Steve Rogers siempre será un personaje trágico para mí. De antemano este es el primer escrito que hago de é, así que disculpen cualquier OoC.

Besos.


All I have to do is dream

Y es cuando cierra los ojos, que Steve se deja ser un poco egoísta y deseoso. Cuando los cierra, su mente va hacia aquellos años donde una guerra había terminado y Peggy, su Peggy, lo esperaría en aquel salón para tener aquel primer baile. El baile que nunca pudieron tener y que habían anhelado por tanto tiempo (Peggy esperando mientras el espejo le decía que el tiempo iba pasando, y Steve con un detenido reloj congelado).

Solo es cuando cierra los ojos y deja a su mente soñar, que ambos tienen ese baile jamás llevado a cabo. Ella usando su vestido rojo, y él con un atuendo de conmemoración de la guerra.

Casi escucha a los Comandos Aulladores brindar por ellos, y su sueño también crea a Bucky sentado con su tarro de cerveza. Porque en un mundo perfecto él jamás cayó del tren, y junto a todos está celebrando la victoria.

En un mundo perfecto él habría tenido paseos de atardecer con Peggy, ofreciéndole el brazo mientras juntos planeaban un futuro. Se habrían casado, Bucky habría sido su padrino de bodas, y quizás Howard habría sido el de Peggy. O quizás no. Quizás el hombre estaría muy ocupado con nuevos proyectos.

En un mundo perfecto habría visto a su mejor amigo tener una vida merecida sin miedo a que alguien con simples palabras, lo manejara como marioneta. Lo habría visto enamorarse de alguien o de la vida en sí, habrían ido juntos a los desfiles de los veteranos. Con Peggy siempre tomándole la mano y regañándolos cuando hacían una tontería.

También habría visto como Howard se desmayaría como Peggy una vez le contó, cuando su aun no esposa, le anunció que estaba embarazada (quizás incluso habría sido nombrado el tío no oficial de Tony Stark).

Pero esos eran sueños. Un recordatorio de lo que pudo haber sido su vida si nunca se hubiera estrellado en el mar. Un recordatorio del precio del super suero. Una maldición. Howard estaba muerto. A Bucky se le había privado su libertad (de todas maneras posibles), y vive con la culpa de ríos de sangre (entre ellas, la de aquel viejo amigo y su esposa). Y Peggy poco a poco se fue enfermando (que ya no lo reconociera algunas veces siempre le rompió el corazón) hasta que una llamada le dijo lo inevitable; su chica lo había dejado, pero no la culpaba. Él la había echo esperar demasiado; 70 años para ser precisos.

Pero en aquellos sueños, Steve suele soñar que envejecieron juntos. Él estuvo a su lado durante su enfermedad, y ella lo abrazaría cuando reconociera el rostro de su esposo. Y claro, perecerían juntos, abrazados en su cama en una cálida mañana.

Pero cuando Steve abre los ojos, sabe que nada será así. Cuando ve a Bucky preparando sus armas en Wakanda tras una pronta guerra, sabe que jamás podrán regresar. Que esta es su vida. Una vida de peleas sin fin, una guerra infinita.

Y que aquella Peggy de vestido rojo, los Comandos Aulladores celebrando, Bucky bailando con la primera chica que haya encontrado y Howard negociando nuevos proyectos, sería siempre solo una antorcha imaginaria de un logro que jamás pudo ni podrá ser.


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