Y...¡HOLA!
Aquí estoy de nuevo. Esta vez con otra bonita historia de amor. Esta vez entre dos personajes de Cazadores de sombras.
Y os cuento por qué este cambio...
Leí los libros de Cassandra Clare ya hace años. Y, si bien me gustaron mucho, la historia de amor principal entre Jace y Clary, no me convenció del todo... Luego, hace también unos años, vi la peli que se hizo para el cine, y, aunque seguía sin decirme nada esta relación principal, sí que me gustó mucho la química entre Magnus y Alec...aunque la cosa quedó ahi...un poco fría.
Entonces, a final de este verano, he visto la serie que se hizo para televisión... y cuál ha sido mi sorpresa que la única relación que realmente no existe en toda la historia es la única que me ha dicho taaaaaaannnnnnntoooooooo que tenía que darle mi oportunidad... Y es que, para mí, las escenas más emotivas, las más intensas, las más sensibles... y las más ardientes también (o será que yo ya lo veo todo negro... ;) ) son las de Alec y Jace.
Así que, aquí os traigo una historia JALEC porque sí, porque me he enamorado de la química y la chispa que he visto y que he sentido entre estos dos personajes en la serie para televisión, a través de mis ojos, pero también en mi piel y en las mariposas esas que nos revolotean cada vez que tenemos una buena historia de amor entre manos...
Espero que guste leerla tan solo un poquito de lo que me ha gustado a mí escribirla.
¡A leer!
PD: Por cierto, por si hay alguien despistado por ahí...Alec y Jace son dos chicos ;)
No me ruegues que te deje, o que regrese cuando te estoy siguiendo.
Porque a donde tú vayas, yo iré, y donde tú vivas, yo viviré.
Tu gente será mi gente, y tu Dios será mi Dios.
Donde tú mueras, yo moriré. Y allí seré enterrado.
El Ángel me haga esto y mucho más
si nada más que la muerte nos separa
a ti y a mí.
Cap. 1 Feliz cumplelightwood.
Y desde ahora, Jonathan Cristopher Herondale Lightwood, formarás parte de mi familia…
POV Jace
- ¡Feliz cumplelightwood!
Un viejo brindis para celebrar un nuevo año. Un nuevo año como miembro de la familia Lightwood.
Y ya han pasado diez…
Miro a la gente que me rodea en este momento.
Maryse, la única madre que he conocido. El tiempo y las responsabilidades la han ido distanciando, pero en mi corazón sigue siendo la mujer de dulce aroma y voz amable que me acompañaba cada noche hasta que mis pesadillas cesaban, que me cantaba y me preparaba leche caliente para llamar a un sueño tranquilo y me susurraba historias hasta que el sueño volvía a llevarme.
A su lado, Robert, cercano y paciente, amable y cómplice de todos nosotros, siempre haciendo de puente entre la Maryse de la Clave y su familia, tiene a Izzy protectoramente abrazada por los hombros.
Izzy es su ojito derecho, la niña de sus ojos, porque Robert adora a esta Izzy que es fuerte, decidida, pasional y sincera, no se anda con medias tintas, ni sabe ser otra cosa que auténtica. Todos la adoramos por ello. Mi hermana, mi amiga, la guerrera valiente y leal que hace el tres de este trío fantástico, siempre a nuestro lado, tan preciosa como letal, puro fuego y pasión en la guerra y en la vida.
Los ojos de Izzy son vivaces y sapientes mientras levanta su copa y me sonríe alzando esa ceja negra que maneja a la perfección en la pregunta silenciosa de siempre… "¿Este año, quizá?". Porque ella sabe, y me conoce mejor de lo que quisiera a veces. Si no tuviera uno, le propondría sin dudarlo que ella fuera mi parabatai.
Pero ese cargo ya está ocupado.
Alec.
Me preparo para mirarlo. Porque siempre necesito estar preparado para encontrar su mirada. Estoy listo, me digo. Y lo miro.
Pero nunca lo estoy. Cada vez que lo miro el mundo tiembla. Me golpea su belleza. El azul intenso de sus ojos, la limpieza de su mirada, su serenidad y su fuerza me atrapan. Y siento bullir mi sangre, siento el poder de nuestro vínculo, siento nuestras almas entrelazadas… Siento tanto…tanto…
Se que llevo demasiado tiempo mirándolo. Es inevitable. A veces nos olvidamos de que existe un mundo ahí afuera, ajeno a nosotros dos. Le sonrío y le guiño un ojo, preparándome para ese sonrojo que sé invadirá sus mejillas…ahora…
Aprieta la mandíbula y baja la mirada. Sé cuanto le jode que haga esto. Le expongo y se cree vulnerable. Pero no me importa y lo sigo haciendo. Porque puedo. Le provoco y le empujo. Quiero que reaccione. Necesito ver, sentir esa reacción para no volverme loco…
-Venga, chicos, ¿salimos a celebrarlo?-Izzy nos devuelve al momento.
-Tened cuidado si vais a salir. No os mezcléis con mundanos y manteneos alejados del submundo-resuena a lo lejos la voz de Maryse mientras se alejan.
-Vayamos entonces a las mazmorras a esposarnos a las paredes…
-Izzy…-sonrío-No conocía esa faceta tuya…
-Hay muchas cosas de mí que no conoces, rubito…
-Ni queremos conocer, hermana pequeña…-señala Alec con humor y nos abraza a ambos por el cuello conduciéndonos por las puertas-Vayámonos antes de que mamá decida encadenarnos ella misma…
Ha sido una buena noche. Como cabía esperar de tres pendencieros como nosotros, hemos estado en locales de subterráneos y lo hemos pasado bien. Incluso hemos tenido nuestra pequeña dosis de pelea con un vampiro que se ha sobrepasado con Izzy…quien parecía más divertida que enfadada por el atrevimiento del híbrido. Sea como fuere, parece que la propuesta de un joven elfo fue más de su agrado y ha desaparecido con él.
Alec y yo nos hemos quedado solos en el local, y estamos rodeados de gente.
Empiezo a sentir como la necesidad trepa por mis entrañas y se agarra a mi garganta. No lo estoy mirando, pero lo veo. Veo su piel, pálida y suave, sus labios rojos que moja continuamente con la lengua, sus ojos azules, intensos e inocentes, bajo esas pestañas negras que arropan el ardor de su mirada cuando se une a la mía… ¡Basta!
Necesito irme ya o no podré controlarme. Hago un barrido visual del local mientras me termino la cerveza y … ¡sí…! Hay un grupo de hadas mirando hacia nosotros, riendo y cuchicheando.
Giro mi cuerpo en su dirección y les devuelvo la sonrisa. Alec me observa, y observa a las hadas. Todo cambia entre nosotros y siento su ira y sus celos…siento su angustia y su tristeza. No puedo soportarlo, pero tengo que hacerlo…tengo que hacerlo. Porque si no, acabaré haciendo algo de lo que Alec se arrepienta, y por consiguiente, yo me arrepienta y… ¡mierda!… Se vaya todo a la mierda…
¡Reacciona, joder!
Pero ¿cómo puede hacerlo cuando le envío señales tan confusas? Sé que, en cierto modo, soy culpable de su conflicto interno. Y su indecisión, la culpable de mi comportamiento…
Perdóname, Alec.
-Bueno…creo que voy a seguir celebrando…-me despido de mi parabatai sin mirarlo, porque si lo hago perderé la resolución que tengo ahora-Nos vemos en casa. Ve con cuidado.
-Pásalo bien, Jonathan Cristopher-susurra a mis espaldas y me congelo.
Jace, es Jace. Tú me lo pusiste…
Y me enfado, porque solo con un nombre, sabe que me tiene, porque lo significa todo para mí.
Sigo caminando y me obligo a sonreír y olvidarme de todo durante unas horas cuando llego al grupo de hadas…
FlashBack
(diez años antes)
Parecen buenos, el Sr. y la Sra. Lightwood. Me hablan despacio y bajito, como si fuera a romperme si alzan la voz. Estamos en su casa. Mi nueva casa. Y me hablan sin cesar de mis nuevos hermanos. Estoy nervioso, no sé cómo son, no sé qué esperan encontrar…no sé si me querrán en sus vidas, en su casa…
Entramos en la sala de entrenamiento. Un niño y una niña de mi edad están entrenando. Y son buenos…Pero tú eres mejor, me dice esa horrenda voz en mi cabeza.
-Alexander, Isabelle, venid a conocer a Jonathan.
La Sra. Lightwood, Maryse, como me ha pedido que le llame, me lleva hasta ellos. Han dejado de entrenar y nos observan. Creo que ya sabían que veníamos, porque no parecen sorprendidos. Se miran y sonríen. Por supuesto, ya les habrán hablado de mí…
-Chicos, este es Jonathan Cristopher-me presenta y extiendo mi mano a la chica, Isabelle, que sonríe y la aprieta con firmeza.
-Encantada-responde educada y asiento igualmente.
Extiendo mi mano entonces a su hermano…
-Jace-dice suavemente y con claridad sosteniendo mi mano. Y en ese momento lo siento. Algo se crea en el centro de mi cuerpo. Un punto pequeño que se va expandiendo a medida que mi mano permanece unida a la suya … ¡guau…!- Bienvenido, Jace.
Jace.
Soy yo. Me descubro y reconozco en este nombre, en esta identidad que me acaba de dar.
Es así como dejo de ser Jonathan Cristopher Herondale paso a convertirme en Jace Lightwood, gracias a un niño de increíbles ojos azules y sonrisa delicada que es capaz de verme por primera vez en mi vida.
Fin del flashback
Llego al instituto sólo un poco después de que Alec se haya acostado. Le observo apagar la luz cuando me acerco al edificio.
Paso por mi habitación y tomo una ducha rápida, únicamente para deshacerme de los excesos de las últimas horas. Con un pantalón de pijama y una camiseta no paso por mi cama. No esta noche. No en el aniversario.
Entro en la habitación de Alec cómodamente, sin pesar. Siempre he sentido que este es mi lugar más que cualquier otro.
Alec no se inmuta cuando me meto bajo las sábanas. Él me espera. Me quedo de lado, observando su espalda, esperando a que se de la vuelta. Esta vez tengo que esperar un par de minutos antes de oírle suspirar y girarse. Intento controlar mi sonrisa, pero es imposible. Su respuesta siempre hace que la felicidad desborde mi corazón.
Está enfadado. Está dolido. Está avergonzado y echo un lío. Pero está aquí, a mi lado, leal, incondicional, acompañando a este niño muerto de miedo al que no dejan dormir sus pesadillas.
FlashBack
Mi primera noche en el instituto de Nueva York, en mi nuevo hogar. Mi habitación es grande y está bien arreglada. Tiene una cama amplia, un gran escritorio y un armario apenas ocupado por mi equipaje ligero.
Izzy y Alec me han ayudado a instalarme. Son geniales. Me gustan. Y creo que les gusto. La cena ha sido ruidosa y divertida, y la Sra. Lightwood les ha dado a todos, bueno, nos ha dado a todos, una gran noticia. Están esperando otro hijo. Los hermanos Lightwoods se han vuelto locos, y Alec ha dicho en voz alta que se siente muy afortunado de recibir dos hermanos en un mismo día…Ha sido extraño, no parecía algo preparado ni ha sonado forzado. Creo que lo ha dicho de verdad. Estoy emocionado. Y cansado…ha sido un día largo…
…Estoy corriendo por el bosque. Veo el lago a lo lejos, pero soy incapaz de acercarme al agua…y me quemo, hace mucho calor…¡me quemo! ¡Duele! ¡Duele!
Me despierto llorando y sudando. No puedo respirar. Miro a mi alrededor y no reconozco nada…Salgo de la cama y abro la puerta de la habitación para correr por el pasillo, pero me detengo delante de la primera puerta y la atravieso cerrándola tras de mí con un portazo.
-¡Jace! -Alec se levanta sobresaltado de la cama.
No puedo hablar. No puedo moverme. Estoy paralizado. Oh, por el Ángel. Estoy en la habitación de Alec Lightwood.
Los Lightwoods. El instituto de Nueva York. La realidad del momento me golpea de lleno y ya no estoy en mi pesadilla. Estoy en otra pesadilla.
¿Qué hago? ¿Qué le digo? ¿Qué va a pensar de mí? ¿Un niñito aterrorizado por las pesadillas? ¿Cómo va a querer nadie salir a combatir conmigo?
Alec está observándome, y yo sigo paralizado. Estoy tan furioso…él de entre todos los de la casa… ¿por qué tiene que ser él quien me vea así?
¿Y por qué no? dice esa voz en mi cabeza ¿Por qué no quiero que precisamente sea él el que descubra mi debilidad?
Durante un segundo parece que sus ojos se iluminan con entendimiento y siento más vergüenza…Pero sus palabras me descolocan…
-Jace, me has oído, ¿verdad? - vuelve a meterse en la cama y me mira mortificado… ¿mortificado? -Siento haberte despertado, ha sido…ha sido una pesadilla…
Suelto el aire de golpe y siento mi cuerpo relajarse hasta que creo que voy a desmayarme del alivio… Aún estoy desconcertado, intentando procesar sus palabras, pero me obligo a responder.
-Bueno…sí, no te preocupes-balbuceo-… ¿Estás bien? -me acerco hasta su cama y me siento en el borde, más para no caerme que por otra cosa.
Alec entonces me observa y sé que puede ver los restos del terror en mis ojos, en la tensión y el sudor de mi cara. Mierda…
-Sí, bueno…no sé…-no aparta sus ojos de los míos, y veo el momento exacto en el que un brillo de resolución aparece en su mirada-La verdad es que creo que me costará dormir ahora…ya sabes-yo asiento confuso y Alec se muerde los labios. El silencio parece volverse espeso entre nosotros, pero no es incómodo- Espero que no te parezca muy loco ni atrevido por mi parte, pero…-carraspea y coge aire, y aún en la penumbra de su habitación puedo sentir el calor y el sonrojo acudiendo a sus mejillas-Me preguntaba si… te resultaría una molestia…bueno…si me harías el favor de…-aprieta los ojos con fuerza y juraría que puedo oír los latidos de su corazón-…quedarte un rato aquí-susurra bajando la vista y volviendo a mirarme con ojos asustados un segundo después- Claro, que no tienes por qué, ya sabes, esto se me pasará enseguida…
-Sí.
Mi respuesta, tajante y ansiosa, corta su discurso. Me mira, y cuando espero ver alivio en él, veo triunfo en su sonrisa…
Si hubiera dedicado un par de segundos más a su reacción, hubiera descubierto entonces lo que tardé un par de años más en comprender. Pero yo estaba tan impaciente por poder descansar, seguro ya en compañía de Alec, que no dudé ni un momento más en hacerme un hueco en su cama.
-Gracias-susurramos los dos antes de cerrar los ojos y dormir, ahora sí, plácidamente en mi primera noche en el instituto de Nueva York, mi nuevo hogar.
Fin del flashback
Alec lo supo.
Supo ver que lo necesitaba en ese momento, su cercanía, su compañía, la seguridad que siempre me ha dado su presencia…Y, aún sin conocerme a penas, supo que yo jamás reconocería esa vulnerabilidad ni se lo pediría, orgulloso y arrogante como soy. Así que, como ha hecho mil veces desde entonces, tomó mi debilidad, mi vulnerabilidad y les dio la vuelta, y me hizo sentir el héroe que él ve siempre en mí. Y me hizo querer ser el mejor para protegerle siempre.
Esa fue la primera noche que pasé con Alec. Como tantas otras noches. Como esta misma noche. Y podría estar viendo la traición y el tormento en sus ojos, pero sólo veo su amor. Sólo veo su fuerza. Es la persona más fuerte que conozco.
Nunca, ni una sola vez me ha rechazado. Creo que él sabe lo que eso me haría.
Y aunque sea cruel con él, como lo he sido esta noche, por los motivos equivocados (siempre por los motivos equivocados) no puedo simplemente dejarle ir. Que el Ángel me salve, no puedo.
Y aquí estoy de nuevo, una noche más, desplegando desde lo más profundo de mi alma el amor que siento por él. Quiero que lo envuelva y que lo arrope. Y buscar refugio en el único lugar que sé, nunca me será negado. El corazón de Alec.
-Te quiero-susurro, y sé que me escucha, porque siento como mis palabras le hacen temblar.
-Te quiero-responde casi sin aliento, y su mirada es triste justo antes de que le arrastre a mis brazos.
Ámame, Alec. Ámame, por encima de todo y de todos. Ámame.
Mi grito silencioso y desesperado trae lágrimas también a mis ojos y dejo que empapen su camiseta de la misma manera que las suyas mojan la mía mientras dejamos que el sueño nos atrape en silencio.
Y una vez más me pregunto cuanto tiempo podré mantener este amor bajo control…
Ainsss... bueno ¿qué?...
Nos leemos en unos días.
Gracias por pasaron por aquí.
Beso.
P.
