Volverte a ver

Disclaimer: Los personajes de How to Train Your Dragon no me pertenecen, son de la entera propiedad de sus respectivos creadores. El contenido presentado a continuación tiene como objetivo entretener, sin ningún fin lucrativo.

Título: Volverte a Ver

Pareja: [Toothless/Hiccup]

Aclaraciones:

Narrador

—Diálogo de los personajes—

"Pensamiento de los personajes" —

[...] Aclaraciones de la autora

Recuerdos

Género: Romance

Palabras: 370

Ranting: T

Summary Completo: Respuesta al Primer Reto del Grupo Caldo de Toothcup para el Alma.

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Capitulo Unico

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Lo último que vio, aquella imagen grabado a fuego en su mente, fue el cielo teñirse de rojo mientras lo surcaba junto a su mejor amigo.

Las imágenes habían invadido su mente como una tormenta insaciable, recuerdos de una vida ya pasada volvían a él con el anhelo de una búsqueda, de un reencuentro ansiado. Porque sabía que eran recuerdos, no era su imaginación —nunca podría imaginar aquella vida vikinga—, razón extra para saber que eran parte de una vida ya perdida.

Tambien sabia que era un recordatorio constante, algo que impedía olvidarlo, que lo mantenía en su mente sin descanso. Aquel que fue su mejor amigo, su Toothless. Aquel dragón tan orgulloso, aquel que lo protegió incansablemente.

Aquel al que abandonó cuando su mortalidad le alcanzó.

Sonrió de solo recordarlo ¿Había vuelto a nacer? ¿O simplemente se había perdido en el tiempo? ¿Qué le aseguraba que lo encontraría? Aunque, ¿que le negaba que lo hiciera?

¿Sabría reconocerlo? Si, lo haria. Porque aquellos ojos que lo había mirado tantas veces, que lo había consolado; eran esos ojos que lo miraban con comprensión, que decían tanto y poco a la vez. Era lo único que necesitaba para reconocerlo.

—¡Hey!—

El grito lo alertó, haciéndolo volver sobre sus pasos para ver la alta figura que se le acercaba con una mano en alto, en un intento de detenerle y llamar su atención —algo ya logrado—. Por unos instantes, cortos, eternos, efímeros, suficientes todo a su alrededor perdió significado cuando tuvo al muchacho frente a él.

Cuando aquellos ojos tóxico lo miraban con adoración.

—Hiccup, al fin—

Sin darle tiempo a reaccionar, sin permitirle poner en orden los alocados pensamientos que invaden su mente, dos grandes brazos lo había rodeado con fuerza. El calor que una vez lo acogió, que una vez le brindo la calma y alegría que necesito, lo envolvía una vez más, lo llenaba como tanto había soñado.

Y lo recordó.

Recordó el último día en medio del prado donde se conocieron, viendo caer las hojas de otoño, dejó que aquel calor lo envolviera mientras deseaba poder reencontrarse con su mejor amigo, en un tiempo y forma que pudieran amarse como no pudieron en aquella era ya olvidada.