Tal vez Harry Potter no sea mío… pero aunque es de JK tampoco es de ustedes y con eso me consuelo.

Hola a todas, quiero avisar antes de empezar que consideren el que es un EWE, habrá muchas cosas que cambien ¿Vale? Lean por favor.

.Mi apacible vida.

Hermione se levantó de su cama unos segundos antes de que su despertador muggle con forma de nutria comenzase a sonar. No la juzguemos, ese era su despertador favorito desde que era una chiquilla que no media más de metro y medio.

Apagó el despertador con delicadeza y volvió a cargarlo para que sonase a la mañana siguiente a la misma hora de siempre. Su cuarto era de muy buen gusto a su ver; una cama mullida con sábanas blancas, piso de mármol blanco, una alfombra al lado de su cama de entretejidos dorados y rojos, un armario de caoba amplio y un buró de la misma madera al lado de su cama. Nada ni demasiado pequeño ni demasiado grande, lo justo para que estuviese cómoda.

La castaña caminó descalza hacía su baño bostezando y tapándose la boca con una de sus delicadas manos mientras con la otra abría la puerta de madera de roble y entraba sin importarle el tacto frío del suelo. El baño era del tamaño suficiente, con un piso negro ónix y una pared blanca contrastaba mucho, y la tina con ducha de un tono marmóreo hacían bien a la apariencia del baño. Hermione se acercó al lavabo y se miró aun soñolienta en el espejo.

Vale, tenía una reunión con los aurores y no podía ir con esa apariencia si no quería que creyesen que le habían atacado.

Sus rizos castaños le bailaban por todos lados más desordenados de lo común y podrías pensar que la castaña había salido a correr al bosque en plena noche, tenía algo de saliva seca en las comisuras de la boca y en sus ojos chocolate se denotaba el cansancio.

Ella suspiró. No era la mejor en eso de mejorar su apariencia, nunca le había interesado mucho el físico mientras las habilidades mentales y metacognitivas estuviesen bien desarrolladas, sin embargo bien sabía que debía dar una apariencia como mínimo pasable.

Y así pues decidió tomar una ducha.

Hermione se quitó el pijama ligero de color azul marino que traía encima y que consistía en unos shorts y una blusa sin mangas ambos obviamente a juego. Y una vez también estuvo sin ropa interior, abrió el agua que no se molestó en regular si no que se metió a ella dejando le golpease de lleno aquel frío matinal que siempre le despertaba.

Desde que ganaron la guerra y Voldemort dejó de existir podría decirse que la vida de todos mejoró notablemente. Ya no estaba la constante preocupación de una guerra perdida y más muertes en masas. Ahora, aunque Hermione ya no se levantaba día a día con el miedo a morir, como auror, tenía bien desarrollado su sentido de supervivencia, sobre todo cuando se encontraba con mortífagos prófugos fieles aún a los deseos del mago tenebroso, o bien maleados por un agudo rencor y deseo de venganza.

El agua dejó de hacer ruido en la ducha y Hermione se alcanzó una toalla verde que había colgada fuera de la bañera para después envolverse en ella. Las esbeltas piernas de la morena asomaron de la bañera para pisar en el tapete blanco posicionado fuera de esta, y luego de asegurarse que tenía las plantas de los pies secas caminó hasta una silla que tenía al lado del lavabo, tomó un peine y empezó a desenredarse el pelo si esto era posible.

En cuanto a su vida personal Hermione se sentía cómoda. Tenía a Luna y a Ginny para hacerle compañía, además de una amiga que había hecho en el trabajo (Felicia se llamaba) y sus amigos de siempre. Ron Weasley era un gran amigo aunque siempre se llevaban entre enfados el uno con el otro aceptaban su compañía de más que buena gana y en cuanto a Harry…

Hermione dejó el peine a un lado y se amarró el montón de cabello en una trenza malhecha pero que le serviría para que una vez se secase su pelo este no se hiciera grifo. Se asomó al espejo de nuevo y se vio un poco más aceptable. Tomó el cepillo de dientes, le puso pasta dental y agregó bicarbonato encima; empezó a cepillarse los dientes blancos.

Harry era una historia diferente.

Podría decirse que Hermione le tenía cierto afecto… diferente… al de un amigo. No solo admiración por el hecho de que es un héroe y tal, sino porque… Bueno, Hermione aún no se daba mucha cuenta y atribuía sus veloces pulsaciones a otras tonterías, pero quería a Harry simplemente por ser quien era.

La castaña escupió al lavabo y se enjuago la boca. Luego de verse una vez más al espejo eligió la misma opción de siempre: Nada de maquillaje.

Salió así envuelta en la toalla hacía su cuarto y tomó un conjunto de ropa simple. Unos texanos cafés y un suéter azul rey con cuello alto. Caminó a la butaca de al lado de su cama y de un cajón sacó un conjunto de ropa interior negra y unas calcetas. Y empezó a vestirse.

Después de que Voldemort fue acabado los mortífagos perdieron terreno con velocidad e iban entrando en Azkaban uno tras otro, culpable tras culpable, aunque muchos siempre usaban el pretexto de estar bajo la maldición Imperius o sencillamente buscaban formas de librarse. Otros simplemente era trabajo de los aurores meterles en Azkaban.

Hermione se levantó y ando de nuevo hacía el armario para buscar en la parte de abajo y sacar unos zapatos color café, sencillos en realidad. Se los puso, tomó una libreta de su cómoda, y salió de su habitación camino a la cocina.

La reunión con los aurores sería solo para verificar los movimientos que había habido últimamente al menos en el mundo mágico y cuidar que no hubiese ningún sospechoso contacto entre exmortiífagos o algo parecido, sería una reunión rápida que Hermione esperaba no tardase más de lo previsto.

La castaña tomó una taza, café molido, leche y miel. Agrego cucharada y media de café, una completa de miel, y ya teniendo la leche caliente agrego esta. Mientras lo revolvía se dedicó a echarle un ojo a sus apuntes sobre los informes que daría esa mañana para comprobar que todo estuviese en orden.

Hermione tenía planeado salir temprano para encontrarse con Luna y comer con ella en algún restaurante cercano. Luna había dicho que quería comer alitas y nuestra protagonista conocía un local que les quedaba perfecto.

Bebió un sorbo de su café y cerró la libreta. Observó el reloj que colgaba de la pared de la pequeña cocina. Eran las diez en punto. Una hora más tarde se presentaría Wennie, un elfo domestico al cual Hermione le pagaba un salario más que justo, le daba vacaciones, y trataba incluso mejor que a muchas personas. No se puede decir que Wennie estuviese muy feliz con eso pero viendo que su "amiga" (Como Hermione le pidió le llamase) estaba radiante de emoción por ser partidaria de promover los derechos de los elfos había accedido.

Hermione tomó su café, caminó hacía la alacena y sacó un termo donde lo vació y se apresuró para entrar a su chimenea. Tomó los polvos flu y una nube de polvo y fuego verde la envolvió.

Apareció en Grimound Place. A pesar de que ya no era por necesidad de un super escondite este seguía siendo su cuartel oficial, todos habían coincidido en el cariño que se le había tomado y Harry, por sobre todos, había pensado que a Sirius le hubiese gustado y esa casa sirviera de algo.

Una vez allí Hermione miró a todos lados.

-¿Hola?- preguntó al ver todo desierto, y una voz procedente de la cocina le contesto.

-Por aquí - sonó fuerte y claro la voz masculina. A Hermione el corazón le dio un vuelco pero ando con firmeza hacía la voz. Al quedar en el umbral de la puerta la castaña observo un poco atontada al pelinegro cuyo cabello estaba tan revuelto como siempre. Estaba preparándose de desayunar lo que Hermione comprobó era un omelette. Sus ojos verdes, a través del cristal, le observaron con una chispa de algo que Hermione no identifico- Vaya, acerté al pensar que eras tú, tu voz es inconfundible.-dijo sonriendo ampliamente mostrando su blanca dentadura.

Hermione sonrió a su vez.

-Harry, hola… ¿Dónde están los demás? –dijo con el ceño fruncido mientras examinaba la cocina para ver si había otro presente y ella no se había dado cuenta. Harry rio en silencio.

La casa de Sirius pasó a ser la casa de Harry, que le había tomado estima y había mandado arreglar ciertas cosas, como por ejemplo, el retrato de la madre de Sirius. Este había terminado en el inframundo si esto era posible.

-Hermione, sucede que últimamente andas en las nubes, la reunión la cancelamos ayer ¿No recuerdas?-dijo el muchacho con tranquilidad mientras daba vuelta al omelette cuyo olor hizo que a Hermione se le removieran las tripas.-¿En qué te distraías ahora?

Hermione quiso responder, pero cuando su cabeza hizo memoria y se dio cuenta de que "en lo que se distraía" había sido más bien "en quien se distraía" su cara se pintó de mil colores. Se restregó los ojos. Si no despertaba completamente pronto se enredaría la lengua ella solita.

-Nada.-dijo de inmediato restándole importancia con un movimiento de mano-supongo que simplemente me he distraído y como siempre las mañanas me toman como víctima. No es que siempre me confunda a estas horas, pero a lo que he de referirme que una simple distracción y un movimiento erróneo no deben dar pie a ideas de que usualmente me distraigo en algo. ¿Verdad Harry?-dijo Hermione apresuradamente. Un poco roja por el hecho de que una vez empezó a movilizar la lengua por poco y no podía pararla. Para disimular tomó un trago corto a su termo.

Y aunque se quemó la lengua lo disimulo todo muy bien.

Harry carraspeo confundido por todo el monologo de la castaña y se limitó a negar con la cabeza.

-Creo que has leído hasta tarde Hermione-se burló el moreno haciendo a la castaña poner el ceño fruncido- ¿Gustas desayunar conmigo?- preguntó Harry con cordialidad. Hermione sonrió y relajo el entrecejo.

-Vale, pero solo te acompaño con algo ligero-respondió la muchacha mientras avanzaba hacía Harry y se arremangaba su suéter- ¿Te ayudo en algo?

-Llegas tarde Hermione, creo que si me pasases un plato ya sería suficiente, que yo me encargo perfectamente- se mofó el moreno haciendo a Hermione refunfuñar mientras andaba hacía la alacena y sacaba un plato plano donde Harry, unos momentos después, intento depositar el omelette con torpeza, pero acabó por romperlo a la mitad y depositarlo en el plato medio deshecho. Harry hizo un puchero disgustado.

-Por supuesto, te encargas perfectamente.-le dijo Hermione con guasa a lo que esta vez fue el turno de Harry para refunfuñar. La morena se echó a reír por la reacción de Harry y este sonrió levemente mientras se sentaban a la mesa. –Creí que habrías aprendido a hacer esto mejor cuando tus tíos te tenían como esclavo- intentó bromear Hermione. Harry hizo una mueca tomándolo a la ligera como correspondía.

-Bueno, la práctica se pierde, además de que no me molestaba en darle una gran presentación a los platillos de Dudley que igualmente los engullía- ambos se echaron a reír al imaginarse a un rubio enorme y regordete comer como cerdo. Y aunque a Harry le dio remordimiento (porque ya tenía un trato amable con Dudley) no pudo evitar burlarse de su primo.

Hermione le dio un sorbo a su café disfrutando de ese pequeño momento, y mientras tanto Harry comió un bocado de su omelette. Una mueca de horror surco el rostro del moreno momentáneamente pero este la borro de inmediato. Pero no lo suficientemente rápido para que le pasase desapercibido a Hermione que alzo una ceja, divertida.

-¿Delicioso Harry? ¿El sabor te encanta?-dijo la castaña aguantando una risa. Harry la vio con los ojos entrecerrados y tragó pesadamente.

-Fantástico- dijo con la voz medio baja. Volvió a clavar el tenedor en su omelette y se lo quedó viendo –delicioso- masculló justo antes de comer otro bocado y tragar con trabajos. Hermione esta vez no se aguantó la risa y se echó a reír.

-Parece que no eres muy bueno cocinando Potter, por algo eres auror, envenenarás a tus contrincantes porque no eres el mejor en pociones- dijo Hermione dándole otro trago a su café. Harry puso los ojos en blanco.

-Si bueno, creo que podría superarte en pociones muchas gracias- volvió la mirada a su omelette, clavo el tenedor y lo empujo hacía delante.- esta tan bueno que debería guardarlo para comer-dijo mirando discretamente el bote de basura. Hermione rio y tomó de su café que ya iba a más de la mitad.

La risa de Hermione quedó flotando cuando sus miradas se encontraron y el silencio les acompaño unos segundos. El la miraba con sus ojos verdes y ella le escrutaba con sus ojos avellana. Hermione cortó el contacto visual excusándose en su libreta.

-¿Y? ¿Tienes planes para hoy Harry? ¿Algo importante?-preguntó tranquila observando su letra sin leerla realmente. Harry dio un suspiro y asintió.

-Sí, iremos a hablar con Parkinson-dijo y Hermione no pudo evitar reflejar sorpresa.

-¿Parkinson? ¿Pansy Parkinson?-preguntó incrédula. Harry asintió pesadamente como si le supusiese un martirio el ir a ver a la muchacha- ¿Para qué?

-Es como cualquier otro interrogatorio, estamos investigando a los que fueron cercanos a los mortífagos Hermione, y deberías estar consciente de que Parkinson podría tener algo interesante que decir- la castaña bebió un sorbo de café por toda respuesta a Harry. Sus ojos verdes se fijaron en ella- ¿Y tú? ¿Tú tienes planes?

Hermione se sintió un poco cohibida bajo esa mirada tan impresionante, pero no se inmuto y asintió.

-Saldré un rato con Luna, iremos a comer y de allí ya veremos-explicó Hermione sin muchos detalles de los cuales ella misma carecía. Harry se levantó lentamente y Hermione hizo lo mismo.

-Pues le das mis saludos-dijo el moreno sonriendo ampliamente, luego le miro apenado- lamento tener que cortar nuestra reunión improvisada, pero en cuanto más pronto acabe con lo de Parkinson…

-Entiendo-le calmó Hermione asintiendo tranquila- vale, entonces luego te veré. –dijo con una leve sonrisa.

Harry la acompaño hasta la puerta y se despidieron con un corto abrazo que logró incendiarle las mejillas no solo a Hermione, sino también a Harry.

Hermione salió tranquila y escuchó como Grimound Place desaparecía. Caminó por la calle y entonces reparó en que Luna la encontraría con los demás aurores, y como la rubia no era auror menos sabría que Hermione ya no estaba en la reunión.

La castaña se dio la vuelta bruscamente para regresar pero al hacer observo a Luna al otro lado de la calle que avanzaba dando saltitos. Le observo con los ojos en blanco.

La excéntrica muchacha llevaba puesta una bota café en el pie izquierdo y un tennis rojo en el derecho, llevaba una falda larga de color violeta que se le arremolinaba en los tobillos y usaba una blusa rosa de manga larga; del cuello le colgaban muchos amuletos y cosas raras: un hueso de pollo, una flor magenta, un rábano y un corcho; y en la cabeza, sobre su cabello suelto, había una corona hecha de flores y cuentas de diversos colores. Unos lentes extravagantes de color rojo encendido coronaban el atuendo.

-¡Hermione!- exclamaba Luna que se acercaba a ella alegremente llamando la atención de varias personas que pasaban por la calle.- Hermione ¿Por qué frunces el ceño? Ya te he dicho que no es natural que alguien lo frunza tanto- dijo la muchacha con inocencia que si antes, en Hogwarts, habría disgustado a Hermione, le causo un suave risa- pero esos cambios tan radicales tampoco lo son, tengo el presentimiento de que una Brinssa te ha estado siguiendo Hermione.-dijo Luna con gesto preocupado.

Por la mente de Hermione cruzo una pregunta confusa "Pero ¿Qué es una Brinssa?".

Terminó por alzarse de hombros y tomar a Luna del brazo.

-Ya, ya, seguro- le dio la razón alzando una ceja.- ¿Adónde quieres ir a comer?

Luna negó con la cabeza mirando con disgusto a Hermione.

-Esto no es algo que se tome a la ligera, tanto como el nacimiento de los Peppelios debía ser cuidado y se ignoró, si no hacemos caso de esto las repercusiones serian peligrosas- dijo con calma hablando como si lo hiciese con un niño pequeño- las Hermiones podrían extinguirse.

Hermione alzo las cejas un poquito exasperada.

-Venga ya Luna, no me voy a extinguir- como Hermione vio que la rubia abría la boca para replicar le atajó- Querías comer alitas ¿No?-Luna le miro extrañada y Hermione frunció el ceño. ¿Qué?- preguntó interrogante.

-No dije alitas, dije babitas.-le dijo Luna con tranquilidad.

-¿Babitas?-repitió Hermione observándola como si estuviese loca, pero Luna hizo caso omiso.

-Sí, babitas- jugueteo con el anillo en forma de tulipán de plata que le brillaba en el dedo- Hay un local donde juntan diferentes babas de animales mágicos y prueban sus maravillosos efectos en gelatinas. Dicen que una maga que había pedido gelatina de babitas de unicornio y de acromantula salió sabiendo hablar parsel, lo cual es un efecto raro si lo piensas bien porque el mayor enemigo de las arañas son…

-Las serpientes- completó Hermione medio mareada- ¿Y dónde está ese lugar si se puede saber?-la castaña hizo una pausa y agregó- ¿Es legal?

Luna le sonrió ampliamente como si le estuviesen hablando de la forma más afectuosa jamás vista.

-Por supuesto que lo es, jamás maltratarían a especies exóticas si es que te lo preguntas, de hecho las alimentan a las orillas de su hábitat natural porque los hijos de Jimmy son exploradores entonces tienen la oportunidad de recolectar baba de crías y adultos usualmente de crías en caso de que estas sean criaturas mágicas peligrosas y potencialmente mortíferas como los basiliscos…

-¿Basiliscos?- preguntó Hermione con los ojos como platos. ¿Qué idiota pediría babitas de basilisco?

Luna asintió restándole importancia.

-Sí, sí, ellos aprecian a todas las especies y apoyan a los criaderos de los basiliscos que ya había por el mundo aunque al parecerlos dejan ciegos desde que nacen para que no puedan matar ni petrificar a nadie, sin embargo los consideran una especie de gran valor y belleza asesina que debe ser respetada y…

-Ya Luna, para y dime donde esta ese lugar- soltó Hermione con la cabeza dándole vueltas. Sencillamente no podía seguirle el hilo de pensamientos a Luna ¡Era imposible que cualquier persona lo hiciese! Luna se alzó de hombros.

-Por allá- dijo levantando una mano y señalando al otro lado de la acera. Hermione entrecerró los ojos.

-¿Dónde perdón? ¿En ese viejo edificio?- preguntó con desconfianza y desde ya prohibiéndose la entrada allí pero para su sorpresa Luna negó con la cabeza. Hermione relajó un poco los hombros.

-No, no, no has visto bien…- comenzó a decir la pobre Luna que para su disgusto volvió a ser interrumpida.

-¿Entonces dónde?- Preguntó Hermione cruzándose de brazos. Luna volvió a señalar.

-Allí, en…

-Ya me habías señalado eso Luna- dijo Hermione con irritación. Luna la observo medio con tristeza y se removió cohibida.

-Es que no estás viendo bien, es…-comenzó a decir.

-¿Dónde?

-¡En la alcantarilla!-exclamó urgida porque le dejasen acabar y Hermione pegó un brinco.

Los ojos de la castaña se dirigieron de golpe al piso frente al viejo edificio y vieron en efecto una alcantarilla cubierta. Luna quería que se metiese a una alcantarilla.

Luna estaba loca.

-No-dijo Hermione rotundamente haciendo a Luna ponerse desilusionada. La rubia, que no era tonta, se pensó un momento que decir antes de abrir la boca para convencer a Hermione.

-Hay muchas cosas muy interesantes que podrían llamar tu atención y servir para investigaciones futuras, podrías descubrir propiedades especiales de sustancias que secretan especies mágicas y conseguir algo importante con ello, siempre creí que estabas del lado de la investigación y los aportes a la humanidad mediante información probada y esperaba hoy me mostrases lo que un poco de investigación a fondo puede lograr ya teniendo pruebas y demás- dijo Luna mirando directamente a la alcantarilla y mostrando una calma decidida.

"Es malvada" pensó Hermione viéndole con los ojos entrecerrados y dando un suspiro resignado. La verdad es que Luna tenía el don de la palabra, y ahora no solo era la curiosidad siguiéndole sino también su orgullo.

-Vamos-dijo simplemente Hermione con un tono algo enfadado que solo consiguió hacer sonreír a Luna.

-¡Ese es el espíritu! –le animó mientras la cogía por el brazo y cruzaban la calle directo a la alcantarilla. Ya estando en ese lado de la acera Luna se puso en cuclillas con la cara frente a frente hacia el alcantarillado. Hermione se removía incomoda por las miradas que les lanzaba la gente.

-Luna ¿Qué haces?-le apremió una avergonzada Hermione- ¡Apresúrate!- urgió.

Luna siguió tomando su tiempo y finalmente se oyó que susurraba algo.

-Ojo de vidrio- murmuró Luna y entonces una luz azul se elevó por las orillas de la tapa de la alcantarilla- entremos –le dijo la rubia sonriendo mientras quitaba a pataditas la tapa.

Hermione se asomó y la oscuridad sin fondo le abrumó.

-Luna, no creo que…-comenzó a decir retractándose de haber accedido.

-Los nuevos primero-dijo Luna y sin previo aviso la empujó, y con las personas mirándole boquiabiertas saltó dentro agarrando la tapa en alto para cerrar la alcantarilla cuando saltase.

Un muggle que pasaba por allí corrió a asomarse pero lo único que encontró al abrirla fue una alcantarilla cualquiera con aguas negras paseándose al fondo.

Pero mientras Hermione caía mediante el pasadizo mágico sus gritos llenaban el túnel. Unos eran gritos sin sentido y otros eran maldiciones contra Luna. Luna no paraba de reír.

-¡Relaja los músculos!-le chilló mientras le pasaba. Hermione intento en vano tomar a la rubia por el cuello cuando entonces reparo en lo que Luna le había gritado.

-¿Pero qué…?

¡PATAPLUM!

Hermione se estrelló de cara contra un colchón azul mientras que Luna ya se estaba sacudiendo la ropa con cuidado. Luna observo como Hermione se incorporaba temblorosa y una vez la castaña ya estaba de rodillas y fulminándole con los ojos Luna sonrió.

-Bienvenida a las Babas de Jimmy- anunció Luna, y entonces Hermione desvió el odio acalorado que sentía para mirar a su alrededor y quedar sorprendida de mil maneras.

Imagina un lugar donde del techo salen varios tubos que a cada minuto están lanzando una nube de humo, siempre de colores y que estos expiden un sospechoso aroma a rosas, los asientos parecían mullidas nubes que no cedían bajo el peso de los magos y brujas que en ellos se acomodaban y el piso estaba pintado todo en un tapiz de tonos del atardecer. Y que ni se diga de las paredes. Eran un extraño mecanismo de tuberías transparente por donde veías llegar a gran velocidad compartimientos con rellenos de diferentes y extraños colores. Sin embargo, no era el lugar en si lo que eclipsaba.

Eran las personas.

Hombres y mujeres iban y venían vestidos con un estrafalario estilo parecido al de Luna. Por supuesto, la rubia aun allí resaltaba sobre todos, pero era… tenían una presencia sencillamente impresionante.

-¡Jimmy!-chilló Luna sacando a Hermione de su ensoñación. La castaña vio como varios metros más allá Luna envolvía en un abrazo a un hombre que máximo sería dos años mayor que la rubia. Era alto y de un cabello dorado sorprendentemente similar al sol, se veía fuerte y tenía unas manos callosas.

-La chica Lunática, tiempo va que no venías-dijo el hombre separándose de la rubia y Hermione pudo examinarle mejor. Tenía facciones serenas y masculinas, unos labios delgados y el rostro simétrico. Sus ojos eran negros pero, de algún modo, idénticos a los de Luna. No por cómo eran si no por como miraban. Tenía la piel levemente bronceada y llevaba una camisa blanca arremangada hasta los codos y unos jeans de mezclilla que a Hermione le asombró comprobar, tenían el efecto de ser olas moviéndose.

-Vamos, no tardaría en volver, me encanta el lugar- dijo Luna sonriente. Luego señalo a Hermione.- te traje a una invitada.

Jimmy arqueo las cejas.

-¿Ella? ¿En serio?- dijo haciendo que Hermione se ofendiese pero ignorándole volteo a ver a Luna que parecía decidida. Jimmy suspiro y se acercó a Hermione para levantarle con facilidad que sorprendió a la misma. –vale ya, ¿Qué quieres?

La castaña frunció el ceño por tan seco trato pero levantó el mentón. El tipo la estaba subestimando ¿No? Pues haría que se tragase sus palabras.

-Una de babitas de fénix… y basilisco-dijo. Y en cuanto lo soltó se arrepintió enseguida. Todos en el local dejaron de hacer lo que hacían para voltearle a ver.

Y a Hermione no le gusto las miradas que le dirigían. Era como si vieran a una mártir.

Para su disgusto las miradas de Jimmy y Luna no distaban mucho de las demás. Jimmy volteo a ver a Luna con una mirada indescifrable.

-¿Estas segura de que…?

-Dáselo- dijo Luna con tranquilidad que asusto a la castaña. Hermione tragó saliva cuando Jimmy jaló dos palancas, una verde y una roja. Y dos tubos de los que había visto volar por las tuberías transparentes llegaron en lo que canta un gallo.

Un gallo…

Jimmy sacó de debajo de la barra principal una gelatina totalmente transparente, también tomó una aguja y esta la clavó en el tubo verde y absorbió el líquido que a Hermione le dio la impresión y era la baba de basilisco. Repitió el proceso con el otro tuvo y en la gelatina antes transparente ahora flotaban dos colores muy diferentes el uno del otro. Jimmy tomó una cuchara y se la encajó a la gelatina. Caminó hacia Hermione como si fuese un funeral y le entregó la gelatina.

La castaña se la quedó viendo con los vellos de punta. Todos la observaban, todos la miraban expectantes. Hermione recogió con la cuchara un poco de la gelatina. Y entonces se comió un bocado.

Todos contuvieron la respiración cuando Hermione siguió comiendo su gelatina bocado tras bocado acabando con amabas babas e ingiriéndolas al completo.

-Por Merlín y Morgana- se escucharon algunos murmullos cuando Hermione acabó con la gelatina. Luna se lo quedó viendo y Hermione sonrió.

-No fue tan difícil…- comenzó a alardear la castaña cuando entonces se puso a vomitar y todos estallaron en risas. Jimmy lanzó un bufido.

-Sabía que ella no estaba lista- murmuro y sin prestar atención a Hermione que prácticamente se deshacía en el piso del lugar miró a Luna- ¿Lo de siempre?

Luna sonrió a su vez.

-Lo de siempre por favor.

Veinte minutos más tarde salieron de las Babas de Jimmy con una alegre Luna y una cabreada Hermione vía red flu.

-Unicornio, tu comiste de unicornio e hipogrifo- aún se quejaba Hermione en reproche cuando dejaba a Luna en la chimenea de su casa.

-¡Vamos! ¡Si te ha encantado!-se burlaba risueña Luna cuando Hermione, enfurruñada, se largaba sin despedirse a su casa. Podían ser aún las cinco de la tarde, pero ya estaba cansadísima y con mucho sueño.

Cuando entró a su casa fue directo a cambiarse de ropa para ponerse una pijama rojo Gryffindor y lanzarse directo a la cama pero, cuando recorría medio camino a su cuarto un débil "POC" seguido por un "FUH" llamó su atención y la hizo girarse varita en mano, pues con la experiencia de un auror sabía y no debía bajar nunca la guardia. Vio una sombra borrosa al otro lado del pasillo y un escalofrío le recorrió.

-¿Quién eres?- soltó la castaña respirando velozmente. Al otro lado de la sala la figura dio un paso al frente mostrándose a la luz y revelando a una mujer. A Hermione se le paro el corazón cuando ese rostro le mostró una sonrisa burlona.

-Soy Hermione Granger, al parecer, igual que tú.-dijo con algo que le pareció un siseo.

A Hermione el mundo le dio vueltas.

N/A

¡Espero les gustase queridas! Me he propuesto actualizar como máximo cada dos semanas y puedo tranquilizarles avisando que ya está todo planeado capitulo a capitulo con todo mi amore.

¿Y qué les ha parecido Harry? Quiero darle un toque poquito más maduro en ciertos aspectos y... En fin, ni para que les digo. La recién aparecida Hermy solo viene a complicar las cosas, este solo fue un capitulo de apacible tranquilidad.

Espero no haberles dejado en tanto suspenso porque ¡Oh! *Inserte pose dramática* ¡Esa claramente no fue mi intensión!

Con cariños, Dai.