Disclaimer: El potterverso pertenece a Rowling.
Este fic ha sido creado para el "Amigo Invisible 2014" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black"
He escrito la petición difícil de mi AI, que era esta: La Casa Slytherin en los siete años de Hogwarts. Pueden ser mini escenas de cada personaje, pero que aparezcan Draco, Theodore, Blaise, Pansy, Crabbe, Goyle y Astoria. Que haya Theodore/Draco, final Blaise/Pansy y Astoria/Vaisey."
I.
Una vez oí a alguien decir que nadie elige ser un personaje secundario, pero que alguien tiene que serlo siempre. No recuerdo quién lo dijo, no recuerdo si era alguien a quien conocía o alguien ajeno a mi mundo; fuese quien fuese, supongo que no era importante, pues lo he olvidado, pero aunque en ese momento no lo supiera, lo que dijo sí era importante.
Dejé esa frase en un rincón de mi cabeza hasta el momento en el que entré a Hogwarts.
Desde niña me consideré importante, llamadme egocéntrica si queréis, pero es la verdad. Soy extrovertida y no le tengo miedo a brillar, y eso no es malo.
No cambié al entrar a Hogwarts, pero algo sí que cambió en el momento en el que crucé esas puertas, porque había alguien que no necesitaba absolutamente nada para ser el protagonista. Simplemente lo era, y lo seguiría siendo aunque no quisiese.
Creo que durante mis siete años en la escuela no crucé ni una sola palabra con Harry Potter, pero su sola presencia me afectaba. Cuando él estaba cerca, me invadía una mezcla de envidia y curiosidad.
Quizá él sea la razón por la que decido contar esta historia, porque por una vez él no será el protagonista.
Porque, si yo no lo contase, nuestras vidas –absolutamente todas y cada una de ellas- quedarían enterradas bajo el peso del tiempo.
Y sé que eso no sería justo, porque los personajes pequeños pueden crear grandes historias sin necesidad de arriesgar su vida en cada página.
La historia comienza el día en que dejé de ser la protagonista: el 1 de septiembre de 1991.
Antes incluso de que llegásemos a Hogwarts se había corrido la voz de que Harry Potter llegaba ese año al colegio. Pero en ese momento no me importó.
A lo largo de esa noche comprobé que por lo visto era de las pocas personas a las que ese chico no le importaba.
Draco Malfoy, un chico rubio que al parecer también había dejado de ser el protagonista ese día, apretaba los puños y miraba mal a todo aquel que mencionaba a Potter en su presencia.
Por el contrario, un grupito de chicos un par de años mayores que nosotros no paraban de especular y soltar estupideces sobre lo que supondría la llegada de Harry Potter.
Nunca habría creído que muchas de las absurdeces que dijeron ocurrirían de verdad.
―Y Dumbledore le dará permiso para romper y cambiar todas las normas del colegio―dijo uno de los chicos mientras entrábamos a la Sala Común; era el único de los cinco que a esas alturas era capaz de controlar la risa―. Y esa será la historia de cómo el famosísimo Niño que vivió dominará el Mundo Mágico, empezando por Hogwarts, a base de favores sexuales.
Malfoy pasó por su lado y, después de mirarles con desdén, murmuró que eran unos idiotas que lo único que conseguían era darle un mayor protagonismo a Potter.
―Cuida lo que dices, Terence―bromeó uno de los chicos―, no vaya a ser que Malfoy te dé una paliza y te deje lisiado para siempre.
Supongo que seguirían riéndose durante un buen rato, pero decidí perderme el espectáculo y subir a desempaquetar mis cosas.
Poco tiempo después, cuando casi había terminado de deshacer el equipaje y ordenarlo todo, la puerta se abrió y por ella entró una chica que podría haber petrificado a cualquiera con tan solo mirarle.
Sabía quién era, de hecho más de una vez habíamos estado juntas, pero nunca la había visto tan enfadada.
―Menudos imbéciles―murmuró Pansy Parkinson mientras daba un portazo del que seguramente se enteró todo Hogwarts.
―¿Quiénes?―preguntó una de nuestras compañeras de habitación, la más alta de todas y la que parecía menos amigable.
Yo ya sabía la respuesta antes de escucharla.
―Esos chicos de tercero―dijo Pansy, roja de rabia―. Estaban burlándose de Draco, como si ellos fueran mejores que él. Odio a la gente como ellos.
Suspiré.
Pansy odiaba a todo aquel que se atreviese a decir una palabra en contra de Draco Malfoy.
Llevaba enamorada del rubio desde hacía dos años, aunque durante ese curso me di cuenta de que lo que ella sentía tenía poco de amor. Era más bien una malsana obsesión.
Al parecer, era de las pocas personas que no se habían formado ya una opinión sobre Potter.
O-o-O
Miré por enésima vez al techo, anhelando los rayos del sol y el aire fresco y preguntándome por qué debía estar encerrada allí.
Aparté la vista, no sin reticencia, e intenté concentrarme en el pergamino que tenía delante. En esos momentos la Sala Común de Slytherin me parecía una cárcel en la que la tarea de Transformaciones no era más que las pesadas cadenas que me mantenían presa allí.
Los murmullos de mis compañeros no hacían más que aumentar mis nervios. No lograba concentrarme y no comprendía cómo la gente podía estar encerrada allí y no perder la cabeza pensando en el maravilloso día que hacía fuera.
Supe que Draco Malfoy había llegado cuando Pansy levantó la vista de sus deberes y miró a la puerta con esa sonrisa tonta que salía a la luz cada vez que le veía.
Sin embargo, Draco no parecía tener ganas de sonreír y Vincent Crabbe y Gregory Goyle, que al parecer no tenían nada mejor que hacer que seguirle, fruncían el ceño más que de costumbre.
―Ese desgraciado de Potter―anunció con desdén, lo suficientemente alto como para atraer la atención de casi todos los que estábamos allí―ha entrado en el equipo de Quidditch de Gryffindor como buscador.
La noticia fue recibida con susurros enfadados y miradas de incredulidad.
Yo no pude evitar sonreír un poco, pues me recordaba a lo que había dicho Terence Higgs el primer día.
Higgs no parecía demasiado molesto, aunque uno de sus amigos, Cassius Warrington –el único de los cinco que no estaba en el equipo de Quidditch- parecía tremendamente indignado.
Miles Bletchley fue el primero en expresar su opinión.
―Desde mi punto de vista, eso no supone ningún problema; seguramente Potter no haya jugado al quidditch en su vida y nosotros―dijo mirando con orgullo a Higgs― tenemos un buen buscador.
Murmullos de aprobación corearon las palabras del chico.
―Además―la grave voz de Lucian Bole, uno de los golpeadores del equipo se alzó entre las demás―, seguro que con un soplo de aire Potter vuela más alto que cualquier escoba.
Dejé de prestar atención poco después de que Marcus Flint comenzase a alardear de su equipo, pues la escena comenzaba a resultarme patética. No sabía si realmente pensaban todo eso o tan solo era una burda manera de proteger sus adorados egos.
Poco tiempo después su dignidad acabaría pisoteada, pues ni el viento ni los jugadores del equipo de Slytherin consiguieron impedir que Potter atrapase la snitch.
Nota de la autora: Bueno, pues aquí está el primer capítulo de los siete que tiene este fic, iré subiendo un capítulo cada día. Espero que a mi AI le guste, porque aunque me ha costado sangre, sudor y lágrimas he acabado más o menos contenta con el resultado (:
