Hizo una mueca burlona, imitando la expresión de Sanji cuando había una chica cerca.
La reacción del chico que tenía frente a el no se hizo de esperar. Sanji apretó los puños y le dirigió una mirada asesina al espadachín.
Pero no hizo reacciono de ningún otro modo. No le insulto, no intento golpearlo. Absolutamente nada.
Zoro le saco la lengua infantilmente.
Podía pinchar a Sanji de varios modos. Sabía que el no haría nada.
Sanji contó mentalmente hasta diez, y se tranquilizo.
Ese maldito cabeza de marimo…pero no quedaría así. Y sabía como devolvérsela.
El rubio hizo como si cayese dormido de repente y puso cara de idiota.
Ese fue el turno de Zoro de enfurecerse.
¡El no tenía esa cara! Y vale, era cierto que le encantaba dormir… pero no solía ser tan brusco… solía acomodarse, mirar un rato las nubes…
Pero tampoco reacciono.
Se miraron a los ojos intentando expresar en unas miradas, lo que no podían decir con palabras. Intentando asesinarse mutuamente en ese contacto visual.
Casi al mismo tiempo, bajaron la vista al bulto envuelto en una delgada manta que dormía acurrucado entre ellos dos.
Nami suspiro en sueños y se movió un poco, haciendo que algunos mechones rojos de su cabello le cayeran sobre la cara.
Zoro se le quedo mirando pensativo.
Curiosamente, se la veía tranquila. ¡Si hasta sonreía!
Y no era una sonrisa sarcástica, ni burlona. Ni siquiera era del tipo de sonrisa que ella solía mostrar cuando hallaba la más mínima oportunidad de desplumarlo.
Sanji también la miraba. Y cuando volvieron a mirarse a los ojos, reanudaron su lucha silenciosa, formada de muecas y pequeños gestos.
Por que no querían despertarla. O mejor dicho, por que no se atrevían a despertarla.
La noche siguio avanzando, silenciosa.
Faltaban unas horas para el amanecer, cuando se escucho un murmullo, y de un salto subió el capitan del barco.
Y sobresaltados por la repentina aparición gritaron rompiendo el silencio de la noche.
-¡Hey chicos! Si yo solo venia avisaros que es mi turno con Usuff para hacer guardia. – exclamo Luffy.
Nami abrió los ojos perezosamente, pero con fuego brillando en ellos.
Los tres chicos temblaron.
Apenas unos minutos más tarde, Nami dormía en su cama profundamente, mientras Sanji, Zoro y Luffy despertaban a Chopperd, para que les preparara algo para la cabeza.
