El Potterverso es de Jotaká.
Este fic participa en el minireto de marzo para la Copa de las Casas del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
Mi siguiente personaje fue Sachin Tripathy, a quien me animé a crearle una historia a partir de un nombre y un momento. Está en el mismo curso que Ginny, pero comparte casa con Luna. Bueno, ya que ninguna de las dos aparece, no importa en lo absoluto xD
«¿Y SI ME ATACA?»
Por Victoire Black.
Si hubiera sabido lo que me esperaría en mi sexto curso, jamás hubiera afirmado años antes que el peor de todos había sido el primero. Pero en aquel momento sí lo había sido, y me había sentido como si los siguientes seis años me demostrarían lo equivocado que estaba sobre las cosas ocurridas en Hogwarts.
Eso jamás sucedió; presos fugitivos que entraban al colegio, torneos peligrosos donde morían estudiantes, una bruja del Ministerio apropiándose del colegio con sus métodos, y el director muriendo a manos de un profesor, o quizá de un alumno; eso no lo supimos hasta más tarde.
Pero antes de todo eso, en mi primer año sentí que nada iba a poder ser peor.
Iba caminando por un pasillo a plena luz del día, cuando alguien me tocó el hombro con fuerza.
—¡Sachin! —me grita una voz familiar, y al voltear veo a mi hermano.
—¿No puedes saludar con más normalidad, Shiva? —pregunté—. Con todo esto de las amenazas y los petrificados, moriré de un ataque al corazón si sigues asustándome así.
—¡Vamos, Sachin! —rió él—. Hasta donde yo sé, no tenemos ni un antecedente muggle en al menos tres o cuatro generaciones. ¿De qué te preocupas? ¡El heredero de Slytherin no te querrá atacar!
—¿Y si lo hace por error? —Mi inocencia y estupidez en aquellos años era notable.
—No lo hará —afirmó Shiva intentando dejar de reír. Me pasó un brazo por los hombros—. Al menos no mientras yo esté aquí.
No me sentí nada confiado, por más que tendría que haber dejado un poco del peso de mis miedos sobre los hombros de mi hermano mayor.
—¿Y si aún así lo hace? —insistí.
—Bueno... —Shiva fingió pensarlo por unos momentos—. Nada pasará más que te conviertas en estatua.
Sus carcajadas rebotaron por todo el corredor, pero las mías quedaron atoradas en mi garganta. El tema no me parecía gracioso, sino que todo lo contrario, me asustaba más de lo que los monstruos debajo de mi cama me habían llegado a asustar jamás.
Aún así, siguiéndole los talones a un molesto Shiva, jamás me sentí confiado. Siempre me quedó la duda de qué pasaría. ¿Y si finalmente me ataca? Hasta el último día de clases, aún cuando ya los petrificados se habían recuperado, no logré respirar tranquilo... Aún cuando el aire se volvería a hacer pesado en los próximos seis años.
