Notas iniciales: Bueno, ésta historia se me ocurrió viendo Anatomía de Gray... es el primer fic de Avatar que escribo, aunque ya tenía ganas x3 Espero que os guste =)
MEDICINA PREVENTIVA
Capítulo 1
We were strangers
Starting out on a journey
Never dreaming
What we'd have to go through
Now here we are
At the beginning
Katara suspiró por quinta vez esa mañana y volvió a repetirse mentalmente que no tenía por qué estar nerviosa. Había pasado el examen para interna con buena nota, y ahora sólo le quedaba un año en el hospital para poder ser residente y empezar a especializarse en neurocirugía, que era lo que ella quería. Sí, no tenía por qué estar nerviosa.
Llevaba parada en medio del pasillo como diez minutos, aferrando el asa de su bolso en bandolera y repasando mentalmente lo que debía hacer al llegar. Su destino era el Hospital General Sozin, el más prestigioso de la ciudad; y estaba muy contenta de haber podido ir.
"¿Katara?" –oyó que le gritaba Sokka desde debajo de las escaleras. Vivían en un pequeño apartamento de dos pisos, lo justo para ellos dos; ya que Gran Gran abuela había insistido en que vivieran juntos durante los primeros años que se emanciparan. Obviamente lo decía por Sokka, que era incapaz de freírse un huevo y le daban pánico las tareas de la casa; ya que ella podría apañárselas perfectamente sola... cuando tuviera el dinero suficiente. Suspiró por sexta vez...- "¿Qué haces ahí parada?"
"Nada, nada. Vámonos" –dijo intentando aparentan tranquilidad. Sokka sonrió y le dio una palmadita en la espalda.
Katara también sonrió. Puede que fuera un pesado y un cabezahueca, pero seguía siendo su hermano. Sokka también había estudiado medicina, lo cual había sorprendido bastante a sus conocidos, (aunque Katara sabía que su hermano era muy inteligente y que podía ponerse a estudiar si se lo proponía) pero ya había pasado su año como interno e iba a comenzar su estancia como residente especializándose es psiquiatría. Puesto que ahí no hay cirugía, no creía que fueran a verse mucho por el hospital; pero aunque sonara infantil a Katara le daba seguridad tenerle cerca.
No cogieron el coche puesto que como sólo tenían uno (regalo de Hakoda a Sokka por acabar la carrera, aunque realmente era de los dos) debían volver juntos, y era bastante difícil teniendo en cuenta los turnos y las guardias.
"Pero no te acostumbres, ¿eh? Hoy te acompaño porque es el primer día, pero no quiero estar cargando contigo todos los días..." –dijo mientras se sentaban en la parada del autobús. Katara le miró con mala cara.
"¿Y por qué no cojo YO el coche todos los días?"
"Por que quiero conservarlo, y no es que tú seas una maravilla al volante..." –comentó como quien no quiere la cosa, a lo que Katara soltó un bufido y comenzó a darle un tick en el ojo, señal de que estaba empezando a enfadarse.
"¡Oye, que tuviera que repetir el práctico no quiere decir nada! ¡Yo no tuve la culpa de que ese árbol se cruzase en mi camino... al aparcar!" –le gritó a su hermano, que se apresuró a intentar tranquilizarla.
Si ya normalmente cuando se enfadaba de verdad podría ser capaz de romper un iceberg, ese día que estaba más nerviosa de lo normal no quería ni imaginárselo... y no era plan de montar un numerito en medio de la parada del autobús.
"Vale, vale. Lo que tú digas... " –dijo Sokka dándole unas palmaditas en la cabeza.
Katara se cruzó de brazos enfurruñada justo cuando llegó el autobús. Pensaba pasarse todo el trayecto mirando mal a su hermano, pero en un día como ese no era capaz de tener un enfado en condiciones.
Llegaron a hospital en seguida. Cerca de la puerta principal, bajo un árbol, una silueta esperaba. Les saludó con la mano cuando los vio y se acercó con una sonrisa.
"¡Buenos días Katara, Sokka!" –dijo Aang-. "¿Qué tal, nerviosa?" –le preguntó alegremente. Parecía que él estaba encantado con la situación.
Katara asintió levemente.
"Bueno, os dejo" –anunció Sokka, pues él debía irse a otro pabellón- "Ya me contarás" –le dijo a Katara, con una sonrisa de apoyo.
Ambos se despidieron con la mano.
"¡Estoy muy emocionado!" –dijo Aang con una sonrisa de oreja a oreja-. "No pensé que esto llegara tan pronto... ¡Vamos! ¡No vayamos a llegar tarde!" –gritó cogiendo a Katara de la mano y tirando de ella hacia dentro del hospital.
Su entusiasmo era contagioso, y Katara se sintió más positiva. Aang era una especie de niño prodigio, había sacado la mejor nota de los últimos 50 años en el examen y sin muestras de haberse esforzado demasiado. De hecho, era bastante vago, y a Katara a veces le frustraba no poder conseguir los mismos resultados con el doble de esfuerzo. Pero era su mejor amigo, y se alegraba mucho por él.
Se preguntó si habrían oído hablar de Aang en aquel hospital, ¿le darían un trato especial de ser así? Miró a su amigo para ver si daba alguna señal estar agobiado, pero seguía tan jovial como siempre; mirando a todas partes asombrado.
Una vez dentro se dirigieron a las taquillas para cambiarse y acto seguido tener una pequeña reunión con el residente que les tocara, quien sería su superior directo. Ya con la ropa de trabajo se juntaron con el resto de nuevos internos, y Katara pudo reconocer una cara familiar. Zuko. Torció el gesto e intentó alejarse, llevándose a Aang consigo. Zuko también había estudiado con ellos, y no era una persona que se caracterizara por sus buenos modales y su simpatía, precisamente. Ni siquiera era demasiado brillante, y Katara estaba segura de que había tenido enchufe con el examen y la entrada en el hospital, ya que su padre era quien ponía el dinero y lo mantenía a flote. De hecho, el nombre del hospital era en honor a un antepasado suyo. Demasiadas coincidencias.
Sin embargo, Aang no pensaba lo mismo.
"¡Ey, Zuko!" –le saludó desde la otra punta de la sala, aunque entre lo bajito que era y la gente que había prácticamente sólo sobresalía su brazo entre las cabezas de la gente.
Zuko se giró con una ceja levantada. Bueno, con su única ceja de hecho. La mitad de los internos que les acompañaban retrocedieron un paso al ver la enorme quemadura que le atravesaba el lado izquierdo de la cara. Zuko soltó un gruñido y miró hacia el lado contrario, haciendo caso omiso de Aang y todos los demás.
Por fin salieron varias personas del despacho, quienes debían elegir su grupo de internos. Katara, como todos los demás, estaba atenta por si decían su nombre, el cual finalmente fue dicho por un hombre robusto con el ceño fruncido. Realmente no parecía muy contento de estar ahí...
"Aquí" –se apresuró a contestar, y se acercó al los internos a los que ya había nombrado.
"Bien... " –comentó, sin mirarla siquiera-. "Siguiente, Aang" –éste se acercó sonriente, feliz de que le hubiera tocado en el mismo grupo de a Katara. El hombre también sonrió de medio lado-. "¿Tú eres el famoso genio?"
Aang asintió.
"Je. No pensé que fueras tan... enclenque" –comentó. A Aang le cambió la expresión y bufó, cruzándose de brazos. El hombre siguió mirando la lista, y los ojos se le iluminaron al ver el último nombre. Cuando lo dijo, sonrió con malicia-. "Zuko"
El aludido no pudo más que darse con la palma de la mano en la frente, maldiciendo por su mala suerte.
"¿Qué tal estamos, Principito?" –le dijo a modo de saludo burlonamente
"Déjame en paz, Zhao" –le contestó sin mirarle, entrecerrando los ojos.
"¿Pero qué maneras son estas de tratar a tu superior? Voy a tener que informar a tu padre de esto..." –comentó negando con la cabeza, para dirigirse ahora a todo su equipo-. "Bien, ahora yo estoy al mando. No vais a dar un paso sin que yo lo sepa, así que espero que no la caguéis por que os aseguro que quien lo pasaría peor seríais vosotros. Tomad vuestro busca" –dijo tirándoles uno a cada uno, que cogieron al vuelo.
Katara guardó el suyo en un bolsillo. Siempre le había dado curiosidad cómo iba eso, aunque Sokka le había dicho que acabaría hasta las narices del aparatito.
"Bueno, pues seguidme. Los primeros días los pasaréis en la zona de oncología" – anunció Zhao dándoles la espalda, y de repente se acordó de algo. Se giró y comenzó a señalarlos uno por uno, contándolos-."No pienso aprenderme vuestros nombres, así que tú serás Uno" –señaló al primero del grupo-, "tú Dos" –señaló al siguiente-, "tú Tres" –dijo señalando a Katara-, "tú serás Enano Enclenque" –dijo señalando a Aang- "y tú Pequeño Príncipe... no, mejor Dos Caras" –concluyó señalando a Zuko y riéndose de su propio chiste-. "¿Estamos?" –añadió con una mirada inquisidora.
Todos asintieron con caras de enfado, pero por una cosa o por otra no dijeron nada.
"Así, perfecto. Seguidme todos" –comenzó a andar, con todos detrás de él como patitos siguiendo a su madre.
Caminaron entre el hospital y se pararon en una zona de consulta.
"Enano, tú te quedas aquí. Ya que eres taaan bueno, te doy un trabajito especial. Es una simple revisión rutinaria, así que no puedes estropearlo. Cuando termines, haces un informe y me lo das; y espero no tener quejas de los padres" –le ordenó dándole una carpeta y empujándole a entrar en una de las habitaciones-. "Los demás seguimos"
Aang se quedó parado frente a la puerta un poco nervioso. Si "esperaba no tener quejas de los padres" querría decir que iba a tratar a un niño, lo es que no sabía si era algo a favor o en contra. Bueno, supuestamente tampoco tenía que hacer mucho... cogió aire y abrió la puerta.
Dentro estaba una chica menuda, que debía tener su misma edad, sentada en la camilla con los pies colgando. En cuanto la puerta se abrió ésta giró bruscamente la cabeza para ver quién había entrado. Bueno, puede que eso no fuese lo más acertado... mas bien para saber quién había entrado. Aang ahogó un grito al comprobar que la chica era ciega.
"¿Quién es? ¿Por qué no ha venido el bocazas de Zhao?" –preguntó aguzando el oído, y Aang se sorprendió –a parte del vocabulario utilizado, ya que parecía de muy buena familia- de que hubiera notando la diferencia sin que hubiese hablado.
"¡Hola! Me llamo Aang, y soy nuevo aquí... Zhao me ha mandado que te haga yo la revisión" –dijo con una sonrisa y saludando con la mano, para darse cuenta al momento de que ese gesto era algo innecesario con ella.
"Hola" –dijo sin mucho entusiasmo, y por un momento pareció que le daba vueltas a algo-. "Oye..." –comenzó sin estar muy segura de lo que iba a preguntar- "¿No eres una mujer, no?"
A Aang se le cayó el alma a los pies.
"¡No, claro que no!" –contestó, elevando un poco el tono.
"No tienes voz de mujer, pero haces tan poquito ruido al pisar... que debes de ser muy pequeño..." –explicó ella, casi haciendo una reflexión para sí misma-. "Bueno, acabemos con esto de una vez. Estoy perfectamente, puedes irte" –dijo, y hizo un gesto con la mano invitándole a salir.
Aang negó con la cabeza, dándose cuenta de nuevo de que no podía verle.
"No tardaremos, en serio. Y no te voy a hacer nada que duela, o sea que..." –comenzó, pero ella le cortó bruscamente.
"Escucha, Pies Ligeros: soy ciega desde que nací. No me importa, puedo valerme perfectamente por mí misma y estoy sana como una roca. Y aún así, mis padres me envían aquí una vez a la semana a comprobar que mi visión no ha mejorado y que sigo igual de sana. Los médicos saben que es una tontería, lo saben las enfermeras, lo saben los señores de la limpieza y lo sé yo, pero como mis padres pagan bien a nadie le importa tener que hacerme venir aquí cada semana a decirme que estoy bien y que no me pasa nada. Así que gracias por no hacerme perder mi precioso tiempo" –terminó bajándose de la camilla de un saltito, para andar como Pedro por su casa por la pequeña habitación, tantear un poco para abrirle la puerta y ofrecerle con la mano que se fuera, de nuevo.
Era evidente que conocía ese lugar como la palma de su mano y que tenía un oído finísimo, pero Aang lejos de entristecerse o indignarse por su historia, aplaudió.
"¡Wow, es increíble! ¡En serio! ¿Y no te da miedo chocarte con algo?" –preguntó emocionado.
La chica tardó un momento en asimilar lo que estaba oyendo. Pasados unos instantes, sonrió.
"No soy del tipo de persona que esquiva las cosas. Si hay un obstáculo, se destruye. Es simple" –dijo volviendo a sentarse en la camilla.
"Es un punto de vista... interesante. Por cierto, no me has dicho cómo te llamas" –preguntó Aang amablemente.
Ella soltó una carcajada.
"Mi historial está para algo, ¿sabes?" –dijo, refiriéndose obviamente a los papeles que le había dado Zhao.
Aang se sintió algo estúpido por un momento, pero reaccionó con otra carcajada.
"Bien, pues... encantado, señorita Bei Fong"
"Toph. Sólo Toph, ¿vale?" –le espetó rudamente.
"Claro, claro. Como quieras" –contestó divertido por los repentinos momentos de malos modales-. "Bueno, ehm... ¿quieres que me quede un rato y te haga compañía, o te dejo sola?"
Toph enarcó una ceja. Realmente era la primera vez que le preguntaban lo que ella quería hacer, a pesar de que en el fondo siempre hiciera lo que le daba la gana.
"Cuando me haya cansado de ti ya te lo diré" –contestó al final.
Aang sonrió y se sentó en la silla. Total, Zhao no le había dicho cuándo debía darle el informe, así que suponía que tenía toda la mañana libre.
Ya era la hora de comer. Sokka había quedado con su hermana y Aang en la cafetería, y caminaba en esa dirección repasando los casos que había visto esa mañana. La parte de psiquiatría estaba algo apartada del resto del hospital, pero ese día decidió atajar por la zona de cirugía a ver si los veía de casualidad.
Así iba, ensimismado en sus pensamientos, cuando notó que chocó contra alguien. Cuando abrió los ojos, ya caído en el suelo, una chica joven estaba también medio sentada en frente de él; pasándose una mano por el trasero que era donde había recibido todo el impacto contra el suelo. Llevaba el uniforme, así que por lo menos no había chocado contra un paciente.
"Lo siento..." –dijo Sokka, frotándose él también la zona dolorida-. "Iba distraído"
Se levantó y le cedió la mano para ayudarla a ponerse en pie.
"Bueno, yo tampoco prestaba mucha atención" –dijo sacando la lengua-. "Me llamo Suki"
"Sokka" –dijo él, dándole la mano y decidiendo sacar todo su potencial de don Juan al comprobar que la chica no estaba nada mal-. "Vaya, no te había visto mucho por aquí... debes ser interna. Mi hermana también ha empezado este año, ¿sabes?"
"Ah, qué bien..." –comentó mientras recogía los papeles que se le habían caído en el choque, aunque Sokka seguía a lo suyo.
"Sí, bueno, ella tiene suerte de tenerme a mí para que la ayude. Yo ya soy residente, ¿sabes? De psiquiatría, primer año" –añadió, con una mueca de superioridad-. "Así que si alguna vez necesitas ayuda, ya sabes... ¿Qué especialidad quieres hacer tú?"
Suki sonrió de medio lado.
"Cirugía ortopédica y traumatológica. De hecho estoy en mi segundo año de residente, así que ya sabes, si alguna vez necesitas ayuda..." –comentó mirándose las uñas, para luego irse dedicándole una última sonrisa que claramente decía 'He ganado'.
Sokka se quedó helado por un momento, para después darse con la palma de la mano en la frente. Decidió seguir hasta la cafetería vigilando a cada paso que daba no volver a chocarse con nadie, y menos si era una chica guapa como antes.
Cuando llegó por fin a la cafetería, Katara y Aang lo esperaban sentados. Le habían guardado un sitio, que ocupó en cuanto hubo cogido su comida y dejo caer la cabeza contra la superficie metálica de la mesa. Katara por su parte apenas había probado su comida.
"¡Oh, vamos! ¿Qué te ha pasado a ti, Sokka?" –preguntó Aang, que parecía que era el único que había pasado una buena mañana.
"He hecho el ridículo con una residente de segundo. Una muy guapa"
"Oh, ya veo..." –murmuró, imaginándose cualquier cosa. No tenía que haber sido para tanto, de todos modos...
Sokka giró la cabeza hacia su hermana.
"¿Tú también te has chocado con alguien?"
Katara le miró levantando una ceja.
"Hemos empezado en oncología. No puedo ser impasible y casi he llorado al ver a algunos niños, Zhao me ha dicho que con esa actitud no llegaré lejos y Zuko a acertado 3 preguntas más que yo" –murmuró resentida, ¡ella había sabido perfectamente las respuestas, pero era incapaz mantener la cabeza despejada y soltar respuestas que tenían que ver con cómo se estaban muriendo esas personas delante de sus narices!
"¿Zuko? ¿Ese memo está aquí?"
Aang asintió.
"Ja, pues menos mal que voy a verle el pelo... lo bueno es que podéis contármelo si lía alguna" –y ya algo más animado, empezó a comer.
Notas finales: Bueno, aquí está el primer capi... creo que me he metido donde no me llaman intentando plasmar a los médicos y el hospital U.U Pero bueno, intento informarme bien. Si tenéis que corregirme algo no dudéis en hacerlo, es la única forma de aprender =).
Música que inspiró este capi:
Give a reason – Megumi Hayashibara (Opening Slayers Next)
Crazy Rainbow Star - ? (7º Opening One Piece)
Tubular bells – Mike Oldfield (Soundtrack El Exorcista)
Go the distance – Versionada por Lucas Gabreel (Soundtrack Hércules)
Comatose - Skillet
Los lyrics del principio son de At the beginning (Soundtrack Anastasia)
