Gui:Hola!!! heme aquí de nuevo ( no sé si estará bien escrito, espero que me perdonéis...) Esta historia estaba horneándose en mi cabeza desde hace un tiempo y aquí va el prólogo. Tardaré en subir los caps (una o dos semanas, que no es tanto), porque, aunque está escrito, está A MANO ( ya sé que siempre tengo el mismo problema... BUENO) Os dejo aquí para que me disfrutéis de mi pairing favorito del Cannon... Este cap es una especie de análisis psicológico de los primeros personajes... espero que no sea demasiado aburrido. Cuando esté en el ordenador, subiré el siguiente. Lo que espero que no tarde más de una semana. Y sin más dilación, os dejo con el fic (después del disclaimer...)
Disclaimer:querido amigo, mi paciencia se agota. No creo que nadie piense que yo soy Rowling, ni que nadie piense que yo le presté a HP, ni que nadie piense que no hago esto por diversión. Os aseguro que es sin ánimo de lucro.
Prólogo: El orígen / Puesta en escena
SORVOLO GAUNT
Sorvolo Gaunt siempre hablaba de sus antepasados. Al pobre mago le quedaban dos reliquias y la extraña lengua de silbidos y susurros roncos de aquel personaje del que descendía. Pero pertenecía a una familia que había considerado su linaje y la pureza de su sangre como lo más importante. Algo que anteponer ante todo. Lo que provocó el hecho de que se casasen entre primos y hermanos para preservar todo esto. En cambio, el hecho de ser descendiente de Salazar Slytherin, uno de los cuatro fundadores del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería no salvaba a Gaunt de la pobreza. Vivía con sus dos hijos, Morfin y Mérope, en una casucha en ruinas.
Sorvolo Gaunt sólo hablaba en pársel con sus hijos. Su casa, o choza, era un hervidero de roncos susurros, silbidos y sonidos desagradables para el oído que no está acostumbrado a ellos y no lo entiende. Para los muggles de Pequeño Hangleton, era un hombre pobre, extraño y peligroso al que más valía evitar. No tenía buena fama, si es que tenía alguna, ni entre los muggles ni entre los magos…
Sorvolo Gaunt tenía a su hijo Morfin en un pedestal al poderlo comparar tan solo con Mérope, a la que consideraba una squib y la deshonra de su familia pero una mujer que cocinase. Por esto dejaba a Morfin que hiciese lo que le viniera en gana, porque lo aprobaba, porque era su mejor hijo. Y si se metía en líos, le defendía. Como cuando llegó el mago del Ministerio, cuando le metió miedo.
Sorvolo Gaunt tenía una casa sin muebles, quitando algún sofá, una mesita y la cocina. Una casa en ruinas que mostraba su pobreza, rodeada de ortigas y tapada por el musgo que recubría las paredes y por los árboles, tan pegados a la piedra gris de la fachada. Una casa camuflada. Una casa con una serpiente clavada en la puerta. Una casa que ni siquiera podía llamarse casa. Era una ruina habitada. Habitada por un mago pobre, obsesionado con sus orígenes, viejo y trastocado y deformado por las frecuentes uniones entre primos en su familia, padre de dos hijos. Dos hijos pobres, con un padre pobre y sin futuro.
Sorvolo Gaunt era, en resumidas cuentas, lo que la vida le había dejado ser. Lo que las circunstancias le habían obligado a ser. Vivía como le había tocado vivir. No tenía opciones, no tenía elección. Se comportaba como le habían educado y creía en lo que creían sus padres.
Sorvolo Gaunt era una victima de sus antepasados, ricos héroes, famosos, derrochadores, que gastaban por gusto, por placer, que creían que el oro nacía de la tierra en la puerta de sus mansiones y palacios, que habían ido disminuyendo en el rango social, habían bajado los peldaños de la victoria, que habían perdido el dinero y sólo les quedaba la fama. Y todo ello recaía sobre Gaunt, quién había tenido que vivir, ser, comportarse así. Que había nacido y moriría así.
Sorvolo Gaunt era una victima y hacía victimas. Porque las victimas, inconscientemente, saben su condición, porque las victimas están dolidas y Sorvolo Gaunt la tomaba con su imperfecta hija.
MORFIN
Morfin era un niño fuerte que no había tenido opción de tener miedo porque nadie le iba a consolar. Era un adolescente que no había tenido opción de dudar porque tendría que tomar elecciones sin ayuda alguna. Y ahora era un adolescente crecido, un niño grande. Pero le daba igual. O eso mostraba. O no se daba cuenta de que algo así pudiera afectarlo.
Morfin era roñoso, le faltaban dientes, bizqueaba y llevaba el pelo sucio.
Era simple, era joven, tenía energía y no tenía educación otra que no fuese la de su padre. Y su padre educaba como le habían educado. Ser descendiente de Salazar Slytherin era algo importante y lo demás eran tonterías.
Morfin le hacía caso a su padre y le seguía en ideas. La tomaba con su hermana, la sucia squib, el saco de estiércol, la mancha. Era listo y avispado, se daba cuenta de lo que ocurría a su alrededor y las travesías importantes y muy malas le atraían. Como a un niño con aspecto de hombre. Estaba loco por ser descendiente de su padre, estaba loco porque en él se concentraba la locura de los Gaunt.
Morfin asustaba a los muggles y hablaba pársel. Clavaba una serpiente en la puerta de su casa. Porque se paseaba con su varita y su puñal, engatusaba a los reptiles, les ablababa, los mataba. Tenía un instinto cruel, asesino, con el que disfrutaba. Le gustaba asustar a la gente, engatusar a las serpientes, pasearse con un cuchillo. Lo divertido.
Morfin vivía contento, se divertía a su manera y su padre los dejaba hacer. No le regañaba. Se metía con su hermana y su padre le apoyaba. Hablaba en pársel porque era lo que hablaba su padre. Odiaba a los muggles tanto como su padre.
Morfin no tenía un interés especial en las reliquias pero sabía que valían dinero, sabía que para su padre era lo más preciado del mundo. No era ningún tonto. No le interesaba su linaje perosabía que tenía importancia.
Morfin era una victima contenta de serlo. No se quejaba porque le iba bien. No se molestaba porque era simple.
Morfin era travieso y mayor, niño y asesino, juguetón e inteligente, avispado y contento con su vida. No la cambiaría. Porque no le iba mal en la casucha y no conocía otra cosa. Aunque hubiese algo mejor, si el ya estaba bien, ¿Qué interés tenía el intentar mejorarlo, pudiendo cometer un fracaso? Hacía lo que quería. Tenía un pueblo con diversiones a pocos metros. Tenía serpientes, varita y cuchillo. No era ningún ambicioso.
Morfin se divirtió de lo lindo cuando vino el hombre del Ministerio. Vivía en su mundo y el exterior a la casa y a Pequeño Hangleton le traía al fresco. De hecho, se extrañó de que hubiese un mundo fuera de lo que él conocía al que además le importase lo que él hiciera. Fue como si viviese en una habitación con luz artificial y saliese extrañado a ver la luz del sol.
Morfin no se esperaba que su vida cambiase. Estaba destinado a vivir así. ¿Quién lo quería cambiar?
MÉROPE
Mérope era una niña asustada. Una niña sin el consuelo de su madre. Una niña en segundo lugar. Menospreciada. Era una niña que no confiaba en sí misma. Una niña frágil con miedo a hacer las cosas mal, con miedo a que la regañasen, con miedo a no saber actuar como esperaban. Una niña que temía a su padre.
Mérope creció. Y fue una adolescente marcada por su niñez. Insegura, ignorante, asustada y mucho más. Una adolescente que no entendía lo que le pasaba ni lo que pasaba a su alrededor o en su interior. Una adolescente débil de por sí y debilitada por los demás. Incomprendida, ignorada, despreciada.
Mérope nació en segundo lugar, se colocó en segundo lugar. Era una mujer y estaba detrás de los hombres, en segundo o tercer lugar. Le habían impuesto un rango desde su nacimiento que había mantenido durante todo su crecimiento.
Mérope era bruja. Una bruja insegura, pero una bruja. Su padre la llamaba squib y ella se lo creía pero en el fondo, muy escondido debajo de suciedad y sombras, sabía que era capaz de hacer magia poco a poco, si se lo tomaba con calma.
Mérope odiaba su vida, pero daba las gracias al cielo o a lo que fuese por tener el consuelo que le traían los sueños. El hecho de dormir y desaparecer de su casa, fugarse de la realidad en compañía de la imaginación.
Mérope tenía sueños de grandeza. Sueños en los que el muggle que pasaba todos los días delante de su casa, Tom Ryddle, se enamoraba de ella, se casaban y tenían hijos, eran felices. Sueños en los que su padre y su hermano tenían mucho dinero, una mansión y la mejor fama del mundo. En los que la trataban como a una reina. Sueños en los que vivía en una casa enorme, con decoraciones, cuadros sofás largos y sillas de oro y plata; en las que había cocineras que le cocinaban sus platos favoritos. Sueños en los que hacía magia y se escapaba de allí. Sueños imposibles, observados racionalmente, pero sueños. Contrariamente a su hermano, si alguien le hubiese preguntado qué cambiaría de su vida, habría contestado que todo.
Mérope quería mucho a su padre. Le quería de la misma forma en la que los perros maltratados quieren a sus dueños. Porque aunque pareciese odiarla, tratarla mal, considerarla una deshonra, la acogía en su casa. No la echaba para no volver a verla. Le gritaba, la insultaba, pero se la quedaba. Era una squib, pero sangre limpia. Era y seguiría siendo carne de su carne. Su hija. Y quizás el recuerdo de su esposa.
Mérope no supo qué pensar cuando llegó el representante del Ministerio de Magia. La miraba con pena y compasión, la ayudaba. No la trataba mal. Mérope no sabía reaccionar ante eso, nadie le había enseñado a recibir buenos tratos. Pero Mérope era orgullosa. No quería ayuda. No la necesitaba. Era completamente capaz de hacer las cosas por sí misma. Pero no era desagradecida ni testaruda. Si le tiraban un cabo, no lo iba a rechazar por cabezonería. Si le daban la mano, cogería unos dedos, pero allá quién fuese que se la tendiese si ella le rompía los dedos. Porque ante un camino por el que cumplir sus sueños, echaría a correr.
Gui: Por cierto! Sorvolo Gaun y Marvolo Gaunt son el mismo... Lo que pasa que uno es la traducción del otro. Pero como yo he leido los HP en español, lo escribo como Sorvolo. Espero que os haya gustado. Pido (seguro que es algo nuevo) REVIEWS!! acepto de todo pero los PMs con Avada Kedavra no son bienvenidos. Las criticas, buenas, malas, mediocres, así, así o asá, tomates, secadores mojados en agua, piedras, flores rosas... eso sí. Hasta la semana que viene (si lo consigo)
Gui
SdlN
