo había visto solo desde lejos, este si lo reconoció y al soldado de UNIT que le llevaba. Un pequeño asentamiento de cabeza oculto a ambos, fue lo que indicó su seña a lo que ambos hicieron lo mismo de forma desapercibida.

Pronto llegaron ante una enorme compuerta grande de aspecto metálico, la cual solo se abría con un código especial que el Maestro introdujo en una de las ranuras al costado derecho de la misma. La enorme y ancha compuerta metálica se abrió haciendo un enorme ruido, dejando salir un aire frió como una especie de pequeña niebla en el suelo se dejaba denotar.

"Bien, después de ustedes." Decía el Maestro en su típico tono burlón

Los Kiharas no hicieron caso como entraron seguidos del Doctor siendo conducido en la silla de ruedas por el soldado de UNIT, siguiéndole los talones por el Maestro. La compuerta se cerró después de los huéspedes entran en esta. Dentro de esta se dejaba entrever una habitación que parecía un laboratorio con diversos materiales y utensilios como embudos, vasos, frascos, tubos de ensayo, probetas, pipetas, mecheros y demás útiles apilados en orden, en enorme mesas de trabajos. Lo típico de un laboratorio aunque el aire frío acondicionado estaba de más elevado, aunque a los ocupantes no les molestaba.

Acercándose hasta el fondo de la habitación vieron a una mujer sentada analizando lo que parecía ser una muestra de algo, en un telescopio de muestras amplificando la vista de las muestras biológicas que quisieran ver en él. La mujer tenía cabello ondulado recogido en una cola de caballo, quizás lo más sobresaliente fuese su cabello color naranja. Vestía una bata blanca de laboratorio, su ropa consistía en un una especie de abrigo parecido a las secretarias de oficinas; un abrigo de color azul oscuro y una falda del mismo color. Cargaba medias largas de color marrón claro y zapatos de tacones blancos y altos complementaban su atuendo.

"Bien, Therestina. ¿Qué me cuentas entonces?" Hablo el Maestro dando a señalar su presencia que hizo que la mencionada apartara la vista algo molesta por verse interrumpida

La mujer mencionada solo suspiro en molestia como apartándose del telescopio se giró hacia los presentes. No sabía porque, pero para el Doctor le dio la impresión de que esta fuese una persona más interesada en su trabajo que en tratar con las personas. Eso y que le dio una mala espina la mirada que sostenía su rostro, como si la vida humana no le importara en lo mínimo.

"Si te refieres a los avances al caso de 'Meltdowner' han habido avances significativos de nuestro lado. El paciente ha estado cooperativo de todos modos, por lo que no ha sido problema en ajustar el control sobre ella. Eso y que además su poder y rango de ataque se han elevado, aunque aún existen barreras que se necesitan romper." Habló la mujer llamada Therestina de una forma tan natural que pareciera que esto era aburrido para ella

"Oh bien, será interesante verla ahora. Quiero presentarle mis resultados a un viejo amigo. Por cierto Therestina, aquí te lo presento. Esta persona de aquí es el Doctor, solo el Doctor. Mi más viejo y grande rival, supongo que ya habrás oído de él." Señaló el Maestro al viejo sentado en la silla de ruedas

"Doctor, conoce a Therestina Kihara Lifeline. Otra miembro de la familia Kihara. Su inteligencia y aportes científicos te harían sorprender Doctor. Además claro, de su belleza." Hablo el Maestro con una sonrisa lánguida

Pero Therestina no hizo caso a su cumplido como se quedó mirando al Doctor unos momentos. El Señor del Tiempo sintió la intensa mirada de la mujer, como si lo estuviera analizando y escrutando. No sabía porque, pero el Doctor pensó que si estuviera en manos de ella, no dudaría en transformarlo en otro conejillo de indias, iguales a los que la familia Kihara hacían siempre.

Después de un minuto tenso, la mujer de cabello naranja sonrió, pero no era una sonrisa agradable, mas parecía la sonrisa de un depredador el cual había encontrado una nueva presa con la cual jugar. No le gusto en lo absoluto esa reminiscencia.

"Mucho gusto Doctor. Es un placer. He oído muchas cosas sobre usted. Cosas interesantes." Hablo Therestina de forma que sonara casi 'normal' como una mujer amable cualquiera

Pero para el Doctor sabía que ese tono era un engaño, podía verlo y podía sentirlo. Aun así hizo el ademan de asentir ante el saludo de la mujer, mas por cortesía que por cualquier otra cosa. El Maestro tocaba el piso alto con la suela de sus zapatos sonando impaciente, a lo que la mujer dio otro suspiro antes que de mala gana hiciera su pedido. Ella se levantó y con una seña hizo guiar al grupo hasta una esquina de la habitación, donde parecía haber otra habitación, o más específicamente un salón pequeño de unos pocos metros de anchos cúbicos. Donde unos vidríales resistentes eran la 'pared' que encerraba aquella pequeña habitación, eran resistentes a cualquier accidente y reforzado para aguantar explosiones e impactos profundos dirigidos contra él, aun si fuesen de misiles o bombas incluso. La tecnología de Ciudad Academia que los Kihara traían consigo antes de desertar, ayudaba a eso de todos modos.

La mujer Kihara de nombre Therestina, abrió la única puerta que daba acceso a ella con un código de una ranura al costado, y uno de los lados de la 'pared' hecha de vidrio se corrió tal cual puerta corrediza a un lado. Adentro de este pequeño espacio de menos de 20 metros cúbicos, había un silla en medio de este sitio la cual estaba inclinada en tal posición que daba la vista hacia arriba al techo. Sentada en esta silla estaba una figura femenina acostada de tal forma que pareciera que estuviera durmiendo. Aunque la realidad estaba fuera de eso, como la susodicha mujer abrió los ojos y viro su cabeza en dirección hacia las figuras que hacían su ingreso en esta. Las siete personas como pudieron se repartieron por el pequeño espacio del lugar, para no sentirse amontonados allí.

"Bueno, bueno ¿Cómo está mi paciente esta mañana? ¿Dormistes bien Mugino?" Hablo el Maestro en su habitual tono

Mugino Shizuri, era una Esper de Ciudad Academia. Ostentaba ser de los niveles más altos de Espers dentro de la ciudad, un nivel cinco. También de los únicos siete que ostentaban este nivel, ella era la clasificada en el número cuatro. Lo que significaba que debían de haber tres más poderosos que ella. Su alias que le habían dado en Ciudad Academia era conocida como la 'Meltdowner'. La cual también este alias era el nombre que provenía de su poder Esper o psíquico en dado caso. La mujer parecía una chica joven, entrados en sus años veinte. De cabellos largo color té suave. La mujer cargaba un abrigo de manga corta brillante con un cinturón y pañuelo a cuadros en patrón o corbata. Llevaba medias amarillas y suéter debajo.

El Maestro dio un resumen de quien era, su alias y el tipo de poder psíquico que usaba; y que hacia aquí al Doctor ya que desconocía la procedencia de dicha mujer también de rasgos asiáticos, aunque para nada desconocido si es que venía también de Ciudad Academia. El Doctor solo frunció su ceño aún más al escuchar la explicación del Maestro. Al parecer ella era un Esper bastante poderosa que estaba del lado del renegado señor del tiempo…o eso es lo que pensaba. Ya que la mujer estaba atada a la silla con partes metálicas anexas que se abrían y cerraban con un botón. Lo que indicaba que ella debía de ser una prisionera y si colaboraba con esta gente, no era bajo su propia voluntad. La expresión agria en su rostro mientras miraba al Maestro y demás Kiharas era una prueba de esto. El Doctor podía sentir en su cuerpo un pequeño campo psíquico viniendo de la mujer, lo cual indicaba que esta mujer en verdad era una Esper o tenía poderes psíquicos latentes.

"Y eso sería todo cuanto decir sobre ella. Entonces Mugino ¿Qué me cuentas esta mañana? ¿Has descansado bien?" Le pregunto el Maestro una vez más

"¡Vete al diablo, bastardo!" Respondió Mugino por toda respuesta.

Mala decisión.

Una corriente eléctrica de pronto comenzó a envolver la silla metálica, como esta misma corrió por el cuerpo de Mugino la cual pego un grito al sentir la electricidad, recorrer su cuerpo como este se convulsionaba violentamente. Tal acción era causada por un control remoto en manos del Maestro pasado por Therestina hace brevemente. El señor del tiempo se regodeaba con una sonrisa sádica ante el sufrimiento de la joven mujer, mientras el Doctor apretaba el respaldo de los brazos de su silla con fuerza, no queriendo ver esto. El sentía ganas de parar esto si pudiera, pero afortunadamente el momento no duro mucho como de inmediato la electricidad ceso, volviendo todo a la aparente normalidad. El suceso duro quince segundos exactamente pero fue toda una eternidad para Mugino, la cual sudaba y jadeaba de dolor mientras hacía intentos por respirar.

El Maestro no le dio mucho tiempo después de todo.

"¿Lo entiendes? ¿O debo repetir esto para que aprendas a dirigirte hacia mí con respeto?"

La mirada fría y mortal del señor del tiempo le hizo dar a entender a la Meltdowner que no tenía muchas salidas a esto, no mientras el tuviera el poder sobre ella. Tragándose su orgullo, la en otro momento orgullosa número 4 y nivel cinco, solo bajo la cabeza.

"L-lo siento mucho, perdone mi descortesía…mi a-amo…" Decía Mugino queriendo morderse la lengua después de decir esto

Para el Maestro esto era suficiente como una sonrisa satisfecha se vislumbró en su cara, antes de regresar a su tono jocoso de siempre.

"Bien, eso me gusta. Es bueno recordarles a los sirvientes quienes son los amos. Y más te vale no volver a tu tono de improperio de siempre, que he sido demasiado bueno contigo durante los primeros meses en que vinistes a nosotros; para comenzar a portarte mal en estos últimos tiempos por lo que he tenido que castigarte. ¿Recuerdas como cuide de ti y cure de tus heridas cuando fuiste derrotada en los primeros días de la invasión Toclafane en Ciudad Academia, y te trajeron moribunda hacia mí? otros prisioneros les ha ido peor, pude venderte a mis hombres para que te violaran o a los Kiharas, para que experimentaran contigo abriéndote el cerebro por dentro."

Mugino solo apretó los dientes y respondió algo molesta, no importándole el castigo que pudiera recaerle encima al decir algo de verdad.

"Eso fue porque quieres usarme como arma en tus conquistas…aún hay unos pocos que se te rebelan allá abajo, y me usas para socavar esas rebeliones de Espers y 'magos' ya que tus amados Toclafane caen como moscas en algunos casos, y tus hombres controlados mentalmente de UNIT no son rivales para ellos."

El Doctor frunció el ceño al oír la palabra 'magos' en la conversación. ¿Qué significaba esto? ¿Magos? ¿Acaso hablaban de esos que usaban 'magia'? pero eso era imposible, la magia no era real…aunque; no tuvo tiempo de seguir como la conversación siguió.

"Quizás…pero pronto ellos caerán, lo mismo que el universo, y todo empezando el mismo día. Después de todo, tengo muchos planes trazándose y muchas armas que puedo utilizar, además ellos poco han hecho para que una gran parte del mundo no cayera en mi poder. Poco hicieron esos seres con su poder cuando mande a incendiar Japón en su totalidad, poco hicieron cuando mande a destruir la iglesia católica romana, la iglesia anglicana, la ortodoxa rusa y demás cábalas mágicas de poco o ningún cuidado. Los Toclafane los arrasaron a todos pese a perder algunos cientos que no son comparables a los aun seis mil millones de estos pululando por el planeta libremente. Ni sus Espers, ni sus magos o sus 'santos', ni sus armas avanzadas científicamente o las realizadas por 'rituales mágicos'. ¡Nada de eso les han servido contra mí y mi poder!"

Vociferaba esto últimamente el Maestro con una expresión triunfadora en su rostro, regodeándose de todo el mal que ha hecho como si de una victoria ecuánime se tratase. El Doctor ya se había perdido en las palabras del Maestro cuando este vocifero cosas como la 'magia', 'santos', 'rituales mágicos' y demás que le eran desconocidos, pero al mismo tiempo una sensación de familiaridad no pudo evitar despertarlo dentro de él, como si hubiese más bien olvidado ciertas cosas en vez de serle completamente desconocido para él.

"Por supuesto he tenido mucha ayuda también de ambos lados del espectro, los Kiharas aquí son aquí un ejemplo del lado de la ciencia que me han sido de mucha gran ayuda. Aunque aún la capital mundial de la ciencia que es Ciudad Academia no cae, con el tiempo lo hará. Lo mismo lo diría del aún desconocido para algunos, aunque solo para el Doctor aquí. Del mundo de la magia."

El Doctor lo vio aun confundido por ese comentario, a lo que el Maestro le sonrió con suficiencia ante esto. El Doctor fijo su vista en las demás personas del salón. Inesperadamente, todos tenían expresiones que no mostraban ninguna sorpresa por lo dicho por el otro señor del tiempo. Es como si esto fuese algo común y conocido para ellos, algo inaudito para el Doctor, que tenía una vida mucho más larga y longeva que cualquiera de los humanos aquí presentes. Que ha viajado por casi todo el universo conocido y ha estado en la mayoría de épocas de la historia de la humanidad presentes. ¿Podría ser posible que se le escapara algo tan llamativo como la magia misma? ¿Si es que claro, hablaban de la magia que él pensaba y no otro tipo de poder u manifestación psíquica o científica con ese mismo nombre?

"Bueno, bueno Doctor. No debes mostrarte tan confundido, muchos de aquí sino es que en toda la nave ya saben sobre ello, aunque tratándose de ti que has estado algo aislado y se ha prohibido que te dirijan la palabra nadie más que unos pocos como yo. Es natural estar perdido, pero descuida, pronto te lo explicare todo sobre la magia y su mundo oculto. Te sorprenderás por lo que oirás, seguro has sido testigo de su manifestación antes en tus viajes pero de seguro no siempre creistes que esas cosas catalogadas como 'magia' fuesen reales. Para los señores del tiempo como nosotros que trabajamos a partir de la ciencia y la hemos evolucionado hasta un punto donde puede ser indistinguible de la magia misma. La cual nos ha dado el poder y conocimientos que nos hicieron un gran pueblo y civilización en el pasado. Te explicare todos los detalles después, es cansino explicar todo de nuevo, en especial para unos científicos como los Kiharas al denotar que la ciencia que creían posible no es el único método de aumentador de potencia u de logros de conocimiento elevados."

Esto dicho no hizo bajar la ansiedad en el Doctor, aunque decidió darle la palabra que después escucharía una mejor explicación acerca de esto y su confusión sobre el 'mundo oculto de la magia'. Observando el rostro de los Kiharas, denoto que las mujeres como Kihata Yuiitsu y Enshuu lucían visiblemente aburridas como si ese tema no les interesara en lo más mínimo, en Ransuu y Therestina era otro cuento. Podía ver surcar en las líneas de expresión de sus rostros, la visible molestia por esto. Quizás como científicos que eran, el saber de algo que creían fantasioso como la 'magia' existía en este mundo, les causaba un sentimiento de molestia y desagrado. Ya que una de las principales razones de ser de la ciencia, aun para unas personas tan inmorales como los Kiharas, era romper los mitos y barreras que separaban los cuentos, leyendas e incluso las religiones de la realidad propiamente que ellos creían era la correcta a partir de datos y bases científicas. Aunque claro, todo en la ciencia se basaba en estudio y experimentación, descubrimientos, avances e invenciones. Por lo que algo como esto debía de ser una meta interesante más a querer desentrañar, que el tirar al olvido o desdeñarla. Eso pensaba el Doctor.

"Bueno, pero estamos aquí por otra cuestiones. ¿Cómo han ido las pruebas con el Body Crystal?" Hablo el Maestro en tono profesional poco visto en él, quizás para quienes no lo conocieron nunca cuando se hacía pasar como Harold Saxon

"Hasta el momento estamos en fase de pruebas, pero los resultados demostrados en el cuerpo de la numero 4 llamada Meltdowner, han sido más que satisfactorios. Claro que se lleva poco tiempo en su uso, y aún hay riesgos de la sobrecarga de su sistema nervioso, que conllevarían a su colapso y posterior autodestrucción." Declaraba Therestina sin importancia por la vida de la paciente más que en los resultados de las pruebas

"Ya veo. ¿Aun así ella podrá poseer un poder que rivalice o incluso supere por un pequeño margen, al número uno de Ciudad Academia, Accelerator?" Inquiría el Maestro curioso

"Aún es pronto para afirmar nada. Debemos hacerle más pruebas, pero…posiblemente las pruebas físicas en el exterior nos arrojarían más datos a la luz de nuevos resultados." Decía Therestina con una pizca de malicia en su voz

Algo que hacía que Mugino Shizuri, apretara los dientes y frunciera los labios de resquemor. El Doctor no podía evitar el sentir cierta ira e indignación por como hablaban de alguien, de una forma que no fuese más que conejillo de indias para experimentos, importándoles un bledo la humanidad o la vida de la propia persona. Era algo que siempre le hacía hervir de una ira secreta, por este tipo de gente mal llamados 'científicos' según sus ojos.

"Ya veo. Tienes razón, ha estado enjaulada aquí todo este tiempo. ¿Qué de mejor que arrojar más pruebas que llevándola al exterior? hay algunos incordios relacionados con el mundo de la magia que quisiera resolver, además que puede ser una oportunidad perfecta para probar que tipo de resultados vendrían en un enfrentamiento entre ambos mundos, el de la ciencia y el de la magia. Siempre tuve curiosidad de todos modos. Aunque sé que no sería la primera vez en dado caso. Este tipo de enfrentamientos han sido comunes entre ambos mundos, la tercera guerra mundial se originó a partir del choque entre ambos mundos de todos modos."

El Doctor solo se giró hacia el Maestro entre confundido y sorprendido ¿La tercera guerra mundial fue originaria por un choque entre las fuerzas de la magia y de la ciencia? ¿No fueron acaso el conflicto que estallo entre los países de Rusia, Francia y demás aleccionados con la iglesia católica romana contra Ciudad Academia y sus aliados entre estos el Reino Unido? claro que la guerra en si había durado poco, y el solo la había visto de lejos al visitar esos momentos un par de veces en sus anteriores reencarnaciones. ¿Significa que hubo más de lo que se vio a simple vista en aquella enorme guerra, que aunque duro poco dejo un saldo importante en pérdidas de vidas humanas?

El Maestro no dio importancia a la confusión del Doctor, y prosiguió con lo que decía.

"Bien, prepárala entonces. También prepara a algunos de esos FIVE_Over. Sería interesante ver el rendimiento de esas máquinas, en las cuales tu misma has colaborado en su desarrollo." Terminaba de decir el Maestro como se apresuraba a salir

Pero antes de que cualquiera hiciese otro ademán, Shizuri le llamo la atención antes de irse.

"¡Espera! aun no has cumplido tu parte ¿Cuándo podre verlo?" Exclamaba Mugino mientras apretaba los dientes pero se denotaba una gran ansiedad surcar su rostro

"Pero que tipa más aburrida y molesta." Decía el Maestro girando sus ojos antes de voltearse hacia ella

"Si tanto ansías ver a tu pequeño hijo. Con gusto te lo mostraré, pero…" Interrumpió el Maestro en tono mortal, sosteniendo su control para choques de electricidad

"Más te vale no intentar nada inteligente. Recuerda que no solo tú, sino tú lindo bebé está en mi poder. ¿No quisieras que él tuviera que sufrir el mismo tipo de tratamiento que su madre, o si?" Terminaba de decir como su tono de voz tenía un borde mortal antes de regresar a su afilada sonrisa

El Doctor no podía creerlo. ¿Significaba ello que la razón por la cual está Esper estaba ayudando en los planes del Maestro en contra de su voluntad, era porque tenía un hijo y este estaba en poder de este maligno Señor del Tiempo? un gran sentimiento de indignación y repulsión por su homólogo de su misma especie no pudo evitar embargarlo. El Maestro se había pasado de los límites muchas veces, y esta era una de ellas. No pudo evitar apretar con sus manos viejas los respaldos de su silla de ruedas, a la vez que miraba con su mirada penetrante a su rival con sus ojos casi que vueltos dagas. El rubio fue consciente a la mirada que su viejo enemigo le estaba dando, y solo pudo más que sentirse satisfecho por ello antes de pasar a mirarlo.

"No me mires así Doctor. Hay muchas maneras de hacer que alguien trabaje para ti por propia voluntad, en vez de controlarlos mentalmente, y más en poderosos psíquicos que rehúyen a tu control mental. Después de todo, una madre está dispuesta a hacer de todo por su hijo. ¿No es verdad Meltdowner?" Le preguntaba en Maestro a la joven mujer

Está por toda respuesta le rehuyó a la mirada mientras ponía una expresión agria. El Maestro se dio por satisfecho como salió de la habitación. Los demás miembros de la familia Kihara le siguieron, pronto seguía el Doctor cuando el reparo en algo antes de salir. El soldado de UNIT le señaló con su mirada en dirección hacia donde estaba la Esper, a lo cual el señor del tiempo viro su vista en dirección hacia ella. Mugino Shizuri a la cual le decían Meltdowner por su tipo de poder. Observaba al Doctor con una mirada neutral pero cuyos gestos le decían más que lo que querían aparentar. Observó los dedos de su mano del lado de su visión de su costado visible, y denoto que esta estaba haciendo el número tres con tres dedos mientras sostenía los otros dos retraídos. Eso era todo lo que el Doctor necesitaba saber, cómo en un guiño rápido de la mujer Esper al soldado y este al Doctor que a su vez le guiño a Mugino. La Meltdowner asintió por toda respuesta con una pequeña sonrisa curvando sus labios, antes de voltear su rostro. Después el Doctor y el soldado que lo conducía salieron del pequeño recinto.

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Saliendo de la habitación que se usa para experimentos, y caminando de nuevo por los pasadizos normales del Valiant en dirección de nuevo al salón de mando. Los Kiharas se quedaron en la parte inferior donde fungían sus respectivos laboratorios para sus propios experimentos, estaban trabajando en algo al parecer por órdenes del Maestro. Por lo que solo eran el, el Doctor y el soldado que le conducía en silla de ruedas de nuevo al salón principal.

En el camino le salió al encuentro del Maestro su esposa, o la humana con la cual este se había casado como una tapadera de su identidad de Harold Saxon, aunque esta última también había sido cómplice de este en todo. Una mujer de largo cabellos rubios y ojos azules, que parecía tener una mirada eternamente sin emoción o eso parecía delatar sus expresiones. El Maestro dio un suspiro cansado antes de poner una sonrisa ensayada y dirigirse a quien fuese su compañera.

"¡Lucy! ¿Qué pasa cariño?" Decía el Maestro en una muestra de falsa preocupación

Lo cierto es que según lo que ha visto el Doctor, en este tiempo que ha transcurrido casi un año, el Maestro le ha ido perdiendo interés en su compañera humana. Quizás llevado por su propia mezquindad y vanidad al tener el poder absoluto, y obtener la victoria sobre los otros. Ese sentimiento de superioridad anudado a su creciente ira cuando las cosas no iban como querían. Se transfiguraba en que el maligno Señor del Tiempo se descargara sobre la pobre mujer, algunas veces golpeándola o humillándola. Los moretones que trataba de ocultar la mujer con maquillaje en su hermoso rostro no pasaban bien desapercibidos, en especial para el Doctor.

El Maestro hizo una señal para que siguieran continuando hacia el salón. No tenía miedo pues el Doctor era un viejo sin muchas fuerzas ahora, y un soldado de UNIT le acompañaba, creyendo erróneamente que este mismo está de su lado.

Mientras el soldado conducía al Doctor por el pasillo finamente diseñado como si de pasillos de mansiones de millonarios se tratase, con cuadros de gente importante a los lados, quizás políticos o dirigentes de Gran Bretaña que fueron colocados allí en el Valiant, por representar gente importante. Mientras se alejaban del Maestro que hablaba con su esposa, más adelante se toparon a la vista con tres nuevas figuras desconocidas. O más bien querría decir dos figuras si es que lo que la vista del Doctor, no nublada por la vejez le atribuía. Las dos figuras eran femeninas de hecho.

Una de ellas parecía ser una adolescente de cabello rubio corto que le llegaba hasta los hombros, de profundos ojos azules claros. El aspecto más llamativo sin embargo era su ropa totalmente verde. Llevaba un jersey de cuello verde claro y minifalda del mismo color, y una especie de diadema verde hecha de árboles sobre su cabeza. Por último llevaba enormes botas marrones hasta las rodillas y una mochila del mismo color sobre su cintura. La segunda figura femenina fue extraña también. No sabía qué edad podría tener pero se denotaba sin lugar a dudas que era joven. Era una muchacha de piel morena, de largo cabello plateado separado en dos trenzas. Sus orejas estaban perforadas por grandes pendientes circulares, vestía una especie de uniforme de trabajador u obrero de alguna fábrica pero sin mangas y llevaba casi suelta esto que arrastraba al piso. Por último llevaba un par de gafas sobre sus ojos de color amarillo al parecer.

El Doctor no sabía quiénes eran estas extrañas chicas, pero lo más extraño es que le parecía que la figura de piel morena, cargaba bajo sus brazos una especie de roca en forma cilíndrica. Extraño. Pero aún más cómo podía sentir algo en el aire donde estas chicas estaban y se acercaban cada vez más. ¿Estas chicas tenían acaso poderes psíquicos o enlaces telepáticos de algún nivel? podía sentir que ellas no eran normales. Justo como Mugino Shizuri, la Esper a la cual detectó un pequeño campo de energía psíquica cuando estuvo cerca de ella. Quizás porque estuviese restringida o sometida es que ella no podía despertar su enorme poder como la nivel cinco. Pero justo ahora podía sentir en aquellas chicas, algo similar aunque más grande que la Esper.

Las dos chicas tenían fija su mirada al frente pero por unos momentos sus ojos se desviaron a la figura del anciano en ruedas conducido por otro soldado. Las chicas tenían una ligera sospecha de quien era, además de sentir en el que no era alguien convencional. Quizás porque el Doctor despedía un campo psíquico bajo qué era lo que ellas sentían, algo diferente del tipo de poder que ellas usaban. Una sonrisa se vislumbra en las facciones del rostro de ambas como se acercaban cada vez más hasta la posición del anciano Señor del Tiempo. Parecían reírse de la situación o encontrarla graciosa, algo que el Doctor solo le hizo fruncir el ceño más.

Las chicas no hicieron ningún otro ademán cuando pasaron al lado del Señor del Tiempo que reírse en voz baja, algo que al Doctor no le importó pero si le llamo la atención algo más. Y es que la figura cilíndrica hecha de piedra que traía la chica morena bajo sus brazos. Le pareció que despedía una bajo campo psíquico o similar a algún campo energético, ya que pudo sentirlo erizar los vellos de su cuerpo como paso cerca de su lado. Las chicas se alejaban por los pasadizos del Valiant, el Doctor quería echarles una última mirada pero el soldado que lo llevaba le abstuvo de hacerlo, susurrándole en voz baja.

"No voltees Doctor. Es lo que quieren. Solo sigue mirando al frente. Ellas son peligrosas. Solo sigue mirando al frente. Créeme." decía el aparente soldado de UNIT como llevaba al Doctor

El Señor del tiempo le hizo caso pero no pudo evitar que una sensación pesada le embarga. Por lo que cruzando un pasillo y ver que habían perdido de vista las dos figuras féminas. Le hablo al soldado.

"¿Quiénes son ellas? ¿Por qué sentí algo peligroso viniendo de ellas?" susurro en voz baja lo más que pudo y cerciorándose que nadie más se diera cuenta

"Creo que eso te lo podrá explicar el mismo Maestro más tarde. Él quiere jactarse de todos sus planes frente a ti. Igualmente, esas mujeres de ahí son magas y vienen del mundo de la magia. Lo que sentistes debió ser el flujo del maná que ellas usan como su fuente de poder. Te diría más, pero mejor que el Maestro te lo explique, no es el momento ni el lugar indicado."

El soldado no dijo más como siguió conduciendo al Doctor por los pasadizos con poca gente, pero que igual seguían yendo y viniendo. El hombre viejo sabía que este no era el momento ni el lugar indicado para hablar, por lo que decidió seguir el consejo del 'soldado' y esperar a que su rival se lo explicase todo, como siempre hacía burlándose de él.

Solo inhalo aire y decidió ser más paciente. Esperaba que estas nuevas personas no fuesen un obstáculo, y que el plan que tenía en mente siguiese en marcha. Por suerte, llámenlo una casualidad del destino. Así como al parecer tenía nuevos enemigos de qué preocuparse, así sabía que él tenía nuevos aliados con los que contar, además de Martha Jones. El soldado que lo conducía era uno de ellos, y que el Doctor sabía, no era el único. Como más y más personas en este basto mundo, estaban tejiendo sus planes y haciendo estrategias en su ayuda para oponerse al Maestro.

Él tenía la impresión de que Martha no vendría sola y más con ella vendrían pronto. Quizás algunos de estas personas que el Doctor no tenía conocimiento como los del mundo de la magia que eran un misterio aun para él. Y quizás, así como el Maestro tenía a Espers de su lado. Así estaba seguro que algunos estarían con él. Del mundo de la ciencia. O al menos esa era su esperanza si se tomaba el enorme poder actual del Maestro. Lo que el Señor del Tiempo no presentía, era que sus pensamientos y esperanzas…estaban en lo correcto.

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Marian Slingeneyer y Saronia A. Irivika, eran las dos mujeres a las que había inquietado al Doctor. Tanto la morena como la rubia respectivamente. Ambas eran magas provenientes del mundo de la magia, y habían pertenecido a una organización terrorista de talla internacional llamada GREMLIN.

Una organización que había puesto en jaque al mundo hace más de un año, antes que el Maestro tomara el poder del mundo. Eso había causado que los gobernantes de los países poderosos, tanto los visibles políticos, como los ocultos pertenecientes al mundo de la magia. Se unieran en una coalición para acabar con aquella organización cuya jefa de esta, era considerada como una de las más peligrosas 'terroristas' de aquellos tiempos. Claro, que los sucesos hasta su culminación habían derivado en muchos acontecimientos que serían difíciles de explicar ahora. El cuento corto es que GREMLIN había sido disuelto cuando su jefa había abandonado a sus subordinados; y estos fueron derrotados simultáneamente por otros magos y miembros de la coalición Anti-GREMLIN. A la larga su lucha fue olvidada y muchos de sus integrantes sobrevivientes, pensaron que todo había sido en vano. Hasta que el Maestro encontró a los sobrevivientes en su empeño de querer averiguar más del mundo de la magia, para sus propios fines.

Es por eso que Marian y Saronia seguían vivas. El terminar lo que empezaron y cumplir cada uno sus metas y deseos, cuando se unieron a GREMLIN y fallaron. Ahora buscaban unirse al Maestro al este ofrecerles una posibilidad, por más pequeña que sea de cumplirlas. Después de todo, aunque traicionadas y abandonadas por su antigua jefa, las dos varían en cuanto a confianza en aquel Señor del Tiempo. Pero este les había demostrado cuanto pesaban sus palabras; después de todo, conquistar el mundo casi que por completo, era algo que no se hacia todos los días. Igualmente el universo seria el siguiente en la lista. Y ellas querían un pequeño espacio en la lista de planes, para pertenecer al nuevo mundo que el malvado Señor del Tiempo quería implementar.

Ambas se acercaron al sujeto que les cumpliría su sueño. El Maestro estaba en un momento casi que intimó con su esposa Lucy Saxon, acariciándola en el lugar que tenía moretones en su bello rostro que esta quería ocultar. La mujer rubia temblaba ante el contacto de su esposo, temiendo otro de sus arranques de furia o desdén. Las dos magas no hacían ningún hincapié en nada más que esperar algo alejadas. No fue hasta que la vista que el hombre rubio se fijó en ellas que sonrió, apartándose de su mujer y ordenándole que se devolviera a su habitación. Está más que sumisa y obediente, acató su orden no queriendo despertar más de nuevo su furia.

Lucy pasó por un lado de las dos mujeres, las cuales solo la miraron irse impasiblemente aunque un pequeño gesto de lástima se vislumbra en sus ojos que Lucy captó, antes de marcharse por los pasillos del Valiant. Fue en eso que el Maestro aplaudió llamando su atención y con su siempre sonrisa lánguida, les hablo.

"Bueno. Marian. Saronia. ¿Qué me cuentan? ¿Están aquí para decirme buenas noticias?"

Las dos mujeres estaban algo tensas, se sabía que al sujeto no le agradaban las malas noticias. Él incluso había matado a algunos soldados en arrebatos de rabia, cuando no le traían buenas noticias. No es que les importara, su antigua jefa también fue cruel y tenía sus maneras de imponer respeto. Claro que comparado con ella, el Maestro no era tan fuerte o más que ellas. Y hasta el momento él no había tenido arrebatos de ira en contra de ellas, pero…sabían que él era de temer aun así. Tenía más poder del que se podría decir a su disposición, muchos lo defenderían si se atrevían ellas a atacarlo. Además que él contaba con una ciencia y tecnología tan avanzadas, propia de la gloria de una antigua raza alienígena que fueron casi que los 'amos' y señores del universo, que era difícil saber que tendrían alguna oportunidad, si es que el Maestro no había pensado antes en eso.

La primera en hablar fue Marian, con su fachada alegre y simpática, era capaz de poner una máscara similar a la del Maestro, con una sonrisa falsa. Algo que el señor del tiempo encontró curioso y divertido a la vez.

"Por supuesto que sí. Los experimentos han venido haciéndose con éxito. El control remoto de John's Pen ha sido probado con éxito. A pesar de ser una réplica, su tasa de éxito oscilada es bastante alta. Con eso podemos hacer uso de los grimorios y recrear el enorme poder, que hará temblar este mundo y cambiar el universo."

El tono jocoso de Marian no era por menos, si es que el enorme artefacto diseñado desde sus inicios tendría éxito. Los cimientos del mundo o de la realidad como se conocen, podrían cambiar.

"Bien, vamos entonces a comprobarlo. Quiero ver en persona eso." decía el Maestro como comenzó a avanzar por los pasillos seguido de las dos mujeres

Los tres avanzaron por un pasadizo algo separado del resto donde no transitaba casi nadie, pero que seguía dentro de los pisos superiores del Valiant. Algo extraño, si se cuenta que toda su maquinaria y tecnología del lado de la ciencia estaban en los pisos inferiores. Por lo que o debía ser muy importante o más 'seguro', el tener un lugar propio para sus experimentos acerca del mundo de la magia, más arriba en los pisos superiores.

Los tres llegaron finalmente hasta una puerta al fondo, sin embargo a diferencia de las enormes puertas metálicas, que se abrían con una identificación. Esta era una puerta de aspecto 'normal'. O eso es lo que parecía. Esta puerta estaba atribuida con características mágicas que estaban activas, impidiéndoles el paso a personas ajenas a sus instalaciones. Tenía cadenas y sus propios 'códigos de seguridad', que solo se desactivaban cuando las personas que se suponían debían de estar adentro y con único acceso, las cuales eran pocas por estar muy restringido, podían pasar sin problemas a través de esta puerta.

El Maestro y las dos mujeres se detuvieron frente a la aparente puerta de madera. El Maestro sin problemas abrió el manojo de la puerta y entro sin problemas a la habitación, seguido de las dos chicas. La puerta se cerró después normalmente, como si nada hubiera pasado. Lo que demostraba que solo los ocupantes a los cuales tengan acceso podrán entrar; los que no tendrán que vérselas con el sistema mágico de defensa del cual era toda la puerta en sí.

Pero eso no era lo realmente importante, sino lo que había dentro de esta habitación, lo cual era a lo que las chicas llamaron al Maestro. Era una habitación grande, paredes algo sucias y cubiertas de moho pero sin importancia para quienes trabajan allí. El techo en el centro estaba hecho de cristales parecidos a ventanas rectangulares, algo cubiertas de polvo. En el centro de la habitación había una enorme plataforma metálica de unos pocos centímetros elevada, en forma circular donde había una especie de silla de ruedas metálica pediátrica, puesta de pie en forma vertical, con alguien amarrado a placas metálicas sujetas a los brazos de la silla.

Una figura se encontraba sujeta a esta silla, una figura femenina. No debía de pasar la temprana adolescencia en dado caso, por lo que se podía decir que se trataba de una chica. Era una chica de largo cabello plateado-blanco, ojos verdes. Parecía vestir un hábito de monja de color blanco con bordes dorados, adornado con extraños pernos o ganchos de seguridad sujetos a la ropa. La chica parecía estar durmiendo, como respiraciones pausadas y exhalaciones salían de la boca de la joven.

"Index Librorum Prohibitorum."

Hablaba el Maestro con un toque de curiosidad y malicia iguales. Como si no fuese más que otro cruel experimento que estaba llevando a cabo. Aunque este fuese diferente. Una sonrisa perversa se vislumbraba en sus labios ante la idea de lo que iba a hacer con ella.

"Una persona muy importante para el mundo de la magia. En su cabeza se almacenan 103.000 grimorios mágicos. Muy importantes ya que contienen reglas de hechizos y magia poderosa, recogida a través de la historia. Interesante persona. Y su conocimiento en magia me ha podido servir, pero…no es eso para lo que estoy interesado. Según tengo entendido, cualquiera que intente leer los grimorios de la cabeza de esta chica, se verá su mente afectada y contaminada, lo que podría conllevar a la muerte. Ni siquiera los magos más poderosos o incluso los Espers, podrían sobrevivir a eso."

El Maestro hacía una pausa recitando todo lo que hasta ahora sabia de la chica, antes de continuar.

"Aunque no sé qué efectos tendría algo así en un Señor del Tiempo. No me gustaría probar, lo más probable es que dispare una reg…" el Maestro calló como sabía que no podía ni quería revelar esa información aún a nadie que desconociera esto, ni aliados ni enemigos acerca de la regeneración de los Señores del Tiempo

"Aun así. No tengo que preocuparme por probar eso. Ya que ahora hay un nuevo método para garantizar su absoluto control y lealtad."

El Maestro pidió con la mano exigiendo algo a una de las chicas. La chica rubia con su ropa de verde, le hizo entrega de un instrumento que se encontraba en una de las mesas metálicas, cercanas a la pared.

El Maestro agarro en sus manos el objeto que le hizo entrega Saronia. Al tenerlo en sus manos y observarlo detenidamente, el Señor del Tiempo siguió sonriendo. Era un objeto cilíndrico metálico hecho en forma horizontal, flanqueada por bases de oro a los lados, con esferas o anillos de color blanco. En la mitad de este había ilustraciones que representan un elemento espiritual, con letras del alfabeto talladas en este.

"El control remoto de John's Pen. Con esto me será posible controlar a Index Librorum Prohibitorum. Su conocimiento me será útil para entender aún más la magia que antes. Aunque claro, no es lo único para lo que la necesito. Algo aún más importante que todo eso es lo que quiero. Algo que supera a la mayoría de sus conocimientos mágicos y que irónicamente fue de adquisición reciente."

El Maestro solo parecía regocijarse ante la idea de lo que podría obtener en poco tiempo, del poder que cambiaría y pondría en jaque a todos los que se le oponían. Con él, nadie más se le opondría. Marian no podía más que sonreír también ante la realización de lo que obtendría con el apoyo y ayuda de este sujeto. Ella no era tonta, ya había sido traicionada en sus ambiciones anteriormente y si había decidido unirse a este renegado Señor del Tiempo, era para tener la certeza de poder cumplirlas. De Saronia podía decirse lo mismo, aunque esta estaba más silenciosa, algo raro en ella.

"Bien, Marian. ¿Las pruebas han dado resultados favorables?" Preguntó el Maestro girándose hacia la chica morena que seguía sosteniendo el cilindro de piedra bajo su brazo

"La hemos estado probando en nuestras excursiones a la superficie. Los resultados del control sobre Index Librorum Prohibitorum son más que satisfactorios. Ella puede acceder al poder de los grimorios mágicos almacenados en su cabeza y hacer buen uso de él. Aunque nosotros no podríamos acceder a él sin que nuestra mente termine contaminados y muriendo en el proceso. El uso del control para que ella lo haga por nosotros bajo nuestro control, ha dado grandes resultados."

Decía Marian con una enorme sonrisa adornando sus facciones, antes que una mueca molesta la adorna aunque como hablando en un tono cruel.

"Igualmente termina algo cansada y agotada por el esfuerzo. Conllevando a que esta parece tener el estómago más grande que jamás haya visto, y poca comida que se le dé no la apacigua. Ha sido una molestia mantenerla viva sin contar que a veces ofrece resistencia. Eso me provoca desear abrirle el cerebro o convertir su cuerpo en una silla o mesa hecha de su carne y huesos, mientras mantengo intacto el cerebro. Claro que así no nos serviría como esta, pero sería mejor para mantenerla tranquila."

La sonrisa de Marian se ensanchaba aún más al decir estas palabras cargadas de crueldad y sadismo. El Maestro compartió una sonrisa con la mujer, le agradaba esa mujer y en muchas formas se identificaba con ella en el cómo era ahora. Quizás fue lo que causó que casi de inmediato en conocerse, ambos hicieran 'clic' y se llevaron bien. Marian era en muchas formas la que le había enseñado al Maestro sobre la magia, su mundo oculto y las diversas formas de usarla. Quizás como un pago por haberla rescatado el de la búsqueda implacable que los países aliados, hacían contra los antiguos miembros de GREMLIN. Ambos sabían que podían contar con un aliado en el otro y un sentido de camaradería y semi-confianza ocultos, resaltan a la superficie más de una vez.

"Eso sería muy cruel Marian. Además que aún no es el momento ideal. Igual debemos tenerla apaciguada unos días más. Después de obtener lo que buscamos, puedes hacer lo que quieras con ella. Quien sabe, quizás trasplantar su cerebro vivo a un animal o a un objeto inmóvil sea lo mejor. Su conocimiento nos podría ser útil aún más tarde después de todo."

"Está bien, igualmente no aguardó hasta que sea el momento de desquitarme de ella." Decía Marian con sadismo al mirar a la indefensa joven peli plateada que poco podía hacer en su posición

Ambos sonrieron sádicamente ante la idea, como el Señor del Tiempo miraba el control que tenía en sus manos que le confería el poder sobre 103.000 grimorios mágicos. Básicamente, la casi totalidad del poder del mundo mágico, en la palma de su mano. Anudándolo al poder tecnológico que tenía su disposición gestándose con ayuda de los Kiharas, y sus tropas de Toclafane. Pronto la última resistencia de la tierra caería, y con ello seguiría el universo mismo. Aún faltaban algunos preparativos de todos modos.

Saronia solo miraba todo eso mientras una pequeña sonrisa curvaba sus labios. Sabía del poder que se estaba gestando ahora y no podía evitar sonreír. Anteriormente había sido subordinada de GREMLIN también, antes de que estos terminaran por traicionarla y abandonarla a su suerte. Había sido rescatada por el Maestro, y si bien aún se fiaba poco de este a comparación de Marian, al menos le había probado que aun él seguía teniendo planes para ella. Por lo que seguir de cerca sus órdenes para obtener su victoria sería elemental, y si el algún día probaba traicionarla como hicieron otros en el pasado, ella tendría un as bajo la manga que usaría en cualquier instante.

Las cartas han sido echadas, y los puestos se están acomodando. Pronto una gran batalla por el control del mundo comenzara, que quizás se haga resonar hasta los confines del universo mismo.

FIN DEL CAPITULO

Notas Finales:

Bueno mis amigos, aquí con esto les presento lo que si algunos leyeron en las notas finales, en los One Shot pasados de Doctor Who. Sabían que algo así vendría, y siempre quise probar. Un Crossover de Doctor Who con alguna serie animada, específicamente con el anime japonés que tanto me gusta. Y qué mejor que pensé que con la franquicia de To Aru Majutsu No Index. Obra del célebre y muy creativo autor Kazuma Kamachi. Algo que pensé siempre es ¿Por qué no hay tantos Crossover entre estas obras? debería ser un cruce popular. Ya que si hay algo que tienen ambas series como franquicias es que son largas, complejas, grandes, colmadas de una gran multitud de personajes, eventos, tramas e historias gigantes y bien hechas. Donde desde un pequeño evento en un momento dado puede pasar a convertirse en un evento de gran magnitud, afectando el universo donde viven estos personajes de forma peculiar. Eso y que algunos elementos del Doctor Whoniverse encajan en el To Aru-Verse. ¿Cuáles elementos? descúbranlo ustedes mismos conforme avance la historia.

La creación del primer capítulo tiene en su eje al Maestro y sus alianzas con distintos sectores del mundo de la magia y de la ciencia de To Aru, que intentan encajar dentro de la historia del Whoniverse. En el segundo episodio se verán enfocados en los personajes protagónicos de ambos mundos, centrándose mayormente en Kamijou Touma, Misaka Mikoto, Accelerator, Hamazura Shiage y Othinus. Personajes relevantes del To Aru-verse que se fungirán de protagónicos como lo serán el Doctor y Martha Jones provenientes del Whoniverse. En siguientes episodios se tiene pensado contar con Flash Back y demás escenas explicando cómo fue que empezó esta pesadilla para esos personajes, y cómo fue que algunos cayeron en las garras del Maestro que fueron presentados aquí como Shizuru Mugino e Index. También se pensara buscar la relación y fusión del Whoniverse con el To Aru-verse. Tal y como aquí fue al contrario. Ya que las pocas historias de cruce entre estos dos universos, están ambientadas en universos y realidades separadas. Así que aquí trato de buscarle un cambio y fusionar ambos mundos desde el principio como uno solo. Será un esfuerzo titánico, más que no me he visto la serie clásica de Doctor Who aun, solo la moderna. Y de las novelas ligeras de Index, apenas estoy llegando al Nuevo Testamento. Por lo que la mayor parte será a base de investigación y lectura rápida, así que disculpen de antemano cualquier caracterización de personajes fuera de lugar o algún error, sería conveniente decírmelo para intentar corregirlo.

Bueno, no espero que esta historia pase de 10 capítulos, quizás menos ya que quiero terminarlo rápido, para seguir con mis otros proyectos. Aun así es algo interesante y un respiro de aire fresco hacer esto, en especial al entrar dentro del fandom de To Aru Majutsu No Index. Y alejarse algo de los de Yu Yu Hakusho y Gundam un tiempo, pero no el dejarlos abandonados por ningún motivo.

Bien, eso sería todo, no quiero aburrirlos con tanta charla, comenten a ver cómo me quedó y nos vemos en otro capítulo.

Saludos y hasta pronto.