Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen a mi si no a Masami Kurumada, esto es sin ningún fin de lucro. Historia desarrollada Post Hades-Soul of gold.

Capitulo 1:León.

El primer rayo de sol tras la ventana golpeó su rostro y lentamente aquel hombre de rubios cabellos fue recobrando su presencia con un pesado suspiro, ese mismo que se repetía día a día por su penitencia. Entonces parpadeó repetidamente para asegurarse que igual que el día anterior, había vuelto a despertar en el mismo cuarto con olor a madera vieja y canela, las mismas flores marchitas sobre una mesilla y a su lado, la misma botella vacía de vino que se había vuelto su fiel vigía.

Su cuerpo estaba abrazado completamente desnudo a una delicada presencia de mechones azulados esparcidos como cascada por la almohada, quien frágil reposaba tranquila como si nunca hubiese conocido la ansiedad de despertar. Lentamente se apartó de su abrazo, dibujando una suave sonrisa casi imperceptible ante la leve mueca que hizo al apartarse mientras él enfocaba su preciosa mirada al techo de la habitación. Entonces su cabeza comenzó a torturarle de nuevo.

La persona que estaba su lado tibia y suave no era aquella a quien esperaba. No importaba cuanto tratase de aferrar sus manos a su cuerpo, besarla con arrebato y hacerla suya cada noche, aquella no era la mujer que tenia aferrada a su piel.

Entonces Aioria se perdió de nuevo en sus recuerdos. ¿Cómo había podido perder a quien más amaba a incluso más que su propia vida? Vino en segundos la memoria de la primera vez que beso sus ávidos labios, de aquella primera vez en que había visto sus preciosos ojos azulados empañados en lagrimas mientras le susurraba cuanto había esperado para decirle que le amaba tras años de silencio y de aquella tarde que se sintió vivo al fundirse en su abrazo desnudo.

Aioria incluso recordó la primera vez que la conoció, a esa frágil niña de cabellos fuego llena de vendajes rotos y sangrantes escondida bajo un árbol, temerosa de ser encontrada. Recordaba que desde aquel día había querido protegerla y cuidado, que había roto su propia camisa para curarla y que con sus dedos había limpiado el rabillo de su máscara plateada llena de tierra, sudor y lágrimas.

Asimismo, desde aquel momento había dejado de sentirse solo, que por fin sentía que contaba con alguien que le escuchaba, que le preocupaba y que le había dado una razón más para existir.

Se había jurado a si mismo mantenerse a su lado a pesar de lo que el mundo pudiera decir. Recordaba cada uno de los problemas y rumores que se había dicho de ambos, buscando de cualquier manera ensuciar el nombre de los dos, sin embargo nada había podido alejarnos ,nada mas que su propia estupidez.

Todo había sido tan rápido que ni siquiera pudo evitarlo. Una tarde tras respirar de nuevo, su mundo se había nublado a una joven de cabellos azulados que pidió su ayuda para su pueblo y tras ello ninguna oportunidad para establecer contacto con la pelirroja y aunque tratara de evitarlo sabía que poco a poco los sentimientos de aquella mujer de Asgard crecían inocentemente por él.

Tras unos meses de batalla y abandono, pronto la oportunidad de volver al Santuario por fin pudo realizarse, sin embargo el reencuentro que tanto había esperado con su amazona se vió opacado.

Al arribar al Santuario, Lyfia le acompaño y él amablemente le ofreció hospedarse en el Templo de Leo sin imaginar que aquel sería un grave inconveniente.

La joven abrumada al penetrar el Templo, se perdió en la maravilla del lugar, cada rincón tenía la esencia del caballero que le acompaña mientras que Aioria, de inmediato intento salir de aquel lugar para encontrase con Marín.

-Volveré enseguida, tengo que visitar a alguien...-comento mientras sus pasos presurosos y cargados de emoción se aproximaban a la salida. Ella al verle irse con su apariencia descuidada y cansada ,le tomo del brazo e pidió:

-Aioria , se que tenías muchas ganas de volver lo mas pronto posible, pero deberías tomar un baño y descansar un poco, solo has dormido dos horas por el viaje-insistió ella.

El hizo una mueca de reproche.-Vamos...-sugirió con dulzura.-Solo cámbiate, a quien quieras ver no le agradara que lo recibas tan sucio.

-De acuerdo, solo tomaré un baño y me iré.

Ella victoriosa, sonrió y lo vió regresar hacia su habitación mientras su mirada se clavaba en su espalda. Ella no sabía cual era el motivo de la ansiedad de Aioria al querer regresar al Santuario, sin embargo el haber pasado tanto tiempo a su lado le había cambiado la forma de verlo, el simple hecho de sentirse tan protegida y plena a su lado la embargaba de felicidad. Y lo hecho por Asgard, realmente le había robado el corazón.

La amazona del Águila por su aparte, había pasado los meses mas penosos de su vida, con todo lo ocurrido en el Santuario, las personas que habían dejado de existir, pero sobretodo la muerte de Leo, que la habían mantenido recluida por algunos días en su oscura habitación con su firme imagen acompañándola.

Había sido muy duro recobrarse y poder continuar con la vida en aquel lugar, logrando que la muerte, esfuerzo y legado de aquellos a quienes creía que ya no estaban entre los vivos, siguiera su curso y ella sin poder refutar era una de las indicadas al igual que Shaina para lograrlo.

Estaba ausente, vacía y su vida se había reducido a dar un par de entrenamientos a aprendices y a refugiarse el mayor tiempo en su choza, lidiando con los reclamos de Shaina por ser tan frágil y cobarde. No era el hecho de ser frágil lo que le tenía así, si no que simplemente no entendía como lo único bueno que había pasado en su vida, se había esfumado.

Y aquella tarde era igual que las anteriores. Envuelta por sudor y tierra, cansada y con las manos ardorosas por el apresar de los vendajes, regreso a su cabaña tras entrenar y se sentó al filo dela ventana esperando ver su vida pasar y deseando que fuese rápidamente para ver de nuevo a aquel hombre que amaba.

Y cuando comenzó a abrazarse a sus rodillas, pronto recordó sus últimas caricias antes de partir al Hades. En aquella memoria donde risas tímidas escapaban de ambos como quienes hacen una travesura, hundía sus manos lentamente entre las suyas a suave luz mientras la arrinconaba a los pilares de Leo y como cazador quien caza a su presa, besaba lánguidamente sus labios llenos de deseo. Hundida en sus pensamientos, algo sucedió. La puerta de su choza comenzó a sonar repetidamente.

Borró sus ideas de inmediato y avanzó hasta la puerta escuchando la voz de una amazona aprendiz, gritándole ansiosa.

-Maestra Águila, por favor, vaya a Leo ahora, es urgente.-Escucho al ver a la amazona tirada en al puerta, sin embargo solo prestó interés hasta que la palabra "Leo " brotó de sus labios.

-¿Qué ha sucedido?

-No lo creerá hasta que lo vea por usted misma.-mencionó la mujer.-Un caballero dorado regresó, ¡están vivos mi señora!.

El corazón de Marín tembló mientras rogaba porque sus piernas le mantuvieran firme y de pie. No dudo y corrió hacia los Templos olvidándolo todo mientras sus ojos poco a poco se llenaban de lágrimas ardorosas. Aquello debía ser una broma, no podía ser verdad que el había vuelto.

Leo salió de su habitación secando bruscamente sus cabellos mientras buscaba una camisa para cubrir la desnudez de su torso. Estaba tan entretenido en su armario que poco notó cuando a su espalda lentamente una presencia frágil se aproximaba a él, entrecerrando al puerta de la habitación. De pronto, una cálida mano se posó en su hombro y él inesperado, giró su rostro sintiendo la leve respiración de una dama, quien teñía su rostro, apenado.

-Aioria...-sonrio´ella mientras buscaba cada vez mas la cercanía.-He esperado tanto por decirte lo que siento.-calló ella un momento mientras se pasaba un mechón coqueta tras su oreja, bajando su mirada.-Aioria no creo que pueda ocultarlo mas...Aioria me gustas, me gustas mucho...-sentenció titubeante.

El santo poco pudo decir ante la determinada mujer quien con su semblante siempre tímido pero aguerrido, cerró sus ojos lentamente y se aproximo a su rostro, depositando suavemente sus labios contra los suyos. Entonces se enredó en una mezcla de ternura y nerviosismo, sin embargo no se inmuto y dejo que la mujer, quien parecía que era su primer beso, disfrutara d la caricia.

Lentamente tomó a Lyfia de los brazos y la apartó ligeramente, sonriéndole suavemente, sin embargo un largo suspiro se coló por la puerta llamando su atención. Entonces la sintió en aquel Templo, a ella, su amazona.

-Disculpa...-comentó dejando a Lyfia sola en aquella habitación mientras abría la puerta buscando la presencia que en segundos había huido de ahí. Sin dudarlo, corrió hacia donde sus pasos huían y fue entonces que observó su delgada silueta corriendo a escasos metros de la entrada a Tauro.

Ansioso y con los ojos al borde del lagrimeó, corrió a alcanzarle, logrando con todas su ganas atraparla en un abrazo a su espalda .La amazona al sentirlo, no pudo evitarlo y comenzó a flaquear. Era él, ¡estaba vivo!, tan cálido y tibio que no podía ser una ilusión.

-¡Marín!-comentó en un suspiro, deshaciéndose en su abrazo -Mi Marín...

Continuara...

Mis lindos lectorcitos, ¡ya los extrañaba!, yo que creí que ya no volvería en mucho, mucho tiempo pero gracias a un descanso que tuve, por fin pude volver a escribir algo para ustedes de esos caballeritos tan olvidados por mi.

Espero que lo disfruten, el titulo es una canción que me inspiro muchísimo y es de la cantante coreana IU (The story only I didnt know).

Este será un fic corto de 2 capítulos, así que esperen a ver el pronto final.

Y de una vez agradezco su tiempo, paciencia y buenos deseos, espero verlos pronto.